Re: Amor Eterno

FannyQ Mar Jul 06, 2010 7:41 pm

Gracias por el capi!

Eva_vbb Jue Jul 08, 2010 9:18 pm

GRACIAS X EL CAP...
Amor Eterno - Página 5 953882

dulce_myrifan Jue Jul 08, 2010 10:10 pm

Capítulo 14

Victor respiró el delicioso olor que salía de las bolsas de comida china que estaba sacando del coche. Buena comida, buen vino, velas, flores. Lo único que faltaba para tener el elemento romántico al completo era buena compañía. Y la suya estaba esperándolo en el dúplex.
Mientras pulsaba el botón del ascensor iba sonriendo como un tonto. Myriam se iba a quedar sorprendida porque había planeado una noche de cortejo que la dejaría asombrada y encantada.
Cuando salía del ascensor miró su reloj. Justo a tiempo. Según el horario que tenía establecido para Sofia, aunque el horario había cambiado por completo desde el primer día, Myriam estaría en ese momento bañando a la niña y preparándola para meterla en la cuna.
Al ver que el salón estaba desierto, entró en la cocina para prepararlo todo. Podía oír el grifo del baño y la voz de Myriam hablando con su hija…
Su madre había tenido razón, Myriam era estupenda con Sofia y su hija estaba encantada con ella. Pero lo más importante de todo era la atracción que él sentía por Myriam. Era algo más que eso… algo que no había sentido por una mujer hasta entonces.
Con la comida china calentándose en el horno, Victor se dedicó a poner la mesa en el salón. Quería tener la oportunidad de explorar el magnetismo de Myriam, eso que tanto lo atraía de ella. Él no estaba pidiendo promesas de devoción eterna, sólo quería, necesitaba, entender por qué le gustaba tanto.
Pronto encontraría una niñera que la reemplazase y, una vez que se fuera de su casa, no estaría allí cada noche, cuando volviera de trabajar. Y le gustaba la idea de que estuviera allí, en su casa, cuidando de su hija.
Victor decidió entonces seguir el consejo de su madre. Iba a cortejar a Myriam antes de que fuera demasiado tarde.
De modo que encendió las velas, puso los platos de porcelana negra y descorchó la botella de vino. Lo había pensado bien y se había dado cuenta de que quizá era cierto, quizá la había acorralado. Además, la verdad era que no había sonado muy romántico. ¿Qué iba a decir la pobre? Lo de «te encuentro muy atractiva y quiero que tengamos una relación» sonaba más como una propuesta comercial que como otra cosa.

De modo que necesitaba un poco de magia, un poco de romance. Tenía que enamorar a Myriam con música suave, comida, la luz de las velas…
Llevaba días planeándolo todo y allí estaba el miércoles; listo para lo que pudiera pasar.
Una estratégica llamada de teléfono para decirle que llegaría un poco más tarde y que debía bañar a la niña y meterla en la cuna había sido el primer paso. Normalmente, eso era algo que hacía él, algo que le encantaba hacer, además. Pasar tiempo con Sofia cada noche era maravilloso. Mirar esa carita, esos ojos, lo llenaba de amor y de un asombroso deseo de protegerla.
Pero aquello noche tenía una misión. Al día siguiente compensaría a su hija.
Había trabajado una hora más de lo normal, de modo que no le había mentido del todo. Pero cuando salió de la oficina, más alegre que de costumbre, tuvo que hacer varias paradas antes de volver a casa para llevar a cabo su plan.
El color madera clara de los palillos contrastaba con los platos negros y las copas…

—Hola, ¿Victor?
Al oír su voz, salió al pasillo. Myriam iba hacia el salón con Sofia en brazos, envuelta en una toalla.
—Hola, Myriam.
—No te había oído entrar.
—Llegué hace unos minutos. He salido de la oficina antes de lo que esperaba.
—Huele a comida.
—Es la cena —contestó él—. Espero que tengas hambre.
—Pues sí, mucho —sonrió Myriam, señalando a la niña—. Hoy ha estado muy revoltosa y no me ha dejado comer nada. No me sorprendería que durmiese toda la noche de un tirón.
Mientras hablaba, Victor avanzaba por el pasillo. Su hija estaba envuelta en la toalla, con el pelo revuelto, sonriéndole con su boquita desdentada. Cuando alargó un bracito hacia él, Victor se derritió.
—¿Cómo está mi niña? Te he echado de menos. «También te he echado de menos a ti», le habría gustado decirle a Myriam, pero no se atrevió. Ya habría tiempo para eso. Más tarde esa misma noche, con un poco de suerte.
—Voy a ponerle el pijama. Vuelvo enseguida.

Victor se quitó la chaqueta y la tiró sobre un sillón. Mientras colocaba de nuevo las copas se frotó las manos. Le demostraría a Myriam que la atracción que había entre ellos era demasiado fuerte, demasiado poderosa para ser ignorada. Con reglas o sin ellas.
De modo que sirvió vino en las copas y luego sacó la comida del horno para servirla en los platos. Dim Sum, verduras fritas, rollitos de primavera, ternera estilo Sezuán, pollo agridulce y, por supuesto, el aromático arroz sin el que ningún banquete chino estaría completo.

—Debes tener muchísimo hambre.
Victor se volvió al oír su voz. Su expresión burlona le hizo sonreír. O quizá su bonito rostro.
—Estaba pensando que quizá me he pasado un poco.
—¿Comida china? Qué bien. Huele de maravilla.
Victor apartó una silla para ella.
—Espero que te guste. Y gracias por cuidar de Sofia una hora más. Siento haber tenido que trabajar hasta tarde.
—No pasa nada. Además, cuando empecé a trabajar aquí solías llegar a esta hora.
—Sí, es verdad. Esa niña me ha cambiado la vida —sonrió Victor, abriendo su servilleta.
—Desde luego que sí. Ahora sonríes más. Y eso está muy bien.
Sofia tenía mucho que ver con ese cambio, desde luego. Pero Myriam también era un factor importante. No podía negarlo.
—Gracias.
—La paternidad te sienta bien.
—Muchísimas gracias. Pero cuando te he visto con Sofia en el pasillo tú también tenías aspecto de mamá.
Oh. Ese comentario había sido un error. Estaba hablando de cosas íntimas demasiado pronto. Myriam apartó la mirada, incómoda.
—¿Sabes usar los palillos?
—Más o menos. ¿Y tú?
—No se me da mal —sonrió Victor, sirviéndose arroz y verduras.
—Ah, veo que lo haces muy bien. Pareces un experto.
—Muchas gracias. Pero si estuviéramos en China no tendríamos un plato cada uno, estaríamos comiendo los dos del mismo plato.
—¿Ah, sí? Veo que Oriente es lo tuyo —sonrió Myriam.
—No, qué va. Pero tengo varios clientes chinos y te aseguro que son muy pacientes conmigo. La primera vez que salí a cenar con ellos metí los palillos en el arroz… en vertical y los dejé allí.
—¿Y eso es malo?
—Se quedaron horrorizados.
—¿Por qué?
—Nunca se deben dejar los palillos en esa posición. Por lo visto, cuando alguien muere, en su tumba ponen un bol de arroz con dos palitos de incienso… de pie.
—Ah, ya veo.
—Poner los palillos sobre el arroz de esa manera era una forma de llamar a la muerte —sonrió Victor—. Lo pasé fatal. Pero ellos fueron muy amables. Se rieron de mí, claro, pero luego me lo explicaron con todo detalle.
—Pero debieron perdonarte porque veo que cenaste con ellos más veces. ¿Por qué si no ibas a mover los palillos como si fueras un ninja? Aunque la verdad es que yo prefiero usar un tenedor, es más práctico.
—¿Quieres uno?
—No, gracias. Quiero convertirme en una experta, como tú.
—Así se habla —sonrió Victor.

No le sorprendió que él terminara antes, pero Myriam se tomó todos los platos a la manera tradicional, con los palillos, y estaba encantada consigo misma.
Luego, después de hablar de Sofia y de las cosas diarias, sacó el tema de la fiesta del sábado.
—¿Quieres que compre algo especial, un regalito para cada uno de tus empleados o algo así?
—Les doy algo que les gusta más: dinero —contestó Victor—. Reciben una gratificación dependiendo de lo que hayan ganado durante el año y hay una enorme competencia por ver quién recibe más. Gracias por ofrecerte, pero no tienes que ir a comprar nada.
—¿Y qué vas a hacer con Sofia? Sé que quieres que tus empleados la conozcan, pero…
—Había pensado bañarla antes de la fiesta, presentársela a todo el mundo y luego meterla en la cuna.
—No sé yo…
—¿Por qué?
—¿Y si la niña no coopera? Ya sabes…
—Sí, sí, ya lo sé. Los niños son impredecibles. En eso tienes toda la razón.
—No será muy divertido si se pone a llorar.
—Cierto.
—Será difícil, si no imposible, hacer de padre y de anfitrión al mismo tiempo.
—También es verdad —dijo Victor, volviendo a llenar las copas.
—¿Quieres que trabaje esa noche?
—No puedes trabajar en fin de semana.
—Sólo es una noche… y me la pagarás aparte, naturalmente. Podría quedarme en la habitación con ella. Si se pone a llorar o no puede dormir me tendrá a su lado para hacerle compañía.
—Eso sería maravilloso, Myriam. Gracias.
Le gustaría más que fuese a la fiesta como su chica, pero no se atrevía a decirlo en voz alta.
—Si se duerme enseguida, podría marcharme sin que nadie se diera cuenta.
—¿Por qué? Podrías quedarte a la fiesta.
—No, no creo que sea buena idea.
—¿Por qué no?
—Porque estoy trabajando aquí, Victor. No se pueden mezclar las dos cosas, ya lo sabes.
—Sí, bueno, ya veremos qué pasa el sábado —murmuró él—. Voy a guardar esto en la nevera.
—Te ayudo.

Mientras guardaban la comida que había sobrado y limpiaban la mesa, hablaron sobre la visita de sus padres.
—A mi padre le caíste de maravilla —dijo Victor, cerrando el lavavajillas—. Y mi madre se quedó encantada contigo.
—Ellos son estupendos. Me habías dicho que tenías buenos recuerdos de la infancia y con unos padres así, lo entiendo.
Victor tomó las copas de vino y las llevó al salón.
—¿Y tu infancia? —le preguntó, ofreciéndole su copa—. Nunca me has hablado de eso.
—No hay mucho que contar. No fue un lecho de rosas, desde luego. Mi hermano y yo nos queríamos mucho, pero… en fin, no fue fácil.
—¿Sólo tienes un hermano?
—Sí, Jorge, es más joven que yo. Es profesor de matemáticas en un instituto de Dover. Nos queremos mucho y nos llevamos mejor. En fin, no tuvimos más remedio que llevarnos bien —sonrió Myriam, dejándose caer en el sofá.
—Supongo que tú eras un ejemplo a seguir.
—Sí, bueno. Mientras no fuese demasiado estricta con él…
¿Demasiado estricta? Curiosa expresión para hablar de un hermano.
—Íbamos juntos a todas partes.
Victor apoyó la base de la copa en su pierna.
—O sea, que te tomabas lo de ser la hermana mayor muy en serio.
—Sí, claro. Y Jorge me copiaba en todo. En mi pasado no hay ninguna metedura de pata, así que mi hermano… Ay, perdona. No quería decir eso. No quería recordarte nada que…
—No te preocupes, no me doy por ofendido —sonrió Victor—. Me hago responsable de mis meteduras de pata.
—Sí, eso es verdad.
—Y entiendo que tu hermano quisiera copiarte en todo.
—Tú eres hijo único, ¿no?
—Sí, claro. Pero tenía un amigo en el instituto que era un par de años mayor que yo. Éramos como hermanos. Se llamaba Dirk Simmons. Menudo nombre, ¿eh? Dirk. Suena a superhéroe o a villano —rió Victor—. Aunque podía ser las dos cosas, dependiendo de cómo se hubiera levantado por la mañana.
—Un villano —repitió Myriam, divertida—. Seguro que tu madre no estaba muy contenta de que fuerais amigos.
—No, Dirk nunca le mostraba su lado rebelde a mis padres. Le gustaba demasiado que lo invitasen a comer los domingos. Llevaba el pelo largo y tenía una chaqueta de cuero negro que era lo más de lo más. Las chicas estaban locas por él. Menudo tipo… una vez le dijo a un profesor que lo dejase en paz y lo expulsaron del instituto durante tres días.
Myriam sonrió.
—¿Y ese chico era tu ejemplo a seguir? Me sorprendes, Victor García.
—Pero a las chicas las volvía locas, recuerda. A Dirk le daba igual lo que la gente pensara de él.
—Pero le importaba lo que pensara tu madre.
—Bueno, sí, es verdad. Debería decir que no le importaba lo que pensara de él la mayoría de la gente. Quería lo que quería y cuando lo quería —Victor se quedó mirando una esquina de la habitación, pensativo—. A las chicas les gustaba esa actitud suya tan rebelde.
—Eso has dicho… varias veces.
—Sí, es verdad. Yo quería ser como él, pero mi padre me obligaba a cortarme el pelo todos los meses y mi madre sólo me compraba polos, pantalones vaqueros, mocasines y chaquetas forradas para que me abrigase bien.
—Sí, supongo que es difícil ser un rebelde llevando mocasines —bromeó Myriam.
—Dímelo a mí.
—No creo que fuese tan horrible.
—¿Eh?
—Llevar mocasines y pantalones vaqueros. También había muchos héroes de ese tipo: John Wayne, Neil Armstrong. Y no olvides al favorito de todos los niños: Lucas Skywalker.

Victor soltó una carcajada. Nunca había conocido a una mujer tan interesante como ella, tan llena de matices. Y al pensarlo sintió un calorcito en el pecho.
—O sea que Dirk era o malísimo o buenísimo.
—Sí, algo así.
—Y por eso tú también intentaste ser un rebelde durante una época de tu vida.
Victor se quedó callado un momento.
—No lo había pensado nunca. Pero sí, supongo que podrías tener razón. ¿Es posible que mis años de adolescencia me hayan marcado tanto? Yo era muy estudioso, un buen chico, desde luego… ¿es posible que, inconscientemente, quisiera convertirme en Dirk? ¿Que quisiera rebelarme contra mi entorno y mandarlo todo al infierno?
—Oye, no seas tan duro contigo mismo —dijo Myriam, tocando su brazo—. Siempre te habías preguntado cómo sería ser Dirk y ahora ya lo sabes. Si no lo hubieras intentado, estarías preguntándote el resto de tu vida.
Sí, tenía razón, pensó él.
—Pero pronto me di cuenta de que ese tipo de vida no era para mí. Y descubrí que mi comportamiento sí importaba. Que sí me importa lo que la gente piense de mí… mis amigos, mi familia, mis empleados, mis clientes. Y me importa lo que tú pienses de mí, Myriam.
Luego, sin pensar, le quitó la copa y dejó las dos sobre la mesa para tomar su cara entre las manos.
Myriam se quedó inmóvil mientras se inclinaba hacia ella para besarla suavemente en los labios.

Al cerrar los ojos, sus largas pestañas rozaron la mejilla de Victor.
—¿Qué fue de él? —preguntó Myriam, haciendo un esfuerzo sobrehumano.
La pregunta sorprendió por completo a Victor, que se apartó, poniendo las manos sobre sus hombros.
—¿Qué?
Myriam abrió los ojos, que el deseo habíaa vuelto oscuros. Saber que él había provocado ese cambio lo conmovió.
—¿Qué fue de tu amigo?
—Ah, Dirk. Ahora es patólogo y vive en Chicago con su mujer y sus cuatro hijas.
—¿Patólogo? ¿Quieres decir que Dirk, el rebelde, ahora es médico?
—Exactamente.
Los dos intentaron contener la risa, pero fue imposible.

myrithalis Jue Jul 08, 2010 11:08 pm

Gracias por el Cap. Saludos Atte: Iliana

alma.fra Jue Jul 08, 2010 11:12 pm

Muchas gracias por el capitulo.

nayelive Jue Jul 08, 2010 11:49 pm

gracias por el capi

Eva_vbb Vie Jul 09, 2010 12:28 am

GRACIAS X EL CAP... DULCINEA
Amor Eterno - Página 5 953882

ASHQUE SE OLVIDEN DEL AMIGO Y CONTINUEN CON EL BESOOOO

FannyQ Vie Jul 09, 2010 1:50 pm

Gracias por el capi!!

Dianitha Vie Jul 09, 2010 4:41 pm

graciias x el cap niiña me encanto saludos!!!! Amor Eterno - Página 5 196

fresita Lun Jul 12, 2010 4:07 pm

gracias dul

saludos

Marianita Vie Jul 16, 2010 12:26 am

Muchas gracias por el capítulo niña, síguele, esperamos el próximo!!!

Eva_vbb Vie Jul 16, 2010 1:26 am

DULCINEAAAAAAA Amor Eterno - Página 5 64473

DONDE ANDAS MUJER!!!!
lol!

QUEREMOS CAP... Amor Eterno - Página 5 149909

fresita Vie Jul 16, 2010 3:20 pm

ONTA CAPI NO, NO SE VALE ANDALE DUL PON CAPIS

SALUDOS

Eva_vbb Lun Jul 19, 2010 9:27 pm

DULCINEA YA TE VI QUE AQUI ANDAS MUJER ASI QUE:
QUEREMOS CAP... Amor Eterno - Página 5 149909

QUEREMOS CAP... Amor Eterno - Página 5 149909

mats310863 Mar Jul 20, 2010 8:39 pm

MUCHAS GRACIAS POR EL CAPÍTULO, SALUDOS

Danniela Miér Jul 21, 2010 12:40 pm

estaa super padree esperoo qe prontoo pongas un capp jeje =)

dulce_myrifan Mar Jul 27, 2010 8:50 am

Cap. 15

Estaba metida en un lío. En un buen lío. Myriam dejó el biberón en la mesa y levantó a Sofia para colocarla sobre su hombro y darle unos golpecitos en la espalda.
La noche anterior, Victor la había sorprendido con una cena especial. Y antes de cenar también había algo especial en él, algo diferente. Lo había sentido cuando se acercó por el pasillo para saludar a su hija. Y luego, cuando se sentaron a cenar, con velas… algo que no había ocurrido antes.
Tuvo que sonreír al recordar la cena y la conversación posterior. Después de estar todo el día con Sofia, echaba de menos un rato de conversación con un adulto…
Y Victor le había dado eso.
Y le había contado cosas de su pasado, confiándole intimidades sobre su amigo Dirk y su deseo de parecerse a él. Era un hombre reservado y que se hubiera abierto de esa forma le parecía… sorprendente.

Cuando le quitó la copa de la mano para acariciar su cara, su mirada oscura la había hipnotizado. Y luego, cuando se inclinó hacia ella… incluso ahora le daban palpitaciones sólo de pensarlo. Sí, sus labios se habían encontrado durante unos segundos. Y ese beso había sido tan dulce, tan romántico, que Myriam temió que su corazón se derritiera.
La intimidad de ese momento la había atrapado de tal modo que casi olvidó su decisión de no mantener una relación romántica con él… ni con ningún otro hombre. Por un momento, había olvidado su deseo de independencia, su elección de carrera o amor.
Aquel hombre era un serio peligro para ella. Al ver que Sofia se había quedado dormida, Myriam la metió en la cuna y la tapó con una mantita. Ya conocía bien los horarios de la niña y sabía que tenía más o menos una hora y media de tranquilidad…

En ese momento sonó su móvil y lo sacó del bolso a toda prisa para que no despertase a Sofia.
—¿Sí?
—Buenos días —la saludó Karen—. ¿Cómo estás?
—Bien, ¿y tú? Iba a llamarte ahora mismo.
—Genial —contestó su ayudante—. Hoy vienen dos clientes nuevos, uno por la mañana y otro por la tarde. Los dos me han dicho que necesitan desesperadamente una niñera.
—Estupendo, Karen. Ya te he dicho esto varias veces, pero tengo que decirlo otra vez: estás haciendo un trabajo excelente.
—Gracias, Myriam. La verdad es que me encanta —rió su ayudante.
—Oye, quiero que llames a Martha Richardson. Pregúntale si querría trabajar para el señor García si le ofreciera más dinero que los Harrison.
—¿Y qué iban a hacer los Harrison sin niñera?
—Tú les buscarías una nueva.
—Pero nunca has cambiado a las niñeras de familia…
—Estoy desesperada —le confió Myriam—. Le dije a Victor que encontraría a alguien para Sofia y Martha es todo lo que él está buscando.
—Pero…
—Nada de peros, Karen. Llama a Martha ahora mismo.
Karen se quedó callada un momento.
—¿Pasa algo, Myriam?
—Sí, bueno, en fin… la situación es un poco rara. Además, yo tengo que volver a mi trabajo.
—¿Ese hombre se mete contigo?
—No, Karen, no se mete conmigo —rió Myriam—. Pero nuestra relación se está haciendo… incómoda para mí.
—A Martha no le gustará trabajar para alguien tan difícil.
—Victor García no es difícil, Karen.
—¿No? ¿Desde cuándo? ¿Qué está pasando ahí?
—Nada, no está pasando nada.
—Yo creo que sí —contestó su ayudante—. Te has enamorado de él, ¿es eso?
—¡Por favor! ¿Cómo puedes decir una tontería así? —exclamó Myriam.
—Algo pasa, estoy segura. Y si La Bestia no te trata mal, es que te trata demasiado bien.
—Me ha besado, ¿entiendes? Pero no significa nada —replicó ella, irritada.
—¿Que te ha besado?

Myriam no quería contarle que lo había hecho dos veces. Y que la situación empezaba a escapársele de las manos. No sabía qué significaban los besos, pero tenía miedo de averiguarlo. Aquel hombre empezaba a afectarla de verdad. Tenía que encontrar una niñera para Sofia lo antes posible. Tenía que marcharse de allí.

—Llamaré a Martha —le prometió Karen.
—Gracias —suspiró Myriam—. Llámame en cuanto sepas algo.
Al otro lado del teléfono oyó una risita.
—Que hayas besado al señor García le da un nuevo significado al lema de la agencia, ¿no? Ningún cliente quedará insatisfecho.
Myriam apretó los dientes y cortó la comunicación a toda velocidad.

dulce_myrifan Mar Jul 27, 2010 9:00 am

Capítulo 16

—Tengo un problema. Un problema terrible.
Flicker, su gato, estaba maullando con tal desesperación que Myriam apenas podía oír lo que Victor estaba diciendo. Pero su tono asustado hizo que se incorporara de un salto. Era sábado por la mañana y había vuelto de su casa una hora antes. Cuando se marchó todo estaba perfectamente, de modo que no entendía…

—¿Qué ocurre, Victor? ¿Sofia se ha puesto enferma?
—No, la niña está bien. Pero me han llamado de la empresa de catering —contestó él.
—Ah, eso —murmuró Myriam, aliviada.
—Sí, eso. Por lo visto, no tienen empleados suficientes para todas las fiestas que han contratado esta noche. La comida no es un problema, pero no pueden enviar a nadie para que la sirva.
—Bueno, no creo que eso sea tanto problema…
—Myriam, se supone que debía tener a alguien en la cocina, dos personas sirviendo y una en el bar. ¿Dónde voy a encontrar cuatro personas a estas horas? Esta fiesta es, supuestamente, para recompensar a mis empleados por todo lo que han trabajado durante el año. Prefiero cancelar la cena antes que pedirles que trabajen.
—Ya entiendo. No te preocupes, yo te echaré una mano.
—Pero se supone que tú ibas a quedarte con Sofia.
—Cálmate, Victor. Déjame pensar. Por supuesto, trabajar de noche y en fin de semana se paga el triple.
—Pagaré lo que tenga que pagar. ¿Por qué? ¿Conoces a alguien?
—¿Recuerdas a esas niñeras a las que despediste? Una de ellas era camarera antes y sé que Lily tiene los fines de semana libres. Mi ayudante también está libre, creo… voy a hacer un par de llamadas, luego te cuento.
—Alguien que pudiera poner las copas estaría muy bien —le recordó Victor, suspirando de alivio—. Y un par de personas para servir la comida…
—No puedo prometerte nada. Cheryl, la chica que trabajó como camarera, te tenía pánico. Puede que no quiere volver a verte.
Él dejó escapar un suspiro.
—Sí, lo comprendo. Pero es que al principio estaba… bueno… es que no sabía —de nuevo, dejó escapar un suspiro—. No sabía lo que hacía. Sofia me daba miedo. Era tan pequeña, tan frágil. ¿Y qué sabía yo de niños entonces? He ido aprendiendo poco a poco en estas semanas. Quería ser el mejor padre del mundo y para eso diseñé un montón de reglas… pero no sabía que serían imposibles de cumplir y que no tenían ningún sentido. Por favor, díselo a esas chicas. Diles que lo siento.

Esa confesión era asombrosa. Y le alegraba que se hubiera dado cuenta.
—Lo sé, Victor. Sé que lo hacías con buena intención. Pero me alegro de que entiendas que… en fin, que no era fácil trabajar contigo.
—De no ser por ti, no creo que lo hubiese entendido nunca. Tú me explicaste las cosas…
—A las otras chicas no les diste oportunidad.
—Sí, lo sé. Pero por fin he entendido un poco cómo funciona esto de ser padre. He entendido las necesidades de mi hija gracias a ti.
Myriam se llevó una mano al corazón para contener sus latidos. Porque tenía que contenerlos. No podía dejarse llevar por la dulzura de su voz, ni por la ternura que había en ella cada vez que pronunciaba su nombre.
—En fin, de nada. Bueno, si quiero encontrar a alguien tengo que ponerme a hacer llamadas ahora mismo.
—No sé cómo darte las gracias por todo lo que haces por mí.
—Ah, antes de que se me olvide. Si las chicas pueden ir, querrán saber qué atuendo deben llevar.
—Que lleven lo que quieran. Esto es una celebración. Diles que se vistan de fiesta.

dulce_myrifan Mar Jul 27, 2010 9:02 am

Sorry por la falta de capitulos , veo que esta novela esta encantada pero pss fue todo un show que no sirve de nada contarles, solo que pues ya mero acaba, en la noche les pongo otro capii y gracias x la espera y la presion Rolling Eyes

Dianitha Mar Jul 27, 2010 10:03 am

graciias x los cap niiña xfiis no tardes con el siiguiiente sii que ya kiiero saber que es lo que va a pasar en esa fiiesta siiii Amor Eterno - Página 5 196