Re: Camino del Olvido

dulce_myrifan Jue Jun 11, 2009 12:40 pm

Capítulo 10

Ala mañana siguiente, tan pronto como Myriam entró en el estudio de Víctor y lo vio, notó que algo le había pasado.
Él estaba delante del ordenador, y tenía conectados el módem y la impresora láser. Había papeles encima de la mesa. Víctor estaba tan enfrascado en su trabajo, que ni siquiera se había vestido ni afeitado.

Al ver a su padre, Victoria empezó a emitir sonidos de deleite, y se revolvió en los brazos de su madre para que esta la dejara en el suelo.
Víctor apartó el rostro del monitor y sonrió abiertamente.
-Eh, ¿cómo está mi niña? Ven aquí, cielo.
Myriam dejó a Victoria en el suelo y la niña fue hasta su padre. Víctor se agachó y la tomó en brazos.
-Buenos días, preciosa mía -dijo Víctor plantando tres sonoros besos en las mejillas de su hija.
Unas lágrimas cerraron la garganta de Myriam, algo que últimamente le pasaba con frecuencia. Víctor, por encima de los rizos de Victoria, miró a su esposa con ojos magnéticos, con expresión íntima.
-¿Qué es lo que ha pasado? -preguntó Myriam cruzando los brazos.
-Algo muy extraño -Víctor lanzó una queda carcajada mientras acoplaba a Victoria en su regazo-. Esta mañana, sin más, al abrir los ojos, sabía perfectamente de qué trataban los archivos que estuve mirando ayer en la oficina.
Victoria le puso la mano a su padre en la barbilla y este se la besó.
-Estupendo -dijo Myriam, alegrándose por él.
Sin embargo, Myriam sabía que, cuando Víctor recuperase la memoria, ella iba a sufrir.
-Y eso solo ha sido el principio. Me he acordado de otras muchas cosas relacionadas con el trabajo. Ha sido como si, mientras dormía, se hubiera abierto una puerta en mi mente.
-Así, sin más -Myriam hizo un esfuerzo por aparentar alegría; pero, en realidad, estaba asustada.
En vez de ver puertas abriéndose, Myriam veía recuerdos reapareciendo y estallando como bombas en el momento más inesperado.
-Sí, sin más. Me ha ayudado mucho ir a la oficina.

Víctor se sacó un pañuelo del bolsillo de la bata y limpio la barbilla de su hija.
-Le están saliendo los dientes -dijo Myriam, para explicar las babas de Victoria.
-¿Tenemos crema para las encías en casa?
¿Crema para las encías? ¿Cómo sabía Víctor que ella le ponía crema en las encías a la niña?
-Mmmmm.... no. Luego compraré más, se me ha acabado -Myriam se acercó unos pasos a su marido-. Dime, ¿qué estás haciendo ahora?
-Una de las cosas que he recordado es que este ordenador está conectado al que tengo en el despacho. Así que estaba mirando unos informes, enviando unos mensajes y dejando instrucciones a mi secretaria... ese tipo de cosas.
Myriam se acercó a la ventana y miró la pista de tenis.
-¿Te acuerdas también de tus compañeros de trabajo?
-Sí. Me acuerdo del trabajo que estaba haciendo, de la gente a mi alrededor... de todo eso.
Victoria se bajó de las piernas de su padre y empezó a tirar del pasador del cajón inferior de la mesa de despacho. Debía pensar que podía examinar esos cajones de la misma manera que los de los armarios de la cocina.
-Oh, cielo, no hagas eso -dijo Myriam, empezando a acercarse a su hija.
-Déjala, no te preocupes -le dijo Víctor a Myriam.

Y, sorprendentemente, Víctor ayudó a Victoria a abrir el cajón. En vez de papeles importantes y otro tipo de artículos de oficina, Myriam vio que el cajón estaba lleno de objetos que jamás hubiera sospechado encontrar ahí: una pelota de tenis, tres tazas, una baraja, cucharas y un sinfín de cosas sin aparente importancia.
De repente, se vio abrumada por una serie de emociones que no quería sentir; sobre todo, ternura por su marido... pero también miedo ante lo inevitable, el momento en que Víctor volviera a ser el de siempre y apartara a ella y a la niña de su vida.
-Supongo que querrás volver a trabajar pronto -dijo Myriam, anticipando la soledad de aquella casa sin él.
-¡Qué dices, ni hablar!
Víctor extendió un brazo, agarró la muñeca de Myriam, tiró de ella y, torpemente, acabó sentada en las piernas de él.
-Tengo una excusa para tomarme tiempo libre y tengo la intención de disfrutarlo con mi familia -dijo Víctor, acariciando el rostro de Myriam-. ¿Qué te parece si nos fuéramos de vacaciones a algún sitio unos días?
Los ojos de Myriam se agrandaron.
-¿Quiénes? ¿Cuándo?
Víctor rió.
-Tú, la niña y yo. Un par de días después de la cita con el médico, con Grogan.
-¿Adónde quieres que vayamos?
Víctor se encogió de hombros.
-En un cajón, he encontrado unos folletos turísticos de Cape Cod. Tengo la impresión de que hemos estado allí, pero no logro acordarme de eso. ¿Te parece un buen sitio para pasar unas vacaciones?
-¡Sí! -exclamó Myriam con entusiasmo-. Aún no habrán llegado los veraneantes y tendríamos la playa entera para nosotros solos.
-Estupendo. Hoy mismo voy a hacer las reservas -Víctor enterró los dedos en el cabello de su mujer y tiró de ella hacia sí-. ¿Te he dicho últimamente lo guapa que estás por las mañanas?

Pero Víctor no le dio oportunidad de responder. Tocó los labios de Myriam con los suyos, acariciándoselos. Myriam se inclinó sobre él, buscando un contacto mayor.
Myriam se sintió derretir. Le puso las manos en los hombros y empezó a acariciarlo con creciente deseo.
Pero... ¿dónde estaba su fuerza de voluntad? ¿Cómo podía permitirse hacer lo que estaba haciendo? Con un penoso esfuerzo, Myriam se separó de él y, con la respiración entrecortada, preguntó:
-¿Qué te apetece desayunar?
Víctor sonrió maliciosamente, sus ojos decían: « a ti».
Myriam se puso en pie, pero Víctor, agarrándole la mano, se negó a soltarla.
-¿A qué viene tanta prisa?
Myriam lanzó una rápida mirada a su hija.
-Victoria...
-A Victoria no le pasa nada, está bien.
Y así era. La niña estaba vaciando el cajón que Víctor, intencionadamente, había llenado de objetos dispares para ella. Myriam buscó otra excusa, pero Víctor no le dio el tiempo necesario para encontrarla.
-Myriam, ¿qué es lo que pasa?
Ella se volvió. El corazón se le encogió.
-¿Qué quieres decir?
-¿Por qué esta distancia entre nosotros? ¿Por qué te muestras tan reacia al contacto físico conmigo? Anoche no quisiste que durmiéramos juntos y ahora estás deseando salir corriendo de aquí para preparar el desayuno. No puede deberse todo a que no estuve en el cumpleaños de Victoria, eso no lo creo.
Myriam enrojeció. No había esperado que Víctor se enfrentara a ella tan directamente.
-¿Se trata de mi pérdida de memoria? -preguntó Víctor dolido y preocupado-. ¿Te resulta incómodo estar conmigo porque no logro acordarme de nuestra relación más allá de los primeros días?

Myriam se sintió partida en dos. El sentimiento de culpa y la angustia hacían que quisiera explicarle la situación, que, cuando tuvo el accidente, habían decidido divorciarse. Eso era lo que debía decirle.
-¿Qué es lo que pasa, Myriam? -insistió Víctor-. ¿No eres feliz conmigo? ¿Teníamos problemas matrimoniales?
«Díselo», le dictó a Myriam su conciencia. «Cuando recupere la memoria, no te va a dar las gracias por ocultarle las circunstancias que lo rodean».
Pero le faltó valor. 0 quizá fuera su egoísmo, estaba disfrutando demasiado de aquella fantasía. Quizá, al día siguiente...
Myriam, bajando la cabeza, le dio un beso en la comisura de la boca.
-No, Víctor, a nuestro matrimonio no le pasa nada.
Víctor lanzó un suspiro de alivio, había creído las palabras de su esposa. Pero Myriam se sintió como debió sentirse Judas.

P.D. Ahora siii les prometo otro mas tarde cuando regrese si me dejan mensajitos, cuidense!! Laughing

Marianita Jue Jun 11, 2009 3:07 pm

Órale Dulce, ya dijiste!!!!!!! Queremos otro capi, queremos otro capi!!!!!

Geno Jue Jun 11, 2009 3:16 pm

Gracias niña, aqui estare esperando el que sigueeeeeee

saludos

GENO

Chicana_415 Jue Jun 11, 2009 6:27 pm

Ese estuvoo muy muy muy cortooooooooooooooooooooooooooooooooooo

otro tro tro otro

Eva_vbb Jue Jun 11, 2009 7:21 pm

MUCHAS GRACIASSSSSSSS
Y YA DIJISTE DULCINEAAAAA AQUI TE ESTARE ESPERANDO
CON EL SIGUIENTE CAP... X QUE ESTE ESTUVO MUY CORTO
Camino del Olvido - Página 5 95247

myrithalis Jue Jun 11, 2009 9:21 pm

claro niña queremos mas no tenemos llenadera de veras jajaajaja saludos atte: Iliana Very Happy

dulce_myrifan Jue Jun 11, 2009 9:37 pm

Capítulo 11

Personas de la empresa comenzaron a contestar a los mensajes de Víctor y, a las nueve y cinco de la mañana, comenzaron las llamadas. A las diez, a Víctor no le había dado tiempo aún de afeitarse. Después de colgar el teléfono tras la sexta llamada, Víctor salió de su estudio y lanzó un gruñido que Myriam oyó desde el piso de arriba y con la aspiradora conectada.
-¿Qué es lo que he hecho? -dijo Víctor mientras subía las escaleras. Arriba, entró en el dormitorio principal y desenchufó la aspiradora-. ¿Dónde está la mochila de llevar a Victoria en la espalda, Myriam?
-En el mismo sitio en que la dejé después de volver de dar un paseo ayer, en el armario de la entrada. ¿Por qué?
-Venga, nos vamos a dar un paseo.

Tras una caminata alrededor del lago, se adentraron en el bosque.
-¿Estás seguro de que Victoria no te pesa demasiado? -preguntó Myriam a Víctor en el momento en que tomaron un sendero que ella solía tomar, o sola o con su amigo Eric, pero nunca con Víctor-. Puedo llevarla yo, un rato, si estás cansado.
-Myriam, la niña solo pesa once kilos. Estoy bien, no estoy cansado. Vamos, cielo, no te pongas pesada.
-Perdona.
Víctor le sonrió.
-No te disculpes. Me encanta que te preocupes por mí.
Víctor la miró a los ojos, pero Myriam volvió la cabeza.
-Vamos, continúa -dijo Myriam.

Víctor había estado hablándole de otras cosas de las que había recordado aquella mañana, cosas relacionadas con ella.
-Creo recordar que tenías un expediente académico excepcional. Empezaste estudiando economía de empresa, pero lo dejaste y te pusiste a estudiar algo completamente diferente.
-Exacto. Arte. No estaba hecha para los negocios.
-En ese caso, ¿por qué te matriculaste en eso? ¿Por tu padre?
-No, por mi madre.
-¿Por Refugio? -a Víctor casi se le atragantaron las palabras-. ¿Estamos hablando de la misma mujer, de la mujer cuyo objetivo en la vida es ser el paradigma de la perfección doméstica?
-Sí, de la misma -Myriam sonrió-. Mi madre decía que era la mejor manera de encontrar un buen marido, que las clases de economía financiera estaban llenas de jóvenes apropiados para mí.
Víctor echó hacia atrás la cabeza y río. A Myriam le encantaba la risa de su marido.
-¿Y cómo es que con un título en arte acabaste en ABX? Lo siento, pero no puedo evitar preguntártelo.
Myriam bajó la cabeza para pasar por debajo de la rama de un árbol.
-Estaba en paro y tenía que pagar el alquiler del piso. Vi un anuncio en el periódico The Globe en el que ABX ofrecía trabajo. Rellené una solicitud de empleo y me contrataron por los dos años que estudié economía de empresa. Así de sencillo.
-El destino.
-¿El destino?
-Eso es lo que nos ha unido.
Myriam sonrió. ¿Víctor hablando del destino? ¿Dejaría alguna vez de sorprenderla?
-Es irónico que te conociera por seguir el consejo de mi madre. Cuando solicité empleo en ABX, encontrar un marido era lo último que me pasó por la cabeza.
-Eras buena en tu trabajo, Myriam. Si hubieras seguido...
-Esa es otra ironía. Creía que era una mujer de carrera; sin embargo, resulta que, ideológicamente, pertenezco a otra generación. Me encanta ser ama de casa y madre.
-Y yo, por supuesto, me alegro -Víctor le puso la mano en el cuello y la atrajo hacia sí. En cierto modo, el gesto fue tan íntimo como un beso.
-¿Estás seguro? ¿No te resulto aburrida?
Myriam estaba asombrada de la facilidad con la que estaba comunicándole sus dudas a Víctor, dudas de mucho tiempo.
-Sí, me aburres de muerte -respondió Víctor alzando los ojos al cielo con gesto burlón.

Myriam no quería sentir nada, pero no pudo evitar que el comentario la hiciera sentirse feliz. Aún sonriendo, dijo:
-Creo que he salido a mi madre.
Víctor río.
-Ser como tu madre no es tan malo, Myriam. Refugio es una buena mujer.
-Tenía la impresión de que no te caía bien.
-Lo que pasa es que me asustaba. Y tu padre también. Y la casa en la que te criaste. Todo era perfecto.
Myriam se detuvo.
-¿Por qué te asustaba eso?
Víctor se encogió de hombros.
-Por la forma tan diferente en que yo me crié.

Reemprendieron el paseo. Myriam se dio cuenta de que el pulso se le había acelerado. No estaba segura si era porque Víctor le había hecho una confidencia personal o por la posibilidad de que hubiera recordado algo más del pasado, cosas que nunca le había dicho.
-Víctor, mientras estabas en el hospital, recordaste que habías estudiado en Boston. Incluso recordaste a algunos de tus compañeros de clase.
-Sí.
-¿Recuerdas también por qué elegiste Boston? ¿De dónde venías?
Continuaron andando. Víctor tenía el ceño fruncido. Por fin, sacudió la cabeza negativamente.
-No te preocupes, no tiene importancia -dijo ella en tono suave.
De repente, Víctor se detuvo.
-No sé por qué, pero creo que nací en la zona noroeste del Pacífico.
Myriam se puso tensa. Él la miró y ella, asintiendo con la cabeza, le indicó que tenía razón.
-¿Son los árboles de este bosque lo que te ha hecho recordarlo?
-Sí. Había un bosque donde me crié -Víctor se frotó los ojos con la mano-. Ahí es donde vive mi madre. A Myriam se le encogió el corazón.
-Siento tener que decirte esto, Víctor, pero tu madre murió hace unos años, murió antes de que nos conociéramos.
-¿Estás segura?
-Sí. Me lo dijiste tú mismo -Myriam le puso la mano en la mejilla a su marido-. ¿Te acuerdas de nuestra boda?
-Sí.
-¿Estaba tu madre allí?
Víctor tragó saliva; después, negó con la cabeza. Reanudaron el paseo en silencio.
-Mi padre también ha muerto -dijo Víctor después de un rato.
-Sí, así es. Tampoco él fue a nuestra boda.
-No, lo recuerdo... de antes.
-¿De antes? -Myriam le lanzó una fugaz mirada.
-Sí. Yo vivía con él en San Francisco. El era empleado en una tienda de maquinaria y herramientas. Es posible que fuera eso lo que influyera para que a mí se me dieran bien los negocios.
Myriam sabía que Víctor había vivido con su padre después de su divorcio, pero Víctor nunca le había dicho nada más.
-¿Había muerto ya tu madre?
La expresión de Víctor se tornó introspectiva.
-No la recuerdo en San Francisco. Creo que mis padres... estaban ya divorciados. Me parece que no me gusta recordar ese episodio.
Myriam lo comprendió.
-¿Recuerdas la casa en la que tu padre y tú vivíais?
-No era una casa, sino un piso... Sí, ahora lo recuerdo -Víctor asintió y sonrió, Myriam se sintió aliviada.
-¿Cómo era tu padre?
Víctor abrió la boca, hizo una pausa y volvió a cerrarla.
-La verdad es que no lo recuerdo. Él y yo no solíamos hablar mucho. Cuando mi padre volvía de la tienda, se lavaba, cenaba y luego se sentaba delante del televisor hasta que se iba a la cama. Se llamaba John.

Acunada por el paseo y la queda charla, Victoria llevaba la cabeza apoyada en el hombro de su padre. Myriam sonrió al mirarla. Cómo esperaba que su hija, cuando fuera mayor, recordara algo más que el nombre de su padre.
Volviendo de nuevo la atención a Víctor, Myriam preguntó:
-¿Y qué hacías tú?
-Yo... jugaba mucho al baloncesto. Había una cancha de baloncesto en la misma calle en la que yo vivía.
-Qué bien.
Víctor lanzó una burlona carcajada.
-No estaba mal... después de advertir a los traficantes de drogas de que no te interesaban. En fin, mi padre murió cuando yo aún estaba estudiando en el instituto y tuve que irme a vivir con mi tío.
-¿Con tu tío? -Myriam volvió la cabeza hacia él, Víctor jamás le había mencionado a su tío.
-Sí, mi tío Benny. Era el hermano menor de mi padre. Él también vivía en San Francisco, aunque apenas nos veíamos.
Myriam supuso que, para entonces, la madre de Víctor ya había muerto, dado que él se fue a vivir con su tío.
-Mi tío y su mujer no eran lo que se dice una pareja feliz.
-Oh, Víctor, lo siento.
Víctor se encogió de hombros.
-Sobreviví. Pasaba mucho tiempo fuera de la casa, o paseando o en la biblioteca. Pasé tres años en casa de Benny. Por fin, conseguí un trabajo y pude irme a vivir solo. Viví en una pensión durante mi último año de instituto.
-Y después viniste al este, a Boston para estudiar. Y el resto... es historia.
-La verdad es que suena peor de lo que fue. Hay mucha gente que lo pasa peor que yo. Yo me juré a mí mismo que, si lograba salir adelante, jamás volvería. No volvería ni a esa ciudad, ni a la pobreza... ni a esa soledad.
-¿Sabes una cosa, Víctor? Mis padres no te habrían despreciado si les hubieras hablado de tu infancia. Todo lo contrario, creo que los habrías impresionado. Demuestra hasta qué punto tienes ganas de superarte a ti mismo y lo inteligente que eres.
-Bueno, digamos que no quería correr ningún riesgo.
-¿Lo sabe alguien de ABX?
-No. Nadie necesita saber nada sobre la forma en que me crié. Lo que importa es lo que soy ahora.
Myriam suspiró. Era increíble que le hubiera llevado tres años conocer a su marido; ahora, por fin, lo conocía.

dulce_myrifan Jue Jun 11, 2009 9:37 pm

Salieron del bosque y fueron directamente a casa. Myriam preparó la comida mientras Víctor encendía la chimenea. Comieron delante de la chimenea en el cuarto de estar. Después de la comida, Myriam llevó a Victoria a su habitación para que durmiera la siesta.
Al volver al cuarto de estar, encontró a Víctor sentado en el suelo delante del tablero de ajedrez en la mesa de centro de pino. Había puesto una música suave.
-¿Una partida?
-Si quieres perder hasta la camisa...
El respondió con una sonrisa burlona y, dando unas palmadas en el suelo, le indicó a Myriam que se sentara.
Jugaron una partida acompañados del chisporroteo de la hoguera y de la música. Fuera, empezó a llover. Dentro, las sombras se hicieron más espesas. No hablaron mucho, no lo necesitaban. Ambos estaban en armonía.
Myriam levantó el rostro del tablero. La luz de la hoguera proyectaba luces y sombras en el rostro de su marido, realzando sus perfectos rasgos. Aunque Víctor necesitaba un afeitado y tenía el cabello revuelto, Myriam jamás lo había visto tan guapo ni tan relajado. Se preguntó si se debía al paseo o a la charla que habían mantenido.
Un cálido placer la envolvió al recordarle hablándole de su pasado, confiando en ella. Seguía sin gustarle la obsesión de Víctor con su trabajo; pero, ahora al menos, comprendía el motivo. Y todo se podía tolerar cuando se comprendía.
-Te toca a ti mover -le recordó Víctor, y la sorprendió observándolo.
Myriam se sintió avergonzada al darse cuenta de que había lágrimas en sus ojos.
-¿Myriam? Eh, ¿qué te pasa?

A Myriam le tembló el labio inferior y una lágrima le resbaló por la mejilla. De repente, Myriam lanzó una sollozante carcajada.
-Es una tarde maravillosa, ¿verdad?
Víctor la miró como si, de repente, se hubiera vuelto loca.
Ella volvió a reír de nuevo y otra lágrima le rodó por la nariz.
-Es esa clase de tardes en las que uno se da cuenta lo precioso que es cada segundo de la vida.
La expresión de Víctor reflejó ternura, y tiró de Myriam hacia sí.
-Estás más loca que yo.
No, no estaba loca. Lo que ocurría era que Myriam acababa de darse cuenta de que estaban viviendo unos momentos que pronto llegarían a su fin.
-Oh, Víctor -dijo ella abrazándolo.
-¿Qué te pasa, cielo? «Te amo. ¡Cuánto te amo!».
-Nada -susurró ella relajando su abrazo-. Estoy un poco tonta, es solo eso.
Víctor se separó ligeramente de ella para mirarla a los ojos.
-¿Qué te parecería si hiciéramos juntos alguna tontería?
Tras esas palabras, Víctor bajó la cabeza y la besó.

La inicial ternura del beso se tornó en algo fuerte y apasionado. Myriam se apretó contra él, incapaz de luchar contra la atracción que sentía. Se trataba de su marido, del único hombre al que se había entregado, el único hombre que había deseado. Y en ese momento, lo deseaba más que nada en el mundo.
Con un pie, Víctor empujó la mesa de centro para dejar espacio en el que ambos pudieran tumbarse delante de la chimenea. Después, aún besándola, tumbó a Myriam en el suelo.
-Oh, Myriam... llevo toda la semana pensando en esto. Ha sido una verdadera tortura.
Myriam alzó el rostro lo suficiente para acariciarle los labios con los suyos.
-En ese caso, no pierdas ni un segundo más. Hazme el amor, Víctor, hazme el amor.
Víctor se apoderó de la boca de su mujer con sobrecogedora pasión. Myriam enterró los dedos en los negros cabellos de él, profundizando el beso y gimiendo... sintiendo derretirse.
Víctor le acarició el costado, acercándose más y más a sus pechos. Cuando, por fin, le cubrió un seno con la mano, ella lanzó un quedo grito. Víctor deslizó la mano por debajo del jersey y le desabrochó el sujetador. Al sentir las caricias de Víctor en la piel desnuda, Myriam sintió un calor insoportable.
De repente, Myriam se dio cuenta de que Víctor se estaba apoyando en el brazo escayolado, hecho que podía producirle molestias.
-Túmbate tú -susurró ella-. Déjame a mí.
Mirándola con ojos medio cerrados, Víctor se tumbó boca arriba y colocó el brazo por encima de su cabeza... un hombre rendido. La oscuridad había intensificado la atmósfera íntima del fuego, la suave luz que los acompañaba.
Abrazándolo, Myriam le cubrió el rostro de besos. Los labios de Víctor se abrieron; pero ella, intencionadamente, los evitó, concentrándose en su mandíbula. Víctor tenía la piel encendida y el pulso le latía con fuerza. La masculina fragancia de él la embriagó. Cuando Myriam le mordisqueó la oreja, Víctor tembló.
Myriam no pudo resistirse más a acercarse a la boca de su esposo, y la capturó completamente, maravillándose de la reacción que sintió en el cuerpo de él.
Víctor le pasó una mano por el pelo. Ella le desabrochó el botón de arriba de la camisa. Víctor le acarició la cabeza con más fuerza. Ella le desabrochó dos botones más. Y entonces...
El teléfono sonó.
Myriam rompió el beso y se dejó caer en el suelo. Víctor rió.

-Deja que el contestador automático se encargue de la llamada -dijo Víctor, extendiendo un brazo hacia ella.
-Mmmmm -Myriam reanudó sus besos.
Pero cuando la persona que llamaba empezó a hablar por el contestador, los dos se separaron. Era alguien de ABX.
-Quizá sería mejor que contestases -Myriam se sentó en el suelo-. Puede que sea importante.
Gruñendo, Víctor se sentó también.
-Es posible que tengas razón.
Casi con desesperación, Víctor fue a contestar.
Al final, entre unas cosas y otras, no volvieron a encontrarse juntos en la alfombra. El fuego se apagó, Victoria se despertó y, de repente, era la hora de la cena.
Pero cada momento en el que se cruzaron, cada momento que se miraron, se hicieron una silenciosa promesa: esa noche, dormirían juntos.
Después de cenar y de recoger la cocina, Myriam llevó a Victoria arriba para bañarla, mientras Víctor, en el garaje, le miraba el motor del coche.
Victoria estaba en la bañera, salpicando agua, cuando sonó el teléfono.

-¡Cielos! -exclamó Myriam en tono de queja al tiempo que descolgaba el teléfono del cuarto de baño.
-Hola, Myriam.
Myriam volvió a colocarse de rodillas al lado de la bañera.
-Hola, Eric. Sí, no te preocupes, no se me ha olvidado que mañana Brad viene.
-Estupendo, gracias. Pero no era por eso por lo que te he llamado.
-¿No? ¿Qué pasa?
-¿Estás ocupada?
-Sí. Estoy dándole un baño a Victoria.
-En ese caso, no te entretendré. Solo quería que supieras que he hablado con la abogada que representó a mi esposa en nuestro divorcio. Te acuerdas, ¿verdad?
-Sí.
-Me ha dicho que estará encantada de encargarse del tuyo.
Myriam parpadeó. Después del día que había pasado con Víctor, la idea del divorcio le parecía extraña y lejana.
-Yo...
-Myriam, te aseguro que es muy buena abogada. Créeme, lo sé por experiencia, me ha costado lo mío. Protegerá muy bien tus intereses y los de Victoria.
-La verdad es que, desde el accidente de Víctor, no he pensado mucho en eso.
-Lo comprendo. Pero tú me pediste que la llamara, ¿no lo recuerdas?
Lo recordaba... vagamente.
-Me ha dicho que la llames a la oficina tan pronto como te sea posible. ¿Tienes un lápiz a mano?
De repente, Myriam se sintió confusa y presionada.
-Espera -Myriam abrió un cajón de un mueble en el baño y en él encontró un lápiz de ojos-. Bien, ya tengo un lápiz.
Eric le dio un teléfono que ella anotó en una caja de pañuelos de celulosa, a pesar de que sospechaba que no haría la llamada.
Victoria se puso de pie en la bañera y empezó a andar.
-Siéntate, cielo -dijo Myriam, temiendo que se resbalara y se cayera-. Siéntate, Victoria. Eric, lo siento, pero tengo que dejarte.
-De acuerdo. Y perdona por haberte llamado en un mal momento.
Myriam estaba diciendo adiós cuando oyó un extraño clic. Frunció el ceño, porque Eric no había colgado aún y se estaba despidiendo. Después, Eric colgó.
Myriam se quedó mirando el auricular. El corazón empezó a latirle con fuerza y temió desmayarse.
«¡Oh, No!», exclamó en silencio. «¡No, por favor, no!».

myrielpasofan Jue Jun 11, 2009 10:15 pm

grax por los dos capis...pero este ultimo estuvo el final de escalofrios...k le dira victor a myriam...se me hace k se va acordar de lo k le falta el divorcio.....

grax de nuevo dulce...

jai33sire Jue Jun 11, 2009 10:22 pm

gracias por el capitulo...siguele que cada vez se pone mejor, pero sigo con la duda quien es Becky??

alma.fra Jue Jun 11, 2009 10:38 pm

Pues ke ni se enoje Victor por ke por su culpa se iban a divorciar y Myri no podia decirle nada, Ademas tiene ke explicarnos kien es Becky

Marianita Jue Jun 11, 2009 11:34 pm

Gracias por los dos capis Dulce, nombre ahora sí super consentidas las lectoras ehh!!!!!!!

Geno Vie Jun 12, 2009 12:02 am

Gracias niña x el capi, pero seguimos con dudas.......................

saludos

Geno

Eva_vbb Vie Jun 12, 2009 12:05 am

MUCHAS GARCIASSSSSS
QUE BUENO QUE SI NOS CUMPLISTES Y NOS PUSISTE EL OTRO CAP...
Camino del Olvido - Página 5 388331

YO ME PREGUNTO LO MISMO SIGO CON ESA DUDA QUIEN ES BECKY???
scratch

ESCUCHARIA TODA LA PLATICA QUE IRA A PAASAR????
QUE ANGUSTIA TAN MAS ANGUSTIOSAAAAAAAAAAAAA

FannyQ Vie Jun 12, 2009 3:20 pm

Sigueleee!! me encanta esta novela

Chicana_415 Vie Jun 12, 2009 6:45 pm

NOOO DE SEGURO VICTOR ESCHICHO LA LLAMADAA!!!

HAYYYYYYYYYYYYYYYYYYYYYYY PINCHE ERIC TUVO QUE ARRUINAR TODOOOO! Sad

SIGUELE POR FISSSSSSSSSSS NO NOS DEJES CON LA DUDAAA

dulce_myrifan Vie Jun 12, 2009 9:54 pm

Capítulo 12

Después de acostar a Victoria, cuando Myriam entró en la cocina y vio a Víctor sentado, esperándola, se dio cuenta de que el clic que había oído no había sido producto de su imaginación: Víctor había colgado el auricular de una extensión del teléfono.
No iba a ser tan terrible, pensó Myriam. Víctor y ella habían hablado, se habían acercado el uno al otro. Sin embargo, cuando se acercó a él, notó que le temblaban las piernas.

-Está bien, hablemos de ello. Es evidente que has escuchado mi conversación con Eric -le resultó doloroso descubrir que también le temblaba la voz.
-No era mi intención escuchar tu conversación. Descolgué el teléfono porque creía que era alguien de ABX.
Myriam asintió, le creía.
-Siento que te hayas enterado de esta forma.
Víctor arqueó las cejas.
-¿Cómo querías que me enterara? -preguntó en tono dolido. Muy dolido.
A Myriam se le encogió el corazón. Le recordaba un niño que acababa de perder su inocencia.
-Esperaba que lo recordaras por ti mismo... cuando fuera.
Víctor se incorporó en su asiento y lanzó una suave y amarga carcajada.
-Tiene gracia. ¿Qué esperas que recordara exactamente, Myriam?
La pregunta de Víctor la confundió.
-Que habíamos decidido divorciarnos.
-¿Que lo habíamos decidido los dos?
-Sí.
Víctor la miró con dureza y mucha amargura, pero también con expresión insegura, dudando de sí mismo.
-Oh, Víctor. No creerás que es solo idea mía y que estaba preparándolo a tus espaldas, ¿verdad? -de repente, Myriam se dio cuenta de que, por la conversación que había tenido con Eric, nada indicaba lo contrario.

Víctor apartó los ojos de ella, pero mantuvo la cabeza erguida. Era evidente que no recordaba nada, y también que se sentía confuso, avergonzado y vulnerable. Myriam extendió una mano para tocarlo, para consolarlo.
Pero Víctor se echó atrás y se puso en pie. Fue al cuarto de estar y se sentó en el suelo delante de la chimenea; allí, se quedó mirando las cenizas del fuego. Myriam le siguió y se sentó en el sofá. Miró la tensa espalda de su marido.
-¿De verdad nos estábamos separando?
-Eso era lo que habíamos decidido.
Él continuó mirando las cenizas.
-No logro acordarme. No me acuerdo de nada. Será mejor que me lo cuentes.
-Víctor, no tiene importancia.
Víctor se volvió y le lanzó una furiosa mirada.
-Cuéntamelo.
A Myriam le pareció sentir al viejo Víctor reapareciendo, avanzando hacia ella.
-No he querido decir que nuestros problemas no tuvieran importancia, Víctor, sino que no es necesario que lo sepas ya, en este momento. No hay prisa. Aún no nos hemos separado ni hemos hablado con ningún abogado.
-Myriam -dijo él con impaciencia al tiempo que se sentaba en el hogar de la chimenea, de cara a Myriam.
-Está bien, si insistes... ¿Por dónde quieres que empiece?
-¿Qué tal si me dices cuándo tomamos esta decisión?
-Fue la noche previa a tu accidente. Habías venido de tu viaje a Detroit ese día por la mañana y tuvimos una discusión porque no habías estado aquí para el cumpleaños de Victoria. Una cosa llevó a otra y... en fin, aquella noche decidimos divorciarnos.
-¿Que decidimos divorciarnos porque no estuve en el cumpleaños de Victoria? -preguntó Víctor con incredulidad.
-No solo por eso. Lo cierto es que teníamos problemas ya.
-¿Qué problemas?
-Veíamos la vida de forma diferente, Víctor. Nos habíamos distanciado. Dejémoslo así, ¿de acuerdo? Que yo te lo diga no va a hacerte ningún favor, solo vas a conseguir disgustarte.
-Ya estoy disgustado. Dímelo -los ojos de Víctor echaron chispas.
Myriam sintió un nudo en la garganta.
-Solo faltan dos días para tu cita con el doctor Grogan, Víctor. ¿Por qué no esperas a verlo y...?
Víctor formó un puño con la mano izquierda y se golpeó un muslo.
-¿Porque nuestro matrimonio se está desmoronando, Myriam? Merezco una explicación.
-Está bien, está bien -Myriam tragó saliva-. Fundamentalmente, nuestros problemas comenzaron cuando nació Victoria.
Víctor frunció el ceño. Myriam se preguntó cómo podía ser sincera al tiempo que evitarle más disgustos.
-Tú... digamos que no teníamos pensado tener hijos. Antes de casarnos, lo acordamos.
Víctor lanzó un gruñido burlón.
-¿Por qué no queríamos tener hijos?
-Nosotros... teníamos nuestros motivos.
-¿Como por ejemplo?
-Estábamos... muy ocupados con el trabajo y los viajes y no sé qué más, y pensábamos que no teníamos tiempo para los hijos.
Víctor ladeó la cabeza.
-No puedo imaginar dar más importancia al trabajo y a los viajes que a criar a una niña. No me parece propio de ti, Myriam.
Myriam bajó los ojos con la esperanza de ocultarle la verdad. No sirvió de nada.
-¿Yo? ¿Era yo el que no quería?
Myriam se encogió de hombros, admitiendo la verdad con desgana.
-¿Estás diciendo que era yo el que no quería tener hijos? -insistió Víctor.
Myriam había intentado compartir la responsabilidad con él, pero no estaba saliendo bien.
-Yo también estaba de acuerdo. A pesar de que, al principio, sí quería, acabé adaptándome. Acepté tu punto de vista. Fue un accidente.
-¿Victoria fue un accidente?
-Sí. Me temo que por mi culpa. Me equivoqué con las píldoras anticonceptivas.
-¿Y Victoria hizo que cambiara nuestra relación?
-Sí.
-¿Cómo? -insistió él, irritado, mostrando que no iba a conformarse con algo que no fuera la verdad.
-Desde el momento en que te dije que estaba embarazada, dejaste claro que no querías tener nada que ver con ella.
-¿Con quién, con Victoria? -preguntó Víctor con absoluta incredulidad.
-Exacto, con Victoria. Y, de rebote, tampoco querías saber nada de mí. Durante el último año, has pasado más tiempo fuera que dentro de casa. Tú mismo lo has visto al ver tus horarios y tu plan de trabajo. Por ejemplo, el día anterior al accidente, habías venido de Detroit y volvías a salir de viaje al otro día. En fin, llegó un momento en el que pensé que Victoria y yo estaríamos mejor solas.

Víctor bajó los ojos y apretó los labios, sumamente dolido. Myriam, de repente, se sintió culpable por haber sido tan clara.
Myriam estaba a punto de pedirle una disculpa cuando él dijo:
-Si crees que voy a creerme todo esto, es que estás loca.
A Myriam le dejó perpleja la actitud de Víctor, pero fue incapaz de decirlo.
-Creo que conozco el motivo por el que quieres dejarme. No sé por qué me he molestado en preguntarte las razones. Quizá haya sido porque esperaba alguna otra cosa.
-¿De qué estás hablando? -por fin, Myriam había recuperado el habla.
-Es por Eric, está más claro que el agua. Sus llamadas telefónicas, sus visitas, su hijo siempre aquí... Y ahora te está aconsejando sobre el divorcio.
-¡Qué! ¡Espera un momento! Estás diciendo tonterías.
-Menos tonterías que las mentiras que me estás contando tú sobre que no quiero a Victoria. ¿Cómo has podido decir una cosa así? ¿Cómo has podido imaginar que iba a creerte? Puede que haya perdido la memoria, pero no el cerebro -Víctor sacudió la cabeza con pesar-. ¿Tan desesperada estás que necesitas elaborar un plan así contra mí?
Fiel a su naturaleza, Víctor era demasiado orgulloso para aceptar ninguna responsabilidad. Y la ira se apoderó de Myriam.
-No estoy haciendo nada de eso. Lo que he dicho es verdad. Antes del accidente, tratabas a Victoria, como si fuera un mueble. Nunca jugabas con ella, jamás la llevabas de paseo y nunca le has dado de comer. Ni una sola vez.
-¿Sí? Y esta semana, así, de repente, le doy de comer y juego con ella, ¿no? Lo que quiero saber es por qué, Myriam. ¿Por qué te has tomado la molestia de traerme a casa?
Parecía tan vulnerable, que la ira abandonó a Myriam.
-Porque no tenías ningún otro sitio adonde ir.
-¿Así que lo hiciste por pena?
-No, lo hice porque era lo justo, por respeto a lo que, en el pasado, habíamos sido el uno para el otro.
-¿Por respeto, cuando sabías que no recordaba que estábamos a punto de separarnos? -repitió él en tono burlón-. ¿Lo llamas respeto a dejarme vivir en un mundo de fantasía, a dejar que me comportara como si aún estuviéramos felizmente casados? ¿A eso lo llamas tú «respeto»?
Myriam se sintió enrojecer. Víctor estaba enfadado y se sentía humillado, y quizá tuviera motivos.
-¿Por qué lo has hecho, Myriam? ¿Te ha producido placer que yo estuviera en una situación de desventaja? ¿Ha sido por vengarte de mí por algo que tú considerabas una injusticia? ¿0 lo has hecho porque te apetecía burlarte de mí?
Myriam sintió una gran frustración.
-Víctor, no ha tenido nada que ver con lo que estás diciendo.
-¿No? ¿Estás segura?
-¿Qué querías que hiciera, que me negara a que vinieras a casa, que te hubiera obligado a ir a un apartamento cuando te dieron el alta?
-Habría sido más honesto, más digno para mí.
-¿Digno? -los ojos de Myriam se llenaron de lágrimas-. Víctor, habías perdido la memoria y la mejor forma de recuperarte era volviendo a casa. El mismo doctor Grogan me lo dijo.
-¿Y cómo explicas la última semana? ¿Cómo explicas lo que ha pasado esta tarde?

Myriam se vio asaltada por imágenes apasionadas delante de la chimenea.
-Porque... desde la pérdida de memoria, te has comportado de forma muy diferente. Y, sinceramente, me gustaba el nuevo hombre que eras.
-Pero, en realidad, no lo creías.
Myriam asintió.
-Una vez que recuperes la memoria del todo, sé que volverás a ser el de antes. Volverás a tus viejas costumbres y te comportarás como lo hacías antes del accidente.
Víctor se la quedó mirando fijamente.
-Espero que comprendas que me resulta imposible creerte -declaró Víctor con calma-. Dime, ¿quién sabe que vamos a divorciarnos?
-Nadie.
-¿Ni siquiera tu madre?
Myriam negó con la cabeza.
-Vaya, vaya. Así que solo lo sabe Eric, ¿verdad? Y, por supuesto, la abogada que te ha buscado -Víctor se puso en pie y caminó hacia la puerta-. No te molestes en darme las buenas noches, cielo, el olor a hipocresía me revolvería el estómago.
Aunque era demasiado temprano para acostarse, Víctor se marchó a su habitación, cerrando la puerta firmemente tras entrar. Myriam permaneció un tiempo acurrucada en un extremo del sofá, inmovilizada por su pesar.

dulce_myrifan Vie Jun 12, 2009 9:54 pm

Myriam se sentía como una piltrafa humana cuando se levantó a la mañana siguiente. No se había dormido hasta después de medianoche y, sin embargo, se despertó al amanecer. Al mirarse en el espejo, se dio cuenta de que también parecía una piltrafa.
De repente, sin saber cómo ni por qué, vio la situación con claridad, con esperanza. No podía dejar que la amargura y los malentendidos pusieran la nota final a su relación con Víctor. No, en realidad, no quería que hubiera una nota final.
¿Por qué no podía ser que Víctor hubiera cambiado? ¿Si ahora era cariñoso con su hija, por qué no podía continuar siéndolo en el futuro? Quizá necesitara ayuda, pero el doctor Grogan podía ayudarlo. Lo único que se necesitaba era que Víctor quisiera cambiar.
Myriam se contempló una vez más en el espejo y su actitud decidida se reafirmó. Ella también podía ayudar de muchas maneras. Por ejemplo, en vez de ponerse los acostumbrados vaqueros con un jersey, iba a arreglarse más. Eligió un traje de color crema que a Víctor le gustaba mucho, y también iba a maquillarse.
Al día siguiente, después de la cita con el doctor Grogan, habían pensado ir de viaje a Cape. Quizá Víctor ya no quisiera ir, pero ella insistiría.
Cuando terminó de arreglarse, Myriam se colocó delante del espejo y, tras unos momentos, asintió. No estaba mal. Sin embargo, era plenamente consciente de que Víctor y ella habían llegado a un punto en que la apariencia física ya no lo era todo; especialmente, con los problemas tan serios que tenían.
La noche anterior, la había dejado perpleja la idea de que Víctor creyera que había algo entre Eric y ella. No obstante, ahora, comprendía que su marido hubiera pensado eso. De haber sido ella quien hubiera escuchado una conversación telefónica similar entre Víctor y otra mujer, habría sospechado lo mismo que él.
Tenía que aclarar ese asunto cuanto antes, ya que Víctor y ella tenían suficientes problemas sin añadir uno más... e irreal.

Al salir de su habitación, oyó a Victoria despertándose. Myriam suspiró. Había esperado tener tiempo para preparar un desayuno especial antes de que la niña se despertara. En fin, Víctor no solía desayunar mucho.
Myriam bajó las escaleras con Victoria en sus brazos, creyendo que Víctor aún estaba durmiendo. Pero cuando entró en la cocina, allí estaba él.
Víctor, vestido con un traje, bajó el periódico que estaba leyendo y asintió con la cabeza a modo de saludo.
A Myriam le dio un vuelco el corazón.
-¿Vas a ir a trabajar?
-Sí -respondió él con suma frialdad.
-Pero... ¿por qué?
-¿Por qué no?
Víctor reanudó su lectura del periódico. Myriam estaba segura de que él no había notado el esmero que ella había puesto en arreglarse.
-Es demasiado pronto -dijo Myriam.
-A mí no me lo parece.
Myriam se sintió como si la hubieran abofeteado. Dejó a Victoria en su silla y, conteniendo el dolor, empezó a calentar leche para mezclarla con los cereales de Victoria.
-Hola, cielo -le dijo Víctor a su hija antes de darle un beso.
Mientras Myriam mezclaba los cereales con la leche, observó el comportamiento de Víctor con Victoria. Al menos, eso no había cambiado. Quizá...
Myriam colocó un taburete al lado de la silla alta de la pequeña.
-Yo le daré el desayuno -dijo Víctor levantándose de su silla.
Myriam sonrió para sí misma. Cuando más tiempo pasara Víctor con Victoria, más difícil le resultaría dejarla.
-Está bien.
Víctor dio el desayuno a su hija y luego jugó con ella un rato.

Por fin, cuando Víctor se dirigió a su estudio para recoger su portafolios, Myriam lo siguió.
-Víctor, quería preguntarte sobre ir de viaje mañana. Yo...
-No tienes por qué preocuparte, ya he cancelado las reservas.
A Myriam se le hizo un nudo en el estómago.
-No era eso lo que estaba pensando. A pesar de todo, esperaba que fuéramos.
Víctor la miró fríamente.
-Debes de estar bromeando.
-No. Sé que tenemos problemas, pero ir de viaje podría ayudarnos.
Víctor sonrió burlonamente.
-Yo no lo creo.
Víctor, con el portafolios en la mano, comenzó a caminar hacia la puerta de entrada de la casa.
-Si no te importa, me llevaré tu coche.
-Víctor...
-¿Qué? -respondió él con voz gélida.
-Por favor, quédate en casa. Podríamos dar otro paseo por el bosque o, si lo prefieres, podríamos ir a algún sitio en el coche. Quiero que... estemos juntos. Víctor se la quedó mirando durante unos segundos; después, parpadeó y volvió la cabeza.
-Lo siento, tengo que ir a trabajar.
-¡Maldita sea! ¿Cómo esperas que superemos esto a menos que tú también ayudes?
-No estoy ayudando, pero tampoco estoy haciendo nada que sea perjudicial. Simplemente, estoy siendo cauteloso, Myriam. Estoy esperando a recuperar la memoria, eso es todo. Y ahora, si no te importa...
Por fin, Myriam dejó de interponerse en su camino.

Eva_vbb Vie Jun 12, 2009 10:49 pm

MUCHAS GRACIASSSSSSSSSS DUL...
Camino del Olvido - Página 5 400496

HAYYYY NO

AHORA ELLA SI QUIERE Y EL OTRO
POR DESCONFIADO NO QUE YA RECUPERE LA MEMORIA Y QUE SIGA
SIENDO IGUAL DE CARIÑOSO Y ATENTO COMO LO ES AHORA Y VUELVAN
A TRATAR DE REACER SU MATRIMONIO

jai33sire Vie Jun 12, 2009 10:57 pm

gracias por el capitulo y siguele pronto por faaaa... ¿y por fin sabremos quien es Becky?

alma.fra Vie Jun 12, 2009 11:01 pm

Ojala ke Victor recupere la memoria pronto, para ke se acuerde de como era realmente.

Chicana_415 Vie Jun 12, 2009 11:14 pm

Nooooooooooooooooo ya se acabo el encanto

Espero que pronto vuelva!

Marianita Vie Jun 12, 2009 11:37 pm

Ayy qué le pasa!!!!! Gracias por los capis Dulce!!!!!

myrielpasofan Vie Jun 12, 2009 11:59 pm

anda pues..muchas grax por el capi capi...estuvo buenisimo...

consu_123 Sáb Jun 13, 2009 12:51 am

wuaaaa.. no hay mas capisss?? acaboo d aventarmee toda la noveeee porq m atrapooo... teniaaa tantoo tiimeee sin estoo q volvii a caer jajaja.. en fiiinnn...

mas capiss pleasee niiñaa dul.. estaaaaa super la noovee Very Happy

saludiitossss

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