Re: Camino del Olvido

FannyQ Dom Jun 14, 2009 9:41 pm

Gracias por el capitulo!! ... ahiii no ahora es vicoo Crying or Very sad

Continuaaa ...

gracia Lun Jun 15, 2009 8:38 pm

POR FAVOR PON PRONTO EL PROXIMO CAPITULO ESTA MUY EMOCIONANTE LA HISTORIA FELICIDADES Y MUCHAS GRACIAS

Eva_vbb Lun Jun 15, 2009 8:47 pm

DULCINEAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA
ONTA EL CAP.... DE HOY.... ¿¿¿POR QUE SI VA A VER VERDADDDDDDD????
lol!

QUEREMOS CAP... Camino del Olvido - Página 6 64473

dulce_myrifan Lun Jun 15, 2009 9:27 pm

Capítulo 13

¿Cómo que Víctor ha ido hoy a trabajar? -dijo Eric con sorpresa al ir a recoger a su hijo por la tarde-. No sabía que estaba ya tan recuperado.
-Sí, está mucho mejor.
Myriam miró a Brad, que estaba poniendo bloques de madera uno encima de otro en la alfombra del cuarto de estar. Victoria, como era de esperar, riendo, desmoronó la torre que el niño estaba construyendo.
-¡Aleluya! -exclamó Eric alzando las manos-. Ahora, por fin, te vas a poder separar.
Myriam consideró la reacción de Eric fuera de lugar. La mayoría de la gente, en su lugar, habría hecho algún comentario referente a la rápida recuperación de salud de Víctor.
-Myriam, ¿estás bien?
-Sí, claro. Es solo que... me preocupa una cosa.
-¿Puedo ayudarte?
-En realidad, sí, más de lo que te imaginas.

Lanzando una significativa mirada a Brad, que era lo suficientemente mayor como para comprender una conversación de adultos, Myriam dijo:
-¿Te importaría que habláramos en el vestíbulo? Necesito pedirte un favor.
-Lo que quieras -respondió Eric, siguiéndola-. Ya sabes que haría cualquier cosa por ti.
Myriam se detuvo junto a las escaleras y apoyó el codo en la barandilla.
-Me gustaría que hablaras con Víctor.
-¿Respecto a qué? -preguntó Eric al tiempo que se sentaba en un escalón.
-No sé por qué, se le ha metido una idea en la cabeza que tú, mejor que ninguna otra persona, puedes quitarle.
-¿Yo? ¿Qué idea?
-Que... hay algo entre tú y yo, algo de carácter sentimental.
El repentino silencio de Eric sorprendió a Myriam. Había esperado que mostrara indignación, perplejidad... algo.
-Si hablaras con él, Víctor acabaría dándose cuenta de que sus sospechas son falsas.
De nuevo, la respuesta de Eric contradijo las expectativas de ella.
-¿Tanto importa lo que él crea? -preguntó Eric-. Se están divorciando, ¿no?
-¡Eric! -Myriam se apartó un paso de la barandilla-. Naturalmente que importa.
Eric apoyó los codos en las rodillas y se llevó las manos a la cabeza. Después, suspiró pesadamente.
-Lo siento, Myriam, no puedo hacerlo.
-¿Que no puedes? -repitió ella con incredulidad.
-Sería una hipocresía por mi parte.
Por fin, Myriam empezó a comprender y, de repente, se sintió avergonzada.
-Lo cierto es que... que quiero tener algo que ver contigo en ese sentido -declaró Eric alzando la cabeza para mirarla a los ojos-. No había dado ningún paso aún porque estaba esperando a que la separación fuera oficial. Creía que lo sabías. -Yo... no, no lo sabía.
La mirada de Eric se intensificó.
-¿Estás segura?
-Sí.
Eric aún seguía sin parecer convencido.
-¿No lo dices por sentirte culpable de repente? Si es así, no te preocupes, Myriam, no tienes por qué fingir conmigo.

Myriam frunció el ceño, dudando de sí misma. ¿Se sentía culpable? ¿Había notado que su amistad con Eric estaba tomando esa dirección?
Eric extendió un brazo, agarró la mano de Myriam y tiró de ella hasta sentarla a su lado.
-Veamos, ¿te desagradaría que nuestra relación cambiara después de que Víctor se vaya? Nos entendemos muy bien, Myriam, tenemos mucho en común; además, me atraes físicamente. Pensaba que lo sabías.
Myriam se lo quedó mirando mientras se preguntaba cómo había estado tan ciega. Víctor había visto la verdad, ¿por qué ella no?
-Quiero empezar a salir contigo, Myriam -Eric la agarró por los hombros-. Quiero llevarte a cenar, a bailar... quiero hacer todo tipo de cosas contigo.
Myriam comenzó a temblar. ¿Acaso Eric no notaba lo disgustada que estaba? Y si lo había notado, ¿por qué no la soltaba? ¿Por qué continuaba? ¿Por qué había empezado a acariciarle los hombros?
-Ahora ya sabes por qué no puedo decirle a Víctor que no hay nada entre tú y yo. No voy a hacer nada por su relación. Víctor no te merece y, cuanto antes desaparezca de tu vida, mejor.
Myriam, con repugnancia, temió que Eric fuera a besarla. Él estaba bajando la cabeza, ladeándola ligeramente. De repente, Myriam tuvo la fuerza necesaria para levantarse del escalón.
Al menos, hizo amago de hacerlo. Desgraciadamente, la puerta de la casa se abrió en ese momento y Víctor apareció delante de ellos.
Myriam apartó las manos de Eric de sus hombros y, finalmente, se puso en pie. El corazón parecía querer salírsele del pecho.

-¡Víctor!
Víctor se quedó quieto, con la mano en la puerta aún abierta, mirándola a ella y después a Eric. Después, tras un sonido gutural y burlón, se quitó la chaqueta, la colgó en el armario y fue al estudio a dejar su portafolios.
-Eric, será mejor que te vayas -dijo Myriam.
-Si quieres, puedo quedarme para evitar que Víctor te cause problemas.
-Tendría muchos más problemas si te quedaras. Por favor, vete, ya has hecho daño suficiente.
Eric se puso en pie.
-Estás enfadada conmigo, ¿verdad?
-Sí, lo estoy.
Eric suspiró y se frotó la nuca, pero no discutió.
-Vamos, Brad. Ve por la chaqueta, nos vamos ya.

Después de que Eric se marchara, Myriam, temblorosa, se sentó en el escalón que él había dejado vacante. Víctor cruzó el vestíbulo, sin mirarla siquiera, en dirección al cuarto de estar donde Victoria estaba jugando con los bloques de madera.
-Víctor, espera.
Aflojándose la corbata, Víctor le lanzó una fría mirada de soslayo.
-Víctor, cuando nos has visto a Eric y a mí... no es lo que estás pensando.
-Entonces, ¿qué era?
-Le he pedido a Eric que hablara contigo, quería que fuera él quien te dijera que no había nada entre los dos. Suponía que, ya que a mí no me creías, a él sí.
-Sí, ya he visto las ganas que tenía de hacer justo eso.
-Maldita sea, no es eso lo que estoy tratando de decirte. Víctor, te debo una disculpa.
Él arqueó una ceja. Fue toda la respuesta que Myriam obtuvo de su marido.
-Estaba convencida de que, entre Eric y yo, solo había amistad. Absolutamente convencida. Pero... tenías razón, él no lo veía así.
-Qué sorpresa -murmuró Víctor irónicamente.
-Por favor, intenta ponerte en mi lugar. Aún estoy temblando. No sé cómo ha ocurrido ni por qué no lo he visto venir.
-Con franqueza, yo tampoco -dijo Víctor en tono de reproche.

Victoria eligió ese momento para salir al vestíbulo. Víctor la tomó en sus brazos y se sentó con ella en el banco alargado del vestíbulo.
-¿Qué esperabas? -comentó Víctor mirando a Myriam-. Tú y Eric son miembros del sexo opuesto y pasan mucho tiempo juntos, una mezcla explosiva.
Myriam apoyó la cabeza en las manos y se miró a los zapatos. Víctor tenía razón. ¿Por qué había permitido que ocurriera aquello?
De repente, lo comprendió.
-Víctor, me sentía sola. Conocí a Eric justo cuando nació Victoria. Fue un tiempo difícil para mí. Creo que jamás te diste cuenta de lo difícil que me resultó.
-¿Por qué no acudiste a mí?
-Porque estabas fuera la mayor parte del tiempo y, cuando estabas en casa, no querías estar cerca de Victoria; por lo tanto, tampoco estabas conmigo.
-Vaya, otra vez lo mismo.
-Es verdad, Víctor -pero Myriam sabía que su marido aún pensaba que estaba mintiendo, que estaba culpándolo de algo de lo que él no era responsable-. Supongo que, inconscientemente, busqué alguien que ocupara tu lugar. No sexualmente, eso nunca. Creo que quería estar con alguien que compartiera conmigo la dicha que Victoria representaba.
Víctor miró a su hija, que estaba jugando con su corbata. Pero Myriam vio que la mandíbula de Víctor se había tensado, que sus palabras habían logrado afectar a su marido.
-Te aseguro que no ha habido nada impropio entre Eric y yo, a excepción de nuestra amistad... y tengo intención de corregir la situación inmediatamente.
Con los ojos, imploró a Víctor que la comprendiera y la perdonara. Los ojos de Víctor permanecieron fríos e ilegibles.
-De acuerdo -dijo él por fin.
-¿De acuerdo? ¿Es eso todo lo que vas a decir?
-¿Qué otra cosa puedo decir?
Podía decir mucho, pensó Myriam, pero no parecía querer hacerlo.
-Sigues sin creerme, ¿verdad?
Víctor se pasó una mano por el rostro. Se le veía cansado.
-Hace un minuto, me has acusado de no comprender el momento tan difícil por el que pasaste después de que Victoria naciera. Está bien, pues yo creo que tú no comprendes lo difícil que es sufrir amnesia. Desde que recuperé el conocimiento hace dos semanas en ese hospital, mi vida ha sido una lucha contra las sombras, y en continuo cambio. Ha sido un mar de dudas. Lo único de lo que estaba seguro era de ti, Myriam. Pero desde ayer... En fin, te ruego que me disculpes por no estar de humor para hablar.

dulce_myrifan Lun Jun 15, 2009 9:27 pm

Víctor se levantó, con la niña en sus brazos, y fue a la cocina. Encendió la luz, abrió un armario y sacó de él una galleta para su hija.
Myriam se detuvo en el marco de la puerta de la cocina, y miró a su marido mientras este dejaba a Victoria en el corralito con sus juguetes. Myriam quería llorar, nada estaba saliendo como había esperado.
-Estás equivocado. Puedes contar conmigo para lo que quieras, siempre podrás hacerlo. He intentado convencerte de ello, pero, al parecer, has decidido no creer nada de lo que digo. Así que me limitaré a esperar. Mañana, después de que veas al médico, estoy segura de...
-No -Víctor se apartó del corralito y lanzó una mirada desafiante a su esposa.
-¿Que no qué?
-Olvídalo, no voy a ir al médico mañana.
-Tienes que hacerlo -Myriam lo agarró del brazo cuando Víctor intentó pasar por delante de ella.
-No necesito verlo, estoy arreglándomelas bien yo solo.
Myriam empequeñeció los ojos.
-¿Qué te pasa? -insistió ella.
Víctor alzó la barbilla.
-Lo último que quiero es ponerme en manos de un psiquiatra y que me drogue. Me niego a someterme a semejante humillación.
-¿Por qué te parece una humillación? Lo que dices no tiene sentido. Primero dices que no quieres estar en medio de esta confusión, pero ahora te niegas a ver a un médico que puede ayudarte.
-De acuerdo, no tiene sentido -Víctor se zafó de la mano de ella y empezó a dirigirse a su estudio.
Myriam se interpuso en su camino.
-Por el amor de Dios, Víctor, no me des la espalda. ¿Es que no ves lo mucho que significas para mí?
Myriam le rodeó el cuello con los brazos y se apretó contra él.
Víctor permaneció inmutable.
-No sé lo que veo, Myriam. Ayer me dijiste que estábamos separándonos, que era decisión mutua. ¿Es verdad o no lo es?
-Sí, pero...
-En ese caso, no hay más que hablar.
Víctor se soltó de ella y dio un paso más hacia su estudio. Pero Myriam estaba decidida a no dejar las cosas como estaban.
-Siento lo de Eric, lo siento de verdad. No sé qué más puedo decir. Es evidente que no he mostrado mucho sentido común y, si te he hecho sufrir por ello, lo siento, te pido disculpas. Pero te aseguro que mostrar falta de sentido común ha sido lo único de lo que se me puede acusar.
-Myriam, no quiero seguir hablando de eso.

Myriam estaba al borde de las lágrimas. Víctor no la estaba escuchando, seguía sin creerla.
Con desesperación, Myriam volvió a abrazarse a él.
-Víctor, hemos compartido tantas cosas desde que has salido del hospital... Piensa en todo lo que ha ocurrido.
-Myriam, por favor...
Víctor trató de zafarse de sus brazos, pero ella, poniéndose de puntillas, intentó besarlo. Víctor volvió la cabeza y Myriam le besó la mejilla. El volvió el rostro hacia el otro lado y Myriam le besó la mandíbula. Con desesperación, Myriam le sujetó la cabeza con ambas manos y, por fin, alcanzó su objetivo.
Fue un beso duro, nacido del enfado y la frustración, un beso al que Víctor se resistió. Pero Myriam, dándose cuenta de que, por la fuerza, no estaba consiguiendo nada, suavizó el beso y puso en él toda la sensualidad que poseía.
Poco a poco, sintió el cuerpo de su marido relajarse. Aprovechando el momento, Myriam profundizó el beso, poniendo más ardor.
Víctor gimió y pronto empezó a participar. Rodeó a Myriam con sus brazos, estrechándola contra sí. Ella pasó a ser la víctima del asalto, y le encantó.
Víctor le pegó la espalda contra la pared, presionándola con su cuerpo varonil. Myriam suspiró, agradecida el tener apoyo.
Víctor comenzó a explorar su boca con una pasión que enloqueció a Myriam. Deslizó las manos por debajo de su blusa y le acarició los pechos, llevándola al límite de lo soportable. Entonces, de repente, Víctor la soltó.
-¡Maldita sea, Myriam! -Víctor dio unos pasos atrás y se agarro los cabellos-. De acuerdo, ¿estás ya satisfecha?
Myriam se sintió como si la hubiera abofeteado.
-¿Qué?
-Has demostrado que tienes poder sobre mí. ¿Contenta?
-Yo no estaba...
-¡Calla! ¡Déjame!
Víctor no esperó a que ella se defendiera. Al instante siguiente, agarró las llaves del coche que estaban encima de la consola del vestíbulo y, sin ponerse la chaqueta, salió de la casa. Un momento después, se alejó en el coche.
El dolor y la humillación de Myriam no tenían límites.

myrithalis Lun Jun 15, 2009 9:58 pm

Noooooooooooooooooooo que le pasa a Victor Evil or Very Mad

todo por el inche Erik maldito noooooooooo victor Myriam te ama no seas menso nooooooooooo porque hay niña cada dia pones el cáp mas interesante gracias que coraje jajajaja bueno respiro y cunto hasta 10 bye Saludos Atte: Iliana

myrielpasofan Lun Jun 15, 2009 10:02 pm

omg jajaja pero k ...vicco myri te ama..y va a mandar a freir papas al tal eric jajajaja grax por el capi

Chicana_415 Lun Jun 15, 2009 10:16 pm

Que mal termino la peleaa! espero que no le pase nada a vicco por andar conduciendo enojadooo!

jai33sire Lun Jun 15, 2009 10:17 pm

muchas gracias por el capitulo ¿QUIEN DEMONIOS ES BECKY? a mi me sigue pareciendo sospechoso ese Víctor siguele por faaaa

Geno Lun Jun 15, 2009 10:35 pm

Dulce como las de jas asi ehh, hay ese Erick ya decia yo que nada bueno hiba a traer, haber si no le pasa nda a Victor

Siguele niñaaaaaaaaaaa

saludos

Geno

alma.fra Lun Jun 15, 2009 10:50 pm

Ayyyy no, no tardes con el proximo capitulo, la dejaste muy interesante.

Marianita Lun Jun 15, 2009 11:24 pm

Yupi!!!!!!! Un 2x1!!!!!!! Muchas gracias Dulce!!!!!!!!

Eva_vbb Lun Jun 15, 2009 11:34 pm

AYYYYYYYYYYY Evil or Very Mad

QUE MAL QUE
SE PELEEN A VER SI NO LE PASA A NADO A VICTOR X ANDAR
MANEJANDO ENOJADO Mad

Y SI LE PASA ALGO?? Y CON ESO RECUPERA
LA MEMORIA ¿¿SEGUIRA SIENDO EL MISMO VICTOR DE AHORITA O
EL DE ANTES???
NO TARDES DUL YA QUEREMOS EL SIGUIENTE CAP... Y SI ES MAÑANA
QUE MEJOR.... Razz

nayelive Mar Jun 16, 2009 8:11 am

gracias por los capi digo no los habia leido pero ya me puse al dia , haber si no sufre un accidente el cejon , vaya que es testarudo.

consu_123 Mar Jun 16, 2009 9:00 am

otrooo.. otrooooo.. otrooo
graciiias Dul por ell capiiiiiiii Very Happy

dulce_myrifan Mar Jun 16, 2009 8:53 pm

Capítulo 14

La tormenta la despertó, y Myriam se levantó de la cama para cerrar la ventana que había dejado abierta antes de dormirse. Al hacerlo, lanzó una mirada a su coche, aparcado delante de la casa.
Víctor había regresado poco tiempo después de que ella hubiera dado su baño a Victoria. No habían hablado. Myriam no sabía qué hacer para mejorar la situación y, lo peor, era que estaba perdiendo la esperanza.
Apartándose de la ventana, encendió la luz, fue al cuarto de baño por una toalla, y con ella secó la madera del suelo, justo debajo de la ventana, que la lluvia había mojado. ¿Había dejado alguna otra ventana abierta? No lo creía.
Como estaba completamente despierta, fue a ver a Victoria. Cruzó el pasillo y se asomó a la habitación de su hija. Victoria estaba profundamente dormida, su respiración suave y rítmica.
Myriam caminó hacia su habitación, pero un ruido en el piso inferior la hizo detenerse. ¿Se habría caído algún cuadro de la pared? ¿Se habría roto el cristal de alguna ventana debido a la tormenta? ¿Y si habían entrado a robarles?
La curiosidad pudo con ella y, de puntillas, bajó las escaleras. No había ninguna luz encendida en el piso de abajo, por lo que supuso que Víctor estaba durmiendo, aunque no comprendía cómo alguien podía dormir con esa tormenta. Como no quería despertarlo, cruzó el vestíbulo y fue directamente al cuarto de estar.
Estaba extendiendo el brazo para encender la luz cuando un relámpago iluminó la habitación y vio el perfil de un hombre a contraluz delante de la ventana. El susto la hizo dar un grito de terror. Al mismo tiempo, encendió la luz.

-¡Víctor!
Miró a su alrededor y vio una pequeña mesa en el suelo, los objetos decorativos que la habían adornado también estaban caídos. Había algo roto.
-¿Qué estás haciendo aquí solo a oscuras?
-Vuelve a la cama, Myriam -la voz de Víctor sonaba diferente.
Myriam no tardó en darse cuenta de que Víctor estaba delante del mueble de las bebidas sirviéndose una copa. Estaba medio de espaldas a ella y temblaba visiblemente. Víctor se llevó la copa a los labios y la vació de un golpe; después, volvió a llenarla.
-Víctor, ¿qué te pasa? -preguntó Myriam apresurándose a él.
-Nada. Estoy bien -respondió él en tono distante.
Víctor volvió a beber, cerró los ojos y suspiró.
-Siento lo de la mesa. Recogeré las cosas después.
-No te preocupes por eso. ¿Te ha despertado la tormenta?
Víctor asintió y volvió a llevarse la copa a los labios.
-Vamos, siéntate un rato, hazme compañía -Myriam se sentó en el sofá y dio unas palmadas en el asiento.
Víctor se acercó despacio, con paso inseguro.
-A mí también me ha despertado la tormenta. Sin embargo, Victoria está dormida como un tronco.

Myriam miró de soslayo a Víctor, pero este, con la mirada perdida, ni siquiera parpadeó. Parecía inconsciente de lo que lo rodeaba, incluso de ella. Myriam se recostó en el respaldo del sofá y esperó.
Por fin, más relajado por los efectos del alcohol, Víctor apoyó la espalda en el cojín del sofá y estiró las piernas.

-Estaba soñando -dijo él-. Ha sido un sueño muy confuso, pero relacionado con el accidente de avión: sabía que algo horrible iba a ocurrir y tenía miedo. Llevo dos noches, las dos últimas noches, soñando lo mismo. Y en ambas ocasiones me he despertado bañado en sudor.
Víctor tembló.
De repente, a Myriam dejaron de parecerle importantes las discusiones que había tenido con él, lo único que quería era abrazarlo y consolarlo, decirle que no tuviera miedo. Pero Víctor empezó a hablar de nuevo y ella no quiso interrumpirlo.
-Esta noche, el sueño ha sido distinto. Creo que la tormenta me ha afectado en cierto modo, porque he soñado con cosas que hacían mucho ruido, cosas que chocaban y se estrellaban. Yo estaba en un sitio... -Víctor levantó el brazo escayolado y, con las yemas de los dedos, se frotó los ojos-. Era un bar. Sí, eso es, un bar. Yo estaba sentado en el bar y me estaba emborrachando.
Víctor se interrumpió, volvió a beber y después miró la copa que tenía en la mano como si la viera por primera vez.
-¿Por qué te estabas emborrachando? -le preguntó Myriam con voz queda.
-Tú acababas de llamarme al hotel en el que estaba porque acababas de dar a luz, acababas de tener a Victoria.
Myriam se quedó muy quieta, temerosa de que, si se movía, se desmoronaría.
-¿Te acuerdas de ese día? -susurró ella.

Víctor no respondió. No necesitaba hacerlo. Se levantó del sofá, fue al mueble de las bebidas y dejó la copa. De espaldas a Myriam, miró a través de los cristales de la ventana.
-Tenías razón. Te he acusado de tener relaciones con Eric y te he acusado de mentirme... pero tenías razón -dijo Víctor con voz muy ronca-. Era yo. No quería tener hijos. No quería tener una hija. Qué demonios, ni siquiera estaba contigo cuando Victoria nació. Estaba en Atlanta, en una conferencia. Tú diste a luz sola.
Víctor se volvió y miró a su esposa con ojos sospechosamente enrojecidos y brillantes.
-¿Cómo he podido olvidar algo tan importante durante dos semanas?
A Myriam le resultaba comprensible.
-¿Te acuerdas de algo más del período previo al nacimiento de Victoria?
-Sí, de muchas cosas. Recuerdo que me compré un coche cuando estabas embarazada de unos tres o cuatro meses -Víctor sacudió la cabeza y río-. Un coche deportivo de dos plazas. ¿Puedes creerlo? ¡Qué idiota! Creo que lo hice a propósito, para demostrarte que estaba decidido a vivir la vida a mi manera al margen de todo lo demás.
-Lo sé -dijo ella bajando la cabeza.
-Sin embargo, lo que sí recuerdo es... nada. Es no estar aquí. Y eso es lo más triste. Cuando pienso en este último año, tengo muy poco que recordar. El primer año de la vida de Victoria lo viví a distancia, sin participar, y no va a volver.
-¿Por qué? -preguntó Myriam sin poder evitarlo-. No me refiero a por qué no querías tener hijos, eso lo comprendo. Hay mucha gente que no quiere tener hijos y lleva una vida feliz. La cuestión es... ¿cómo es posible que no quisieras a tu propia hija después de nacida?
Víctor empezó a pasearse por la habitación con gesto reflexivo.
-No lo sé -contestó él por fin. Entonces, se acercó al sofá y se sentó-. Si te sirve de consuelo, creo que la quería. Recuerdo cuando volví de Atlanta y la vi por primera vez. Victoria tenía cuatro días y era lo más bonito que yo había visto nunca. Pero en esos cuatro días, tú y ella ya estaban unidas y yo... me sentí excluido.
-Oh, Víctor, lo siento. Quizá tengas razón, yo estaba muy enfadada contigo -dijo Myriam sintiéndose culpable-. ¿Crees que, si yo hubiera sido más cariñosa contigo, tu actitud hacia Victoria habría sido distinta?
-No lo sé, pero es posible que no. Tengo la sensación de que lo que siento es genético.
A Myriam se le hizo un nudo en el estómago.
-¿Lo que sientes? ¿Quieres decir que tu actitud no ha cambiado, que sigues sin querer a Victoria?
Los ojos de Víctor se ensombrecieron. Myriam pensó que el corazón se le estaba desgarrando.
-No lo comprendo, Myriam. Quiero a Victoria; es más, la adoro. Pero, al mismo tiempo, hay algo que... No sé, es como una sombra que me sigue a todas partes -Víctor se pasó una mano por los ojos-. No sé, aún me siento muy confuso. Me siento como si fuera dos personas en una.
Myriam tembló.
-Comprendes que Victoria es fundamental en mi vida, ¿verdad, Víctor?
-Sí, claro. Pero no estoy seguro de poder cambiar, Myriam. Quizá lo mejor sería que me marchara inmediatamente.
-No -la vehemencia de la respuesta de Myriam hizo que Víctor la mirase fijamente-. No, quédate unos días más. Tú mismo lo has dicho, estás confuso. Date más tiempo.
Víctor se frotó la nuca.
-No sé, Myriam. No me gusta mucho el hombre que empiezo a recordar que soy, no quiero molestarlos a ti y a Victoria.
-Por favor, Víctor -una idea asaltó a Myriam repentinamente-. Víctor, quiero que vayas a ver al doctor Grogan mañana.
-Te he dicho que me las estoy arreglando sin él.
-Sí, lo sé. Pero hazlo por mí, como un favor personal, ¿de acuerdo? Después, si así lo quieres, podrás marcharte.
Víctor suspiró.
-Está bien, iré.
-Estupendo -dijo Myriam con un gran alivio-. Y ahora... ¿crees que vas a poder volver a dormirte?
-Sí -pero Víctor no parecía muy seguro.
-¿Te apetece...? -Myriam iba a preguntarle si quería pasar el resto de la noche arriba, pero cambió de idea.
-¿Qué?
-¿Te apetece comer algo?
-No, gracias. Vuelve a la cama, Myriam. Estoy bien.
Con desgana, Myriam se puso en pie y empezó a cruzar la habitación.
-Hasta mañana.
Aún llovía cuando Myriam se acostó, pero los truenos y los relámpagos se habían alejado.
No sabía qué era lo que había conseguido al convencer a Víctor de ir a ver al médico; pero, al menos, disponía de algo más de tiempo. Esperaba que fuera suficiente. Su matrimonio dependía de ello.