Re: Camino del Olvido

dulce_myrifan Miér Jun 17, 2009 10:57 pm

Capítulo 15

Desde el momento en que se levantó, Víctor dio la impresión de un hombre preparándose para una batalla. Solo desayunó media tostada y casi no habló, ni siquiera con Victoria.
La señora Clara llegó a las nueve.

-En el frigorífico hay pasta con queso para el almuerzo -le dijo Myriam-. Ya sabe lo que le gustan a Victoria la pasta. También hay legumbres verdes en conserva y peras. Y si...
-Deje de preocuparse -contestó la señora Clara-. Vamos, dense prisa si no quieren llegar tarde a la cita con el médico.
Myriam se puso la chaqueta.
-No sé cuánto tiempo nos va a llevar. Puede que... hagamos unas compras aprovechando que estamos en la ciudad -improvisó Myriam, ya que la señora Clara no sabía nada sobre la amnesia de Víctor.
La mujer creía que iban a ir al médico por problemas físicos, y Myriam no estaba segura del tiempo que el doctor Grogan pasaría con Víctor.
Víctor se había vestido como si fuera a un funeral: traje gris oscuro, camisa blanca y corbata negra.
Ambos le dieron un beso a su hija, salieron de la casa y, en breve, estaban recorriendo la carretera que salía de Wellington para entrar en la autopista. Myriam conducía.
Un par de pueblos antes de llegar a las afueras de Boston, Myriam salió de la autopista y fue a una estación de ferrocarril. Iban a tomar el tren para evitar el tráfico del centro de la gran ciudad.

-No es necesario que vayamos en tren. Si no te apetece conducir en medio del tráfico, lo haré yo -dijo Víctor.
-Será mejor no arriesgarse. Una cosa es conducir por Wellington con un brazo escayolado y otra muy distinta es hacerlo por el centro de Boston.
Después de dejar el coche en el aparcamiento de la estación, Myriam fue a agarrar su bolso para salir cuando notó que Víctor estaba desacostumbradamente pálido y tenso.
Alargando el brazo, le tocó el hombro.
-¿Listo?
Víctor, con expresión sombría, asintió.
En el andén, mientras esperaban el tren, Myriam vio gotas de sudor en la frente de su marido. Con ánimo de consolarlo, entrelazó el brazo con el de él y se apretó contra su cuerpo. Pero Víctor no reaccionó, y siguió con los ojos fijos en los raíles del ferrocarril.
El tren llegó y Myriam sintió aumentar la tensión en el cuerpo de Víctor.
-No, ese no es el nuestro -dijo ella-. ¿Quieres que nos sentemos mientras esperamos?
Víctor no respondió, no se movió. Una gota de sudor le cayó por la mejilla.
Algo malo pasaba, pensó Myriam alarmada. La desgana de Víctor respecto a ir a ver al médico no explicaba su extraña reacción. Se trataba de otra cosa.
-Víctor, ¿qué te pasa? -preguntó ella con voz insegura.
Víctor sacudió la cabeza.
-No lo sé. Yo... lo único que sé es que preferiría no...
El tren que había parado en la estación se marchó. Víctor lo siguió con la mirada al tiempo que su respiración se hacía más trabajosa.
Al cabo de unos minutos, otro tren paró. Esta vez, era el suyo.

-Vamos, ya verás como salimos de esta -le dijo Myriam con una sonrisa.
Otra gota de sudor corrió por la sien de Víctor.
Las puertas del tren se abrieron, Myriam y su marido se subieron al vagón. Inmediatamente, Víctor ocupó el asiento más próximo a la puerta, sentándose en el borde, muy tenso.
El tren comenzó a moverse. Myriam creyó oír a su marido murmurar algo, pero el chirrido de las ruedas en los raíles le impidieron estar segura.
-No.
Sí, esta vez le oyó. Alarmada, miró a Víctor, que parecía a punto de desmayarse.
-Tenemos que salir de aquí.
-Lo haremos pronto, Víctor. Solo es un viaje de diez minutos a la parada de la consulta del médico.
Víctor cerró los ojos y palideció aún más si era posible.
-Yo... está ocurriendo. Tengo que salir de aquí.
-Diez minutos más, Víctor. Víctor comenzó a temblar.
-Yo... -tragó saliva convulsivamente-. No necesito... ver al médico.
-Lo sé, ya lo dijiste ayer.
-No, no lo sabes -por primera vez aquella mañana, Víctor miró a Myriam directamente a los ojos-. No necesito ver al médico porque he recordado por mí mismo.
Aterrorizada, Myriam balbuceó:
-¿De qué te has acordado?
-De lo único que no recordaba, de la última pieza del rompecabezas, de la única parte de mi vida que permanecía en sombras. Y ahora, Myriam, salgamos de este maldito tren.

En ese momento, el tren se detuvo en la siguiente estación y, antes de que Myriam se diera cuenta, Víctor se había bajado y la había sacado a ella también. -¡Víctor, esta no es nuestra parada!
-Me da igual.
En el andén, Víctor se agachó y apoyó las manos en las rodillas mientras respiraba profundamente.
-Lo siento -dijo él por fin.
-Olvídalo -Myriam aún temblaba-. Vamos a dar un paseo mientras me cuentas qué te pasa.
-Prefiero no hacerlo.
-Víctor, por favor. Sea lo que sea, tienes que sacarlo de dentro.
Víctor sacudió la cabeza.
-No puedo.
-¡Por el amor de Dios! Dime, ¿por qué no?
-Porque... vas a verme... tal y como soy.
-Oh, Víctor -a Myriam le tembló el labio inferior-. Quiero verte tal y como eres, entero. Te aseguro que, sea lo que sea, intentaré comprenderlo.
Víctor la miró fijamente.
-Lo dudo -pero Víctor comenzó a caminar al lado de su esposa.

Salieron del andén y se encaminaron hacia una zona con césped cerca de la autopista.
-He empezado a recordarlo según nos acercábamos en el tren a esta estación -dijo Víctor-. No, antes de eso. Creo que empezó hace unos días en mis sueños.
-¿Te refieres a eso que me contaste sobre soñar con que algo horrible iba a ocurrir?
-Sí.
Myriam sintió un profundo pesar por su esposo.
-Es el accidente de avión, ¿verdad? Has revivido el accidente de avión, ¿no es eso?
-No -respondió Víctor, sorprendiéndola-. No el accidente de avión, sino el accidente de tren.
Myriam se detuvo en seco. ¿El accidente de tren? De repente, recordó que, cuando Víctor salió del hospital, había equivocado el accidente de avión por uno de ferrocarril. En el momento, Myriam creyó que se trataba de una equivocación.
-¿El accidente de tren? ¿Qué accidente de tren? ¿Cuándo? -preguntó ella.
Se pusieron a caminar de nuevo.
-Yo tenía ocho años y era el tren entre San Francisco y Portland. Mis padres se habían divorciado hacía dos años; mi padre se trasladó a la zona de la bahía de San Francisco, de donde era, y mi madre se quedó en Portland, en un pueblo al oeste de la ciudad. Vivíamos en una casa pequeña que no tenía nada de especial, pero a espaldas de la casa había un bosque maravilloso. Cuando el ambiente en casa no era... muy agradable, yo me iba a dar paseos al bosque. Creo que iba con la esperanza de perderme, pero no lo logré.
Víctor se aflojó la cortaba, se la sacó por la cabeza y la metió en un bolsillo de la chaqueta.
-En fin, la cuestión es que, la mayor parte del tiempo, vivía con mi madre y su nuevo esposo. Ella se volvió a casar al poco de divorciarse, pero yo pasaba las vacaciones de verano con mi padre.
Víctor se desabrochó los dos botones superiores de la camisa y se pasó una mano por la nuca.
-E ibas en tren de un sitio a otro, ¿no? -aventuró Myriam.
-Sí.
Llegaron a la zona verde y se sentaron en un bordillo.
-¿Te acompañaban tus padres en el viaje?

Cuando Víctor negó con la cabeza, Myriam sintió una profunda indignación. ¿Cómo era posible que hubieran dejado a un niño tan pequeño recorrer mil seis cientos kilómetros solo en un tren?
-¿Ibas tú solo en el tren?
Víctor apoyó la cabeza en las manos.
-No, no iba solo.
Myriam lanzó un suspiro de alivio... hasta que Víctor añadió:
-Iba con mi hermana pequeña.
A Myriam le dio un vuelco el corazón.
-Nunca me dijiste que tuvieras una hermana. ¿Dónde vive?
-Tenía una hermana -respondió Víctor con el rostro contraído repentinamente.
A Myriam se le erizó la piel. Súbitamente, sospechó que no iba a gustarle nada lo que se avecinaba.
-Se llamaba Becky -dijo Víctor tras recuperar la compostura-. Era cuatro años menor que yo, lista como ella sola y muy guapa. No se parecía a mí, era rubia como mi madre. Becky era la clase de niña que hacía que la gente se parase para decirle algo.
Myriam notó el cambio en la voz de Víctor, se había tornado distante, con ecos del pasado.
-Becky y yo nos queríamos mucho, a pesar de llevarnos cuatro años. Supongo que fue por el divorcio y todo eso.
Víctor guardó silencio tras esas palabras, dejando a Myriam reflexionar sobre ello: dos niños unidos cuando mientras el mundo que los rodeaba se venía abajo.
De repente, Myriam sintió que sabía lo que ocurrió.
-¿Tus padres te pusieron en un tren al cuidado de una niña pequeña cuando tú tenías solo ocho años?
-No era nada especial, yo estaba acostumbrado a cuidar de Becky. Por ejemplo, cuando volvía del colegio, mi madre me dejaba a cargo de Becky para así ella poder limpiar la casa y preparar la cena antes de que su marido regresara.
Myriam sintió un gran dolor por aquel niño que Víctor había sido.
-Durante las vacaciones de febrero de ese año, cuando yo tenía ocho, mi madre se empeñó en que fuera a pasar esos días con mi padre. Yo no quería ir porque teníamos una liga de baloncesto en el colegio, y quería jugar y estar con mis amigos. Pero mi madre necesitaba tiempo para estar sola y... en fin, nos mandó a Becky y a mí con mi padre.
Víctor se echó hacia delante, plantó los codos en las rodillas y se puso las manos en la cabeza.
-Sé que es duro, Víctor -dijo ella acariciándole la espalda-. Pero continúa, por favor.
Víctor asintió.
-Estaba nevando. Hubo una tormenta de nieve espantosa. El viaje fue más lento que de costumbre y Becky estaba muy revoltosa. Y yo estaba muy enfadado por no haber podido quedarme para jugar la liga y estar con mis amigos.
Víctor se puso en pie y, de repente, empezó a pasearse adelante y atrás.
Myriam levantó la cabeza, temiendo que su marido fuera a dejar de hablar.
Él pareció leerle el pensamiento.
-No, ahora que he empezado, será mejor que termine.
Víctor volvió a sentarse, su expresión mostraba resolución.

dulce_myrifan Miér Jun 17, 2009 10:58 pm

Quedan como 2 para el final asi que yo creo sera posteado el viernes jeje, saludoss!!!

Porfin queda resuelto quien es Becky Rolling Eyes

Geno Miér Jun 17, 2009 11:09 pm

Dulce como la dejas ahiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii, hay era su hermana y se murio en el accidente, ya se descubrio, siguele plissssssssssssss x que hasta el viernes ehhh

saludos

Geno

alma.fra Miér Jun 17, 2009 11:18 pm

Hayyy no, pobre Vic era muy chikito, no tardes tanto con el proximo capitulo por faaaaaaaa.

myrielpasofan Miér Jun 17, 2009 11:18 pm

andaleeee...era la hermana...algo asi me imagine..jajajaja...y k mal k ya se valla acabar si esta bueni bueniii jajajajaja grax

jai33sire Miér Jun 17, 2009 11:27 pm

Gracias ahora por fin sabemos quien es BECKY...pero siguele mujer que la dejaste en lo mejor

Eva_vbb Miér Jun 17, 2009 11:31 pm

HORALEEEEEEEEE YA RESULTO DE DONDE ERA BECKY
SU HERMANITA POBRECITO DEL NIÑO TAN CHIQUITO Y
A CARGO DE SU HERMANA Y TAN UNIDOS QUE ERAN PARA
PERDERLA EN UN ACCIDENTE.
Camino del Olvido - Página 7 388331

P,D: DULCE TE ESPERAMOS PASADO MAÑANA CON EL FINALLLLLLLLLLLLLL

nayelive Miér Jun 17, 2009 11:49 pm

uyyy que sufrimiento el de vic ,quedo aclarada la duda de quien era BECKY gracias por el capi

Marianita Jue Jun 18, 2009 3:03 pm

Ayy pobre, qué triste!!! Esperaremos el final Dulce, gracias por el capi!!!!!!

gracia Jue Jun 18, 2009 7:16 pm

[i]POR FAVOR NO LO PONGAS TAN NOCHE NO PUEDO ESTAR EN LA COMPU TAN TARDE Y LA VOY A PODER LEER HASTA EL SABADO SE ME VA HACER ETERNO ESTE CAPITULO ESTUVO MUY BUENO Y QUE BUENO SABER QUIEN ERA BECKY QUE ESTES MUY BIEN Y SI VA A TERMINAR Camino del Olvido - Página 7 4037

PRONTO OJALA PUEDES PONER OTRA IGUAL DE BUENA O MEJOR SI SE PUEDE Camino del Olvido - Página 7 278288

MUY PRONTO FELICIDADES Y MUCHAS GRACIAS Camino del Olvido - Página 7 95247

Eva_vbb Jue Jun 18, 2009 10:21 pm

DULCINEAAAAAAAAA TE ESPERAMOS MAÑANA CON EL
DESENLACE DE ESTA HISTORIA YA QUIERO QUE SEA MAÑANA
Y **GRACIA** SI LO PUEDES PONER TEMPRA SE TE AGRADECERIA ASI
NO ME DESVELO.
Camino del Olvido - Página 7 388331

Chicana_415 Jue Jun 18, 2009 10:52 pm

uyy que bueno que es una herman y no una amanteee!!!

sigeue pronto por favorr! REGALANOS UN 2X1 POR FISS!!!!!

dulce_myrifan Jue Jun 18, 2009 11:39 pm

Capítulo 16

Víctor volvió a sentarse, su expresión mostraba resolución.
-Becky no hacía más que levantarse del asiento y pasearse por el vagón del tren, hablando con unos y con otros, pasándose al otro vagón. Yo no hacía más que decirle que se estuviera quieta, pero como no me hacía caso, al final la dejé. Sabía que no podía ir muy lejos, como mucho al siguiente vagón, porque la puerta que comunicaba con el otro estaba cerrada con llave. Al final, le dije: «Muy bien, haz lo que quieras y déjame en paz, así podré leer el comic».
Se hizo una tensa pausa, la tez de Víctor se tomó gris.
-Entonces... ¿qué? -le instó Myriam.
-No sé por qué fue exactamente: error humano, la nieve, un fallo en una señal... Lo único que recuerdo fue el impacto. La gente empezó a gritar y, de repente, me di cuenta de que no me podía mover, tenía a algunas personas encima de mí. Ruido de metal... No lo olvidaré nunca.
Víctor cerró los ojos. Temblaba. Myriam sentía casi tanto dolor como él.
Después de unos momentos, Víctor abrió los ojos de nuevo.
-No sabía dónde estaba Becky. Cuando logré levantarme, empecé a buscarla, pero la gente estaba arremolinada en los pasillos, empujando. Yo grité su nombre una y otra vez...
Myriam sintió una lágrima cayéndole por la mejilla.
-No sirvió de nada. Cuando ocurrió el accidente, Becky estaba en el vagón continuo, el que más sufrió el impacto.

Víctor se cubrió los ojos con una mano. Myriam no sabía qué hacer. Pero cuando Víctor levantó la cabeza, preguntó en voz más normal:
-¿Podemos saltarnos el resto?
Myriam le acarició la espalda y le sintió temblar.
-Claro, Víctor. Claro -respondió ella antes de apoyar el rostro en el hombro de su marido.
-Fue un golpe tremendo para mi madre -añadió Víctor un momento después-. Podía tener sus defectos, pero quería mucho a Becky, era su preferida. Se vino abajo en el funeral.
Myriam jadeó.
-Oh... ¿Es cuándo...?
-No. Mi madre... no ha muerto, Myriam. Mi madre vive en Oregón.
Myriam se quedó perpleja.
-Le he dicho a la gente que mi madre está muerta porque, para mí, lo está -la expresión de Víctor se endureció-. Mi madre me culpó de la muerte de Becky y jamás me lo ha perdonado. Me envió a vivir con mi padre y jamás la he vuelto a ver.
Myriam se quedó sin habla. No podía imaginar que una madre pudiera hacerle eso a un hijo; sobre todo, teniendo en cuenta lo mucho que Víctor había querido a su hermana y lo responsable que se había sentido por ella.
-Víctor, tú no tuviste la culpa. Tú no pudiste evitar el accidente.
-Eso es lo que me digo a mí mismo cuando el sentimiento de culpa me resulta insoportable, pero no sé... ¿Por qué no tuve un poco más de paciencia con Becky? Podía haberle leído algo o haber jugado con ella, podía haber hecho algo que la hubiera obligado a estarse quieta en nuestro vagón.
-Víctor, escúchame -Myriam lo agarró por los hombros-. Víctor, no fue culpa tuya. Los niños son inquietos, se mueven, sufren accidentes... les pasa a todos.
Víctor suspiró, volvió el rostro y clavó los ojos en la lejanía.
-Dime una cosa, Víctor. ¿El accidente de tren es algo que has estado reprimiendo durante todos estos años, algo que acabas de recordar?
-No, Myriam, esta es la primera vez que he sufrido amnesia... si es a eso a lo que te refieres. El accidente de tren es algo que nunca se me había olvidado.
A Myriam le destrozó el corazón oír esas palabras.
-Qué peso tan grande. Deberías habérmelo contado.
-No podía.
-¿Por qué no? ¿Creías que yo también te iba a culpar, que te iba a despreciar?
-Sí.
-Estás loco.

Myriam lo rodeó con sus brazos y lo acunó con todo el cariño que poseía.
Víctor apoyó la barbilla en la cabeza de ella y le acarició el cabello.
-Cuando nos casamos, creí que, por fin, había dejado el pasado atrás. Todo estaba saliendo como había soñado. Tenía la clase de vida que quería, prosperaba en mi trabajo y era feliz -Víctor apartó el rostro de ella y la miró a los ojos-. Muy feliz.
Myriam sintió un repentino temor.
-Pero, entonces, yo me quedé embarazada.
Víctor asintió.
-Y yo no podía soportarlo, no quería volver a vivir lo mismo. No soportaba la idea de ser responsable de la vida de un niño pequeño. Estaba seguro de que volvería a fallar, que sería un mal padre y que, de alguna manera, le causaría daño.
-Ese miedo era totalmente irracional, Víctor.
-No, no lo era -respondió él impaciente.
Myriam, atónita, se lo quedó mirando. Se dio cuenta de que Víctor aún creía a su madre, que lo había responsabilizado de la muerte de Becky.
-Creía que lo mejor que podía hacer, por el bien de nuestra hija, era mantenerme a distancia.
Myriam suspiró.
-Ojala me lo hubieras dicho.
-¿Y qué habría conseguido con ello?
-Yo te habría comprendido.
-¿Qué es lo que habrías comprendido, que soy un irresponsable?
Myriam lo miró fijamente a los ojos.
-Habría comprendido por qué le tienes tanto miedo al amor. Las dos personas a las que más querías en el mundo te hicieron daño: Becky, por fallecer; tu madre, por rechazarte.
-Myriam, no estoy de humor para psicología de aficionados.
Myriam se esforzó en no sentirse insultada.
-¿Y lo estás para la psicología profesional?
Víctor sacudió la cabeza, estaba agotado.
-Lo único que quiero es ir a casa. En taxi, si no te importa.

Con desgana, Myriam empezó a caminar con él de vuelta a la estación para tomar un taxi.
Víctor estaba muy callado, demasiado. Ella se detuvo y él la imitó.
-¿Qué pasa?
Myriam estaba muy tensa cuando dijo:
-Y cuando lleguemos a casa... ¿vas a estar mejor?
Víctor no respondió verbalmente, pero Myriam notó la expresión evasiva de sus ojos. La sangre se le heló en las venas.
-No, Víctor. Ni se te ocurra apartarme de ti otra vez. Ya no.
Víctor se pasó una mano por el cabello.
-Lo que me ocurrió de niño, Myriam, no excusa la forma en la que me he portado contigo y con Victoria.
-Claro que sí.
Víctor sacudió la cabeza.
-Víctor, si yo puedo perdonarte, tú también puedes hacerlo.
Pero, mientras lo miraba, Myriam veía que no lo había convencido.
-Además -añadió ella rápidamente-, yo también soy responsable. Podía haberme mostrado más comprensiva; sin embargo, te di la espalda y empecé a tratarte como a un extraño.
-Tenías motivos para ello.
-No, no era eso. Lo que ocurrió es que empecé a comparar nuestro matrimonio con el de mis padres, y a ti con mi padre. Debería haber tenido más sentido común y haberme dado cuenta de que todos los matrimonios son diferentes -Myriam le lanzó una suplicante mirada-. Te perdonaré si tú me perdonas a mí. Eso es amor. Eso... y estar dispuesto a cambiar.
-Esa es la cuestión, Myriam, no estoy seguro de poder cambiar -dijo Víctor, empezando a caminar otra vez-. Sigo siendo la misma persona, Myriam. Que te haya contado lo de mi madre y Becky no significa que vaya a ser diferente.
-Sí, Víctor, eres diferente. Eres un hombre sensible, fuerte y consciente.
-Sí, tan consciente como para perder la memoria durante dos semanas por un accidente de poca monta. ¿Es esa la clase de padre que quieres para Victoria?
-Exactamente. Y hablando de eso, ¿sabes lo que hiciste en el avión?
-Sí, lo sé: reviví la muerte de Becky, no pude soportarlo y enterré la cabeza en la arena.
-No solo eso. Ayudaste a otros pasajeros a salir primero del avión. Ayudaste a los técnicos sanitarios a sacar a las personas que menos movilidad tenían. Y lo hiciste con un brazo roto. Esa es la clase de hombre que eres, Víctor.
-¿Dónde has oído eso? -preguntó Víctor con incredulidad.
-Me lo dijo el doctor Grogan, y a él se lo había dicho alguien de la compañía aérea. Creo que te van a dar una condecoración.
Víctor ladeó la cabeza.
-¡Increíble!
-Y si eso no es suficiente, piensa en cómo te has comportado con Victoria estos días -Myriam le agarró un brazo y se lo apretó-. Ese también eres tú, Víctor, una persona llena de cariño y ternura.
Víctor la miró; por fin, la estaba escuchando, pensó Myriam.
-La cuestión es si vas a permitir que el pasado siga pesando más que nada. ¿Vas a permitir que controle tu vida?

Víctor arqueó sus oscuras cejas, y Myriam se dio cuenta de que había encontrado su arma: la palabra «control».
Inmediatamente, reanudó la defensa de su causa:
-¿Vas a dejar que el pasado destruya nuestro matrimonio y que le deje a Victoria sin su padre? Víctor, la felicidad de Victoria y también la mía dependen de ti -dijo Myriam, como si estuviera luchando por su vida.
-Myriam, por favor, no llores.
-En ese caso, no me hagas llorar. Te amo, Víctor -dijo ella sollozando de repente.
A Víctor también se le llenaron los ojos de lágrimas.
Abrazando a su esposa, la estrechó contra sí.
-Oh, Dios mío, cómo te quiero. Siempre te he querido. Eres mi vida, Myriam. Te quiero tanto, que casi me duele físicamente.
-En ese caso... -Myriam río a través de las lágrimas.
-No va a ser fácil -le dijo Víctor mirándola a los ojos-. Ni siquiera sé si lo conseguiré, pero te aseguro que lo intentaré.
-Lo vamos a conseguir los dos -Myriam volvió a abrazarle, riendo.
-¿Cómo puedes estar tan segura?
-Porque ya lo estamos consiguiendo.
Los ojos de Víctor brillaron.
-¿Cómo es posible que seas tan lista?
Myriam no tuvo ocasión de responder porque Víctor se apoderó de sus labios en ese momento.

Ahora si mañana el final Rolling Eyes

Geno Vie Jun 19, 2009 12:04 am

GRACIAS NIÑA DULCE, X EL CAPITULO, HAY X FIN PARECE QUE LAS COSAS YA SE COMPUSIERON, LASTIMA QUE SE ACABA.

AKI ESPERO EL FINAL EHHH

SALUDOS

Geno

Marianita Vie Jun 19, 2009 12:31 am

Ayyy ya se nos acaba!!!! Gracias por el capi Dulce, mañana esperaremos el final de tan linda historia!!!!!!

consu_123 Vie Jun 19, 2009 10:03 am

esperoo el fiinal Dul Very Happy

graciiiassssssss Very Happy

dulce_myrifan Vie Jun 19, 2009 1:07 pm

Niñas les pongo el final ahorita porque mas tarde no podre y se que si no lo posteo me cuelgan jajajaja asi que lo prometido es deuda y tempranito el final... mil gracias x todos los mensajitos y que bueno que les haya gustado, espero pronto regresar con otra novelita igual o mejor de buena jajaja... mil gracias Smile

.. Ah y con este msj ya soy Oro Laughing

FINAL

Treinta y cinco invitados habían llegado ya al mediodía del despejado día de septiembre, la mayoría de ellos con un exquisito plato a añadir a la mesa que Myriam había preparado en el invernadero. A pesar de toda la comida que había, Víctor estaba encendiendo la barbacoa.

-¿Sabe alguno de sus amigos que es su aniversario? -le preguntó a Myriam su madre, en la cocina, donde Myriam estaba aliñando una ensalada de papa.
-Algunos lo saben, pero les hemos pedido que no digan nada. La mayoría cree que es solo una comida al aire libre de finales de verano. Y, realmente, lo es. El hecho de que Víctor y yo nos casáramos este día hace cinco años es una casualidad.
La puerta de la cocina se abrió y entró el padre de Myriam con un delantal.
-Víctor quiere saber si hay más líquido para encender el fuego.
-Sí, papá, en el garaje. En la pared del fondo en la estantería de arriba.
Antonio se acercó a su hija para darle un beso en la mejilla. Ella sonrió satisfecha. Sus padres habían llegado desde el Este hacía dos días; en primer lugar, para verlos, pero, sobre todo, para quedarse con Victoria, ya que Víctor y Myriam se iban a un crucero de una semana por el Caribe, una especie de segunda luna de miel.

Myriam llevó una cafetera al invernadero y su madre la siguió con la ensalada.
-¿Puedo ayudarte en algo más? -le preguntó su madre.
Myriam sacudió la cabeza.
-No, mamá, gracias, ya no hay nada más que hacer. ¿Por qué no te sientas un rato y descansas?
-Una idea estupenda -contestó Refugio, y salió al jardín.
Al ver a su abuela, Victoria la agarró de la mano y la llevó hacia el columpio, donde había varios niños jugando.
Myriam siguió a su madre y a su hija con la mirada. En el jardín, sus amigos y los de Víctor parecían estar disfrutando. Entre esos amigos, vio a Eric.

Después del malentendido relativo a su relación, una semana más tarde del desafortunado incidente, Eric había ido a ver a Myriam para pedir disculpas; sin embargo, para entonces, Víctor ya no necesitaba ninguna explicación, ya que sabía que no había ocurrido nada impropio entre Myriam y Eric. Desde ese momento, Eric y Víctor, aunque no eran amigos íntimos, sí se respetaban y mantenían una relación cordial.
Justo en ese momento, Grogan llegó a la casa vestido con pantalones caqui, camiseta y una raqueta de tenis bajo el brazo. Había sido «el doctor Grogan» hasta el invierno anterior, cuando declaró completamente sano a Víctor. Desde entonces, se convirtió en «Stan», un amigo de la familia que los visitaba con frecuencia.
Stan Grogan, además de ayudar a Víctor a superar el sentimiento de culpa por la muerte de su hermana, le había sugerido ir a Oregón a hacer las paces con su madre. Víctor siguió su consejo, cosa que le ayudó mucho a acabar con los demonios del pasado.
Stan también había ayudado a Víctor a adoptar un estilo de vida más equilibrado, por lo que Myriam siempre le estaría agradecida. Aunque Víctor seguía ascendiendo en ABX, había reducido las horas de trabajo y los viajes de negocios, y ahora pasaba mucho más tiempo con la familia.
Myriam vio a Víctor saludar a Stan, antes de presentarle a su padre. En cuestión de segundos, Víctor puso a los dos hombres a cargo de la barbacoa y él se dirigió hacia la casa.

Víctor iba vestido con pantalones vaqueros y camiseta azul. Sonrió al ver a Myriam en el invernadero, observándolo.
-Hola, Myriam, ¿podrías echarme una mano? -preguntó Víctor al entrar en la casa.
-Sí. ¿En qué quieres que te ayude?
Víctor lo agarró el brazo, la llevó al vestíbulo y la hizo subir las escaleras hasta su habitación, donde el equipaje estaba hecho y listo para bajarlo al coche al día siguiente.
-En realidad, no necesito que me ayudes en nada -confesó Víctor al tiempo que cerraba la puerta. De repente, su expresión se tornó seria-. Quiero pedirte algo.
-¿Qué? -preguntó Myriam algo preocupada.
Aún agarrándole el brazo, Víctor la condujo hasta la cama y, con un gesto, le indicó que se sentara. Myriam notó que la respiración de Víctor era más sonora que de costumbre.
-Iba a darte una sorpresa, Myriam -dijo él, sentándose al lado de ella-. Sin embargo, cuánto más lo pensaba, más arriesgado me parecía. Mi sorpresa podía ponernos en una situación algo embarazosa... a ti, a mí y a todo el mundo.
-Víctor, ¿qué es?
Víctor respiró profundamente.
-Sabes que Bill y Muriel han venido, ¿verdad?
-Claro. Yo misma los he invitado.
-Bueno, en realidad, Bill ha venido aquí por dos motivos. En primer lugar, por supuesto, como invitado, pero también como maestro de ceremonias -Myriam parpadeó, perpleja-. Verás... me gustaría que celebrara hoy una ceremonia.
-¿Una ceremonia? -Myriam arrugó el ceño.
-Sí. La renovación de nuestros votos de casados.
Myriam contuvo la respiración.
-Iba a pedírtelo delante de todo el mundo, pero me ha dado miedo. Se me ocurrió que quizá no quisieras renovarlos.

Myriam se quedó mirando fijamente a su marido con los ojos muy abiertos, tratando de asimilar sus palabras.
-Por eso es por lo que he decidido preguntártelo antes -Víctor le tomó ambas manos en las suyas y se las estrechó. Se le veía asustado-. Myriam, si tuvieras la oportunidad de volver a hacerlo, ¿te casarías otra vez conmigo?
Myriam estaba atónita. ¿Su marido, antes tan reservado y poco dado a mostrar afecto, ahora quería pasar por otra ceremonia?
-Si prefieres no hacerlo, te aseguro que lo comprenderé -dijo Víctor, que había palidecido visiblemente-. Sé que debería haberlo consultado contigo, antes. No sé por qué se me ocurrió la estúpida idea de que te gustaría la sorpresa.
-Oh, Víctor, claro que me gusta -contestó Myriam por fin, después de recuperar la voz.
-¿En serio?
-Totalmente en serio. Me encanta. Y que me hagas una segunda proposición... es incluso más romántico que la primera vez. Naturalmente que me volvería a casar contigo -Myriam rió-. ¿En serio temías que no quisiera?
Víctor enrojeció.
-Bueno... no estaba seguro. Estos últimos cinco años no han sido precisamente un lecho de rosas.
Myriam sonrió y rodeó el cuello de su marido con los brazos.
-Víctor, te quiero tanto que...
Antes de poder emitir una palabra más, Víctor la besó, murmurándole su amor. Cuando él interrumpió el beso, a ella se le había olvidado lo que iba a decir.
-En ese caso, vamos -sonriendo, Víctor se puso en pie-. Venga, tenemos que darles una sorpresa a nuestros amigos.
Víctor le dio la mano y Myriam comenzó a levantarse.
-Espera -Myriam tiró de él y le obligó a sentarse de nuevo-. Yo también tengo que decirte algo antes de la ceremonia.
-¿Qué es, Myriam?
-¿Qué te parecería si... si fuéramos a tener otro hijo?
Myriam contuvo la respiración mientras esperaba la respuesta. Pero esta no se hizo esperar, la expresión de Víctor se iluminó.
-¡Oh, Dios mío, Myriam! -Víctor rió de felicidad-. ¿En serio estás embarazada?
Cuando ella asintió, Víctor la rodeó con sus brazos, riendo.
-¿Cuándo lo has sabido? ¿Cuándo va a ser el parto? -preguntó Víctor entusiasmado.

Inesperadamente, los ojos de Myriam se llenaron de lágrimas. La respuesta de Víctor había sido mejor de lo que ella se había atrevido a soñar.
-Me hice el test del embarazo hace dos días, y lo repetí ayer. En ambas ocasiones, ha resultado positivo. Supongo que va a nacer en primavera, como Victoria. Quizá en mayo.
-¿Y cómo te encuentras? -Víctor le acarició los brazos.
-Bien. Un poco cansada, pero bien.
-¿Estás segura? Si quieres, podríamos cancelar el viaje...
-¡No! En serio, estoy bien. Víctor pareció convencido.
-Estupendo -murmuró él, asintiendo. Después, miró hacia la puerta-. ¿Quieres ser tú quien dé la buena nueva?
Por el brillo de los ojos de Víctor, se dio cuenta de que él estaba deseando contárselo a todo el mundo. Pero ella aún no quería dar la noticia.
-Esperemos un mes más, ¿de acuerdo? Aún es pronto.
Víctor asintió.
-Como tú digas.
Riendo suavemente, Myriam le agarró la mano.
-Vamos, papá. Será mejor que bajemos; de lo contrario, van a pensar que los hemos abandonado.

En el jardín, Víctor pidió la atención de todos. Una vez que sus invitados lo hubieron rodeado, dijo:
-Myriam y yo tenemos que confesar que no los hemos invitado solo para que trajeran esta maravillosa comida. Resulta que hoy también es nuestro aniversario de boda, el quinto.
Sonidos de sorpresa de los invitados.
-¿Por qué no nos lo habian dicho? -preguntaron algunos.
Encogiéndose de hombros, Myriam respondió:
-No queríamos que fuera algo extraordinario, solo queríamos estar con nuestros amigos en casa y celebrarlo con ellos.
Victoria se acercó a su padre y él, después de tomarla en sus brazos, continuó:
-Sin embargo, queríamos deciros otra cosa. Myriam y yo hemos decidido renovar nuestros votos de casados hoy, y nos gustaría celebrarlo con ustedes.
La noticia provocó una sonora respuesta, todos estaban encantados.
-Me parece que el reverendo Hunter ya está abriendo el libro; así que, si hacéis el favor de seguirnos...

Víctor, aún con Victoria en los brazos, condujo a Myriam hacia una pérgola cubierta de rosas trepadoras.
Refugio, con labios temblorosos, se acercó a Myriam y le susurró:
-¡Qué hombre! Cuando lo elegiste, sabíais lo que te hacías.
Después, volviéndose a Víctor, le ofreció tomar a la niña en sus brazos. Pero Víctor contestó que no era ningún problema.
-Victoria es una parte tan integral de esta ceremonia como Myriam y como yo.
A Myriam se le hizo un nudo en la garganta.
-Estamos aquí reunidos para... -comenzó a decir el reverendo Hunter.

Cuando la sencilla ceremonia llegó a su fin, Víctor besó a su esposa con cariño, pero el beso fue demasiado breve, ya que tenía a Victoria en los brazos. Estaba a punto de dejarla en el suelo cuando el padre de Myriam gritó:
-Espera, no se muevan. Voy a por la cámara.
-Yo también quiero sacar una foto -dijo otro de los invitados.
Myriam y Víctor se quedaron donde estaban, con Victoria en el círculo de sus brazos y sus amigos felicitándolos.
-Espero que nos envien copia de todas las fotos -dijo Myriam en voz alta cuando se acabó la sesión fotográfica.
-Y gracias a todos -dijo Víctor, por fin dejando a su hija en el suelo-. Este día no habría sido tan especial sin ustedes. Y ahora... todos a comer.
Riendo, los invitados se acercaron a la casa, con Myriam y Víctor en pos de ellos.
Myriam tenía mucho que decirle a su esposo, pero sabía que no era el momento ni el lugar. Expresarle lo mucho que lo amaba y lo que aquella ceremonia había significado para ella tendría que esperar a un momento de absoluta intimidad.

-Gracias, Víctor -fue lo único que pudo decirle.
Él le rodeó la cintura con un brazo y la estrechó contra sí.
-Creo que vamos a tener un recuerdo maravilloso de este día. ¿Tú qué piensas?
Myriam asintió.
-Sí, tienes toda la razón. Pero no es solo la ceremonia, también es estar juntos con la gente, nuestro crucero...
-Y tu sorpresa -añadió Víctor.
-Sí. Este día es... nuestra vida ha sido hasta ahora...
-¿Inolvidable? -sugirió él.
Ella sonrió.
-Sí, inolvidable.
Víctor le dio un beso en la frente.
-¿Y sabes lo mejor, mi vida?
-¿Qué?
-Lo mejor es que esto solo es el principio.

FIN

Geno Vie Jun 19, 2009 1:57 pm

Hola Dulce

muchas gracias por la novelita, y x poner el final, aki te esperamos con otra,perono tardes mucho ehh

saludos

Geno

nayelive Vie Jun 19, 2009 5:33 pm

gracias por tan hermosa historia y que bueno que la pusiste temprano , ya que tengo que salirme de vaga jajaja estaremos esperando la proxima saludo cheers

y no se les olvide votar por myriam al 62020 yame yaaaaa

gracia Vie Jun 19, 2009 7:50 pm

[i]FELICIDADES EL FINAL ESTUVO HERMOSO LASTIMA QUE YA SE TERMINO Camino del Olvido - Página 7 4037

ESPERAMOS OTRO MUY PRONTO Camino del Olvido - Página 7 196

[i]

Marianita Vie Jun 19, 2009 8:19 pm

Gracias por el final Dulcinea!!! Estuvo fantástica la novelita y aquí te esperamos con otra próximamente ehh!!!!!

Eva_vbb Vie Jun 19, 2009 9:14 pm

MUCHAS GRACIASSSSSSSSSSS DULCE ME ENCANTO
DESDE SU PRINCIPIO HASTA SU FINAL Y TE ESPERAMOS
MUY PRONTO CON OTRA MUY BUENA NOVELA.
Camino del Olvido - Página 7 400496

YYYYY MUCHAS FELICIDADES POR SER NIVEL ORO Y QUE EN MUY POCO TIEMPO
LLEGUES A TENER TU COLITA DE DIAMANTE.
Camino del Olvido - Página 7 388331

jai33sire Vie Jun 19, 2009 9:53 pm

gracias por una estupenda novelita esperamos la siguiente

Chicana_415 Vie Jun 19, 2009 10:33 pm

Hay ya se acaboooo Sad

NOOOO !!!!!!!

Muchas gracias poe compartir la novelaa estuvo preciosaaa Smile

BRAVOOO

myrielpasofan Vie Jun 19, 2009 11:24 pm

ooh wow dulce...el final me encanto...se volvieron a casar...y ps en general toda la novela estuvo super padre me encanto...

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