Un Hombre Perdido (Final)
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Re: Un Hombre Perdido (Final)
Gracias por el capi tocayita, qué lástima que ya se acaba, está muy padre!!!!!!
Marianita- STAFF
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Localización : Veracruz, Ver.
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Re: Un Hombre Perdido (Final)
gracias por el capi lastima que ya terminara
nayelive- VBB PLATINO
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Re: Un Hombre Perdido (Final)
muchas grax tocayita...me encanto el capi..y k mala onda k ya se valla acabar tan padre k esta...
Re: Un Hombre Perdido (Final)
k chiudo capitulooo, lastima k c acabeee ..... mañana esperaremos el final con ansias!!!
saludos
Peke- VBB CRISTAL
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Re: Un Hombre Perdido (Final)
Ke mal ke ya se caba, me encanta esta novela. Muchas gracias por el capitulo.
alma.fra- VBB DIAMANTE
- Cantidad de envíos : 2190
Fecha de inscripción : 25/06/2008
Re: Un Hombre Perdido (Final)
ESPERO QUE VICTOR REACCIONE Y SE QUEDE AL LADO DE MYRIAM, GRACIAS POR EL CAPÍTULO
mats310863- VBB PLATINO
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Re: Un Hombre Perdido (Final)
Antes que nada quiero agradecerles a todas el haberse tomado su tiempo para leer la novela y agradecer todos los mensajitos que me dejaron. Espero pronto regresar con otra novela, solo es cuestion que me den un descanzito los profes para darme tiempo de leer novelas y editarlas para traerselas.
ahora si, aqui les dejo el final
Capítulo Doce
Su casa le parecía tan fría como una tumba.
Víctor creyó que esa sensación de aislamiento desaparecería una vez que se acostumbrase a estar de nuevo allí, pero había pasado más de una semana desde que dejó a Myriam y todo seguía igual. Cada vez que entraba en el dúplex, el silencio era tan pesado como una tonelada de ladrillos. La soledad que una vez había buscado, lo ahogaba.
Antes encontraba cierto consuelo en el silencio. Ahora, esa profunda soledad lo volvía loco, le recordaba que había tenido la oportunidad de cambiar su vida, que le había dicho adiós a la única mujer que había tocado su corazón… su alma.
Cuando dormía, en sus sueños aparecía Myriam. Cuando estaba despierto, no podía dejar de pensar en ella.
No había forma de escapar.
Despierto o dormido.
Y lo peor era que no quería escapar. ¿Habría perdido la cabeza?
Víctor estaba en el balcón, mirando el cielo. Debajo, las luces de la ciudad rompían la oscuridad, pero no se daba cuenta. Le daba igual. La ciudad no tenía nada para él porque su corazón estaba en una playa al norte de California.
Angustiado, se agarró a la barandilla del balcón hasta que sus nudillos se pusieron blancos. Una ligera brisa movió su pelo, pero era caliente y seca. No olía a mar, no olía al perfume de Myriam. No había vida en ella.
—Estás fatal —murmuró, sólo para oír una voz.
Y cuando un hombre empezaba a hablar solo, las cosas iban decididamente cuesta abajo.
Antes de que empezara a contestarse a sí mismo, decidió entrar de nuevo en casa. Allí estaba a salvo, allí nadie esperaba que viviera, que amase, que pensara en algo que no fuera su propio dolor.
Entonces, ¿por qué eso ya no lo consolaba?
—¿Por qué no puedo dejar de pensar en ella? —murmuró, dejándose caer sobre uno de los sillones, escudriñando en la oscuridad, como si allí estuviera la respuesta.
Pero sólo encontraba más preguntas. No dejaba de pensar en los Montemayor, en lo que había dejado atrás. Y se preguntó…
¿Habría abierto el local Myriam?
¿Habrían vuelto Eric y Jen de su luna de miel?
¿Habría recibido Kevin el estetoscopio que le prometió?
¿Lo echarían de menos?
¿Se sentiría Myriam tan sola como él?
Víctor se levantó, con el corazón encogido, pasándose una mano por el pelo. Sólo había una forma de enterarse.
Myriam abrió la puerta e inmediatamente vio la caja que había en el suelo del porche. Víctor se quedó escondido entre las sombras, observando su reacción.
Sabía perfectamente lo que había dentro.
Siete galletas, cada una de ellas con una palabra escrita en caramelo. Y juntas, formaban una frase muy sencilla:
Myriam, te amo. ¿Quieres casarte conmigo? Víctor.
Atónita, ella levantó la mirada cuando salió de su escondite.
—¿Víctor?
—Estás preciosa —murmuró él, temiendo tocarla. Primero tenía que saber si había destrozado lo que había entre ellos. Si estúpidamente había destruido su única oportunidad de ser feliz.
Llevaba el pelo sujeto en una coleta y tenía harina en la nariz. Y sus ojos miel eran más bonitos que nunca. Llevaba una camiseta vieja y los vaqueros cortados que tanto le gustaban.
Su corazón empezó a latir con fuerza, esperando ver la respuesta en sus ojos…
Ella era su futuro, su presente, todo.
Por un increíble golpe de suerte, había encontrado no sólo el amor de nuevo… había encontrado la vida.
Ahora sólo podía esperar que no fuese demasiado tarde.
—No digas nada todavía —le espetó, antes de que Myriam dijera nada.
—Muy bien.
Víctor se metió las manos en los bolsillos del pantalón y luego volvió a sacarlas, nervioso. Quería decir algo importante, pero no encontraba las palabras, de modo que optó por hablar con el corazón:
—Te amo.
—Oh, Víctor…
—Sigo hablando.
—Ah, perdón —sonrió ella. Estaba sonriendo. Esa era una buena señal.
—Quería a Mary y siempre la llevaré en mi corazón, pero… ella es mi pasado, tú eres mi futuro.
Los ojos de Myriam se llenaron de lágrimas, pero ella parpadeó furiosamente para controlarlas.
Víctor la tomó por los hombros, como para asegurarse de que estaba allí, de que era real.
—Quiero que tú seas mi futuro, Myriam. Quiero construir una vida contigo, tener hijos contigo. Quiero que vivamos en medio del huracán de los Montemayor porque fuera la vida es muy fría y muy solitaria. Y sin ti es insoportable. Me siento vacío sin ti… te amo, Myriam. Creo que te quise desde el primer día.
—¿No me digas?
Víctor parpadeó, atónito. Pero ella estaba sonriendo de oreja a oreja y, después de soltar la caja, se abalanzó sobre él, besándolo en la cara, en el cuello, en los labios.
Víctor le devolvió el abrazo, respirando su delicioso perfume y murmurando una plegaria de gratitud. Al sentir el calor de su cuerpo, supo que era una parte de él de la que nunca querría desprenderse, de la que nunca podría desprenderse.
—Has tardado mucho —dijo Myriam entonces.
Él sonrió, sintiendo que la vieja tristeza desaparecía, que, por primera vez en muchos años, se sentía ligero, feliz.
—Es que aprendo despacio.
—Ya veo —rió ella—. Si hubieras tardado un poco más, habría tenido que ir a Los Angeles para arrastrarte hasta aquí.
—¿En serio?
—Por supuesto —contestó Myriam, enredando los dedos en su pelo—. Ésta es tu casa, nuestra casa.
—Ahora lo sé.
—Me alegro.
—He vendido la consulta y, en cuanto me ponga en contacto con el doctor Parker, me instalaré aquí y…
—No te costará mucho. Mi madre ya ha hablado con él para decirle que ibas a comprar su consulta.
—Debería haberlo imaginado —rió Víctor, apretándola contra su corazón, donde siempre había estado, donde estaría siempre.
Su sonrisa lo calentaba por dentro y borraba las sombras que lo habían mantenido prisionero durante tanto tiempo. Víctor la miró a los ojos y vio el futuro en ellos, vio su corazón, su vida, su amor.
—Bienvenido a casa, doctor gruñón.
—Ahora mismo no me siento muy gruñón —dijo él. Y dudaba que volviera a estarlo nunca.
—Te quiero tanto, Víctor —musitó Myriam entonces, acariciando su cara.
—No dejes de hacerlo nunca.
—No lo haré.
Entonces saltó el temporizador del horno y el ruido hizo que Sheba se pusiera a ladrar en el jardín. En la casa de al lado, el labrador negro contestó ladrando ruidosamente. El estruendo era enorme, delicioso.
—¿Se te están quemando las galletas?
—¡Ay, por favor! ¡Y había metido dos bandejas! —gritó Myriam, apartándose. Pero tuvo tiempo de tomar la caja de galletas y a Víctor de la mano—. Vamos, doctor García. Cuando haya rescatado mis galletas, tenemos que celebrar nuestro compromiso.
—Hogar, dulce hogar —sonrió Víctor, metiéndose de cabeza en el huracán, disfrutando del empuje de una vida plena, tan diferente del silencio que había dejado atrás para siempre.
Fin
ahora si, aqui les dejo el final
Capítulo Doce
Su casa le parecía tan fría como una tumba.
Víctor creyó que esa sensación de aislamiento desaparecería una vez que se acostumbrase a estar de nuevo allí, pero había pasado más de una semana desde que dejó a Myriam y todo seguía igual. Cada vez que entraba en el dúplex, el silencio era tan pesado como una tonelada de ladrillos. La soledad que una vez había buscado, lo ahogaba.
Antes encontraba cierto consuelo en el silencio. Ahora, esa profunda soledad lo volvía loco, le recordaba que había tenido la oportunidad de cambiar su vida, que le había dicho adiós a la única mujer que había tocado su corazón… su alma.
Cuando dormía, en sus sueños aparecía Myriam. Cuando estaba despierto, no podía dejar de pensar en ella.
No había forma de escapar.
Despierto o dormido.
Y lo peor era que no quería escapar. ¿Habría perdido la cabeza?
Víctor estaba en el balcón, mirando el cielo. Debajo, las luces de la ciudad rompían la oscuridad, pero no se daba cuenta. Le daba igual. La ciudad no tenía nada para él porque su corazón estaba en una playa al norte de California.
Angustiado, se agarró a la barandilla del balcón hasta que sus nudillos se pusieron blancos. Una ligera brisa movió su pelo, pero era caliente y seca. No olía a mar, no olía al perfume de Myriam. No había vida en ella.
—Estás fatal —murmuró, sólo para oír una voz.
Y cuando un hombre empezaba a hablar solo, las cosas iban decididamente cuesta abajo.
Antes de que empezara a contestarse a sí mismo, decidió entrar de nuevo en casa. Allí estaba a salvo, allí nadie esperaba que viviera, que amase, que pensara en algo que no fuera su propio dolor.
Entonces, ¿por qué eso ya no lo consolaba?
—¿Por qué no puedo dejar de pensar en ella? —murmuró, dejándose caer sobre uno de los sillones, escudriñando en la oscuridad, como si allí estuviera la respuesta.
Pero sólo encontraba más preguntas. No dejaba de pensar en los Montemayor, en lo que había dejado atrás. Y se preguntó…
¿Habría abierto el local Myriam?
¿Habrían vuelto Eric y Jen de su luna de miel?
¿Habría recibido Kevin el estetoscopio que le prometió?
¿Lo echarían de menos?
¿Se sentiría Myriam tan sola como él?
Víctor se levantó, con el corazón encogido, pasándose una mano por el pelo. Sólo había una forma de enterarse.
Myriam abrió la puerta e inmediatamente vio la caja que había en el suelo del porche. Víctor se quedó escondido entre las sombras, observando su reacción.
Sabía perfectamente lo que había dentro.
Siete galletas, cada una de ellas con una palabra escrita en caramelo. Y juntas, formaban una frase muy sencilla:
Myriam, te amo. ¿Quieres casarte conmigo? Víctor.
Atónita, ella levantó la mirada cuando salió de su escondite.
—¿Víctor?
—Estás preciosa —murmuró él, temiendo tocarla. Primero tenía que saber si había destrozado lo que había entre ellos. Si estúpidamente había destruido su única oportunidad de ser feliz.
Llevaba el pelo sujeto en una coleta y tenía harina en la nariz. Y sus ojos miel eran más bonitos que nunca. Llevaba una camiseta vieja y los vaqueros cortados que tanto le gustaban.
Su corazón empezó a latir con fuerza, esperando ver la respuesta en sus ojos…
Ella era su futuro, su presente, todo.
Por un increíble golpe de suerte, había encontrado no sólo el amor de nuevo… había encontrado la vida.
Ahora sólo podía esperar que no fuese demasiado tarde.
—No digas nada todavía —le espetó, antes de que Myriam dijera nada.
—Muy bien.
Víctor se metió las manos en los bolsillos del pantalón y luego volvió a sacarlas, nervioso. Quería decir algo importante, pero no encontraba las palabras, de modo que optó por hablar con el corazón:
—Te amo.
—Oh, Víctor…
—Sigo hablando.
—Ah, perdón —sonrió ella. Estaba sonriendo. Esa era una buena señal.
—Quería a Mary y siempre la llevaré en mi corazón, pero… ella es mi pasado, tú eres mi futuro.
Los ojos de Myriam se llenaron de lágrimas, pero ella parpadeó furiosamente para controlarlas.
Víctor la tomó por los hombros, como para asegurarse de que estaba allí, de que era real.
—Quiero que tú seas mi futuro, Myriam. Quiero construir una vida contigo, tener hijos contigo. Quiero que vivamos en medio del huracán de los Montemayor porque fuera la vida es muy fría y muy solitaria. Y sin ti es insoportable. Me siento vacío sin ti… te amo, Myriam. Creo que te quise desde el primer día.
—¿No me digas?
Víctor parpadeó, atónito. Pero ella estaba sonriendo de oreja a oreja y, después de soltar la caja, se abalanzó sobre él, besándolo en la cara, en el cuello, en los labios.
Víctor le devolvió el abrazo, respirando su delicioso perfume y murmurando una plegaria de gratitud. Al sentir el calor de su cuerpo, supo que era una parte de él de la que nunca querría desprenderse, de la que nunca podría desprenderse.
—Has tardado mucho —dijo Myriam entonces.
Él sonrió, sintiendo que la vieja tristeza desaparecía, que, por primera vez en muchos años, se sentía ligero, feliz.
—Es que aprendo despacio.
—Ya veo —rió ella—. Si hubieras tardado un poco más, habría tenido que ir a Los Angeles para arrastrarte hasta aquí.
—¿En serio?
—Por supuesto —contestó Myriam, enredando los dedos en su pelo—. Ésta es tu casa, nuestra casa.
—Ahora lo sé.
—Me alegro.
—He vendido la consulta y, en cuanto me ponga en contacto con el doctor Parker, me instalaré aquí y…
—No te costará mucho. Mi madre ya ha hablado con él para decirle que ibas a comprar su consulta.
—Debería haberlo imaginado —rió Víctor, apretándola contra su corazón, donde siempre había estado, donde estaría siempre.
Su sonrisa lo calentaba por dentro y borraba las sombras que lo habían mantenido prisionero durante tanto tiempo. Víctor la miró a los ojos y vio el futuro en ellos, vio su corazón, su vida, su amor.
—Bienvenido a casa, doctor gruñón.
—Ahora mismo no me siento muy gruñón —dijo él. Y dudaba que volviera a estarlo nunca.
—Te quiero tanto, Víctor —musitó Myriam entonces, acariciando su cara.
—No dejes de hacerlo nunca.
—No lo haré.
Entonces saltó el temporizador del horno y el ruido hizo que Sheba se pusiera a ladrar en el jardín. En la casa de al lado, el labrador negro contestó ladrando ruidosamente. El estruendo era enorme, delicioso.
—¿Se te están quemando las galletas?
—¡Ay, por favor! ¡Y había metido dos bandejas! —gritó Myriam, apartándose. Pero tuvo tiempo de tomar la caja de galletas y a Víctor de la mano—. Vamos, doctor García. Cuando haya rescatado mis galletas, tenemos que celebrar nuestro compromiso.
—Hogar, dulce hogar —sonrió Víctor, metiéndose de cabeza en el huracán, disfrutando del empuje de una vida plena, tan diferente del silencio que había dejado atrás para siempre.
Fin
marimyri- VBB ORO
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Localización : El Paso
Fecha de inscripción : 05/08/2008
Re: Un Hombre Perdido (Final)
gracias por la nove muy buena
nayelive- VBB PLATINO
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Re: Un Hombre Perdido (Final)
que hermosa novela muchas gracias
fresita- VBB PLATINO
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Fecha de inscripción : 31/07/2009
Re: Un Hombre Perdido (Final)
aaaaaaaaaaaaay k lindoooooooooo final...muchas grax por esta novelita tocayita..esperemos verte pronto con otra novelita....grax
Re: Un Hombre Perdido (Final)
felicidadesss k chidoooooooooo
espero k pronto postees otra novela...
saludos
Peke- VBB CRISTAL
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Re: Un Hombre Perdido (Final)
ME ENCANTOOOO MUCHISIIIIIMAS GRACIAS!!
A MI GUSTO LAS NOVES ASI COMO ESTA SE DISFRUTAN MEJOR !!
A MI GUSTO LAS NOVES ASI COMO ESTA SE DISFRUTAN MEJOR !!
QLs- VBB BRONCE
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Re: Un Hombre Perdido (Final)
Ke bonito final, muchas gracias por la novela, me encanto. Ojala regreses pronto con otra.
alma.fra- VBB DIAMANTE
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Re: Un Hombre Perdido (Final)
FINALMENTE VICTOR ENCONTRO EL AMOR Y FUE EN SU BUSCA Y MYRIAM LO ESPERABA, MUCHAS GRACIAS
mats310863- VBB PLATINO
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Re: Un Hombre Perdido (Final)
graciias x la noveliita niiña me encanto y el fiinal mas y espero k pronto vuelvas con otra
Dianitha- VBB PLATINO
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Fecha de inscripción : 22/07/2009
Re: Un Hombre Perdido (Final)
MUCHASSS GRACIASSS ESTUVI HERMOSAAA LA NOVELITA ME ENCANTO
EL FINAL... QUE BUENO QUE VICTOR ABRIO DE NUEVO SU CORAZON Y LE
DECLARO SU AMOR A MYRIAMMM
Eva_vbb- VBB DIAMANTE
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Re: Un Hombre Perdido (Final)
gracias por la novelita a mi me encanto
jai33sire- VBB PLATINO
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Re: Un Hombre Perdido (Final)
Niña, muchas gracias por traernos el final y ojalá que pronto andes por aquí con nuevas historias!!!!!!
Marianita- STAFF
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Localización : Veracruz, Ver.
Fecha de inscripción : 25/05/2008
Re: Un Hombre Perdido (Final)
muchisiiiiimas gracias por la novela prima...me encanto...muy tierna la historia...sorry por no haber respondido antes pero me quede sin inter y para colmo estab enferma
que estes muy bien wey...haber que dia platicamos por que me he perdido muchas cosas y no entiendo nadaaaa jajajajajaja
que estes muy bien wey...haber que dia platicamos por que me he perdido muchas cosas y no entiendo nadaaaa jajajajajaja
susy81- VBB CRISTAL
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Re: Un Hombre Perdido (Final)
Ususy81 escribió:muchisiiiiimas gracias por la novela prima...me encanto...muy tierna la historia...sorry por no haber respondido antes pero me quede sin inter y para colmo estab enferma
que estes muy bien wey...haber que dia platicamos por que me he perdido muchas cosas y no entiendo nadaaaa jajajajajaja
primaaaaaaa jeje
ya me estaba preocupando por ti porque ya tiempo que no te veia por el msn (bueno no es que siempre este en el msn porque casi nome ha dado tiempo)
hoy en la noche entro al msn a ver si entras para hechar chisme
pd antes que se me olvide aca todavia no cambian la hora asi que tenemos la misma hora
marimyri- VBB ORO
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Localización : El Paso
Fecha de inscripción : 05/08/2008
Re: Un Hombre Perdido (Final)
por fin me puyse altanto! gracias por compartir la novelaaa
Chicana_415- VBB PLATINO
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Edad : 34
Localización : San Francisco, CA
Fecha de inscripción : 24/05/2008
Re: Un Hombre Perdido (Final)
gracias por la novela
dany- VBB PLATINO
- Cantidad de envíos : 883
Fecha de inscripción : 23/05/2008
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