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Amor por chantaje...... Final

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Mensaje  myrithalis Miér Feb 09, 2011 1:09 am

Gracias por los Cap esta buenisima la novelita niña Gracias Saludos Atte: Iliana
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Amor por chantaje...... Final - Página 3 Empty Re: Amor por chantaje...... Final

Mensaje  mats310863 Miér Feb 09, 2011 10:01 am

ESA LISA ES UNA MENTIROSA E INTRIGOSA Mad , PERO MUY PRONTO LA PONDRAN EN SU LUGAR.
GRACIAS POR EL CAPÍTULO

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Mensaje  laurayvictor Miér Feb 09, 2011 10:24 am

Hola niñas aqui como se los prometi el capitulo de hoy, espero y les guste.....

Capítulo 7

-¿Estás bien, Myriam?
- Sí, perfectamente, gracias - respondió Myriam tratando que su voz sonara totalmente neutra y carente de emoción.
- Entonces, ¿por qué no comes nada? - le preguntó Víctor muy serio.
Llevaban viviendo como marido y mujer algo más de un mes, durante el cual Myriam había aprovechado las largas ausencias de Víctor, y la cuenta bancaria que había dejado a su disposición, para modernizar la casa y hacerla más acogedora. Al menos durante el día tanta actividad le impedía pensar, las noches sin embargo eran una larga y tormentosa sucesión de horas en las cuales no podía controlar sus pensamientos.
Víctor no había mencionado a Lisa ni una sola vez desde su desagradable visita, e Myriam había decidido no ser ella la que sacara a colación aquel nombre ya que tenía miedo que si lo hacía, no sería capaz de ocultar lo que sentía realmente.
La crueldad de su madrastra había tenido, como siempre, el efecto esperado. ¿Le habría contado Víctor el acuerdo al que había llegado con ella? Si era así, Myriam no podía comprender cómo alguien sería capaz de soportar que su hombre estuviera intentando tener un hijo con otra mujer, aunque no la quisiera. Pero claro Lisa nunca había sido una mujer normal, ni desde luego maternal.
- Porque no tengo hambre - respondió ella con frialdad y mirando a la preciosa mesa que había comprado la semana anterior en una tienda de antigüedades.
Era sorprendente lo poco que le había costado adaptarse de nuevo a la vida de aquella pequeña ciudad. Bien era cierto que en Río no había hecho ningún amigo al que echara de menos. Le había resultado muy duro abrirse a cualquier persona, sobre todo a los hombres; había demasiadas heridas abiertas que habían mermado su confianza en sí misma.
Eso no quitaba para que pensara a menudo en su estancia en Brasil, y en los niños, sobre todo en ellos. Después de todo ellos eran los que la habían hecho volver y meterse en la insoportable pesadilla que estaba viviendo. Algún día regresaría, pero por el momento había ciertas cosas en Inglaterra que absorbían todo su tiempo y su atención.
- ¿Qué pasa, Víctor? - le preguntó en tono desafiante -. ¿Esperabas que te dijera que no como porque me encuentro mal? ¿O porque estoy embarazada? - negó con la cabeza, mientras sonreía con frialdad -. Pues lamento decepcionarte, pero me temo que no es eso. Pobrecito, vas a tener que volver a acostarte conmigo otra vez.
Apenas se reconocía a sí misma en la mujer ácida en la que se estaba convirtiendo. ¿Era eso lo que ocurría cuando le negaban a uno el sexo? ¿Cuándo le dejaban probar lo que era y luego no le permitían volver a disfrutarlo nunca más?
No tenía manera de saberlo pues, como muy bien había dicho Víctor, ella no sabía nada sobre sexo. Cuando la había llevado a la cama no era más que un virgen ingenua que confundía el sexo con el amor y que creía que eso último era algo importante.
- Quizás la próxima vez debamos calcular cuál es el momento más oportuno para concebir. Al fin y al cabo, ninguno de los dos queremos acostamos con el otro si no es totalmente necesario - sugirió Myriam con una ironía que le era del todo desconocida.
- ¡Estás mintiendo, Myriam!
Aquella exclamación la pilló tan desprevenida que, por un momento, lo miró impresionada de que lo supiera. Pero era imposible que lo supiera... Ni siquiera ella estaba del todo segura... Los únicos motivos de sospecha eran un ligero mareo y el hecho de que ya no aguantaba la taza de café bien cargado que solía tomar por las mañanas.
- Tú sí que quieres acostarte conmigo, y lo harías ahora mismo si yo me levantara y te tomara entre mis brazos... La verdad es que siento la tentación de hacerlo solo para demostrarte que estoy en lo cierto. Myriam sintió un profundo alivio. No lo sabía. No se había referido a lo que ella había pensado. Entonces recapacitó en lo que sí había dicho claramente, algo que hizo que dejara a un lado el alivio y se centrara en las punzadas de emoción que le golpeaban el corazón.
- Estás muy equivocado.
¿Qué demonios estaba haciendo? ¿Empujarlo hasta el punto en el que no le quedaría otro remedio que ... ?
Emitió un grito ahogado al ver que Víctor se ponía en pie y se aproximaba a ella.
- Ya te he avisado más de una vez que es peligroso que me desafíes - le recordó con una insolente sonrisa en los labios.
Estaba a su lado, la agarró de la mano obligándola a levantarse y la estrechó fuerte entre los brazos, pegándola tanto a su cuerpo que ambos podían sentir el corazón del otro.
Había sido un día de mucho calor, por lo que Myriam llevaba puesta una camiseta muy fina en la que ahora sentía el roce de los pezones erectos por la excitación.
- ¿No es esto exactamente lo que querías que hiciera? - le preguntó en voz muy baja.
La negativa no llegó a salir de su boca porque Víctor se apresuró a tapársela con sus labios, besándola con una pasión a la que ella respondió de inmediato. Sus lenguas se juntaron y juguetearon ansiosas mientras Myriam sentía que algo dentro de ella se derretía.
- ¡Víctor!
Él bebió la exclamación de sus labios, reconociendo la necesidad con la que la había pronunciado.
Aun con los ojos cerrados, podía ver su cuerpo fuerte y desnudo, recordaba su erotismo con todo detalle: cada músculo, casa hueso, cada centímetro de piel.
- Te deseo tanto.
Aquellas palabras salieron de ella provocándole un intenso dolor porque le demostraban una vez más que a su lado no podía resistirse, no podía enfrentarse al amor que sentía por él. Pero eso no era amor; como muy bien le había dicho Víctor, ¡era solo sexo! Pero estaba claro que, al menos eso, también él lo sentía.
¿Reaccionaría de igual modo con Lisa? ¿Se excitaría con la misma intensidad?
- Llévame a la cama, Víctor - le pidió sin querer hacer caso a su orgullo herido. No sabía si era porque lo quería a él o porque quería demostrarse a sí misma que era lo suficiente mujer para hacerlo ir contra su propia conciencia. Si Lisa podía hacerlo, ella también.
Notó cómo dudaba.
- Te recuerdo que eras tú el que quería esto. Eres tú el que quieres que tenga un hijo.
Sabía por supuesto que cuando recobrara la cordura, cuando la abandonara el ansia de estar con él, se despreciaría por haber utilizado esa excusa como arma. Pero en ese momento nada importaba. Lo deseaba mucho... demasiado.
Esa vez era diferente. Myriam estaba preparada para cada paso, se anticipaba a sus caricias; su cuerpo iba al encuentro del de Víctor pidiéndole más.
Pero de repente sintió náuseas de lo que estaba haciendo. Estaba asqueada por su propia falta de autocontrol.
Era sexo, se recordó a sí misma, no amor. ¿De verdad era capaz de disfrutar el mero acto sexual sin ninguna carga emocional?
- ¿Qué ocurre?
Víctor la tenía abrazada en mitad de la oscuridad.
- He cambiado de opinión.
Su respiración se hizo más tensa.
- ¿Puedo preguntarte por qué?
- No lo entenderías - iba a echarse a llorar de un momento a otro, tuvo que mirar hacia otro lado para que él no lo notara.
- Inténtalo.
¿Era su imaginación o su voz parecía más dulce... incluso cariñosa? Seguía acariciándole la espalda como si intentara reconfortarla. A veces una caricia transmitía mucho más que las palabras, quizás porque con las manos no se puede mentir. A lo mejor era simplemente que su falta de experiencia estaba haciendo que viera cosas que ni siquiera existían.
Las emociones la estaban sobrepasando.
- No quiero que entre nosotros haya solo sexo, Víctor.
Hubo un largo silencio durante el que Myriam se preguntó qué demonios la había hecho decir eso.
- ¿No? ¿Qué quieres que haya entonces? - le preguntó sin dejar de acariciarla ni un segundo, quitándole la tensión con las manos, que fueron lentamente de la espalda al cuello para bajar después hasta el pecho. Ella temblaba como una hoja a punto de caer -. Dime, Myriam - le pidió con un susurro casi imperceptible -. ¿Qué es lo que quieres de mí?
- ¡Te quiero a ti! - le dijo desesperada.
Después de eso su boca buscó los labios de él, devorándola con pequeños besos solo interrumpidos por los gemidos de placer.
No fue como la otra vez, sino más profundo, más dulce, más intenso. Porque esa vez Myriam no solo respondía a los movimientos de él, sino que participaba cada vez más desinhibida al ver la agonía de deseo con la que él recibía sus avances. Víctor necesitaba sus caricias y eso le proporcionaba a ella un indescriptible placer.
Solo cuando todo hubo acabado y se aseguró que estaba dormido se permitió llorar por lo que él no le había dado: su amor. Daba igual lo que se empeñara en decir sobre ella, Myriam no podía hacer nada para dejar de amarlo.
Había perdido la cuenta del tiempo que llevaba intentando no querer a aquel hombre, o al menos encontrar un motivo lógico para hacerlo; había buscado todas las razones habidas y por haber por las que no debía amarlo, pero su corazón simplemente se negaba a obedecen Ni siquiera con el antídoto más fuerte lo había conseguido; ¡ni siquiera pensando en Lisa!


Dudó unos segundos después de aparcar el coche a la puerta de la casa al lado del de Víctor. El día anterior le había asegurado que, a partir de entonces, intentaría trabajar desde casa el mayor tiempo posible.
- Gracias a la tecnología moderna casi no necesito ir a Londres, además... - había lanzado una evidente mirada al estómago de Myriam, lo que había provocado en ella un enorme sentimiento de culpabilidad.
A veces tenía la sensación de que estaba derivando la conversación de modo que a ella no le quedara otro remedio que contarle su creciente sospecha de que ya estaba embarazada. Pero no quería hacerlo. Todavía no. Además, aún no era oficial; no era más que la sensación de llevar dentro una nueva vida. Era cierto que podría haberlo confirmado con toda facilidad, pero no se había decidido a hacerlo y ni siquiera quería analizar el porqué.
Empezaba a odiar lo que estaba haciendo en ella el amor que sentía por él. No le gustaba nada la mujer en la que se estaba convirtiendo. ¿Qué había sido de sus principios y de su orgullo?
Esa mañana Myriam había salido a dar un paseo por la ciudad y se había encontrado con Lulu, una vieja amiga del instituto. Habían tomado un café juntas y habían tenido una agradable conversación durante la que habían intercambiado anécdotas sobre los viejos tiempos. Lulu llevaba viviendo con su novio desde que habían acabado la universidad y acababan de ofrecerle un magnífico trabajo en Nueva York.
- Qué envidia - le había dicho a Myriam -. Tú has hecho las cosas justo al revés que yo, primero has visto mundo y después te has establecido con tu pareja. No puedo imaginar vivir sin Mac, pero quiero hacer algo con mi vida; quiero viajar y ver hasta dónde soy capaz de llegar.
- ¿Y Mac no irá contigo?
- No creo - había contestado Lulu con tristeza -. Él quiere que nos casarnos y tengamos hijos, mientras que para mí la idea de tener un bebé en estos momentos...
- ¿Quieres mucho a Mac?
Solo con la mirada su amiga dejó muy claro lo que sentía por él.
- Tienes razón, me imagino que tendré que acostumbrarme a viajar en avión... y tendré que encontrar una buena niñera.
Se habían despedido con la promesa de verse de manera regular, Myriam se había ido a casa contenta de empezar a tener ciertas relaciones sociales en la ciudad.
- Se me ha ocurrido que podríamos salir a comer fuera - le propuso Víctor nada más verla entrar en casa mientras le quitaba las bolsas de la compra de las manos para empezar a colocarlo todo en su sitio.
- Yo... pensé que estarías trabajando - respondió ella algo confundida.
- Y lo estoy, pero puedo tomarme un par de horas libres. Dijiste que querías hacer algo con el jardín y me he acordado de que hay un centro de jardinería muy bueno a unos diez kilómetros de la ciudad.
Myriam se mordió el labio inferior mientras pensaba en la proposición. Era cierto que quería cambiar el jardín; era necesario retirar ciertas plantas ya que en poco tiempo habría un pequeño gateando por allí, y quería poner algún sitio donde pudiera jugar sin peligro.
Por otra parte, Víctor y ella no habían salido juntos desde la cena en Emporio poco después de llegar a la ciudad, y de eso hacía ya casi dos meses. Aunque Víctor cada vez pasaba más tiempo en casa.
- Hay un restaurante estupendo cerca del río, podríamos comer allí - siguió diciendo él.
Quizás si ella decía que no, iría a pedírselo a Lisa y eso no le hacía ninguna gracia... Myriam pensó que debería despreciarlo por lo que estaba haciendo con ella en lugar de... ¡No era lógico que sintiera lo que sentía! ¿Pero desde cuándo era lógico el amor?
- ¿Cuándo tenías previsto salir? - le preguntó llena de impotencia.
- Ahora mismo - contestó al tiempo que se acercaba a ella -. ¿Estás lista?
Tenía la mano puesta en su brazo y la guiaba hacia la puerta, Myriam admitió que no podía negarse esa oportunidad de estar con él deseándolo tanto como lo deseaba.
- No, no quiero ningún estanque.
Notó cómo Víctor clavaba en ella su mirada al oírla rechazar la sugerencia del jardinero.
- Pero si te encantaba cuando el estanque que hay ahora estaba lleno de peces - le recordó él sorprendido.
- Sí - asintió Myriam mientras notaba cómo el color le subía a las mejillas -. Pero me parece que no es buena idea poner un estanque tan cerca de la casa - empezó a decir titubeante -. Creo que... bueno... podría ser peligroso para un niño pequeño.
- Claro - convino el jardinero inmediatamente -, no había pensado en eso, tiene toda la razón. Además hay muchas otras alternativas que no entrañan ningún peligro; como una fuente...
Aun con la vista fija en el disecador de jardines, Myriam podía sentir los ojos de Víctor fijos en ella; pero no dijo nada hasta que el otro hombre se hubo alejado para llevarles un catálogo.
- ¿Hay algo que quieras contarme, Myriam? - le preguntó en voz muy baja.
- No - sabía que aquello había parecido que estaba a la defensiva. Cuando tenga algo que decirte, te lo diré.
- De eso estoy seguro - reconoció con amabilidad -. Es obvio que no te arriesgarías a tener que acostarte conmigo de nuevo sin ser necesario... ¿Verdad?
Myriam le lanzó una mirada de indignación sin decir ni palabra. ¿Cómo podía atormentarla y burlarse de ella de aquel modo?
En las últimas semanas, Víctor había tomado la costumbre de irse a la cama cada vez más tarde, de modo que cuando llegaba ella estaba ya profundamente dormida. Pero Myriam sabía muy bien por qué lo hacía: no quería dormir con ella porque con quien quería estar realmente era con Lisa. No entendía por qué era tan cruel con ella; estaba claro que tenía que darse cuenta del daño que estaba haciéndole.
Después de la comida y de un largo paseo a orillas del río, además de la visita al vivero, Myriam se encontraba totalmente agotada. Había notado que últimamente cada vez se cansaba con más facilidad, tanto que muchas tardes después de comer se quedaba dormida en el jardín haciendo creer que tomaba el sol. Una vez en el coche no pudo reprimir un bostezo que, por supuesto, no se le escapó a Víctor.
- ¿Cansada?
- Sí, es que me despiertas cuando vienes a dormir tan tarde - respondió ella creyendo que esquivaba el peligro.
- Si con eso estás dándome a entender que quieres que vaya antes a la cama...
- No - negó Myriam inmediatamente -. ¿Por qué iba a querer que hicieras algo así? Yo no soy la que te obligó a quedarte conmigo, Víctor.
Antes de darle tiempo para que contraatacara, Myriam se apresuró a salir del coche puesto que ya habían llegado a casa. En el jardín de al lado había un matrimonio jugando a la pelota con sus dos hijos y, al verlos, Myriam se acordó de pronto de los niños de Río y de las monjas con las que había convivido allí. Sin poder evitarlo, se encontró añorando la vida estable y sin sobresaltos y la serena sabiduría de la hermana María.
Myriam se despertó sobresaltada. Se había acostado un rato poco después de volver del centro de jardinería utilizando como excusa un incipiente dolor de cabeza. Cuando se levantó se dio una ducha y se vistió antes de bajar al salón. Sabía que tarde o temprano tendría que, enfrentarse a sus sospechas de estar embarazada y, cuando hubiera confirmado que así era, no le quedaría otro remedio que informar a Víctor.
Lo normal era que las parejas, recibieran la noticia de un embarazo con alegría y con la seguridad de que ese bebé sería motivo de una mayor unión entre ellos, pero en su caso Myriam estaba segura de que el nacimiento del niño tendría justo el efecto contrario. Una vez que le hubiera dado el vástago que tanto deseaba, ella ya no tendría ninguna importancia para Víctor.
Al final del primer tramo de escaleras había una ventana que daba a la entrada de la casa; al pasar por ella se paró a mirar de manera automática, y lo que vio la dejó helada. Era su madrastra, que se acercaba a la puerta caminando sobre sus sandalias de enorme tacón.
Que ella supiera, Lisa no había vuelto a visitar la casa desde el día de la discusión.
Myriam dio un paso atrás para evitar ser vista. Unos segundos después oyó la puerta del despacho y los pasos de Víctor dirigiéndose a abrir la puerta.
- Lisa - dijo sin expresión alguna.
Desde la última confrontación con ella, Myriam no había hecho la menor mención a su madrastra, ni al papel que sabía había tenido en la vida de Víctor... y que sospechaba seguía teniendo. Aun así era como una enorme sombra que enturbiaba todos y cada uno de los aspectos de su convivencia. Muchas veces durante la noche, antes de que Víctor subiera a la cama, Myriam se atormentaba pensando que él no estaba junto a ella porque quería estar con Lisa.
Sabía que ella era el motivo por el que Víctor no la quería y por el que insistía en que lo que había entre ellos era solo sexo, sin embargo seguía amándolo con todo su corazón y seguía fantaseando con que ella, Myriam, tenía que significar algo para él, que no podía estar viviendo con ella si no fuera así.
- Sabía que estarías esperándome - oyó decir a Lisa con tono seductor y destrozándola a ella con un dolor que estaba a punto de romperla en dos.
Después oyó cerrarse la puerta del despacho, dejándolos a los dos juntos al otro lado, en la intimidad.... Si cerraba los ojos podía verlos el uno al lado del otro, iluminados por los últimos rayos de sol que se colaban por las dos ventanas que había a cada lado de la chimenea de estilo clásico que tanto le gustaba a su padre. Tanto como el viejo escritorio en el que recordaba haberlo visto millones de veces, charlando con Víctor o trabajando en sus papeles; frente a ese escritorio se extendía el enorme sofá en el que ella se había tumbado a menudo, especialmente durante los meses que habían seguido a la muerte de su madre.
¿Estarían Víctor y Lisa tumbados ahora en ese mismo sofá, abrasándose y acariciándose ... ?
Aquello le daba ganas de gritar y llorar, de arrancarse el corazón que tanto la hacía sufrir porque era incapaz de dominarlo. Quería dejar de sentir, pero lo que más deseaba en el mundo era huir de Víctor, alejarse de él todo lo que le fuera posible, como había hecho cuatro años antes.
Pero ya no era una chiquilla que podía escapar de todo lo que la atormentara, era una mujer con responsabilidades a las que debía hacer frente. Mientras pensaba aquello su mano se posó sobre el estómago de manera automática y una lágrima le cayó por la mejilla.
Era la mujer de Víctor, se había casado con él libremente y ahora además llevaba dentro un hijo suyo. Entonces decidió que debía hacer que su niño fuera feliz, y debía hacerlo en esa casa, la casa que había sido de sus padres y donde ella había sido tan feliz en otro tiempo. Si para ello tenía que enfrentarse a Lisa y reclamar sus derechos como esposa de Víctor, no dudaría en hacerlo.
Quizás Lisa tenía su amor, ¡pero ella iba a tener a su hijo!

espero sus cometarios niñas.... por cierto quiero aclarar que todavia faltan 3 capitulos....jajaja

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Mensaje  Dianitha Miér Feb 09, 2011 12:17 pm

aii miil graciias x el cap niiña me encanto xfiis no tardes con el siiguiiente sii Amor por chantaje...... Final - Página 3 196 Amor por chantaje...... Final - Página 3 196
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Mensaje  QLs Miér Feb 09, 2011 1:40 pm

gracias por el capiiiiiituloooo y q bueno que aun faltan 3 mas !! esperamos nuestro capitulo de la vespertino eeee cuidate y gracias Razz Razz Razz Razz Razz
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Mensaje  myrithalis Miér Feb 09, 2011 11:13 pm

Gracias por el Cap. cada vez mas interesante esta novelita Saludos Atte: Iliana
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Mensaje  Marianita Jue Feb 10, 2011 1:21 am

Ayyy ya mero se acaba!! bounce bounce Gracias por los capítulos niña!!! study
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Mensaje  mats310863 Jue Feb 10, 2011 10:05 am

¡BIAN MYRIAM!, HORA DE LUCHAR POR TU AMOR.
GRACIAS POR EL CAPÍTULO

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Mensaje  laurayvictor Jue Feb 10, 2011 12:02 pm

Hola chicas aqui esta el capitulo de hoy.... Smile Laughing

Capítulo 8

- Estás muy callada, ¿te ocurre algo?
- Nada, solo estaba pensando en el pasado y en mi padre... y, Lisa - respondió Myriam con énfasis deliberado, al mismo tiempo Víctor estaba ofreciéndole vino de la botella que acababa de abrir.
Unas horas antes había ido al médico y le habían confirmado que estaba embarazada.
Aunque sabía que una copa de vino no le haría ningún daño al bebé, no estaba dispuesta a arriesgarse ni en lo más mínimo. Por muy pequeño, o pequeña que fuera, ya era muy importante para Myriam; también era uno de los motivos por los que estaba pensando en su padre. Estaba pensando cuánto le habría gustado ser abuelo, especialmente siendo Víctor el padre.
Su padre lo había querido mucho, pero nunca había llegado a conocerlo como lo conocía ella, no sabía cómo había traicionado a su propia esposa.
- Lisa nunca quiso a mi padre, se casó con él solo por su dinero.
Quizás era la confirmación de su embarazo lo que la había hecho estar tan sensible; eso y que el padre de su bebé no la amara. En la sala de espera de la consulta había otra mujer embarazada acompañada por su pareja, que la había mirado con tal ternura y adoración que Myriam había sentido una tremenda envidia.
- Myriam, Lisa era mucho más joven que tu padre.
- Cómo no, ahí estás tú defendiéndola - respondió ella intentando no dejarse llevar por la furia.
- No sé a qué viene eso - dijo Víctor frunciendo el ceño -. Sabes que...
- Lo que sé es que vi a Lisa y tú no me has dicho ni palabra de su visita - completó la frase con áspera mordacidad.
- ¿La viste? - su gesto se hizo aún más serio al enterarse de aquello.
- Sí. ¿Qué hiciste, Víctor? La llamaste y le dijiste que podía venir sin peligro porque yo estaba durmiendo. ¿Que estabas harto de hacer el amor... perdón, de acostarte, con una mujer a la que no amabas? ¿Con una mujer que no era ella? Bueno, pues esta es mi casa y mientras siga siendo así, no pienso tolerar que te traigas a tu amante...
Hizo una pausa para calmarse un poco porque empezaba a temblarle la voz.
- ¿De qué demonios estás hablando? - preguntó Víctor visiblemente confundido antes de que ella pudiera continuar.
- Sabes perfectamente de lo que estoy hablando - Myriam no daba crédito a su desfachatez -. Hablo de la aventura que tienes con Lisa, la misma que tenías ya cuando ella se casó con mi padre y cuando tú te casaste conmigo.
Notó cómo Víctor apretaba la mandíbula. Era obvio que no le gustaba lo que estaba oyendo. Pues a Myriam le daba exactamente igual. ¿Cómo pensaba que se sentía ella? ¿Cómo pensaba que se había sentido su padre?
- ¿Crees que tengo una aventura con Lisa?
Debía de estar costándole un verdadero esfuerzo parecer tan genuinamente sorprendido, pensó Myriam mientras caía en la cuenta de que eso era una señal más de lo importante que era para él mantener en secreto aquella relación.
- No, Víctor - le respondió con tranquilidad -, no es que lo crea, es que estoy segura de ello. La propia Lisa me lo dijo el día de nuestra boda.
Se hizo un silencio largo y ensordecedor.
- ¿Es eso por lo que te marchaste?
- ¿Tú qué crees? - la amargura habló por boca de Myriam -. Bueno, ya es suficiente - añadió con voz temblorosa -. No quiero seguir hablando de ello - estaba sorprendida por su propio autocontrol -. El pasado es el pasado, es el futuro lo que ahora me preocupa; un futuro que me has impuesto. Lo único que quiero es dejar bien claro que no pienso tolerar la presencia de Lisa en esta casa.
Era hora de hablarle del niño y de suplicarle, no, de pedirle, que pensara en el efecto que tendría en el niño si continuaba viéndose con Lisa. Pero antes de que pudiera decir nada sonó el teléfono.
Víctor dio media vuelta y fue a contestar, al empezar a hablar tuvo la sensación de que no quería que ella se enterara de su conversación. ¿Sería Lisa la que llamaba? En lugar de arrancarle el teléfono de las manos como le habría gustado, salió del salón dejándolo allí.
Mientras andaba por el pasillo se preguntaba dónde estaba su valentía; debería haberse enfrentado a Víctor... Quizás no lo había hecho porque temía que él le diera la espalda a ella y al hijo que llevaba dentro y eligiera a Lisa.
- Myriam.
Se quedó helada al oír la voz de Víctor detrás de ella.
- Tengo que irme a Londres, pero cuando venga tenemos que hablar; hay algunos malentendidos que necesito aclarar.
- Ya. ¿Y cuándo volverás? - preguntó temiéndose que ya sabía la respuesta.
- No lo sé - dijo él con precaución -. Pero puede que tenga que quedarme allí a dormir.
Myriam contuvo la risa. Había intentado ocultar lo furiosa que estaba, aunque su rostro lo había dejado muy claro. Pero había otras cosas que le preocupaban más; como quién era la persona que acababa de llamarlo ¡tenía que ser Lisa! Por eso él se marchaba a Londres; a verla.
Se odió a sí misma por no tener valor para pedirle una explicación. ¿Era ese el efecto del amor.. que la volvía vulnerable y temerosa? En aquellos momentos en los que más debería haber tenido el cariño y el apoyo de su marido era cuando veía lo poco que le importaba.
La imagen de su rostro en el retrovisor del coche no hizo más que reafirmar lo que Víctor sentía por dentro. Aún no podía creer que Myriam creyera que tenía una aventura con Lisa, que, quizás fuera una mujer atractiva, pero desde luego no para él. Para él siempre había sido fea y despreciable porque sabía cómo era en realidad. En otros tiempos había sospechado que José Antonio Montemayor se había arrepentido de casarse con ella pero no había tenido el valor de romper los votos porque era un hombre demasiado bueno para hacer algo así. Pero... ¿cómo podía haber pensado Myriam que él sería capaz de hacerle algo así a su padre?
La mañana de su boda, cuando le había preguntado si había alguien a quien quisiera él había dado por sentado que estaba hablando de ella misma; y el horror que había visto en sus ojos habían hecho que Víctor se maldijera por lo que le había hecho.
Había creído que su capricho de adolescente se había venido abajo al darse cuenta de que él la amaba de una manera demasiado profunda para una chica tan joven. Víctor recordó con dolor que había estado a punto de salir tras ella cuando Henry había tenido el ataque y todo el mundo lo había mirado a él en busca de ayuda. Después ya había sido demasiado tarde para intentar detenerla porque ya había salido del país.
Había utilizado todos sus contactos hasta que había conseguido localizarla y asegurarse de que se encontraba bien. Desde entonces se había mantenido informado de su paradero, de lo que hacía y de a quién veía, pero lo había hecho por ella.
También era por ella por lo que ahora iba camino de Londres en lugar de quedarse en casa explicándole que jamás podría haber estado interesado en Lisa, porque solo había una mujer en su vida y esa era Myriam.
Sin embargo aquella llamada era de la misma agencia que solía informarlo sobre Myriam, y lo llamaban para comunicarle urgentemente que el refugio de Río estaba a punto de cerrar. Por lo visto el dueño del edifico en el que se encontraba dicho refugio quería vender el solar y estaba haciendo todo lo posible para echar a las monjas.
Víctor sabía cuánto significaba para Myriam aquel refugio y quería hacer todo lo que estuviera en su mano para mantenerlo abierto, incluso si para ello tenía que financiar un nuevo local.
Se dirigía a Londres para intentar solucionarlo sin que ella se enterara.
Myriam se quedó mirando al vacío desesperada. Víctor la había dejado para ir con Lisa. ¿Qué iba a hacer ahora?
Se sentía débil, derrotada y sola. Había desaparecido todo rastro de valor, solo quería estar con alguien que la quisiera y que la hiciera volver a sentirse segura. De repente echó muchísimo de menos a las monjas con las que había convivido en Río.
¿Qué iba a ser de ella y, lo qué era más importante, qué iba a ser de su bebé? Él o ella iba a necesitar mucho amor; tenía que estar con gente que se preocupara por él, ¡y que lo hiciera por los motivos adecuados!
Sabía muy bien qué era lo que debía hacer.
Esa vez no había ninguna prisa, solo una fría sensación de resignación. Hizo las maletas con toda tranquilidad, e incluso se tomó tiempo para llamar al aeropuerto y reservar billete en el primer vuelo a Río. Salía a medianoche, tenía tiempo de sobra.
Medianoche. Sin duda a esas horas Víctor estaría en su apartamento de Londres junto a Lisa, jurándole amor eterno. Una náusea la hizo salir corriendo al baño.
- También a ti te hace sentir así - dijo en voz alta acariciándose el estómago -. Él no te merece, cariño, por mucho que quiera tenerte. Voy a llevarte a un sitio donde podamos ser felices sin él.
Incluso mientras susurraba aquellas palabras dirigidas al pequeño que crecía dentro de ella, Myriam podía oír una vocecita que condenaba su comportamiento. Le decía que, aunque Víctor no la quisiera a ella, eso no quería decir que no fuera a querer a su hijo, y que no tenía derecho a separar al pequeño de su padre para siempre.
Pero no quería escuchar a aquella voz.
El taxi la estaba esperando. Salió con poco equipaje, había dejado todo lo que Víctor le había comprado excepto los anillos, esa vez no quería dejarlos atrás. Derramó una sola lágrima en el momento de cerrar la puerta y se montó en el taxi sin mirar atrás.


Víctor se frotó los ojos cansados al mismo tiempo que colgaba el teléfono. Había conseguido solventar la crisis del refugio; había convencido al propietario de que le vendiera a él el edificio, eso sí, a un preció escandaloso, pero no lo lamentaba porque sabía lo feliz que iba a hacer a Myriam con ello. No obstante, todavía quedaban muchos detalles que ultimar: tenía que hacer varias llamada telefónicas para ponerse en contacto con el banco, los abogados... Pero antes de nada...
Miró al reloj, seguramente Myriam seguiría despierta y él necesitaba oír su voz desesperadamente. Le había costado mucho dejarla allí sin poder deshacer el ridículo malentendido que los había hecho perder cuatro años de sus vidas, pero quería hacerlo con todo el tiempo que fuera necesario y no a toda prisa. Sin embargo en ese momento necesitaba hablar con ella aunque fuera solo un momento, al menos podría decirle cuánto la quería.
Después de tres intentos Víctor estaba empezando a ponerse muy nervioso. Era posible que estuviera dormida, o que simplemente no quisiera contestar al teléfono; pero algo le decía que había algo más.
Sin perder ni un segundo en analizar lo que sentía, agarró las llaves del coche y salió de la oficina.
El aeropuerto estaba lleno de gente, pero había mucho tiempo antes de que llegara la hora de facturar su equipaje. Así que para distraerse Myriam empezó a planificar todo lo que tenía que hacer al llegar a Río. Lo primero era reservar habitación en un hotel ya que seguramente su antiguo apartamento estaría ocupado y, aunque estuviera libre, debía encontrar un sitio más adecuado para vivir con un bebé. También tendría que buscarse un trabajo para mantenerse a ella y al niño; quizás tuviera que volver a trabajar de profesora en lugar de dedicar todo su tiempo a la organización benéfica.
Ya era casi la hora de facturar cuando se dio cuenta de que antes tenía que ir al servicio; cosas del embarazo. Una chica muy joven salió de allí al mismo tiempo que ella y, al verla, Myriam pensó que parecía estar sola y algo triste, por lo que sintió cierto instinto de protección hacia ella. Pero una vez en la sala la joven echó a correr hacia un señor que la esperaba a varios metros.
- ¡Papi! - dijo mientras ambos se abrazaban emocionados.
- Vamos, tienes que marcharte ya, si pierdes el avión tu madre no te dejará volver a venir a verme.
Se podía percibir la angustia en las palabras del hombre. Myriam se quedó paralizada observando la escena.
- No quiero volver, quiero quedarme aquí contigo - decía la niña con lágrimas en los ojos.
Aquello fue un verdadero golpe para Myriam. De pronto pensó que alguna vez su hijo estaría en la misma situación que aquella chica. ¿Era eso lo que deseaba para su pequeño en lugar de ofrecerle el amor de una familia, de un padre y una madre que siempre estuviesen a su lado?
Si volvía a Río para criar a su niño sola y le negaba todo eso, ¿qué pensaría de ella cuando fuera mayor y se diera cuenta de lo que otros habían tenido y él no? Quizás no lo entendiera y la culpara por ello o, peor aún, quizás se resignaba a sufrir sin decir nada.
Pensó en la relación que ella había tenido con su padre y se dio cuenta de que no podía negarle a su hijo tener un vínculo tan maravilloso como el que solo se puede establecer con un padre. Por mucho que le doliera, sabía que Víctor iba a adorar a ese niño. Mientras pensaba aquello comenzó a andar alejándose del mostrador de facturación de equipaje; primero anduvo despacio, pero sus pasos se hicieron cada vez más rápidos hasta que casi estuvo corriendo. No paró hasta que llegó a la parada de taxis y tomó uno para salir de allí cuanto antes.
Normalmente tardaba unas dos horas en llegar a casa desde Londres, menos si era de noche; pero en esa ocasión tuvo mala suerte con el tráfico y cuando aparcó el coche habían pasado casi tres horas.
Encontró la casa a oscuras y sin Myriam. Se había marchado sin darle ninguna explicación, no había dejado ni una nota.
Su cepillo y el perfume que siempre utilizaba seguían en su mesita de noche; su olor seguía en el ambiente. Víctor cerró los ojos angustiado y al hacerlo vio los ojos de Myriam cuando lo había acusado de tener una relación con Lisa. ¿Cómo podía haber estado tan ciega? Pero sobre todo, ¿cómo podía él haber sido tan estúpido?
¿Por qué demonios se había marchado sin decirle que todo era mentira? ¿Por qué la había dejado allí sola y destrozada? Ella lo creía culpable de la mayor atrocidad del mundo: la traición, a ella y a su padre. Claro que tenía muchas otras cosas que reprocharle de las que sí era culpable, como el modo en el que la había tratado desde su regreso y todo lo que no le había dicho.

ya solo faltan dos.... espero los comentarios ah y por cierto me gusta todo lo que me escriben.....

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Mensaje  QLs Jue Feb 10, 2011 12:48 pm

muuuuchiiiiiiiiiiiiiiiiisiiiimas gracias por el capi ... Razz Razz Razz Razz
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Mensaje  Dianitha Jue Feb 10, 2011 12:54 pm

miil graciias por el cap niiña me encanto Amor por chantaje...... Final - Página 3 388331 Amor por chantaje...... Final - Página 3 388331 solo espero que myriiam se quede para que pueda hablar con viictor y asii aclarar todos los malos entendiidos Amor por chantaje...... Final - Página 3 187173 Amor por chantaje...... Final - Página 3 187173 x fiis no tardes con el siiguiiete cap sii Amor por chantaje...... Final - Página 3 95247 Amor por chantaje...... Final - Página 3 95247
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Mensaje  FannyQ Jue Feb 10, 2011 3:31 pm

Gracias por el capituloo...sii que haga sufrir a vicco jejeje....Saludos!
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Mensaje  myrithalis Jue Feb 10, 2011 10:08 pm

Gracias por el Cap. niña esta cada vez mas emocionante de verdad y que lastima que se va a acabar tan rapido Saludos Atte: Iliana
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Mensaje  rodmina Vie Feb 11, 2011 12:09 am


Gracias Por El Capitulo

Que Hara Myriam??? Quiero Mas

Lastima Que se Valla A Terminar Amor por chantaje...... Final - Página 3 517547

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Mensaje  laurayvictor Vie Feb 11, 2011 1:16 pm

hola aqui esta el capitulo de hoy, solo falta uno mas.... si les parece en la tarde se los pongo si....

Capítulo 9

Estaba a punto de salírsele el corazón por la boca cuando el taxi llegó a la casa. Era la una de la mañana, pero todas las luces estaban encendidas y el coche de Víctor estaba aparcado en la puerta.
Había vuelto, no se había quedado a pasar la noche con Lisa.
Myriam salió del coche con una sensación de mareo a la que poco a poco había ido acostumbrándose en los últimos días; al menos no la hacía vomitar.
- Eres un bebé muy bueno - susurró mientras se pasaba la mano por el vientre -. Y tu papá y tu mamá te van a querer muchísimo.
Mientras abría la puerta pensaba si no habría sido una tontería volver allí. Víctor debía saber que Lisa jamás podría sustituir su papel en la vida del pequeño; madre e hijo era un conjunto inseparable. Era increíble la fuerza que le podía dar a una el saber que había una vida creciendo en su interior.
Nada más llegar al pasillo vio cómo se abría la puerta del despacho de Víctor y aparecía él. Tenía el aspecto de alguien que acabara de recibir un tremendo golpe; era extraño verlo así, a él, que jamás perdía el control. Llevaba la camisa desabrochada y arrugada y tenía los ojos enrojecidos.
- Me imagino que no hace falta que te pregunte a quién has ido a ver a Londres - le dijo ella lanzándole una mirada llena de furia, a pesar de que había sentido cierta debilidad al encontrarlo en ese estado.
Víctor la miraba como si estuviera viendo un fantasma.
- Myriam, has vuelto. ¡Gracias a Dios!
Tenía la voz quebrada y había algo extraño en su mirada a medida que se acercaba a ella, haciendo que el corazón de Myriam empezara a latir mucho más rápido.
- Estoy cansada, Víctor - le dijo dando un paso hacia atrás -. Me voy a la cama.
- Tenemos que hablar - insistió él, pero recibió una negativa como respuesta. Myriam sabía que si continuaba a su lado se vendría abajo y no tendría el valor de decirle todo lo que quería.
- Ahora, no, mañana.
Por mucho que deseara obligarla a escucharlo no podía hacerlo porque Myriam parecía muy nerviosa y, a partir de ese momento, siempre pondría sus necesidades por encima de cualquier otra cosa.
- Muy bien - accedió dulcemente -. Pero voy a cerrar todas las puertas de la casa y me voy a quedar con las llaves - añadió con una mirada que demostraba que decía la verdad -. Así que nada de huidas, prométemelo.
- Lo prometo - respondió Myriam agotada antes de dar media vuelta rogando que él no la siguiera.
Cuando por fin cerró la puerta de su antiguo dormitorio tuvo que admitir que estaba algo decepcionada porque Víctor no hubiera ido tras ella para estrecharla entre sus brazos y... ¿y qué? Tenía que afrontar la realidad de una vez por todas. «A ver si maduras, Myriam. Él no te quiere, está enamorado de Lisa».
- ¿Puedes contestar tú? - le pidió Myriam cuando empezó a sonar el teléfono -. Yo estoy preparando el té.
Acababa de despertarse y, al bajar a desayunar, se había encontrado con que Víctor ya estaba allí.

No dejó de mirarla mientras se dirigía hacia el teléfono, no podía creer que estuviera allí. ¡La amaba tanto! Pero... ¿qué habría pasado? ¿Por qué habría vuelto? Tan absorto estaba en sus pensamientos que tardó varios segundos en asimilar lo que le estaban diciendo al otro lado de la línea.
- No se preocupe, yo le daré el mensaje a la señora García - dijo justo antes de colgar.
Tenía los ojos clavados en Myriam... Parecía no haberla visto nunca, en sus ojos había un destello que... no, era imposible que Myriam estuviera viendo lo que estaba pensando...
- ¿Qué ocurre?
- Era de la consulta del médico - anunció Víctor con gran seriedad -. Querían decirte que ya tienes cita para la primera visita al tocólogo. ¡Estás embarazada y no me lo habías dicho!
Por primera vez en su vida Myriam hizo algo que creía que solo ocurría en las novelas: se desmayó.
Cuando volvió en sí se encontraba tumbada en el sofá del despacho y Víctor estaba sentado a su lado.
En los segundos que había tardado en asimilar la noticia del embarazo de Myriam sus sentimientos habían pasado de la alegría a la desesperación al darse cuenta del motivo por el que había regresado la noche anterior. Myriam tenía los mismos valores morales de su padre; nunca habría podido abandonarlo y quitarle el bebé que habían acordado tener juntos.
El descubrimiento de que estaba allí a su lado porque llevaba dentro un hijo suyo y no porque quisiera estar con él le dejó un sabor amargo en la boca.
Myriam se estremeció al percibir el pesar en los ojos de Víctor. ¿Habría cambiado de opinión? ¿Acaso ya no quería a su bebé?
- Estás embarazada - susurró él sin ninguna emoción que ella pudiera interpretar.
- Sí - contestó mientras le suplicaba a Dios que la ayudara a aguantar el llanto, pero esa no era la reacción que había esperado de él. ¿Qué esperaba, gritos de alegría o que la tomara en brazos proclamando su júbilo? Claro que tampoco habría pasado nada porque al menos hubiera esbozado una pequeña sonrisa, aunque solo fuera por el niño, no por ella.
- ¿Es por eso por lo que no te marchaste?
- Sí - asintió al tiempo que se ponía en pie; no pensaba mantener aquella conversación en una postura que la colocaba en un nivel tan inferior a él. A partir de ese momento quería asegurarse de que, cada vez que tuvieran un conflicto, ambos pudieran enfrentarse de igual a igual -. Quería dejarte, Víctor. Tú... tienes una aventura... con Lisa - hizo una pausa para templar los nervios -. Pero vi a una niña con su padre y me di cuenta de que no podía hacerlo.
Se dio media vuelta, pero no pudo evitar que él viera las lágrimas asomándose en sus ojos.
- Myriam.
Un estremecimiento la sacudió al notar que le había agarrado las manos entre las suyas; estaba acariciándole las muñecas y, muy a su pesar, Myriam estaba recibiendo una cálida sensación.
- No sé de dónde has sacado la idea de que yo pudiera tener algún tipo de relación con Lisa; te aseguro que nada podría ser más imposible.
Encima se atrevía a mentirle con esa desfachatez.
- ¿De verdad? - le preguntó mordazmente -. ¿Entonces a qué fuiste anoche a Londres?
- Me temo que eso no puedo contártelo - no quería decirle nada hasta que todo estuviese atado y bien atado, por si acaso algo salía mal -. Pero te prometo que no tiene nada que ver con Lisa.
Myriam se separó de él con desprecio.
- No te creo. El día de nuestra boda Lisa me dijo que tú la querías; me provocó para que te lo preguntara. Y últimamente se ha ocupado de confirmarme que vuestra relación continuaba. No sé a cuál de los dos odio más; me imagino que a ti porque ella nunca me gustó pero tú... tú...
Hizo una pausa y respiró hondo. Ya no había razón para seguirle ocultando lo que había sentido por él durante toda su vida. Después de todo, seguro que se había dado cuenta de lo enamorada que había estado de él cuando era solo una adolescente.
Con repentina decisión, lo miró fijamente a los ojos y habló con el corazón en la mano.
- Yo te adoraba, Víctor. Te puse en un pedestal... Creía en ti y tú... - tuvo que parar con el fin de no dar rienda suelta a sus emociones -. Aparte de perder a mis padres, nunca he sufrido tanto como cuando me enteré de que me habías engañado, que no eras la persona que yo creía.
A veces pensaba incluso que había sido aún más duro que la muerte de sus padres porque al menos estaba segura de que ellos la habían querido con toda su alma; pero con Víctor nunca tuvo ese consuelo.
- ¿De verdad crees que podría haber traicionado la confianza de tu padre de esa manera?
- El amor puede hacemos traicionar todo lo demás - aquello estaba despertando muchos recuerdos dolorosos que prefería haber mantenido dormidos -. Lo que no consigo entender ni perdonarte es que estuvieras dispuesto a casarte conmigo solo por la empresa, estando enamorado de Lisa. Y que me mintieras de ese modo... Porque me mentiste, ¿verdad, Víctor?
- Sí - admitió él sin atreverse a mirarla -. Te mentí, pero no en lo que tú piensas.
Oyó un grito ahogado y, al darse la vuelta, no vio más que su sombra desapareciendo por el pasillo.
Era una completa imbécil, de otro modo no se entendía que siguiera sufriendo tanto por él. Corrió instintivamente hasta la rosaleda en busca de tranquilidad.
¿Cómo podía amar a un hombre capaz de mentir con tal impunidad? Pero era así, lo amaba y nunca había sido de otra manera.
«¡No!» No podía ser cierto, aunque una punzada en el corazón le decía que sí, que todo aquello era real.
Víctor torció el gesto; no sabía si ir en busca de Myriam y hacerla escuchar lo equivocada que estaba, pero seguramente no lo escucharía. Pensar que la estaba obligando a quedarse con él no hacía que se sintiera nada bien; no quería tenerla en su vida si ella no lo deseaba; ni en su vida ni en su cama.
Sonó el teléfono y, al contestar, Víctor se dio cuenta de que debía concentrarse en lo que le estaban diciendo y dejar de pensar en Myriam aunque solo fuera un minuto.
Un coche que ella no conocía se paró en la puerta de la casa; pero sonrió al ver que se trataba de David Bryant, el abogado de Víctor.
- ¿Qué tal está su mujer? - le preguntó cuando él estuvo a su lado.
- Pues muy embarazada - dijo riéndose -. Al menos ya no le queda mucho para dar a luz. Quiere que Víctor sea el padrino del niño; es que vuestra historia le parece muy romántica. Espero que no te moleste que se lo contara - añadió al ver que Myriam estaba muy seria -. A mí me lo contó mi madre. Ella le tenía mucho cariño a Víctor y le encantó que él fuera a pedirle consejo a mi tío después de la muerte del señor Montemayor. Mi tío sabía que tu padre le había hecho prometer a Víctor que no te diría lo que sentía hasta que cumplieras los veintiún años. Pero claro, la muerte de tu padre había cambiado mucho las cosas y necesitabas que alguien te ayudara. Por lo visto mi padre le aconsejó a Víctor que se casara contigo para poder protegerte - continuó la historia eludiendo mirarla -. Mi madre siempre creyó que habías huido porque te había sobrepasado el miedo y los nervios de la boda... pero para Víctor debió de ser muy duro perderte de aquel modo queriéndote como te quería.
En su voz se podía percibir un ligero tono de crítica hacia el comportamiento de Myriam.
- Al menos todo se ha arreglado entre vosotros. Mi madre dice que estaba segura de que os reconciliaríais... Bueno, ¿está Víctor en casa? - preguntó de pronto algo avergonzado, tenía la sensación de haber hablado demasiado.
A Myriam le daba vueltas la cabeza como una peonza; lo único que pudo hacer fue asentir y ver cómo se alejaba David camino de la casa.
Víctor se levantó de la mesa de su despacho después de varias horas pensando en el pasado; eso era todo lo que había hecho desde que se había marchado David: pensar en el pasado y en el futuro. Había acabado haciendo una lista de los pros y los contras que podría encontrar Myriam para decidir si seguir con él o no. Al final estaba claro que si pensaba desde su perspectiva, lo mejor sería dejarla marchar, permitir que tomara sus propias decisiones con total libertad.
En cualquier caso, lo que era obvio era que tenían que hablar y que no podían seguir retrasándolo por más tiempo.
La encontró en su antiguo dormitorio, sentada junto a la ventana como solía hacerlo cuando era casi una niña. Al oírlo entrar se volvió a mirarlo, parecía tranquila.
Había ido allí directamente después de su conversación con David Bryant, se había movido como en un sueño, necesitaba un refugio donde pensar en lo que había oído. Lo que le había contado el abogado había cambiado por completo su perspectiva de la historia.
No le resultaba extraño que su padre se hubiera dado cuenta de sus sentimientos por Víctor, de hecho ella nunca había hecho nada por ocultárselos. Pero lo que había insinuado David de que Víctor la amaba y la había amado ya entonces...
«Pregúntale si hay alguna mujer a la que quiera», esas habían sido las palabras de Lisa el día de su boda, y eso era exactamente lo que había hecho ella, y Víctor...
¿Sería posible que hubiera malinterpretado su respuesta? Quizás la persona a la que se había referido Víctor no era Lisa sino ella. Solo con plantearse tal posibilidad el corazón de Myriam había dado un salto dentro de su pecho.
- Myriam.
Respiró hondo y lo miró en busca de sus ojos, intentando encontrar en ellos alguna pista que le indicara qué era lo que sentía; pero no había nada. Tendría que confiar en su intuición.
- ¿Por qué te casaste conmigo, Víctor?
Pudo ver que esa no era la pregunta que él esperaba.
- Ya sabes por qué - respondió de forma enigmática y girando el rostro como si no quisiera que ella viera la expresión que había en él.
- Creía saberlo - respondió ella con calma al tiempo que se levantaba y se colocaba enfrente de él para poder verlo bien -. Estaba en el jardín cuando llegó David Bryant. Me contó que... - hizo una pausa para comprobar si tenía el valor necesario, entonces pensó en el bebé y supo que no era solo su futuro lo que estaba en juego -. ¿Es cierto que mi padre te hizo prometer que no me dirías que me amabas hasta que tuviera veintiún años?
Al principio creyó que no iba a contestar y eso hizo que se le cortara la respiración. Si no era cierto lo normal hubiera sido que lo negara inmediatamente, así que si se tomaba tanto tiempo era porque...
- ¿Es cierto, Víctor? - insistió ella.
- Sí.
Víctor la había amado... El alma se le llenó de satisfacción, de placer y de amor por él.
- Tu padre sabía lo que yo sentía por ti - empezó a decirle -. Nunca habría podido ocultárselo, ya era bastante difícil ocultártelo a ti. Me dijo que, aunque en ese momento te hubieras encaprichado conmigo, eras demasiado joven para comprometerte en una relación seria; y que habría sido muy injusto para ti. Antes debías vivir un poco y aprender cosas de la vida. Él sabía que mis sentimientos no iban a cambiar, pero le preocupaba que tú no tuvieras la oportunidad de cambiar los tuyos. Yo estaba de acuerdo en todo, por muy difícil que me resultara cumplir la promesa.
Hizo una pausa durante la que la miró con los ojos chispeantes.
- A veces tenía tantas ganas de abrazarte... - dijo agitando la cabeza -. Después murió tu padre y yo no quería romper la promesa, pero no me quedaba otra opción. Hablé con Henry y él me animó a seguir adelante. Me dijo que en tales circunstancias tu padre lo habría comprendido. Solo tenías dieciocho años y eras tan inocente... - entonces sonrió ligeramente.- La verdad es que ni siquiera creía poder confiar en mí mismo si te tenía a mi lado; pero tenía que cumplir al menos parte de mi promesa. Por eso...
- Por eso decidiste que nuestro matrimonio fuera solo algo legal - Myriam completó la frase con suavidad.
- Sí. Me repetí una y otra vez que encontraría la manera de aguantar hasta que tuvieras veintiún años. Querías ir a la universidad y pensé que eso ayudaría a que pasara el tiempo. Pero entonces, cuando saliste de la iglesia y me dijiste que sabías lo que sentía... - se calló y la miró a los ojos recordando la angustia -. Y te marchaste dejándome claro lo que opinabas de que te quisiera.
- Yo no me marché porque tú me quisieras - protestó Myriam con voz temblorosa -. Me fui porque creí que querías a otra... a Lisa. Eso era lo que ella insinuó y me desafió a preguntártelo. Si por un solo momento hubiera pensado que me amabas...
- ¿Qué habría pasado? - le preguntó Víctor en un susurro.
- Pues - en un gesto inconsciente Myriam se llevó la mano al vientre -... Pues que este sería nuestro tercer hijo y no el primero. ¿Por qué no me lo dijiste? Seguro que sabías lo que yo sentía por ti.
Estaba tremendamente emocionada, pero no podía evitar sentir rabia por todos los años que habían perdido y por todo lo que habían sufrido.
- Ya lo sabes. Se lo había prometido a tu padre y creía que debía dejarte marchar. Aunque nunca te perdí la pista mientras estabas en Río. Y cuando volviste...
- Me rechazaste cuando intenté decirte que te quería - lo interrumpió ella con tristeza.
-Myriam, en ese momento me odiaba por la forma en la que te había obligado a acostarte conmigo; me odiaba porque yo quería mucho más de ti, no solo sexo - respondió enfadado consigo mismo -. Yo lo quería todo de ti, de la misma manera que quería que tú aceptaras todo de mí.
El cuerpo de Myriam se echó a temblar al notar el contacto con el de él.
- Bésame, Víctor - le pidió alzando el rostro hacía él -. Solo para asegurarme de que esto está ocurriendo de verdad.
Sus labios se unieron tiernamente, pero eso no era suficiente para Myriam. Le puso la mano en la mejilla y lo besó más fuerte, rozándole los labios con la lengua, provocándolo hasta que consiguió que emitiera una especie de rugido y la estrechara contra su cuerpo, de forma que pudo notar su excitación con total claridad.
- Me sentía tan culpable - admitió unos minutos después separándose ligeramente de ella -. Te había puesto en una situación en la que no podías hacer otra cosa que acostarte conmigo.
- Podría haberme negado si hubiera querido - contradijo Myriam sonriendo con picardía -. Pero en el fondo eso era exactamente lo que yo deseaba, aunque al principio me negara a admitirlo. La mañana después de que hiciéramos el amor por primera vez... - resopló recordando aquel momento -... sentía que por fin mi vida estaba completa. Pero cuando me rechazaste me acordé de Lisa.
- Lisa nunca ha significado nada para mí. Siempre he odiado cómo te trataba y cómo se aprovechaba del amor de tu padre.
- Pero tú a ella sí le gustabas.
- Sí - respondió Víctor con un gesto de asco.
Myriam sabía que si hubiera intentado negar aquello, no habría podido confiar en él enteramente.
- Intentó seducirme incluso mientras estaba casada con tu padre. Me imagino que al insinuar aquello el día de la boda intentaba... no sé, me imagino que creía que así podría tenerme. Lo que no comprendo es cómo demonios pudiste creerla.
- Pero ella vino a verte el otro día.
- Sí, quería que aumentara la cantidad de dinero que recibe de la herencia de tu padre, pero le dije que estaba perdiendo el tiempo - le explicó mientras le acariciaba el cuello -. Igual que lo estamos perdiendo ahora nosotros. No sabes las ganas que tengo de llevarte a la cama - añadió susurrándole al oído.
- ¿Ah, no? - bromeó Myriam con sensual provocación antes de que se le escapara un gemido cuando él empezó a acariciarle un pecho.
Mientras le besaba el cuello con suavidad empezaron a andar hacia la puerta.
- Ahora mismo lo que más deseo en el mundo es llevarte a nuestra cama y...
- Aquí también hay una - le recordó ella señalando la diminuta cama de su niñez.
- No... ahí era donde dormías cuando eras una chiquilla. Yo quiero hacer el amor a la mujer que eres ahora, no a la niña que fuiste, aunque os quiero a las dos por igual.
Cuando llegaron al dormitorio principal Myriam tenía los ojos llenos de lágrimas de felicidad. Mientras parpadeaba para hacerlas desaparecer acarició la boca de Víctor, una boca que estaba a punto de besar, quería besarlo y acariciar hasta el último centímetro de su piel. Pero de pronto se acordó de algo:
- Entonces, si anoche no estabas con Lisa, ¿dónde estabas?
La seriedad con que la miró la hizo sentirse inquieta.
Puesto que David le había traído todos los documentos que hacían que la compra del refugio fuera un hecho consumado, podía contárselo sin temor alguno. Y eso fue lo que hizo.
Cuando terminó Myriam se quedó en silencio mientras las lágrimas le desbordaban los ojos.
- No debería habértelo contado - dijo abrazándola protectoramente -. Te he puesto triste y eso es lo último que deseo en el mundo.
- No, no es eso - aseguró Myriam con dulzura.
- ¿Entonces?
- Es que... saber que harías algo así por mí, solo para hacerme feliz... Además anoche todavía no sabías que estaba embarazada.
- Hola, no hay nada en el mundo que yo no haría por ti - le dijo Víctor muy serio -. Cualquier cosa.
- Bueno, ¿ha sido cómo esperabas? - le preguntó Víctor en voz muy baja.
Sus cuerpos desnudos descansaban todavía entrelazados.
- No, ha sido mucho mejor - respondió Myriam con total sinceridad -... pero, solo para estar segura...
Se acercó a besarlo mientras él soltaba una carcajada de euforia.
- Ven aquí, mi pequeña hechicera - le pidió estrechándola entre sus brazos -. Mi bella hechicera, mi vida... mi amor...

espero muchos comentarios para animarme a poner el final.....

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Mensaje  QLs Vie Feb 11, 2011 4:48 pm

aaaaay !! que chantajiste nos saliste !! de todas maneras ya sabes q te decimos MUCHAS GRACIAS !! pos los capis y q nos gusta muchooo tu novee !! Rolling Eyes Rolling Eyes Rolling Eyes
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Mensaje  Dianitha Vie Feb 11, 2011 6:04 pm

aii miil graciias x el cap niiña me encanto!!! Amor por chantaje...... Final - Página 3 953882 Amor por chantaje...... Final - Página 3 953882 que bueeno que las cosas entre los niiños ya se aclararon Amor por chantaje...... Final - Página 3 187173 Amor por chantaje...... Final - Página 3 187173 xfiis no tardes con el siiguiiente cap sii Amor por chantaje...... Final - Página 3 953882 Amor por chantaje...... Final - Página 3 953882
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Mensaje  myrithalis Vie Feb 11, 2011 8:22 pm

Gracias y si queremos el finalllllllll Que padre ya saben que se aman los dos y todo fue mentira Saludos Atte: Iliana
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Amor por chantaje...... Final - Página 3 Empty Re: Amor por chantaje...... Final

Mensaje  alma.fra Vie Feb 11, 2011 11:18 pm

Muchas gracias por el capitulo ¡¡¡¡ Te esperamos con el final ¡¡¡¡
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Mensaje  rodmina Vie Feb 11, 2011 11:23 pm


Amor por chantaje...... Final - Página 3 517547 Amor por chantaje...... Final - Página 3 517547 Amor por chantaje...... Final - Página 3 517547 Amor por chantaje...... Final - Página 3 517547

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Mensaje  Marianita Sáb Feb 12, 2011 1:19 am

Qué romántico!!! Amor por chantaje...... Final - Página 3 664467 Amor por chantaje...... Final - Página 3 664467 Síguele niña, queremos el final!! Amor por chantaje...... Final - Página 3 278288
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Mensaje  laurayvictor Dom Feb 13, 2011 1:58 am

hola chicas disculpa que no les pude poner el final.... es un poco corto pero es tierno....
gracias a todas por los comentarios y ya tengo preparada otra novelita......

Myriam acunaba a su pequeño de tres meses mientras escuchaba orgullosa el discurso de Víctor.
Habían llegado a Río unos días antes con el fin de estar presentes en la ceremonia. Varias monjas se habían echado a llorar al ver el cheque que les había dado Víctor, ella había conseguido no derramar una lágrima aunque estaba muy emocionada por lo que había hecho su marido.
Víctor Alejandro no tenía más que unas horas cuando Víctor había entrado en la habitación del hospital... se había marchado solo unos minutos antes, después de estar con ella durante el parto, y le había dado una cajita y un sobre.
Myriam había abierto primero la cajita pensando que en el sobre habría una felicitación, y había descubierto entusiasmada el precioso anillo de diamantes que le había comprado Víctor.
- Antes de que abras el sobre - le había dicho él mientras se probaba la sortija -. Debo decirte que no es de mi parte, aunque sabes que te adoro... Es un regalo en nombre de nuestro hijo para los niños que no tienen la suerte de recibir el amor que él tiene asegurado.
Myriam había sacado el cheque del sobre sin poder creer lo que veía. Estaba a nombre del refugio de Río.
- Víctor, sé que habíamos hecho un trato, pero esto es demasiado después de todo lo que has hecho.
- No me has escuchado - la había interrumpido él sonriente -. Esto no tiene nada que ver contigo. Esto es para saldar una deuda por todo lo que tengo: tu amor, el amor de nuestro hijo y el amor que nos dio tu padre a los dos.
Entonces sí había dado rienda suelta al llanto, un llanto de alegría y de agradecimiento.
Ese mismo cheque era el que en ese momento le estaba entregando Víctor a la hermana María.
Un poco antes Myriam había estado hablando con otra de las monjas, que le había contado que el refugio seguía abierto solo gracias a la intervención de Víctor. Todas estaban muy contentas por ella y por la suerte que tenía de estar casada con Víctor. ¡Myriam estaba totalmente de acuerdo! En sus brazos Víctor Alejandro no dejaba de sonreír, el pequeño tenía la misma sonrisa que su padre.
Al terminar el discurso Víctor se acercó a ella radiante de alegría, Myriam lo observó andar con deleite mientras pensaba en las ganas que tenía de quedarse a solas con él.
Como si hubiera podido leerle los pensamientos, Víctor la tomó entre sus brazos y la besó. El amor que veía en sus ojos le llenó de dicha el corazón. Él era todo lo que podía desear.
- Te quiero - susurró ella.
- Yo también te quiero, Amor - respondió con ternura -. Siempre te he querido y siempre te querré.


saludos... y espero muchos comentarios
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Mensaje  QLs Dom Feb 13, 2011 2:37 am

Sad Sad Sad Sad Sad pero muchaaas gracias por la noveeeeeee esperamos la otra hehehe What a Face What a Face What a Face
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Mensaje  myrithalis Dom Feb 13, 2011 4:04 am

Gracias por la novela me encanto y esperamos la otra Saludos Atte: Iliana
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Mensaje  Marianita Dom Feb 13, 2011 2:44 pm

Ayy qué bonita, muchas gracias por traernos el final niña, te esperamos con otra ehh!! Amor por chantaje...... Final - Página 3 388331 Amor por chantaje...... Final - Página 3 388331 Amor por chantaje...... Final - Página 3 388331
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