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Re: .:COMPROMISO fALSO:.
Niñaaa sigueleeeeeeeeee
saludos
Geno
saludos
Geno
Geno- STAFF
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Fecha de inscripción : 04/03/2008
Re: .:COMPROMISO fALSO:.
NIÑA MUCHAS GRACIAS X LOS CAP...
ME GUSTARON,ME GUSTARON TE LLEMOS LA PROXIMA SEMANS Y X FA YA NO TARDES TANTO EN POSTAR CAP...
ME GUSTARON,ME GUSTARON TE LLEMOS LA PROXIMA SEMANS Y X FA YA NO TARDES TANTO EN POSTAR CAP...
Eva_vbb- VBB DIAMANTE
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Re: .:COMPROMISO fALSO:.
graxias!!! ia kieRo leer mas
pliss no nos abandones muchoooo
saludos
Peke- VBB CRISTAL
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Re: .:COMPROMISO fALSO:.
¡QUE PAREJA!, SON FANTASTICOS, GRACIAS POR LOS CAPÍTULOS
mats310863- VBB PLATINO
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Re: .:COMPROMISO fALSO:.
MUY BUENOS CAPIS NIÑA MUCHAS GRAX NO TARDES CON LOS DEMAS
SALUDOS
SALUDOS
fresita- VBB PLATINO
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Re: .:COMPROMISO fALSO:.
muchas gracias por la novelita por fin me puse al corriente...esta excelente siguele por faaa
jai33sire- VBB PLATINO
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Re: .:COMPROMISO fALSO:.
esta muy emcionante esta novela y muy interesante no dejes de poner capitulos
Eva Robles- VBB BRONCE
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Fecha de inscripción : 28/11/2009
Re: .:COMPROMISO fALSO:.
Hola niñas aqui les dejo el siguiente capi, solo uno por que no es muy larga la historia sales, nos estaremos leyendo el Miércoles sales
Capítulo 5
PUES a mi me parece que lo dice muy en serio...- dijo una voz a sus espaldas.
Myriam se dio la vuelta en redondo, muerta de vergüenza.
- Siempre he dicho que lo que me hijo necesita es que lo pongan los puntos sobre las ies- añadió Juana Garcia reflexivamente.
Aunque la madre de Victor, pues con aquellos ojos no podía ser otra persona, parecía haberse tomado más que bien su rudeza con su retoño, Myriam deseó que la tierra se la tragara en ese mismo instante.
- Es un placer conocer a una jovencita con tanto carácter- continuó la dama estrechándole la mano.
Lady Garcia no se parecía en nada a la imagen que se había hecho de ella: alta y delgada, atractiva sin ser una belleza, parecía muchó más joven de lo que era, a pesar de tener la cabeza cubierta de canas.
- Encanta...- Myriam se detuvo, sin saber muy bien qué tratamiento aplicarle.
- Llámame juanita, que yo te llamaré Myriam- su apretón resultó firme y cálida, fiel reflejo de su personalidad-. Llegas tarde, Victor- dijo, lanzando una mirada de reprobadora a su hijo.
Victor sonrió sin disculparse por el retraso. Sentia un gran alivio al ver que su madre había malinterpretado lo ocurrido como la pelea de enamorados... tal vez, pensó, no anduviera desencaminada.
- ¿Donde está Alex?- preguntó, impaciente por ver a su hijo.
- Con los hombres, aprendiendo a convertir buena comida en una masa carbonizada. Y te diré qye no me pareció bien que lo llamaras tan tarde... se puso tan nervioso que luego lñe costó mucho dormirse. ¡Y encima llagas tarde!
- Nos paramos a mirar el paisaje- dijo Victor mirando a Myriam maliciosamente
- ¿Si? ¿Y desde cuándo te interesa tanto la naturaleza? Siempre creí que solo te interesaban los circuitos de Fórmula Uno
- Es que he ampliado mis campos de interés, madre- replicó, lanzando a Myriam una mirada irresistible-. Vamos, estoy deseando ver a Alex... Habrá que presentarle a Myriam- añadió pasando el brazo por los hombros de la joven, que estaba temblando como un flan. Cualquier chica, por poco impresionable que fuera, habría caído bajo el poder de aquellos intensos ojos negros.
- Me alegro de que cambiaras de opinión- dijo Juana lanzándole una inquisitiva mirada. Myriam temió verse descubierta: nadie en su sano juicio creería que una chica con tan poco atractivo había pescado a Victor-. ¿Sabes? Casi tuve que chantajearlo para que te trajera.
Por lo visto el chantaje estaba muy extendido en aquella familia, pensó Myriam.
- Ya, es que no pude confirmarlo hasta el último moemento. Con el lío de las guardias y todo eso es muy dificil planificar la vida social. Por suerte, Victor es muy paciente.
- ¿Paciente?- esp pareció hacerle mucha gracia- Ya me dijo Tara que era médico. Perdona que te lo diga, pero pareces muy joven...- dejo caer-
- Tengo veinticinco años- le informó Myriam sin el menor reparo
- ¿Quieres dejar el interrogatorio para luego, mamá?- intervino Victor con firmeza, poniendo la mano en el hombro de Myriam protectoramente-
Aunque sabía que lo había hecho por puro interés, Myriam no pudo evitar sentirse agradecida... y también sintió otras cosas muy diferentes cuando la mano descendió hasta la cadera.
Estaban a la mitad de un sendero rodeado de árboles cuando se encontraron con el siguiente contingente del comité de recepción: uno de los dos chiquillos se abalanzó al encuentro de Victor, que de inmediato soltó a Myriam para recibir al pequeño en sus brazos.
- ¡Papá! Tengo muchísimas cosas que contarte: vimos ballenas, ¡más de mil! ¡Y yo me mareé! Y sé nadar casi bien como Dan, y...
- De acuerdo, de acuero...- le suplicó su padre entre risas-. Espero que obedecieras a tía Jude y tío Chris- añadió mirando hacia la pareja que los contemplaba sonriendo. A Myriam la mujer le parecia una copa más joven y dulce que su madre y el hombre era alto y delgado, con gafas, y un rostro que enseguida la inspiró confianza.
- A ellos les encantó tenerme en su casa- protestó el niño de inmediato con expresión angelical
- Vaya... no parece que tuvieras muchas ganas de volver a casa- aunque lo decía en broma, en el fondo Victor temía que sus deficiencias como padre le acabaran pasando factura. Tal vez su hijo prefiriera estar en un hogar más "normal". Chris, por ejemplo, se había tomado todo el verano libre para estar con su familia, mientras él...
- Me lo he pasado muy bien... pero te he echado de menos
- ¡Y yo también!- a pesar de sus limitaciones como padre, el niño estaba creciendo sin mayores problemas, Decidió darse a sí mismo un voto de confianza-. Gracias, Chris- dijo teniendo una mano a su cuñado-. ¿El bebé duerme ya toda la noche?- preguntó a su hermana.
- ¿Estás de broma?- Jude se volvió para saludar a Myriam-. Tú debes de ser Myriam, ¿verdad?- aquella atractiva joven resultaba mucho menos intimidante que su madre-. Soy la hermana pequeña de Victor, me llamo Jude Appleby, y él es mi marido.
Chris le dirigió una amable sonrisa.
- Estás un poco abrumada,¿no?- le dijo con marcado acento americano-. No te preocupes, ya te acostumbrarás.
Myriam sabía que no tendría tiempo para acostumbrarse a nada, solo para sentirse un completo fracaso.
- Creo que su padre está solo con la barbacoa- dijo Juana-, así que será mejor que dejemos las presentaciones para más tarde si queremos que quede algo de comer.
A Myriam, Juana le pareció del timpo de personas que disfruta organizando las cosas y las personas, especialmente esto último. Jude le asió amigablemente por el brazo e inició enseguida una conversación llena de afecto y cariño que tuvi efecto de hacerla sentirse como un gusano, por lo que fue incapaz de contestarle con naturalidad. Tras lanzarle una mirada de advertencia, Victor se dedicó por completó a su hijo.
Myriam se quedó muy sorprendida cuando llegaron por fin al jardín y se encontró con que también estaba allí Tara.
- ¡Myriam! ¡Que alegría verte!- Tara parecía sinceramente complacida de verla allí. Estaba realmente guapisíma: no en vano era una de las modelos más cotizadas del mundo. Myriam se dijo que, de haber sido la verdadera novia de Victor, habría respondido a su abrazo de forma mucho más contenida. Tara era tan espectacular que acababa con la confianza de cuálquiera.
- No sabía que ibas a venir.
- ¡Oh, sí! Somo una gran familia unida y feliz- ironizó Victor detrás de ellas
- Por suerte, tenemos dormitorios de sobra para acomodar a todos los ex de mis hijos- Sir. Añejandro Garcia se quitó el delantal y pasó los utencilios de cocina a la joven generación para saludar a sus invitados. Myriam reparó en que Victor había heredado de él su imponente estatura y la aristocrática nariz, aunque lo que más le llamó la atención es que tenían idéntico tono de voz.
De vez de responder a la broma de su padre, Victor miró preocupado a su hermana, cosa que, curiosamente, todos hicieron con mayor o menor discreción.
- Voy a ver cómo está el niño- murmuró esta antes de dirigirse a la casa con la cabeza gacha.
- ¡Alejandro, te has pasado!- le reprocho su esposa
- ¡No he caído! Estaba pensando en Victor, de verdad- se defendio Sir. Alejandro molesto
- ¡Mira que decirle eso a Jude! Voy a ver qué tal está
- No, Juanita- intervino Chris-. creo que lo mejor es que esté sola un rato.
Aunque no parecia muy convencida, para sorpresade Myriam, Juana obedeció a su yerno sin chistar. Tras pensarlo un momento, se dio cuenta de que no era tan extraño, pues a pesar de sus ademanes calmados, del joven americano emanaba un evidente aire de autoridad.
La tensión se marcaba en el ambiente; ella debía de ser la única de los presentes que no sabía lo que estaba pasando. Por suerte, fue Alex el que rompió el hielo... un par de segundos más y habría empezado a hablar del tiempo.
- Mamá me ha dicho que eres médico- el niño había heredado los mismo ojos negros que su padre, y su capacidad de mirara a las personas de frente. En unos cuantos años más, aquella criatura iba a romper tantos corazones como se padre.
- Si, así es
- ¿Eres el médico de papá? ¿Es que está enfermó?- insistió el niño intrigado
- No, Alex, no lo estoy- dijo Victor al tiempo que le retiraba un mechón de pelo de la cara-. Aunque ahora que lo pienso, me duele un poco la espinilla- añadió, lanzando una sonrisa de complicidad a Myriam de la que ella iso omiso. Si se la hubiera devuelto, Victor habría pensado que le seguia el juego, y no podía permitirse semejante muestra de debilidad.
- ¿Es tú novia entonces?- insistió el pequeño
- Sí, claro
- Vale- Alex se encogió de hombros-. No me creo lo que dicen de las pelirrojas- añadió con toda sinceridad-. Me parece muy guapa- remató para mayor confusión de Myriam antes de ir con su abuelo, que estaba insistiendo para que se pudieran a comer antes de que empezara a llover.
Myriam, que sentía más alivio que si hubiera escapado de las garras de la inquisición, dejó escapar un suspiro de alivio. Victor se acercó a ella y le susurró al oído:
- Tengo que preguntarte qué es lo que dicen por ahí de las pelirrojas
- ¿Es qué no te sientes ni siquiera un poco culpable?
- ¿Por?
- ¡Por mentirle a tu familia tan descaradamente?
- Mentimos todos todos los días, incluso tú, doctora Montemayor, asi que no me mires tan seria: anda dedicame una de tus dulces sonrisas...
- ¡Tú sueñas!
- Si, yo y el resto de hombres del planeta- le piropeó Victor-. Si quieres quedar bien con mi padre, te aconsejo que pruebes la comida- le aconsejó, señalando al resto de la familia, reunida en torno a una mesa de jardín.
- No puedo comer nada. Me siento fatal
- Todos estaremos igual en cuanto ayamos probado esa carne carbonizada- replicó Victor alegremente- Es una suerte tener un médico en casa.
...
A pesar de su tamaño y riqueza, la casa no parecía en absoluto un museo, Myriam se esforzó por no parecer intimidada, aunque lo cierto es que lo estaba.
- Ya han subido nuestras cosas- le dijo bajo la imponente araña que colgaba del recibidor y que por sí sola era casi más grande que la salita de su apartamento-. Vamos, te enseñaré la habitación- y sin más preámbulos empezó a subir la gran escalera.
Fue una suerte que Myriam estuviera acostumbrada a recorrer los largos pasillos del hospital, pues Victor andaba a grandes zancadas, sin reparar en la diferencia de tamaño antre sus piernas.
- Esta es la parte más antigua de la casa.
Myriam ya se había dado cuenta, por las caracteristicas de los muros se deducía que el origen de la mansión había sido un edificio mediaval.
- Ya estamos- anunció abriendo una gruesa puerta de roble.
-¡Que bonito!- exclamó Myriam impresionada. Había estado en habitaciones más pequeñas que la impresionante cama de dosel de aquel dormitorio. Se acercó a la ventana y se quedó mirando los jardines de estilo italiano y el lago. Apoyándose con los codos en el alféizar, se asomó un poco para verlo mejor.
- Ten cuidado- le advirtió Victor poniéndole una mano en el hombro.
Pero la confusión con la que Myriam lo miró al volverse no tenía nada que ver con el vértigo... y mucho con la mano que se habia posado en su cintura. Por suerte, encontró algo que distrajo su atención.
- ¡Oh! Ese no es mi equipaje- exclamó al ver una bolsa de cuero a los pies de la cama-. O puede que esta no sea mi habitación...
- Yo no he dicho que sea tu habitación: es nuestra habitación. Esa bolsa es mía.
Myriam lo miro horrorizada. No recordaba en absoluto que le hubiera dicho que iban a estar juntos.
- ¿De verdad supones que vamos a comprtir la habitación?- estalló
- Yo no supongo nada, es mi familia: mi madre se enorgullese de ser muy liberal y, desde mi punto de vista, estas habitaciones antiguas tienen mucho encanto.
- Tú sabías que me iban a colocar aquí, ¿Verdad?- le acuso Myriam-. ¿Es tú habitación?
- Desde que era un chiquillo
- ¿Por qué no me lo dijiste?
- Oye, ¿no te parece que estás exagerando un poco?- Victor enarcó una ceja, quitando importancia a sus protestas-. Si te hubieras parado a pensarlo, te habrias dado cuenta de que lo más lógico era que durmiéramos juntos... o por lo menos en la misma habitación.
- ¿Si lo hubiera pensado un poco?- repitió Myriam pálida de ira-. ¡Eso es precisamente lo que he intentado evitar pensar, desde que empezó esta pesadilla!- exclamó llevándose las manos al rostro- Como fuera que él todavía la tenía agarrada de la cintura, se encontró con que su gesto solo habia conseguido hacer aquel contacto más íntimo. Una corriente de excitación puramente sexual la atravesoó de la cabeza a los pies. Maldiciéndose por su debilidad, se desiso de su abrazo, no sin darse cuenta de que no era la única que estaba excitada...
Victor la miro con una expresión inescrutable. Cuando por fin habló, su tono no era precisamente el de un hombre poseído por la lujuría.
- Solo compartiremos la cama. Cualquier otra cosa ya es opcional.
Myriam estuvo apunto de estallar en carcajadas. La idea de que compartir la cama con él fuera voluntaría, era simplemente ridícula.
- Deverías habérmelo dicho- insistió Myriam
- Hay cosas que se dan por supuestas... no creo que hiciera falta darte todos los detalles
- ¡Serás cara dura! ¿Cómo te atreves a decirme semejante cosa?
- Me habrías causado dolor de cabeza con tus protestas- replicó lacóndico. Se acercó a la cama y sacó de su bolso el neceser-. ¿Sabrás encontrar el camino de vuelta?
Myriam asintió no muy convencida. No tenia ningún sentido de la orientación, asi que lo más probable era que muriera de sed antes de encontrar a otro ser humano. Sin embargo, semejante perspectiva era menos terrible que la idea de tener que compartir la cama con él.
- Voy a pasar un rato con Alex- le dijo abriendo la puerta-. Tal vez mi madre querra enseñarte la casa.
Myriam se quedó sola, no muy animada precisamente con el panorama que tenía por delante.
...
- Ya conoces a todos lo que nos reuniremos esta noche, excepto Ian Webster, el administrador- le explicó Victor mientras se hacía el nudo de la corbata.
Myriam se quedó mirando su aristocrático perfil, sintiéndose hervir de indignación.
- ¡No conozco a nadie!- le corrigió indignada-. Soy una extraña... y me gustaría estar bien lejos de aquí, por cierto.
Aquella tarde, durante el recorrido de la mansión, le había quedado perfectamente claro que no encajaba en aquel ambiente: no solo no sabía montar a caballo ni disparar, sino que, además, como le había espetado a su anfitriona un poco mordazmente, no tenía la menor intención de aprender ninguna de quellas habilidades. Cuando los padres de Victor regresaran de su viaje y se enteraran de que aquel compromiso no había existido nunca, sin duda no podrían reprimir un suspiro de alivio.
- Pues como eso no puede ser, te aconsejo que te tranquilices- le respondió Victor filosóficamente. De pronto, miró el vestido que ella había extendidó en la cama-. ¡Vaya! Otra vez ese vestido- observó con una sonrisa malisiosa
- No tengo un vestuario muy amplio- <Yo no soy Veronica, o tú ex mujer>, le habría gustado añadir, pero no lo hizo temiendo parecer que estaba celosa de ellas.
- Normalmente no nos vestimos para cenar, pero es que no todos los días se presenta la oportunidad de recibir a alguien en la familia
- Yo no voy a formar parte de la tuya
- ¿Por qué siempre tienes que ser tan extricta? No, no me respondas, ya veo que no lo puedes evitar...
- La verdad, por lo que ha dicho tu padre, parece que estan muy acostumbrados a recibir... invitados- se preguntó cuántas veces habría ido Veronica a la casa. ¿Habría dormido su hermana en aquella cama?
- Te has dado cuenta, ¿verdad?
- Me ha parecido que tu hermana estaba un poco molesta- contestó, aunque lo que en realidad pensaba era que no por todo el oro del mundo dormiría en aquella cama con él.
- Sí, mi padre no ha sido muy diplomático-
< Habló el santo>, se dijo Myriam. Como si no conociera su reputación de conquistador...
- Lo que ocurre es que Daniel no es hijo de Chris- le esplico Victor-. Mi hermana estuvo saliendo con un hombre que estaba casado. El muy bastardo hizo todo lo posible por ambaucarla... encima, era muchos años mayor que ella- su expresión se endureció al recordar aquellas triste historia-. Jude no lo supo hasta que due demasiado tarde. Incluso entonces, la engatuso diciendo que estab a punto de divorciarse.
- ¡Pobre Jude!- Myriam estaba sinceramente conmovida.
- Se pasó tres años con ese canalla, y ninguno de nosotros pudo hacer nada para convencerla de que lo dejara. Tuvo que ser ella la que se diera cuenta de la peor forma posible del error que había cometido-
- Por suerte, conoció a Chris- comentó Myriam
- Sí, por suerte- Victor sonrió
- Parece un buen tipo
- Uno de los majores- convino Victor sin el menor asomo de ironía. Cambiando de tema burscamente alargó la mano para tocar la seda del vestido-. Calidad es mejor que cantidad- murmuró Victor. Dejó el vestido y se acercó a la ventana.
- Por lo que veo, Veronica te ha contagiado su forma de pensar- observó Myriam-. Veo que te llamala atención que lleve un vestido de tanta calidad... Me lo regalaron- no le explicó que no se trataba de un modelo original.
La madre de Martin dirigía un pequeño taller de costura especializado en copias de los diseños d los modistos más famosos. Su negocio iba viento en popa pues cada vez había más gente deseosa de lucir trajes de calidad sin tener que arruinarse en el intent.
- Veronica tiene un gusto excelente.
A Myriam le dio rabia que siempre saliera en defensa de su hermana.
- No me lo regaló ella- de repente le pareció intolerable que la tomara por la clase de mujer que solo recibe regalos de su adinerada hermana. ¿Acaso no creía que pudiera tener un devoto enamorado?.
Victor se giró en redondo para mirarla.
- ¿Te lo ha regallado algún... amigo?
- Le hice un favor- respondió, sin preocuparse por lo que Victor pudiera deducri de semejante afirmación. ¡Qué demonios! ¡No era asunto suyo si un hombre la inundaba de diamantes! Martín había sido muy amable al agradecerle de aquella forma tan gentil su ayuda para preparar el trabajo de Farmacología.
- Por lo visto, no tuvo la menor queja
- Se llama Martin- le replicó Myriam sin añadir que no lo había visto desde que se licenciaron. No le gustaba en absoluto aquel tono condescendiente que Victor empleaba con ella.
- ¿Y qué opina el tal Martin de que hayas venido aquí conmigo a pasar el fin de semana?
¡Aquello estaba yendo demasiado lejos! Simular que tenia un misterioso pretendiente era una cosa, pero no tenía la caradura suficiente como para mantener esa ficción.
- No lo sé. No se lo he dicho. A decir verdad , no salimos juntos ni nada por le estilo- confesó de mala gana
- Entiendo- aunque lo que añadió a continuación demostraba que lo habia malinterpretado todo-: espero que el pobre Marti se lo tome con la misma frialdad que tu- le espetó
- ¿Por qué me insultas de ese modo?
- No te estoy insultando
- Ya, estas demasiado bien educado, ¿no?
- ¿La pijama era suya?
- ¿Qué...?- Myriam no sabía de qué le estaba hablando.
Victor no tenía ni idea de qué le habñia impulsado a preguntar aquello, tal vez fuera que no se le iba de la cabeza la imagen de Myriam vestida co aquella prenda.
- La pijama que llevabas puesta el otro día- gruñó.
¡Tipico! Recordaba perfectamente haberla visto hacha una facha... aunque, a decir verdad, también recordaba el vestido.
- No, no era de Martin. Si me conocieras mejor, sabrías que estoy demasiado ocupada para tener un novio.
- Ya, solo te puedes permitir encuentros ocasionales...
Myriam se ruborizó hasta las orejas: ¿Cómo podía ser tan hipócrita? Si hubiera sido un hombre, le hubiera parecido de perlas. Lo más irónico de todo aquel asunto es que su vida sexual era inexistente.
- Es mucho más sencillo romper con un amante... o con varios, si vamos a eso que con un marido o una esposa- teorizó venenosa. Victor Garcia era la persona menos indicada para darle consejos en ese campo.
- Por lo que veo, Veronica y tú tienen muchas cosas en común.
Su hermana declaraba abiertamente que no tenía la menor intensión de casarse.
- No lo creas. Yo no tengo nada en contra del matrimonio. Solo digo que crei que es algo que no se puede tomar tan a la ligera como hacen muchas personas- se calló el advertir la ominosa mirada de Victor-. Cuando yo me case- añadió desafiante-, será para siempre.
- ¡Que nobles sentimientos!
- Ahórrate el cinismo- le pidió-. No creo que vaya a hacerlo pronto. Soy muy joven todavia- Añadió un poco a la defensiva
- Eres mayor de lo que yo era cuando me casé con Tara.
Myriam se encogió de hombros; la mandibula de él, que no se relajaba ni en los momentos más tranquilos parecía de acero.
- Eso apoya mi teoría, ¿no?
- ¿Y qué harás si conoces a alguien, te enamoras desesperadamente y te pide que te cases con él?- le preguntó Victor con voz tan ronca que le puso la carne de gallina-. Imagina que insiste en que se casen...
- Si de verdad me quiere, esperaría- notaba que empezaba a sudar de puro nerviosismo, sometida al escrutinio de aquellos ojos negros.
- Puede que no este enamorado de tí, que solo te desee, y que seas tú la que está enamorada. Estás totalmente bajo su poder, y te gusta.
Durante un segundo pensó que la estaba acusando de algo... e inmediatamente supo que aquella acusación era cierta. El hombre que amaba jamás insistiría en casarse con ella. Lo único que pasaba era que no le importaría acostarse con ella si no tenía un plan mejor.
- No creo que fuera tan tonta- protesto
- ¿Acaso nunca has deseado tanto a alguien, tanto que no podías pensar en otra cosa?- aquella pregunta la sorprendió más que cualquier otra cosa que le hubiera ducho-. Por lo que dices, pareces creer que tienes elección, cuando es bien sabido que en el amor no es así...
¡ Bien podía decirlo! Se pasó la lengua por los labios resecos, incapaz de apartar la mirada de aquellos ctueles ojos. Ella no habia elegido amar a ese hombre, sabía positivamente que hacerlo solo la conduciria al desastre. ¡Dios! No quería que le dijera lo que el amor significaba para él... Sería más de lo que podría soportar.
- Estás hablando de lujuría, no de amor.- replicó Myriam agitada, debatiendose en una oleada de deseo, de puro deseo-. El amor se basa en el respeto mutuo.
- Si, pero también tiene mucho que ver con el sexo.
Myriam sintió que le flaqueaban las rodillas
-¿Estabas enamorado cuando te casaste con Tara?- consiguió articular
Victor se aparto de ella. Solo entonces se dio cuenta Myriam de lo cerca que habían estado: Creyó que no iba a contestar una pregunta que había hecho más por distraher su atención que por que quisiera de verdad saber la respuesta.
- Ciegamente enamorado- replicó. Con los años podía vlver la vista atrás y darse cuenta de los errores en lo que había incurrido por puro idealismo, por ignorar las clarisímas señales de peligro.
<< ¿ Y lo estas ahora?>>, le hubiera gustado preguntar a Myriam. Sin embargo, creía saber también la respuesta.
Buscó todas las ropas y se dirigió al baño.
- No tardaré mucho- murmuró
Capítulo 5
PUES a mi me parece que lo dice muy en serio...- dijo una voz a sus espaldas.
Myriam se dio la vuelta en redondo, muerta de vergüenza.
- Siempre he dicho que lo que me hijo necesita es que lo pongan los puntos sobre las ies- añadió Juana Garcia reflexivamente.
Aunque la madre de Victor, pues con aquellos ojos no podía ser otra persona, parecía haberse tomado más que bien su rudeza con su retoño, Myriam deseó que la tierra se la tragara en ese mismo instante.
- Es un placer conocer a una jovencita con tanto carácter- continuó la dama estrechándole la mano.
Lady Garcia no se parecía en nada a la imagen que se había hecho de ella: alta y delgada, atractiva sin ser una belleza, parecía muchó más joven de lo que era, a pesar de tener la cabeza cubierta de canas.
- Encanta...- Myriam se detuvo, sin saber muy bien qué tratamiento aplicarle.
- Llámame juanita, que yo te llamaré Myriam- su apretón resultó firme y cálida, fiel reflejo de su personalidad-. Llegas tarde, Victor- dijo, lanzando una mirada de reprobadora a su hijo.
Victor sonrió sin disculparse por el retraso. Sentia un gran alivio al ver que su madre había malinterpretado lo ocurrido como la pelea de enamorados... tal vez, pensó, no anduviera desencaminada.
- ¿Donde está Alex?- preguntó, impaciente por ver a su hijo.
- Con los hombres, aprendiendo a convertir buena comida en una masa carbonizada. Y te diré qye no me pareció bien que lo llamaras tan tarde... se puso tan nervioso que luego lñe costó mucho dormirse. ¡Y encima llagas tarde!
- Nos paramos a mirar el paisaje- dijo Victor mirando a Myriam maliciosamente
- ¿Si? ¿Y desde cuándo te interesa tanto la naturaleza? Siempre creí que solo te interesaban los circuitos de Fórmula Uno
- Es que he ampliado mis campos de interés, madre- replicó, lanzando a Myriam una mirada irresistible-. Vamos, estoy deseando ver a Alex... Habrá que presentarle a Myriam- añadió pasando el brazo por los hombros de la joven, que estaba temblando como un flan. Cualquier chica, por poco impresionable que fuera, habría caído bajo el poder de aquellos intensos ojos negros.
- Me alegro de que cambiaras de opinión- dijo Juana lanzándole una inquisitiva mirada. Myriam temió verse descubierta: nadie en su sano juicio creería que una chica con tan poco atractivo había pescado a Victor-. ¿Sabes? Casi tuve que chantajearlo para que te trajera.
Por lo visto el chantaje estaba muy extendido en aquella familia, pensó Myriam.
- Ya, es que no pude confirmarlo hasta el último moemento. Con el lío de las guardias y todo eso es muy dificil planificar la vida social. Por suerte, Victor es muy paciente.
- ¿Paciente?- esp pareció hacerle mucha gracia- Ya me dijo Tara que era médico. Perdona que te lo diga, pero pareces muy joven...- dejo caer-
- Tengo veinticinco años- le informó Myriam sin el menor reparo
- ¿Quieres dejar el interrogatorio para luego, mamá?- intervino Victor con firmeza, poniendo la mano en el hombro de Myriam protectoramente-
Aunque sabía que lo había hecho por puro interés, Myriam no pudo evitar sentirse agradecida... y también sintió otras cosas muy diferentes cuando la mano descendió hasta la cadera.
Estaban a la mitad de un sendero rodeado de árboles cuando se encontraron con el siguiente contingente del comité de recepción: uno de los dos chiquillos se abalanzó al encuentro de Victor, que de inmediato soltó a Myriam para recibir al pequeño en sus brazos.
- ¡Papá! Tengo muchísimas cosas que contarte: vimos ballenas, ¡más de mil! ¡Y yo me mareé! Y sé nadar casi bien como Dan, y...
- De acuerdo, de acuero...- le suplicó su padre entre risas-. Espero que obedecieras a tía Jude y tío Chris- añadió mirando hacia la pareja que los contemplaba sonriendo. A Myriam la mujer le parecia una copa más joven y dulce que su madre y el hombre era alto y delgado, con gafas, y un rostro que enseguida la inspiró confianza.
- A ellos les encantó tenerme en su casa- protestó el niño de inmediato con expresión angelical
- Vaya... no parece que tuvieras muchas ganas de volver a casa- aunque lo decía en broma, en el fondo Victor temía que sus deficiencias como padre le acabaran pasando factura. Tal vez su hijo prefiriera estar en un hogar más "normal". Chris, por ejemplo, se había tomado todo el verano libre para estar con su familia, mientras él...
- Me lo he pasado muy bien... pero te he echado de menos
- ¡Y yo también!- a pesar de sus limitaciones como padre, el niño estaba creciendo sin mayores problemas, Decidió darse a sí mismo un voto de confianza-. Gracias, Chris- dijo teniendo una mano a su cuñado-. ¿El bebé duerme ya toda la noche?- preguntó a su hermana.
- ¿Estás de broma?- Jude se volvió para saludar a Myriam-. Tú debes de ser Myriam, ¿verdad?- aquella atractiva joven resultaba mucho menos intimidante que su madre-. Soy la hermana pequeña de Victor, me llamo Jude Appleby, y él es mi marido.
Chris le dirigió una amable sonrisa.
- Estás un poco abrumada,¿no?- le dijo con marcado acento americano-. No te preocupes, ya te acostumbrarás.
Myriam sabía que no tendría tiempo para acostumbrarse a nada, solo para sentirse un completo fracaso.
- Creo que su padre está solo con la barbacoa- dijo Juana-, así que será mejor que dejemos las presentaciones para más tarde si queremos que quede algo de comer.
A Myriam, Juana le pareció del timpo de personas que disfruta organizando las cosas y las personas, especialmente esto último. Jude le asió amigablemente por el brazo e inició enseguida una conversación llena de afecto y cariño que tuvi efecto de hacerla sentirse como un gusano, por lo que fue incapaz de contestarle con naturalidad. Tras lanzarle una mirada de advertencia, Victor se dedicó por completó a su hijo.
Myriam se quedó muy sorprendida cuando llegaron por fin al jardín y se encontró con que también estaba allí Tara.
- ¡Myriam! ¡Que alegría verte!- Tara parecía sinceramente complacida de verla allí. Estaba realmente guapisíma: no en vano era una de las modelos más cotizadas del mundo. Myriam se dijo que, de haber sido la verdadera novia de Victor, habría respondido a su abrazo de forma mucho más contenida. Tara era tan espectacular que acababa con la confianza de cuálquiera.
- No sabía que ibas a venir.
- ¡Oh, sí! Somo una gran familia unida y feliz- ironizó Victor detrás de ellas
- Por suerte, tenemos dormitorios de sobra para acomodar a todos los ex de mis hijos- Sir. Añejandro Garcia se quitó el delantal y pasó los utencilios de cocina a la joven generación para saludar a sus invitados. Myriam reparó en que Victor había heredado de él su imponente estatura y la aristocrática nariz, aunque lo que más le llamó la atención es que tenían idéntico tono de voz.
De vez de responder a la broma de su padre, Victor miró preocupado a su hermana, cosa que, curiosamente, todos hicieron con mayor o menor discreción.
- Voy a ver cómo está el niño- murmuró esta antes de dirigirse a la casa con la cabeza gacha.
- ¡Alejandro, te has pasado!- le reprocho su esposa
- ¡No he caído! Estaba pensando en Victor, de verdad- se defendio Sir. Alejandro molesto
- ¡Mira que decirle eso a Jude! Voy a ver qué tal está
- No, Juanita- intervino Chris-. creo que lo mejor es que esté sola un rato.
Aunque no parecia muy convencida, para sorpresade Myriam, Juana obedeció a su yerno sin chistar. Tras pensarlo un momento, se dio cuenta de que no era tan extraño, pues a pesar de sus ademanes calmados, del joven americano emanaba un evidente aire de autoridad.
La tensión se marcaba en el ambiente; ella debía de ser la única de los presentes que no sabía lo que estaba pasando. Por suerte, fue Alex el que rompió el hielo... un par de segundos más y habría empezado a hablar del tiempo.
- Mamá me ha dicho que eres médico- el niño había heredado los mismo ojos negros que su padre, y su capacidad de mirara a las personas de frente. En unos cuantos años más, aquella criatura iba a romper tantos corazones como se padre.
- Si, así es
- ¿Eres el médico de papá? ¿Es que está enfermó?- insistió el niño intrigado
- No, Alex, no lo estoy- dijo Victor al tiempo que le retiraba un mechón de pelo de la cara-. Aunque ahora que lo pienso, me duele un poco la espinilla- añadió, lanzando una sonrisa de complicidad a Myriam de la que ella iso omiso. Si se la hubiera devuelto, Victor habría pensado que le seguia el juego, y no podía permitirse semejante muestra de debilidad.
- ¿Es tú novia entonces?- insistió el pequeño
- Sí, claro
- Vale- Alex se encogió de hombros-. No me creo lo que dicen de las pelirrojas- añadió con toda sinceridad-. Me parece muy guapa- remató para mayor confusión de Myriam antes de ir con su abuelo, que estaba insistiendo para que se pudieran a comer antes de que empezara a llover.
Myriam, que sentía más alivio que si hubiera escapado de las garras de la inquisición, dejó escapar un suspiro de alivio. Victor se acercó a ella y le susurró al oído:
- Tengo que preguntarte qué es lo que dicen por ahí de las pelirrojas
- ¿Es qué no te sientes ni siquiera un poco culpable?
- ¿Por?
- ¡Por mentirle a tu familia tan descaradamente?
- Mentimos todos todos los días, incluso tú, doctora Montemayor, asi que no me mires tan seria: anda dedicame una de tus dulces sonrisas...
- ¡Tú sueñas!
- Si, yo y el resto de hombres del planeta- le piropeó Victor-. Si quieres quedar bien con mi padre, te aconsejo que pruebes la comida- le aconsejó, señalando al resto de la familia, reunida en torno a una mesa de jardín.
- No puedo comer nada. Me siento fatal
- Todos estaremos igual en cuanto ayamos probado esa carne carbonizada- replicó Victor alegremente- Es una suerte tener un médico en casa.
...
A pesar de su tamaño y riqueza, la casa no parecía en absoluto un museo, Myriam se esforzó por no parecer intimidada, aunque lo cierto es que lo estaba.
- Ya han subido nuestras cosas- le dijo bajo la imponente araña que colgaba del recibidor y que por sí sola era casi más grande que la salita de su apartamento-. Vamos, te enseñaré la habitación- y sin más preámbulos empezó a subir la gran escalera.
Fue una suerte que Myriam estuviera acostumbrada a recorrer los largos pasillos del hospital, pues Victor andaba a grandes zancadas, sin reparar en la diferencia de tamaño antre sus piernas.
- Esta es la parte más antigua de la casa.
Myriam ya se había dado cuenta, por las caracteristicas de los muros se deducía que el origen de la mansión había sido un edificio mediaval.
- Ya estamos- anunció abriendo una gruesa puerta de roble.
-¡Que bonito!- exclamó Myriam impresionada. Había estado en habitaciones más pequeñas que la impresionante cama de dosel de aquel dormitorio. Se acercó a la ventana y se quedó mirando los jardines de estilo italiano y el lago. Apoyándose con los codos en el alféizar, se asomó un poco para verlo mejor.
- Ten cuidado- le advirtió Victor poniéndole una mano en el hombro.
Pero la confusión con la que Myriam lo miró al volverse no tenía nada que ver con el vértigo... y mucho con la mano que se habia posado en su cintura. Por suerte, encontró algo que distrajo su atención.
- ¡Oh! Ese no es mi equipaje- exclamó al ver una bolsa de cuero a los pies de la cama-. O puede que esta no sea mi habitación...
- Yo no he dicho que sea tu habitación: es nuestra habitación. Esa bolsa es mía.
Myriam lo miro horrorizada. No recordaba en absoluto que le hubiera dicho que iban a estar juntos.
- ¿De verdad supones que vamos a comprtir la habitación?- estalló
- Yo no supongo nada, es mi familia: mi madre se enorgullese de ser muy liberal y, desde mi punto de vista, estas habitaciones antiguas tienen mucho encanto.
- Tú sabías que me iban a colocar aquí, ¿Verdad?- le acuso Myriam-. ¿Es tú habitación?
- Desde que era un chiquillo
- ¿Por qué no me lo dijiste?
- Oye, ¿no te parece que estás exagerando un poco?- Victor enarcó una ceja, quitando importancia a sus protestas-. Si te hubieras parado a pensarlo, te habrias dado cuenta de que lo más lógico era que durmiéramos juntos... o por lo menos en la misma habitación.
- ¿Si lo hubiera pensado un poco?- repitió Myriam pálida de ira-. ¡Eso es precisamente lo que he intentado evitar pensar, desde que empezó esta pesadilla!- exclamó llevándose las manos al rostro- Como fuera que él todavía la tenía agarrada de la cintura, se encontró con que su gesto solo habia conseguido hacer aquel contacto más íntimo. Una corriente de excitación puramente sexual la atravesoó de la cabeza a los pies. Maldiciéndose por su debilidad, se desiso de su abrazo, no sin darse cuenta de que no era la única que estaba excitada...
Victor la miro con una expresión inescrutable. Cuando por fin habló, su tono no era precisamente el de un hombre poseído por la lujuría.
- Solo compartiremos la cama. Cualquier otra cosa ya es opcional.
Myriam estuvo apunto de estallar en carcajadas. La idea de que compartir la cama con él fuera voluntaría, era simplemente ridícula.
- Deverías habérmelo dicho- insistió Myriam
- Hay cosas que se dan por supuestas... no creo que hiciera falta darte todos los detalles
- ¡Serás cara dura! ¿Cómo te atreves a decirme semejante cosa?
- Me habrías causado dolor de cabeza con tus protestas- replicó lacóndico. Se acercó a la cama y sacó de su bolso el neceser-. ¿Sabrás encontrar el camino de vuelta?
Myriam asintió no muy convencida. No tenia ningún sentido de la orientación, asi que lo más probable era que muriera de sed antes de encontrar a otro ser humano. Sin embargo, semejante perspectiva era menos terrible que la idea de tener que compartir la cama con él.
- Voy a pasar un rato con Alex- le dijo abriendo la puerta-. Tal vez mi madre querra enseñarte la casa.
Myriam se quedó sola, no muy animada precisamente con el panorama que tenía por delante.
...
- Ya conoces a todos lo que nos reuniremos esta noche, excepto Ian Webster, el administrador- le explicó Victor mientras se hacía el nudo de la corbata.
Myriam se quedó mirando su aristocrático perfil, sintiéndose hervir de indignación.
- ¡No conozco a nadie!- le corrigió indignada-. Soy una extraña... y me gustaría estar bien lejos de aquí, por cierto.
Aquella tarde, durante el recorrido de la mansión, le había quedado perfectamente claro que no encajaba en aquel ambiente: no solo no sabía montar a caballo ni disparar, sino que, además, como le había espetado a su anfitriona un poco mordazmente, no tenía la menor intención de aprender ninguna de quellas habilidades. Cuando los padres de Victor regresaran de su viaje y se enteraran de que aquel compromiso no había existido nunca, sin duda no podrían reprimir un suspiro de alivio.
- Pues como eso no puede ser, te aconsejo que te tranquilices- le respondió Victor filosóficamente. De pronto, miró el vestido que ella había extendidó en la cama-. ¡Vaya! Otra vez ese vestido- observó con una sonrisa malisiosa
- No tengo un vestuario muy amplio- <Yo no soy Veronica, o tú ex mujer>, le habría gustado añadir, pero no lo hizo temiendo parecer que estaba celosa de ellas.
- Normalmente no nos vestimos para cenar, pero es que no todos los días se presenta la oportunidad de recibir a alguien en la familia
- Yo no voy a formar parte de la tuya
- ¿Por qué siempre tienes que ser tan extricta? No, no me respondas, ya veo que no lo puedes evitar...
- La verdad, por lo que ha dicho tu padre, parece que estan muy acostumbrados a recibir... invitados- se preguntó cuántas veces habría ido Veronica a la casa. ¿Habría dormido su hermana en aquella cama?
- Te has dado cuenta, ¿verdad?
- Me ha parecido que tu hermana estaba un poco molesta- contestó, aunque lo que en realidad pensaba era que no por todo el oro del mundo dormiría en aquella cama con él.
- Sí, mi padre no ha sido muy diplomático-
< Habló el santo>, se dijo Myriam. Como si no conociera su reputación de conquistador...
- Lo que ocurre es que Daniel no es hijo de Chris- le esplico Victor-. Mi hermana estuvo saliendo con un hombre que estaba casado. El muy bastardo hizo todo lo posible por ambaucarla... encima, era muchos años mayor que ella- su expresión se endureció al recordar aquellas triste historia-. Jude no lo supo hasta que due demasiado tarde. Incluso entonces, la engatuso diciendo que estab a punto de divorciarse.
- ¡Pobre Jude!- Myriam estaba sinceramente conmovida.
- Se pasó tres años con ese canalla, y ninguno de nosotros pudo hacer nada para convencerla de que lo dejara. Tuvo que ser ella la que se diera cuenta de la peor forma posible del error que había cometido-
- Por suerte, conoció a Chris- comentó Myriam
- Sí, por suerte- Victor sonrió
- Parece un buen tipo
- Uno de los majores- convino Victor sin el menor asomo de ironía. Cambiando de tema burscamente alargó la mano para tocar la seda del vestido-. Calidad es mejor que cantidad- murmuró Victor. Dejó el vestido y se acercó a la ventana.
- Por lo que veo, Veronica te ha contagiado su forma de pensar- observó Myriam-. Veo que te llamala atención que lleve un vestido de tanta calidad... Me lo regalaron- no le explicó que no se trataba de un modelo original.
La madre de Martin dirigía un pequeño taller de costura especializado en copias de los diseños d los modistos más famosos. Su negocio iba viento en popa pues cada vez había más gente deseosa de lucir trajes de calidad sin tener que arruinarse en el intent.
- Veronica tiene un gusto excelente.
A Myriam le dio rabia que siempre saliera en defensa de su hermana.
- No me lo regaló ella- de repente le pareció intolerable que la tomara por la clase de mujer que solo recibe regalos de su adinerada hermana. ¿Acaso no creía que pudiera tener un devoto enamorado?.
Victor se giró en redondo para mirarla.
- ¿Te lo ha regallado algún... amigo?
- Le hice un favor- respondió, sin preocuparse por lo que Victor pudiera deducri de semejante afirmación. ¡Qué demonios! ¡No era asunto suyo si un hombre la inundaba de diamantes! Martín había sido muy amable al agradecerle de aquella forma tan gentil su ayuda para preparar el trabajo de Farmacología.
- Por lo visto, no tuvo la menor queja
- Se llama Martin- le replicó Myriam sin añadir que no lo había visto desde que se licenciaron. No le gustaba en absoluto aquel tono condescendiente que Victor empleaba con ella.
- ¿Y qué opina el tal Martin de que hayas venido aquí conmigo a pasar el fin de semana?
¡Aquello estaba yendo demasiado lejos! Simular que tenia un misterioso pretendiente era una cosa, pero no tenía la caradura suficiente como para mantener esa ficción.
- No lo sé. No se lo he dicho. A decir verdad , no salimos juntos ni nada por le estilo- confesó de mala gana
- Entiendo- aunque lo que añadió a continuación demostraba que lo habia malinterpretado todo-: espero que el pobre Marti se lo tome con la misma frialdad que tu- le espetó
- ¿Por qué me insultas de ese modo?
- No te estoy insultando
- Ya, estas demasiado bien educado, ¿no?
- ¿La pijama era suya?
- ¿Qué...?- Myriam no sabía de qué le estaba hablando.
Victor no tenía ni idea de qué le habñia impulsado a preguntar aquello, tal vez fuera que no se le iba de la cabeza la imagen de Myriam vestida co aquella prenda.
- La pijama que llevabas puesta el otro día- gruñó.
¡Tipico! Recordaba perfectamente haberla visto hacha una facha... aunque, a decir verdad, también recordaba el vestido.
- No, no era de Martin. Si me conocieras mejor, sabrías que estoy demasiado ocupada para tener un novio.
- Ya, solo te puedes permitir encuentros ocasionales...
Myriam se ruborizó hasta las orejas: ¿Cómo podía ser tan hipócrita? Si hubiera sido un hombre, le hubiera parecido de perlas. Lo más irónico de todo aquel asunto es que su vida sexual era inexistente.
- Es mucho más sencillo romper con un amante... o con varios, si vamos a eso que con un marido o una esposa- teorizó venenosa. Victor Garcia era la persona menos indicada para darle consejos en ese campo.
- Por lo que veo, Veronica y tú tienen muchas cosas en común.
Su hermana declaraba abiertamente que no tenía la menor intensión de casarse.
- No lo creas. Yo no tengo nada en contra del matrimonio. Solo digo que crei que es algo que no se puede tomar tan a la ligera como hacen muchas personas- se calló el advertir la ominosa mirada de Victor-. Cuando yo me case- añadió desafiante-, será para siempre.
- ¡Que nobles sentimientos!
- Ahórrate el cinismo- le pidió-. No creo que vaya a hacerlo pronto. Soy muy joven todavia- Añadió un poco a la defensiva
- Eres mayor de lo que yo era cuando me casé con Tara.
Myriam se encogió de hombros; la mandibula de él, que no se relajaba ni en los momentos más tranquilos parecía de acero.
- Eso apoya mi teoría, ¿no?
- ¿Y qué harás si conoces a alguien, te enamoras desesperadamente y te pide que te cases con él?- le preguntó Victor con voz tan ronca que le puso la carne de gallina-. Imagina que insiste en que se casen...
- Si de verdad me quiere, esperaría- notaba que empezaba a sudar de puro nerviosismo, sometida al escrutinio de aquellos ojos negros.
- Puede que no este enamorado de tí, que solo te desee, y que seas tú la que está enamorada. Estás totalmente bajo su poder, y te gusta.
Durante un segundo pensó que la estaba acusando de algo... e inmediatamente supo que aquella acusación era cierta. El hombre que amaba jamás insistiría en casarse con ella. Lo único que pasaba era que no le importaría acostarse con ella si no tenía un plan mejor.
- No creo que fuera tan tonta- protesto
- ¿Acaso nunca has deseado tanto a alguien, tanto que no podías pensar en otra cosa?- aquella pregunta la sorprendió más que cualquier otra cosa que le hubiera ducho-. Por lo que dices, pareces creer que tienes elección, cuando es bien sabido que en el amor no es así...
¡ Bien podía decirlo! Se pasó la lengua por los labios resecos, incapaz de apartar la mirada de aquellos ctueles ojos. Ella no habia elegido amar a ese hombre, sabía positivamente que hacerlo solo la conduciria al desastre. ¡Dios! No quería que le dijera lo que el amor significaba para él... Sería más de lo que podría soportar.
- Estás hablando de lujuría, no de amor.- replicó Myriam agitada, debatiendose en una oleada de deseo, de puro deseo-. El amor se basa en el respeto mutuo.
- Si, pero también tiene mucho que ver con el sexo.
Myriam sintió que le flaqueaban las rodillas
-¿Estabas enamorado cuando te casaste con Tara?- consiguió articular
Victor se aparto de ella. Solo entonces se dio cuenta Myriam de lo cerca que habían estado: Creyó que no iba a contestar una pregunta que había hecho más por distraher su atención que por que quisiera de verdad saber la respuesta.
- Ciegamente enamorado- replicó. Con los años podía vlver la vista atrás y darse cuenta de los errores en lo que había incurrido por puro idealismo, por ignorar las clarisímas señales de peligro.
<< ¿ Y lo estas ahora?>>, le hubiera gustado preguntar a Myriam. Sin embargo, creía saber también la respuesta.
Buscó todas las ropas y se dirigió al baño.
- No tardaré mucho- murmuró
monike- VBB PLATA
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Re: .:COMPROMISO fALSO:.
gracias por el capituloooo siguele niña
girl190183- VBB BRONCE
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Re: .:COMPROMISO fALSO:.
miil graciias x el cap niiña me gusta mucho tu nov a kii estare esperando el siiguiiente cap ok
Dianitha- VBB PLATINO
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Re: .:COMPROMISO fALSO:.
grax niña espero el proximo capi saludos
fresita- VBB PLATINO
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Re: .:COMPROMISO fALSO:.
Gracias por el Cap. nos vemos bye Atte: Iliana
myrithalis- VBB PLATINO
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Re: .:COMPROMISO fALSO:.
MUCHASSSSS GRACIAS NIÑA ESTO SE ESTA PONIENDO CADA DIA MAS BUENOOOO TE ESPERAMOS CON EL SIGUIENTE CAP....
Eva_vbb- VBB DIAMANTE
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Re: .:COMPROMISO fALSO:.
Muchas gracias por el capitulo, te esperamos con el siguiente.
alma.fra- VBB DIAMANTE
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Re: .:COMPROMISO fALSO:.
Muchas gracias por el capitulo
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marimyri- VBB ORO
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Re: .:COMPROMISO fALSO:.
Holas niñas perdon por el retraso pero se me complicaron unas cosas pero bueno ahi les va el siguiente capi sales
Capítulo 6
Myriam aprendió muy pronto que sir Victor Garcia era un hombre al que sobrara el tacto precisamente.
- Así que... la hermana de Veronica, ¿he? Una mujer muy atractiva, Veronica- dijo sir Victor con brillo en los ojos-. Guapisima... Usted no se le parece en nada- añadió, mirando a su alrededor en busca de aprobación.
Y al instante, para evitar el incómodo silencio que siguió, se iniciaron varias conversaciones intranscendentes. No era la primera Vez que Myriam saía perdiendo con aquella comparación, y no en todas ocasiones el comentario había sido tan inocente como el de el sir Victor.
Su mirada pasó de sir Victor a los otros comensales, ocupados todos ellos en hacerse los sordos, y su sentido del humor acudió en su rescate. Estalló en una carcajada que muy pronto se vio acompañada por algunas otras.
Victor no se unió al alborozo general, pero esbozó una sonrisa y la miró. Myriam se dio cuenta de que la estaba observando y giró la cabeza. Aquella enigmática sonrisa aceleró el pálpito de su corazón y, de un modo inconsciente arrugó la servilleta de papel.
- No sé por qué tiene que molestarse- dijo sir Victor con soncera perplejidad ante la indicasión de su esposa de que se callara-. Es una criatura preciosa, pero es que su hermana es una mujer como hay pocas.
- ¿Verdad que si?- dijo Myriam, con tranquilidad.
- Ya lo ves- dijo sir Victor, mirando a su alrededor como si no las tuviera todas consigo-. Y Juana me ha dicho que es usted médico.
- Desde hace muy poco- contesto Myriam
- Se puede ganar mucho dinero con la medicina.
- No en le campo que a mí me interesa- damitió Myriam
- ¿Y qué campo es ese?- preguntó su anfitrión, sorprendido por su falta de ambición.
- Medicina general. No tiene el glamour de otras especialidades, pero...
- Cirugia estética, eso es lo que le vendría bien- recomendó Sir Victor con la frnaqueza que le caracterizaba-. ¿A que edad se arregló los pechos la hija de Emily? ¿A los diecinueve? Para una mujer lo son todo, ¿sabe usted?
Victor, que discutia las ventajas de la agricultura orgánica con Ian Webster, intervino para contribuir a la vergüenza de Myriam.
- Me alegro decir, padre, que no siempre es así.
Su sonrisa delataba la imagen que se formaba en su mente, una imagen, al parecer muy agradable. La dirección de su mirada daba pistas evidentes de qué era tan agradable.
Myriam tuvo que hacer enormes esfuerzos por no agachar la vista y comprovar si tenía los senos bien tapados. Victor tenía la incómoda costumbre de desnudarla con la mirada. Comenzaba a no estar segura de poder soportar la conversación por más tiempo.
- Si no me crees, pregúntale a Quinn. Es un amigo de Vict6or que estudió esa especialidad- dijo sir Garcia-. Y le va muy bien. Deberías hablar con él, re sacaría de la cabeza esas ideas.
- Quinn Tyler- dijo Myriam-. Sí, lo conozco.
Victor se sintió algo incómodo al ver la sonrisa que esbonzaban sus labios.
- ¿Ah, si? ¿Y eso?
- Es un muchacho encantador- intervino Juana, ignorando la pregunta de su hijo-. Me cae muy bien.
- ¿Encantador? Me parece una manera muy educada de decirlo- apostilló Victor
Myriam lo miraba con perplejidad. En lo que se refería a corazones rotos, Victor tenía tantos en su haber como Quinn.
- A mí también me lo parece- dijo, con una amplia sonrisa dirigida primero a sus anfiltriones y luego a Victor... ¿Y si Quinn y él eran rivales? Ambos estaban muy interesados por Veronica. ¿Es que los dos la pretendian?
- Me parece que no tienes derecho a tirar la primera piedra, Victor.
Sir Victor se echó a reir.
- Creo que esta chica tiene razón, muchacho.
Victor miró a su padre como si tuviera ganas de matarlo. Luego se dirigio a Myriam.
- Pero todavía no nos has dicho cómo es que lo conoces.
- No lo he dicho porque me parece que tú eres el único interesado en saberlo.- ¿Por qué insistía en dar la impresión de que ella quería evitar la respuesta?-. Lo conozco igual que te conozco a tí.
La dudosa ventaja de ser hermana de Veronica estriba en que así conocía a hombres que en otras sircunstancias estarían fuera de su alcance. Pero su vida sería mucho más facil si uno de esos hombres en concreto no se hubiera cruzado en su camino, pensó con tristeza.
- Espero que no tan bien.
Era obvio que el comentario estaba destinado a sugerir ciertas cosas en su audiencia.
- Veronica le dijo que yo quería estudiar medicina y fue muy amable conmigo. Y no perdimos el contacto.
- No me lo habías dicho.
Myriam se sorprendió tanto por el tono de la observación que olvidó una vez más el papel que estaba interpretando.
- ¿Y por qué iba a hacerlo?- replicó.
- Eso, Victor- intervino Jude-, ¿por qué iba a hacerlo?- dijo, intercambiando una sonrisa maliciosa con su marido-. La vida da muchas vueltas- dijo al oído de su hermano-. Nunca había imaginado que fueras de los celosos.
Todos lo que se sentaban cerca de ella oyeron el comentario y asintieron con condescendencia.
El amor fraternal de Victor alcanzó su punto más bajo.
Myriam fue presa de una ola de mortificación. <Que torpe soy>, se dijo Myriam. <Él no estaba más que interpretando el papel de amante celoso. Aunque por un momento me ha parecido que... ¡Ya bastá!> No había lugarpara sueños, se reconvino.
- No es celoso- dijo, con firmeza-, Es solo que le gusta ponerme nerviosa-
- Bueno. intervino Tara-, la verdad, Myriam, es que me parece que a tí también te gusta ponerlo nervioso a él.
Lo dijo con una sonrisa tan aplia y luminosa que a Myriam le resultó imposible enfadarse con ella.
¿Había algo más estimulante que una batalla verbal con Victor? En realidad, sí. Pero se trataba de algo en lo que tambien intervino Victor, pensó Myriam, y la idea hizo que tuviera ganas de meterse debajo de la mesa. Era un pensamiento tan explícito y llegó acompañado de imágenes tan nítidas, que la sorprendió que nadie se diera cuenta.
Victor elevó su copa, saludando a su ex esposa, pero tenía los ojos fijo en Myriam.
- Brindo por tu perspicacia- dijo, refiriendose a Tara-. Pero no vamos a discutir ahora, ¿verdad, cariño?
A Myriam se le hizo un nudo en el estómago y se le secó la garganta. ¿Tenía él idea de cómo se estremecía cuando le dirigía aquella mirada seductora?
- Eso depende de lo razonable que quieras ser- dijo.
¡Oh, por supuesto que de daba cuenta! Victor Garcia era un hombre frío y calculador cuando se trataba de conseguir lo que quería; se dijo Myriam. Pero la idea conducia directamente a la pregunta: ¿quería de verdad...? ¿pretendía... acostarse con ella? Por otro lado, en caso de ser cierto, ¿podía negarse? ¿Quería negarse?
Aquella noche Victor no volvió a interpretar el papel de amante celoso. <Por supuesto que no>, se dijo Myriam <ya ha hecho el reparto de papeles que quería y tanto yo como los demás nos situamos perfectamente en la posición que él pretendía>. Era cierto, nadie había demostrado el escepticismo que ella esperaba. Al contrario, aceptaban con la mayor naturalidad su papel de novia de Victor.
...
- ¿Qué demonios te proponias?- preguntó Victor sacándose la corbata.
< Tranquila y sin perder el sentido del hunor>, se dijo Myriam. <No es ningún estúpido y seguro que se ha dado cuenta de que me lo estoy comiendo con los ojos>. Suspiró profundamente, estirando la manta sobre el sofá que se encontraba al pie de la ventana.
- ¿A ti qué te parece?- replicó, olvidando su plan en el instante de verlo de pie, tan lleno de aplomo, tan apuesto, tan guapo.
- No esperarás que duerma en eso, porque si es así...
Myriam se inguió y le dirigió una mirada burlona.
- No, no esperaba que fueras tan caballeroso.
- Me niego a dormir en esa cosa cuando hay una espléndida cama capaz de acomodar a media docena de personas. A veces soy caballeroso, estúpido, nunca.
- ¡Media docena de personas!- repitió Myriam-- Al decir que tu madre era liberal, no creía que pudiera llegar a tanto.
- Nunca he puesto a prueba su liberalidad, al menos no hasta ese punto- dijo Victor, secamente-. Aunque tengo entendido que mis antepasados muy bien podrían haber organizado ortgías en esta misma habitación. Además, me temo que estoy obligado a contener todo posible instinto libertino mientras estoy en la casa de mis padres.
Myriam dio un respingo. La mención a la orgía le dio escalofrios, mucho más cuando tenía delante el magnifico rostro de Victor. En aquellos momentos tenía una mirada felina y Myriam pensó que lo mejor era retirarse de la cama lo más posible, como si temiera contagiarse de los lazos principios morales de los antepasados de su falso amante. Aunque, en realidad, eran sus propios principios los que corrían el riesgo de derrumbarse.
- Aquí estaré más cómoda- dijo
Victor cruzó la habitación para comprobar lo mullido del improvisado lecho.
- Permiteme que lo dude- respondió-. Cuando restauraron lo hicieron pensando en ser fieles a la época, y me temo que en aquella remota época no pensaron mucho en su comodidad.
- No me importa...
- El estoicismo es una vitud muy sobrevalorada, ¿no te parece?- dijo Victor, y bostezó
- ¿Cómo esta Alex?- preguntó Myriam, pasando por alto el comentario irónico.
- Dormido- respondió Victor,más serio-- Algunos días es el único momento que tengo para verlo.
Era evidente el tono incómodo y culpable de su profunfa voz. Myriam lo observó con detenimiento mientras se sentaba en el sofá, apartando la almohada que ella había colocado y tirándola al suelo.
Myriam la recogió y la apretó contra su pecho. Sintió una gran compasión por él, lo cual confundió. Se acercó al sofá y, sin soltar la almohada, se sentó en el suelo, cerca de él.
- Muchos padre deben tener el mismo problema, sobre todo los sonteros- dijo, y, consiente de la actitud tan sobreprotectora de Victor hacia la madre de su hijo, se apresuró a añadir-: Estoy segura de que Tara es una madre estupenda, pero tú soportas la mayor responsabilidad, y supongo que así debe de ser.
Victor levantó la cabeza y la miró con curiosidad. Myriam se preguntó qué impulso le había llevado a ser tan comprensiva con él, a ofrecerle un hombro en el que llorar. Comenzaba a hacer cosas que hasta a ella le resultaban sorprendentes.
- Parese un muchacho muy sensato- añadió, y en aquel momento le dieron ganas de haberlo hecho. Se rio nerviosamente-. Debe de haber salido a su madre- bromeó. ¿Por qué Victor la miraba con tanta curiosidad?
- De todas maneras, si siguieras participando en las carreras, lo verías todavia menos.
- Empezaba a correr el riesgo de no volver a verlo, por eso lo dejé- revelo Victor sorpresivamente.
- ¿Ah, sí, por eso?- exclamó Myriam, y el gesto burlón de Victor le hizo ser consciente de lo ingenuo de su reacción-. Me lo he preguntado algunas veces- añadió más fríamente-, como no diste ninguna explicación...
Por supuesto que no, Victor Garcia no daba explicaciones a nadie. Los periódicos lo criticaron cuanto pudieron, pero él, orgulloso, terco e independiente no hizo algo tan sencillo como ofrecer una explicación. Probablemente había hablado con sus amigos má íntimos, gente a la que le preocupaba muy poco lo que pudiera decir la prensa rosa. Un grupo de amigos reducido y selecto del que ella nunca formaría parte, se dijo Myriam con tristeza.
- Me gustaban las carreras, pero no eran mi vida... Bueno, no, eso no es cierto- se corrigió Victor-, fueron mi vida hasta el nacimiento de Alex. Luego, lo que más deseaba en el mundo era verlo crecer- confesó- y no quería que nada lo pusiera en peligro. Con esto no quiero decir que antes fuera un suicida, pero la muerte no me preocupaba en absoluto, ni siquiera, y la verdad es que me avergüenza decirlo, cuando la pobre Tara me suplicaba que lo dejara.
- ¿Quería que lo dejaras?- otra teoría que se iba por el cubo de la basura, se dijo Myriam observando con detenimiento a Victor. La prensa había insistido en que su esposa lo había dejado porque él había abandonado el excitante mundo de la Fórmula Uno.
- Lo odiaba.
Myriam lo imaginó circulando a gran velocidad, embatido en uno de aquellos pequeños bólido de metal, y le entraron escalofrios, Apretó la barbilla contra la almohada que aún sostenía.
- No la culpo- dijo, con gran sinceridad-. Es evidente que si querías seguir vivo ni podías seguir compitiendo.
Con aquel comentario sarcástico esperaba cubrir la excesiva sinceridad de su reacción.
- Tienes razón- dijo Victor, mesándose los cabellos e inclinándose hacia adelante-. Me parece que nos hemos desviado del tema, Myriam.
- ¿De qué tema?- disimuló ella
- Del tema <donde dormimos>
- Asunto cerrado- dijo Myriam, y le temblaron los labios ligeramente al toparsecon la mirada de Victor. Bajo la superficie confiada de su humor se ocultaba una garganta seca y un temblor en las rodillas.
- ¿Estás saliendo con Quinn Tyler? ¿Por eso me rechazas?
La pregunta la pillo tan desprevenida, que le costó reaccionar.
- ¿Con Quinn?
- Porque, si es ese el problema, tengo que decirte que tu fidelidad se inclina del lugar equivocado- dijo con frialdad-. Si la situación fuera la contraria, él no tendría elmenor reparo. Créem, conozco bien a Quinn. concluyó, con una mirada llena de dureza y cinismo.
- Con amigos como tú, ¿para qué buscarse enemigos?- replicó Myriam-. ¿Siempre lo has despreciado?- preguntó, y añadió con suspicacia-: ¿O ha hecho algo que te moleste?
- No estoy diciendo nada que no le haya dicho ya a él
- Que no me acueste contigo no tiene nada que ver con Quinn
- No has respondido a mi pregunta- insistió Victor, concentrando la mirada en ella.
- Vaya, te has dado cuenta- respondió Myriam, aferrandose a su sarcasmo-. ¿Y no te has parado a pensar que puede deberse al hecho de que, creo yo, no es asunto tuyo con quién me acueste o dejo de acostarme?
No dejaba de resultar irónico que él pensara qe tenía una legión de amantes a sus pies, cuando, en realidad, tras su inolvidable y desastrosa introducción en el juego del amor, su vida había guardado un gran paralelismo con la de una monja. Era mortificante reconocer que en aquellos días había sido presa de una gratitud tan patética hacía el primer hombre que le había dicho que la deseaba, que había llegado a creer que estaba profundamente enamorada de él.
Afortunadamente, había acabado por despertar cuando descubió que él había empleado la misma táctica con otras cuatro estudiantes. Ellas se habían reído en sus narices. Pero saber que otras dos idiotas como ella habían sido víctimas de él y, ¡en la misma época!, pues el canalla se acostaba con las tres en el mismo periodo, solo había servido para empeorar las cosas.
- Se trata de mí,¿verdad?
- No va a pasar nada- logró decir, con menor convicción de la que hab´ria deseado-. Sé que no soy más que una sustituta de Veronica, pero no estoy preparada para serlo en toda su extensión- dijo, sin querer suavisar la crudeza de sus palabras.
Una crudeza que que Victor parecía muy capaz de aceptar.
- Antes, en el coche, me ha dado otra impresión, como si no te importara avanzar <en toda su extensión>.
Myriam se quedó palida. Las palabras de Victor resonaron en su mente como el eco en un encantilado.
- Supongo- dijo, haciendo los mayores esfuerzos- que solo era cuestión de tiempo que lo dijeras.
- Me alegra ver que aprecias la discreción que he demostrado hast ahora-
Myriam apretó los dientes.
- Siempre un caballero.
Victor negó con la cabeza repetidamente. La agarró de las muñecas y tiró de ella hasta ponerla de rodillas, hasta que su cuerpo dio con la poderosa barrera de sus muslos.
- Ese sarcasmo no te va a llevar a ningún lado- dijo él con calma, colocando las manos de ella sobre su propio cuello-. He deseado hacer esto desde...
Myriam dio un respingo al sentir que Victor apoyaba la mano en su cintura. La sintió sobre la delicada seda de su vestido y luego su mano descendió hasta rodear los redondeados contornos de su pequeño trasero. Myriam sintióque el corazón, presa un intenso deseo, parecía a punto de saltarle el pecho. Sintió una oleada de calor derretido que recorrió su cuerpo de la cabeza a los pies, aunque concentrada sobre tdo en su estomago y entre sus piernas. Qué importaba que él no la quisiera, la deseaba, ¿no? ¡Oh, Dios,y cómo lo deseaba ella!
-... desde la primera vez que te vi con esto puesto. Que bien sabes, ¿todo tu cuerpo sabe tan bien?- dijo, mirandola con los ojos envueltos en una neblina de deseo.
Rodeó con los dedos la curva de sus senos antes de apoyar el pulgar en el pequeño y erguido pezón.
Myriam profirió un incontenible gemido de placer, un placer que recorría en oleadas toso su cuerpo. Victor enterró los dedos en su ensotrijado cabello y exámino su rostro con ojos hambrientos.
- Es imposible, no puedes dormir aquí. Esta noche, no.
Su arrogancia removió la rebelión de sus últimos reductores de resistencia.
- ¿Y eso quién lo dice?
La lengua de Victor acabó con los últimos restos de cordura que le quedaban.
Sin separar la boca de la de ella, Victor la levantó en brazos y la llevó a la cama, pero en su camino encontró un obstáculo inesperado: una sandalia de tacón alto que ella se había quitado despreocupadamente al entrar en la habitación.
Tropezó y profirió una maldición mientras los dos eran catapultados hacia la cama. Myriam se hundió en el mullido colchón. El deseo y la lujiría la consumían hasta el punto, que pensó que no le habría importado que Victor cayera encima de ella. Pero no fue así, pues con una demostración de destreza y fuerza se las arregló para no soltarla y no caer precisamente ancima de ella.
- ¿Estás bien?- preguntó Victor con preocupación apartando el flequillo de la cara de Myriam.
- Sí- dijo Myriam, haciendo un ineficaz y absurdo intento de cubrirse los muslos, bajándose la falda, que se le había subido. Menos mal que alguien había abierto la cama, pensó de un modo también absurdo al tocar las suaves sábanas.
Victor se apartó, cosa que a ella no le gustó lo más mínimo. El mundo era mucho mejor unos instantes atrás, cuando él tenía su cara entre sus manos y luego la acariciaba y la estrechaba contra sí, cuando se sentía dominada por aquel hombre de cuerpo potente y maravilloso.
- Una sandalia- le dijo él, con un tono definitivamente acusatorio.
Myriam se apoyó en un codo. Estaba indignada. Pero la acción sirvió para que se le cayera el vestido a la cintura.
- Si no sabes mirar por dónde vas, yo no tengo la culpa.
Victor sonrió burlonamente. Si miraba su boca, Myriam solo podía pensar en lo firmes que habían sido sus labios, en lo suaves que eran, en lo hábil que era su lengua. Inconscientemente, se pasó la lengua por los labios, capaz todavía de disfrutar del sabor de aquella boca.
Ante quel gesto, la mirada de Victor se oscureció. Miro sin puror el cuerpo semidesnudo de Myriam y el dolor de su vientre aumentó al ver los pezones erectos. Y eso que solo estaba mirando, si estuviera tocando... Ella era tan sensible, las posibilidades eran infinitas.
Myriam se había ruborizado y respiraba con dificultad, consciente de la penetrante mirada de Victor.
- Ni siquieras me dejabas respirar, así que imaginate mirar por dónde iba
- ¿Estas diciendo que no te gusta mi manera de besar?
- ¿Tengo pinta de tonto? Besas como los ángeles, como los ángeles caídos, quiero decir- dijo él, con un suspiro que resultaba muy halagador-. Pero eres una desordenada de la peor clase. De todos formas, si eso te hace feliz, estoy dispuesto a asumir toda la responsabilidad.
- Soy muy capaz de asumir la responsabilidad de mis actos- dijo Myriam, en un valiente intento de sobreponerse a la sensualidad latente que los dominaba, tensando su cuerpo. Deseando tanto tocar a Victor, que comenzaba a dolerle.
De repente, Victor cayó a su lado y se tendió. Sus piernas se tocaban, unas piernas tan distintas. La de Myriam suaves, delgada, sedosa, la de él dura e, incluso a través de los pantalones se notaba, musculosa. Jamás había pensado Myriam que tales contrastes pudieran ser motivo de tanto placer.
- Me algro oir eso- dijo él, dirigiendole una mirada inesperadamente sombría-. ¿Estña segura... de esto?
- Parece que tú no lo estás- replicó ella, molesta con la cautela que demostraba él. Ella había dejado atrás toda cautela para entrar en el terreno de lo inevitable.
Victor se inclinó hacia adelante, hundiendo la cara en sus cabellos.
- Claro que estor seguro
Los sensibles oidos de Myriam detectaron, sin embargo, cierta resquemor en aquella declaración.
Victor se sorprendió de la chaqueta. La camisa la tenía ya medio desabrochada y Myriam se fijó en los deliciosos rizos de su vello y en el tono moreno de su piel. Apretó los dientes, habría sido nefasto babear en aquellos instantes. Apoyó un dedo curioso en aquel trozo de piel visible. Victor agarró la muñeca y se valió de la otra mano para desabrocha los botones que quedaban por desabrochar.
- ¿Es eso lo que deseas?- dijo, apretando la mano de Myriam contra su pecho.
Ella asintió. <Desear> era una palabra que no bastaba para describir el torbellino de sensaciones en conflicto que se apoderaban de ella al tocar la piel desnuda de aquel amante esperado durante largo tiempo. Sentía con tal intensidad que de daba miedo. Miró su propia mano y las lagrimás se agolparon en sus ojos
- Entre otras cosas- confesó, dirigiendole una mirada tímida.
Victor trago saliva al escuchar sus palabras.
- Eso me interesa. Dime qué otras cosas...- dijo, con voz grave, colocando ambas manos en sus caderas y atrayñendola hacia la latente prueba de su condición masculina.
- Deja ya de hablar- suplicó ella- y bésame.
Victor soltó una carcajada triunfal y deliciosa y se propuso obedecer al instante.
- ¡Oh, Dios!. suspiró ella cuando él por fin se retiró. Se sentia llena y al mismo tiempo no podía evitar un sentimiento de verdadera devastación. No, más bien de hermosa devastación-. A los dieciséis creía estar enamorada de tí.
Victor suspiró, fijandosé en Myriam,que se pasaba la lengua por los labios. Se había incorporado para quitarse la camisa.
- Lo sé
- Sabía que lo sabías- murmuró Myriam, distraída por la belleza del bien modelado cuerpo de Victor. No le habría hecho falta saber medicina para darse cuenta de que estaba contamplando la perfección-. Fue humillante- confesó-. Por supuesto, lo he superado hace años.
No era momento de revelar lo mal que lo había pasado; aunque, en realidad, quizás nunca sería el momento.
- ¿Te sientes mejor ahora que has dicho claro que no estás enamorada de mí?
Myriam sabía que el tono molesto de su voz era importante, pero dejó de pensar en ello en cuanto sintió que las manos de Victor se apoyaban en sus pechos. Ante ese hecho su cuerpo se sumergió en un océano de sensaciones que le impidió pensar. Entre sus muslos, la urgencia comenzaba a ser apremiante.
- No- respondió-, solo me siento un poco atraíada por ti.
Victor se tendió sobre ella, colocando su rostro al mismo nivel que el de ella.
-Tu franqueza, pequeña, heriría a un hombre menos hecho que yo- dijo Victor, medio en broma.
Myriam le echó los brazos al cuello y se aplastó contra él, buscando el máximo contacto entre los dos cuerpos, Victor suspiró con placer.
. Está bien- dijo ella-, en este momento me siento muy atraída por tí.
Victor la miró un instante y luego se echo a reír.
- Nunca dices lo que espero que digas- confesó
- ¿Y eso es bueno o malo?- dijo Myriam, y advirtió los estremecimientos que recorrian el cuerpo poderoso de Victor. Eso la hizo sentirse dueña de un poder desconocido e infinito. Parecía decirse: <soy irresistible, los hombres son un juego en mis manos>, pero al siguiente beso de Victor, frenético y urgente, desechó la idea. Era ella quien estaba en sus manos.
- Vamos a acabar con esto.
Cerro los ojos. Ojalá él no esperase ninguna ayuda por su parte, porque se sentía oncapaz de ofrecérsela, incapaz de levantar un dedo, incapaz también de cualquier pensamiento recional, de cualquier pensamiento, exepto claro, del que le decía que aquel era el hombre al que siempre amaría. Claro qye ese "siempre" era algo que él jamás asumiría. En fin, por el momento, lo mejor que podía hacer era disfrutar del presente.
Cuando Victor la desnudó del todo, se detuvo. Dejó de moverse, de hablar, Myriam habría añadido que de respirar de no ser porque podria oír su respiración jadeante y ruidosa.
- Eres increible.
No parecía el cumplido de costumbre, sino una verdadera constatación. Myriam abrió los ojos y, al ver la expresión de Victor, no dudó ni un instante de su sinceridad. Él clavó la mirada en ella y no la apartó ni siquiera cuando bajó la mano y le separó las piernas. Le acarició el interior de ellas, provocándole un gemido de placer. Al llegar al húmedo montículo que se alzaba entre los dos y tocarlo, Myriam se retorció, tensando el cuerpo entero, clamando por su satisfacción.
Victor bajó la cabeza, poniéndola entre sus pechos, acariciando cada centímetro de su piel. Myriam se vio sorprendida por la intensidad de su deseo.
- Victor... necesito... necesito...
Se aferró a sus hombros sudorosos, buscando con apremio el consuelo de sus músculos.
- Está bien, está bien, mi pequeña.
A pesar de la huella del deseo en su rostro, su expresión era muy tierna.
- Yo también necesito lo mismo- le dijo, y guió las manos de Myriam hacia la prueba que confirmaba la sinceridad de sus palabras.
La intensidad de la erección dificultó la maniobra de Myriam, que quiso bajarle la cremallera. Victor no hizo el menor ademán de ayudarla, y esto aumentó el deseo de ella.
- ¡Oh, Dios!- le dijo, entrecortadamente cuando por fin consiguió lo que se proponía-. Eres...
Quedarse mirando fijamente no era, con toda probabilidad, lo más adecuado, pero no podía hacer otra cosa.
Victor se quitó la ropa interior con una mirada acuciante y maliciosa.
- Me duele, me duele, Myriam.
- Creo que sé qué hacer para curarte- le dijo Myriam estirando la mano.
Victor se echó sobre ella sin soltar sus manos. Myriam le clavó las uñas en las palmas cuando él, con un impulso poderoso pero controlado la penetró.
- ¡No pares!- suplicó ella, sintiendo una maravillosa sensación de plenitud.
Victor se rió.
- No podría aunque quisiera.
...
Myriam miraba fijamente las elaboradas telas que colgaban sobre su cabeza. Se alegraba mucho de que Victor no hubiera parado. Aún sentía una agradable sensación en el vientre y un suave estremecimiento recorría su cuerpo.
- ¿No duermes?
Una mano apartó el pelo de su húmeda nuca.
Era la primera vez que él hablaba desde que dijera su nombre. El recuerdo de aquel grito triunfal todavía le daba escalofríos.
Levantó la cabeza de su pecho y lo miró con una sonrisa.
- No
- ¿Por qué?
- No tengo sueño- dijo ella, acariciando su pecho antes de detenerse sobre la espalda y estirarse perezosamente. Había conseguido algo, se dijo, con una sonrisa de satisfacción, que nadie podría arrebatarle-. ¿Y tú?
Victor sonrió y se hechó boca abajo, apoyando la barbilla en el dorso de la mano. Tenía una mirada pensativa. Myriam sintió un pequeño temor ante aquella mirada. Quizas hubiera perdido interés, se dijo.
Victor deslizó un dedo desde el vientre a sus pechos. Después, siguió hasta el cuello. Tenía un gesto de fascinación que muy poco tenía que ver con la pérdida de interés.
- Tampoco tengo sueño. No estoy cansado.
- Me alegra que lo digas- confesó Myriam, con una radiante sonrisa.
- Estoy preparado para alegrarte mucho más- susurró Victor.
Capítulo 6
Myriam aprendió muy pronto que sir Victor Garcia era un hombre al que sobrara el tacto precisamente.
- Así que... la hermana de Veronica, ¿he? Una mujer muy atractiva, Veronica- dijo sir Victor con brillo en los ojos-. Guapisima... Usted no se le parece en nada- añadió, mirando a su alrededor en busca de aprobación.
Y al instante, para evitar el incómodo silencio que siguió, se iniciaron varias conversaciones intranscendentes. No era la primera Vez que Myriam saía perdiendo con aquella comparación, y no en todas ocasiones el comentario había sido tan inocente como el de el sir Victor.
Su mirada pasó de sir Victor a los otros comensales, ocupados todos ellos en hacerse los sordos, y su sentido del humor acudió en su rescate. Estalló en una carcajada que muy pronto se vio acompañada por algunas otras.
Victor no se unió al alborozo general, pero esbozó una sonrisa y la miró. Myriam se dio cuenta de que la estaba observando y giró la cabeza. Aquella enigmática sonrisa aceleró el pálpito de su corazón y, de un modo inconsciente arrugó la servilleta de papel.
- No sé por qué tiene que molestarse- dijo sir Victor con soncera perplejidad ante la indicasión de su esposa de que se callara-. Es una criatura preciosa, pero es que su hermana es una mujer como hay pocas.
- ¿Verdad que si?- dijo Myriam, con tranquilidad.
- Ya lo ves- dijo sir Victor, mirando a su alrededor como si no las tuviera todas consigo-. Y Juana me ha dicho que es usted médico.
- Desde hace muy poco- contesto Myriam
- Se puede ganar mucho dinero con la medicina.
- No en le campo que a mí me interesa- damitió Myriam
- ¿Y qué campo es ese?- preguntó su anfitrión, sorprendido por su falta de ambición.
- Medicina general. No tiene el glamour de otras especialidades, pero...
- Cirugia estética, eso es lo que le vendría bien- recomendó Sir Victor con la frnaqueza que le caracterizaba-. ¿A que edad se arregló los pechos la hija de Emily? ¿A los diecinueve? Para una mujer lo son todo, ¿sabe usted?
Victor, que discutia las ventajas de la agricultura orgánica con Ian Webster, intervino para contribuir a la vergüenza de Myriam.
- Me alegro decir, padre, que no siempre es así.
Su sonrisa delataba la imagen que se formaba en su mente, una imagen, al parecer muy agradable. La dirección de su mirada daba pistas evidentes de qué era tan agradable.
Myriam tuvo que hacer enormes esfuerzos por no agachar la vista y comprovar si tenía los senos bien tapados. Victor tenía la incómoda costumbre de desnudarla con la mirada. Comenzaba a no estar segura de poder soportar la conversación por más tiempo.
- Si no me crees, pregúntale a Quinn. Es un amigo de Vict6or que estudió esa especialidad- dijo sir Garcia-. Y le va muy bien. Deberías hablar con él, re sacaría de la cabeza esas ideas.
- Quinn Tyler- dijo Myriam-. Sí, lo conozco.
Victor se sintió algo incómodo al ver la sonrisa que esbonzaban sus labios.
- ¿Ah, si? ¿Y eso?
- Es un muchacho encantador- intervino Juana, ignorando la pregunta de su hijo-. Me cae muy bien.
- ¿Encantador? Me parece una manera muy educada de decirlo- apostilló Victor
Myriam lo miraba con perplejidad. En lo que se refería a corazones rotos, Victor tenía tantos en su haber como Quinn.
- A mí también me lo parece- dijo, con una amplia sonrisa dirigida primero a sus anfiltriones y luego a Victor... ¿Y si Quinn y él eran rivales? Ambos estaban muy interesados por Veronica. ¿Es que los dos la pretendian?
- Me parece que no tienes derecho a tirar la primera piedra, Victor.
Sir Victor se echó a reir.
- Creo que esta chica tiene razón, muchacho.
Victor miró a su padre como si tuviera ganas de matarlo. Luego se dirigio a Myriam.
- Pero todavía no nos has dicho cómo es que lo conoces.
- No lo he dicho porque me parece que tú eres el único interesado en saberlo.- ¿Por qué insistía en dar la impresión de que ella quería evitar la respuesta?-. Lo conozco igual que te conozco a tí.
La dudosa ventaja de ser hermana de Veronica estriba en que así conocía a hombres que en otras sircunstancias estarían fuera de su alcance. Pero su vida sería mucho más facil si uno de esos hombres en concreto no se hubiera cruzado en su camino, pensó con tristeza.
- Espero que no tan bien.
Era obvio que el comentario estaba destinado a sugerir ciertas cosas en su audiencia.
- Veronica le dijo que yo quería estudiar medicina y fue muy amable conmigo. Y no perdimos el contacto.
- No me lo habías dicho.
Myriam se sorprendió tanto por el tono de la observación que olvidó una vez más el papel que estaba interpretando.
- ¿Y por qué iba a hacerlo?- replicó.
- Eso, Victor- intervino Jude-, ¿por qué iba a hacerlo?- dijo, intercambiando una sonrisa maliciosa con su marido-. La vida da muchas vueltas- dijo al oído de su hermano-. Nunca había imaginado que fueras de los celosos.
Todos lo que se sentaban cerca de ella oyeron el comentario y asintieron con condescendencia.
El amor fraternal de Victor alcanzó su punto más bajo.
Myriam fue presa de una ola de mortificación. <Que torpe soy>, se dijo Myriam. <Él no estaba más que interpretando el papel de amante celoso. Aunque por un momento me ha parecido que... ¡Ya bastá!> No había lugarpara sueños, se reconvino.
- No es celoso- dijo, con firmeza-, Es solo que le gusta ponerme nerviosa-
- Bueno. intervino Tara-, la verdad, Myriam, es que me parece que a tí también te gusta ponerlo nervioso a él.
Lo dijo con una sonrisa tan aplia y luminosa que a Myriam le resultó imposible enfadarse con ella.
¿Había algo más estimulante que una batalla verbal con Victor? En realidad, sí. Pero se trataba de algo en lo que tambien intervino Victor, pensó Myriam, y la idea hizo que tuviera ganas de meterse debajo de la mesa. Era un pensamiento tan explícito y llegó acompañado de imágenes tan nítidas, que la sorprendió que nadie se diera cuenta.
Victor elevó su copa, saludando a su ex esposa, pero tenía los ojos fijo en Myriam.
- Brindo por tu perspicacia- dijo, refiriendose a Tara-. Pero no vamos a discutir ahora, ¿verdad, cariño?
A Myriam se le hizo un nudo en el estómago y se le secó la garganta. ¿Tenía él idea de cómo se estremecía cuando le dirigía aquella mirada seductora?
- Eso depende de lo razonable que quieras ser- dijo.
¡Oh, por supuesto que de daba cuenta! Victor Garcia era un hombre frío y calculador cuando se trataba de conseguir lo que quería; se dijo Myriam. Pero la idea conducia directamente a la pregunta: ¿quería de verdad...? ¿pretendía... acostarse con ella? Por otro lado, en caso de ser cierto, ¿podía negarse? ¿Quería negarse?
Aquella noche Victor no volvió a interpretar el papel de amante celoso. <Por supuesto que no>, se dijo Myriam <ya ha hecho el reparto de papeles que quería y tanto yo como los demás nos situamos perfectamente en la posición que él pretendía>. Era cierto, nadie había demostrado el escepticismo que ella esperaba. Al contrario, aceptaban con la mayor naturalidad su papel de novia de Victor.
...
- ¿Qué demonios te proponias?- preguntó Victor sacándose la corbata.
< Tranquila y sin perder el sentido del hunor>, se dijo Myriam. <No es ningún estúpido y seguro que se ha dado cuenta de que me lo estoy comiendo con los ojos>. Suspiró profundamente, estirando la manta sobre el sofá que se encontraba al pie de la ventana.
- ¿A ti qué te parece?- replicó, olvidando su plan en el instante de verlo de pie, tan lleno de aplomo, tan apuesto, tan guapo.
- No esperarás que duerma en eso, porque si es así...
Myriam se inguió y le dirigió una mirada burlona.
- No, no esperaba que fueras tan caballeroso.
- Me niego a dormir en esa cosa cuando hay una espléndida cama capaz de acomodar a media docena de personas. A veces soy caballeroso, estúpido, nunca.
- ¡Media docena de personas!- repitió Myriam-- Al decir que tu madre era liberal, no creía que pudiera llegar a tanto.
- Nunca he puesto a prueba su liberalidad, al menos no hasta ese punto- dijo Victor, secamente-. Aunque tengo entendido que mis antepasados muy bien podrían haber organizado ortgías en esta misma habitación. Además, me temo que estoy obligado a contener todo posible instinto libertino mientras estoy en la casa de mis padres.
Myriam dio un respingo. La mención a la orgía le dio escalofrios, mucho más cuando tenía delante el magnifico rostro de Victor. En aquellos momentos tenía una mirada felina y Myriam pensó que lo mejor era retirarse de la cama lo más posible, como si temiera contagiarse de los lazos principios morales de los antepasados de su falso amante. Aunque, en realidad, eran sus propios principios los que corrían el riesgo de derrumbarse.
- Aquí estaré más cómoda- dijo
Victor cruzó la habitación para comprobar lo mullido del improvisado lecho.
- Permiteme que lo dude- respondió-. Cuando restauraron lo hicieron pensando en ser fieles a la época, y me temo que en aquella remota época no pensaron mucho en su comodidad.
- No me importa...
- El estoicismo es una vitud muy sobrevalorada, ¿no te parece?- dijo Victor, y bostezó
- ¿Cómo esta Alex?- preguntó Myriam, pasando por alto el comentario irónico.
- Dormido- respondió Victor,más serio-- Algunos días es el único momento que tengo para verlo.
Era evidente el tono incómodo y culpable de su profunfa voz. Myriam lo observó con detenimiento mientras se sentaba en el sofá, apartando la almohada que ella había colocado y tirándola al suelo.
Myriam la recogió y la apretó contra su pecho. Sintió una gran compasión por él, lo cual confundió. Se acercó al sofá y, sin soltar la almohada, se sentó en el suelo, cerca de él.
- Muchos padre deben tener el mismo problema, sobre todo los sonteros- dijo, y, consiente de la actitud tan sobreprotectora de Victor hacia la madre de su hijo, se apresuró a añadir-: Estoy segura de que Tara es una madre estupenda, pero tú soportas la mayor responsabilidad, y supongo que así debe de ser.
Victor levantó la cabeza y la miró con curiosidad. Myriam se preguntó qué impulso le había llevado a ser tan comprensiva con él, a ofrecerle un hombro en el que llorar. Comenzaba a hacer cosas que hasta a ella le resultaban sorprendentes.
- Parese un muchacho muy sensato- añadió, y en aquel momento le dieron ganas de haberlo hecho. Se rio nerviosamente-. Debe de haber salido a su madre- bromeó. ¿Por qué Victor la miraba con tanta curiosidad?
- De todas maneras, si siguieras participando en las carreras, lo verías todavia menos.
- Empezaba a correr el riesgo de no volver a verlo, por eso lo dejé- revelo Victor sorpresivamente.
- ¿Ah, sí, por eso?- exclamó Myriam, y el gesto burlón de Victor le hizo ser consciente de lo ingenuo de su reacción-. Me lo he preguntado algunas veces- añadió más fríamente-, como no diste ninguna explicación...
Por supuesto que no, Victor Garcia no daba explicaciones a nadie. Los periódicos lo criticaron cuanto pudieron, pero él, orgulloso, terco e independiente no hizo algo tan sencillo como ofrecer una explicación. Probablemente había hablado con sus amigos má íntimos, gente a la que le preocupaba muy poco lo que pudiera decir la prensa rosa. Un grupo de amigos reducido y selecto del que ella nunca formaría parte, se dijo Myriam con tristeza.
- Me gustaban las carreras, pero no eran mi vida... Bueno, no, eso no es cierto- se corrigió Victor-, fueron mi vida hasta el nacimiento de Alex. Luego, lo que más deseaba en el mundo era verlo crecer- confesó- y no quería que nada lo pusiera en peligro. Con esto no quiero decir que antes fuera un suicida, pero la muerte no me preocupaba en absoluto, ni siquiera, y la verdad es que me avergüenza decirlo, cuando la pobre Tara me suplicaba que lo dejara.
- ¿Quería que lo dejaras?- otra teoría que se iba por el cubo de la basura, se dijo Myriam observando con detenimiento a Victor. La prensa había insistido en que su esposa lo había dejado porque él había abandonado el excitante mundo de la Fórmula Uno.
- Lo odiaba.
Myriam lo imaginó circulando a gran velocidad, embatido en uno de aquellos pequeños bólido de metal, y le entraron escalofrios, Apretó la barbilla contra la almohada que aún sostenía.
- No la culpo- dijo, con gran sinceridad-. Es evidente que si querías seguir vivo ni podías seguir compitiendo.
Con aquel comentario sarcástico esperaba cubrir la excesiva sinceridad de su reacción.
- Tienes razón- dijo Victor, mesándose los cabellos e inclinándose hacia adelante-. Me parece que nos hemos desviado del tema, Myriam.
- ¿De qué tema?- disimuló ella
- Del tema <donde dormimos>
- Asunto cerrado- dijo Myriam, y le temblaron los labios ligeramente al toparsecon la mirada de Victor. Bajo la superficie confiada de su humor se ocultaba una garganta seca y un temblor en las rodillas.
- ¿Estás saliendo con Quinn Tyler? ¿Por eso me rechazas?
La pregunta la pillo tan desprevenida, que le costó reaccionar.
- ¿Con Quinn?
- Porque, si es ese el problema, tengo que decirte que tu fidelidad se inclina del lugar equivocado- dijo con frialdad-. Si la situación fuera la contraria, él no tendría elmenor reparo. Créem, conozco bien a Quinn. concluyó, con una mirada llena de dureza y cinismo.
- Con amigos como tú, ¿para qué buscarse enemigos?- replicó Myriam-. ¿Siempre lo has despreciado?- preguntó, y añadió con suspicacia-: ¿O ha hecho algo que te moleste?
- No estoy diciendo nada que no le haya dicho ya a él
- Que no me acueste contigo no tiene nada que ver con Quinn
- No has respondido a mi pregunta- insistió Victor, concentrando la mirada en ella.
- Vaya, te has dado cuenta- respondió Myriam, aferrandose a su sarcasmo-. ¿Y no te has parado a pensar que puede deberse al hecho de que, creo yo, no es asunto tuyo con quién me acueste o dejo de acostarme?
No dejaba de resultar irónico que él pensara qe tenía una legión de amantes a sus pies, cuando, en realidad, tras su inolvidable y desastrosa introducción en el juego del amor, su vida había guardado un gran paralelismo con la de una monja. Era mortificante reconocer que en aquellos días había sido presa de una gratitud tan patética hacía el primer hombre que le había dicho que la deseaba, que había llegado a creer que estaba profundamente enamorada de él.
Afortunadamente, había acabado por despertar cuando descubió que él había empleado la misma táctica con otras cuatro estudiantes. Ellas se habían reído en sus narices. Pero saber que otras dos idiotas como ella habían sido víctimas de él y, ¡en la misma época!, pues el canalla se acostaba con las tres en el mismo periodo, solo había servido para empeorar las cosas.
- Se trata de mí,¿verdad?
- No va a pasar nada- logró decir, con menor convicción de la que hab´ria deseado-. Sé que no soy más que una sustituta de Veronica, pero no estoy preparada para serlo en toda su extensión- dijo, sin querer suavisar la crudeza de sus palabras.
Una crudeza que que Victor parecía muy capaz de aceptar.
- Antes, en el coche, me ha dado otra impresión, como si no te importara avanzar <en toda su extensión>.
Myriam se quedó palida. Las palabras de Victor resonaron en su mente como el eco en un encantilado.
- Supongo- dijo, haciendo los mayores esfuerzos- que solo era cuestión de tiempo que lo dijeras.
- Me alegra ver que aprecias la discreción que he demostrado hast ahora-
Myriam apretó los dientes.
- Siempre un caballero.
Victor negó con la cabeza repetidamente. La agarró de las muñecas y tiró de ella hasta ponerla de rodillas, hasta que su cuerpo dio con la poderosa barrera de sus muslos.
- Ese sarcasmo no te va a llevar a ningún lado- dijo él con calma, colocando las manos de ella sobre su propio cuello-. He deseado hacer esto desde...
Myriam dio un respingo al sentir que Victor apoyaba la mano en su cintura. La sintió sobre la delicada seda de su vestido y luego su mano descendió hasta rodear los redondeados contornos de su pequeño trasero. Myriam sintióque el corazón, presa un intenso deseo, parecía a punto de saltarle el pecho. Sintió una oleada de calor derretido que recorrió su cuerpo de la cabeza a los pies, aunque concentrada sobre tdo en su estomago y entre sus piernas. Qué importaba que él no la quisiera, la deseaba, ¿no? ¡Oh, Dios,y cómo lo deseaba ella!
-... desde la primera vez que te vi con esto puesto. Que bien sabes, ¿todo tu cuerpo sabe tan bien?- dijo, mirandola con los ojos envueltos en una neblina de deseo.
Rodeó con los dedos la curva de sus senos antes de apoyar el pulgar en el pequeño y erguido pezón.
Myriam profirió un incontenible gemido de placer, un placer que recorría en oleadas toso su cuerpo. Victor enterró los dedos en su ensotrijado cabello y exámino su rostro con ojos hambrientos.
- Es imposible, no puedes dormir aquí. Esta noche, no.
Su arrogancia removió la rebelión de sus últimos reductores de resistencia.
- ¿Y eso quién lo dice?
La lengua de Victor acabó con los últimos restos de cordura que le quedaban.
Sin separar la boca de la de ella, Victor la levantó en brazos y la llevó a la cama, pero en su camino encontró un obstáculo inesperado: una sandalia de tacón alto que ella se había quitado despreocupadamente al entrar en la habitación.
Tropezó y profirió una maldición mientras los dos eran catapultados hacia la cama. Myriam se hundió en el mullido colchón. El deseo y la lujiría la consumían hasta el punto, que pensó que no le habría importado que Victor cayera encima de ella. Pero no fue así, pues con una demostración de destreza y fuerza se las arregló para no soltarla y no caer precisamente ancima de ella.
- ¿Estás bien?- preguntó Victor con preocupación apartando el flequillo de la cara de Myriam.
- Sí- dijo Myriam, haciendo un ineficaz y absurdo intento de cubrirse los muslos, bajándose la falda, que se le había subido. Menos mal que alguien había abierto la cama, pensó de un modo también absurdo al tocar las suaves sábanas.
Victor se apartó, cosa que a ella no le gustó lo más mínimo. El mundo era mucho mejor unos instantes atrás, cuando él tenía su cara entre sus manos y luego la acariciaba y la estrechaba contra sí, cuando se sentía dominada por aquel hombre de cuerpo potente y maravilloso.
- Una sandalia- le dijo él, con un tono definitivamente acusatorio.
Myriam se apoyó en un codo. Estaba indignada. Pero la acción sirvió para que se le cayera el vestido a la cintura.
- Si no sabes mirar por dónde vas, yo no tengo la culpa.
Victor sonrió burlonamente. Si miraba su boca, Myriam solo podía pensar en lo firmes que habían sido sus labios, en lo suaves que eran, en lo hábil que era su lengua. Inconscientemente, se pasó la lengua por los labios, capaz todavía de disfrutar del sabor de aquella boca.
Ante quel gesto, la mirada de Victor se oscureció. Miro sin puror el cuerpo semidesnudo de Myriam y el dolor de su vientre aumentó al ver los pezones erectos. Y eso que solo estaba mirando, si estuviera tocando... Ella era tan sensible, las posibilidades eran infinitas.
Myriam se había ruborizado y respiraba con dificultad, consciente de la penetrante mirada de Victor.
- Ni siquieras me dejabas respirar, así que imaginate mirar por dónde iba
- ¿Estas diciendo que no te gusta mi manera de besar?
- ¿Tengo pinta de tonto? Besas como los ángeles, como los ángeles caídos, quiero decir- dijo él, con un suspiro que resultaba muy halagador-. Pero eres una desordenada de la peor clase. De todos formas, si eso te hace feliz, estoy dispuesto a asumir toda la responsabilidad.
- Soy muy capaz de asumir la responsabilidad de mis actos- dijo Myriam, en un valiente intento de sobreponerse a la sensualidad latente que los dominaba, tensando su cuerpo. Deseando tanto tocar a Victor, que comenzaba a dolerle.
De repente, Victor cayó a su lado y se tendió. Sus piernas se tocaban, unas piernas tan distintas. La de Myriam suaves, delgada, sedosa, la de él dura e, incluso a través de los pantalones se notaba, musculosa. Jamás había pensado Myriam que tales contrastes pudieran ser motivo de tanto placer.
- Me algro oir eso- dijo él, dirigiendole una mirada inesperadamente sombría-. ¿Estña segura... de esto?
- Parece que tú no lo estás- replicó ella, molesta con la cautela que demostraba él. Ella había dejado atrás toda cautela para entrar en el terreno de lo inevitable.
Victor se inclinó hacia adelante, hundiendo la cara en sus cabellos.
- Claro que estor seguro
Los sensibles oidos de Myriam detectaron, sin embargo, cierta resquemor en aquella declaración.
Victor se sorprendió de la chaqueta. La camisa la tenía ya medio desabrochada y Myriam se fijó en los deliciosos rizos de su vello y en el tono moreno de su piel. Apretó los dientes, habría sido nefasto babear en aquellos instantes. Apoyó un dedo curioso en aquel trozo de piel visible. Victor agarró la muñeca y se valió de la otra mano para desabrocha los botones que quedaban por desabrochar.
- ¿Es eso lo que deseas?- dijo, apretando la mano de Myriam contra su pecho.
Ella asintió. <Desear> era una palabra que no bastaba para describir el torbellino de sensaciones en conflicto que se apoderaban de ella al tocar la piel desnuda de aquel amante esperado durante largo tiempo. Sentía con tal intensidad que de daba miedo. Miró su propia mano y las lagrimás se agolparon en sus ojos
- Entre otras cosas- confesó, dirigiendole una mirada tímida.
Victor trago saliva al escuchar sus palabras.
- Eso me interesa. Dime qué otras cosas...- dijo, con voz grave, colocando ambas manos en sus caderas y atrayñendola hacia la latente prueba de su condición masculina.
- Deja ya de hablar- suplicó ella- y bésame.
Victor soltó una carcajada triunfal y deliciosa y se propuso obedecer al instante.
- ¡Oh, Dios!. suspiró ella cuando él por fin se retiró. Se sentia llena y al mismo tiempo no podía evitar un sentimiento de verdadera devastación. No, más bien de hermosa devastación-. A los dieciséis creía estar enamorada de tí.
Victor suspiró, fijandosé en Myriam,que se pasaba la lengua por los labios. Se había incorporado para quitarse la camisa.
- Lo sé
- Sabía que lo sabías- murmuró Myriam, distraída por la belleza del bien modelado cuerpo de Victor. No le habría hecho falta saber medicina para darse cuenta de que estaba contamplando la perfección-. Fue humillante- confesó-. Por supuesto, lo he superado hace años.
No era momento de revelar lo mal que lo había pasado; aunque, en realidad, quizás nunca sería el momento.
- ¿Te sientes mejor ahora que has dicho claro que no estás enamorada de mí?
Myriam sabía que el tono molesto de su voz era importante, pero dejó de pensar en ello en cuanto sintió que las manos de Victor se apoyaban en sus pechos. Ante ese hecho su cuerpo se sumergió en un océano de sensaciones que le impidió pensar. Entre sus muslos, la urgencia comenzaba a ser apremiante.
- No- respondió-, solo me siento un poco atraíada por ti.
Victor se tendió sobre ella, colocando su rostro al mismo nivel que el de ella.
-Tu franqueza, pequeña, heriría a un hombre menos hecho que yo- dijo Victor, medio en broma.
Myriam le echó los brazos al cuello y se aplastó contra él, buscando el máximo contacto entre los dos cuerpos, Victor suspiró con placer.
. Está bien- dijo ella-, en este momento me siento muy atraída por tí.
Victor la miró un instante y luego se echo a reír.
- Nunca dices lo que espero que digas- confesó
- ¿Y eso es bueno o malo?- dijo Myriam, y advirtió los estremecimientos que recorrian el cuerpo poderoso de Victor. Eso la hizo sentirse dueña de un poder desconocido e infinito. Parecía decirse: <soy irresistible, los hombres son un juego en mis manos>, pero al siguiente beso de Victor, frenético y urgente, desechó la idea. Era ella quien estaba en sus manos.
- Vamos a acabar con esto.
Cerro los ojos. Ojalá él no esperase ninguna ayuda por su parte, porque se sentía oncapaz de ofrecérsela, incapaz de levantar un dedo, incapaz también de cualquier pensamiento recional, de cualquier pensamiento, exepto claro, del que le decía que aquel era el hombre al que siempre amaría. Claro qye ese "siempre" era algo que él jamás asumiría. En fin, por el momento, lo mejor que podía hacer era disfrutar del presente.
Cuando Victor la desnudó del todo, se detuvo. Dejó de moverse, de hablar, Myriam habría añadido que de respirar de no ser porque podria oír su respiración jadeante y ruidosa.
- Eres increible.
No parecía el cumplido de costumbre, sino una verdadera constatación. Myriam abrió los ojos y, al ver la expresión de Victor, no dudó ni un instante de su sinceridad. Él clavó la mirada en ella y no la apartó ni siquiera cuando bajó la mano y le separó las piernas. Le acarició el interior de ellas, provocándole un gemido de placer. Al llegar al húmedo montículo que se alzaba entre los dos y tocarlo, Myriam se retorció, tensando el cuerpo entero, clamando por su satisfacción.
Victor bajó la cabeza, poniéndola entre sus pechos, acariciando cada centímetro de su piel. Myriam se vio sorprendida por la intensidad de su deseo.
- Victor... necesito... necesito...
Se aferró a sus hombros sudorosos, buscando con apremio el consuelo de sus músculos.
- Está bien, está bien, mi pequeña.
A pesar de la huella del deseo en su rostro, su expresión era muy tierna.
- Yo también necesito lo mismo- le dijo, y guió las manos de Myriam hacia la prueba que confirmaba la sinceridad de sus palabras.
La intensidad de la erección dificultó la maniobra de Myriam, que quiso bajarle la cremallera. Victor no hizo el menor ademán de ayudarla, y esto aumentó el deseo de ella.
- ¡Oh, Dios!- le dijo, entrecortadamente cuando por fin consiguió lo que se proponía-. Eres...
Quedarse mirando fijamente no era, con toda probabilidad, lo más adecuado, pero no podía hacer otra cosa.
Victor se quitó la ropa interior con una mirada acuciante y maliciosa.
- Me duele, me duele, Myriam.
- Creo que sé qué hacer para curarte- le dijo Myriam estirando la mano.
Victor se echó sobre ella sin soltar sus manos. Myriam le clavó las uñas en las palmas cuando él, con un impulso poderoso pero controlado la penetró.
- ¡No pares!- suplicó ella, sintiendo una maravillosa sensación de plenitud.
Victor se rió.
- No podría aunque quisiera.
...
Myriam miraba fijamente las elaboradas telas que colgaban sobre su cabeza. Se alegraba mucho de que Victor no hubiera parado. Aún sentía una agradable sensación en el vientre y un suave estremecimiento recorría su cuerpo.
- ¿No duermes?
Una mano apartó el pelo de su húmeda nuca.
Era la primera vez que él hablaba desde que dijera su nombre. El recuerdo de aquel grito triunfal todavía le daba escalofríos.
Levantó la cabeza de su pecho y lo miró con una sonrisa.
- No
- ¿Por qué?
- No tengo sueño- dijo ella, acariciando su pecho antes de detenerse sobre la espalda y estirarse perezosamente. Había conseguido algo, se dijo, con una sonrisa de satisfacción, que nadie podría arrebatarle-. ¿Y tú?
Victor sonrió y se hechó boca abajo, apoyando la barbilla en el dorso de la mano. Tenía una mirada pensativa. Myriam sintió un pequeño temor ante aquella mirada. Quizas hubiera perdido interés, se dijo.
Victor deslizó un dedo desde el vientre a sus pechos. Después, siguió hasta el cuello. Tenía un gesto de fascinación que muy poco tenía que ver con la pérdida de interés.
- Tampoco tengo sueño. No estoy cansado.
- Me alegra que lo digas- confesó Myriam, con una radiante sonrisa.
- Estoy preparado para alegrarte mucho más- susurró Victor.
monike- VBB PLATA
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Re: .:COMPROMISO fALSO:.
no te tardes niña que esta muy buena tu novelita
girl190183- VBB BRONCE
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Fecha de inscripción : 05/12/2008
Re: .:COMPROMISO fALSO:.
Nos estaremos viendo el Lunes o el Martes sales
que tengan un buen fin de semana
Y recuerden todo con medida nada con excesos jijijij
que tengan un buen fin de semana
Y recuerden todo con medida nada con excesos jijijij
monike- VBB PLATA
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Re: .:COMPROMISO fALSO:.
miil graciiias niiña x el cap esto cada vez me gusta mas xfiis no tardes con el siiguiiente ok niiña
Dianitha- VBB PLATINO
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Re: .:COMPROMISO fALSO:.
Ke buen capitulo, muchas gracias, no tardes con el siguiente.
alma.fra- VBB DIAMANTE
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Re: .:COMPROMISO fALSO:.
que buena esta Monike me encanta siguele por faaaaaaa
jai33sire- VBB PLATINO
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Re: .:COMPROMISO fALSO:.
gracias niña por el capitulo
girl190183- VBB BRONCE
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Re: .:COMPROMISO fALSO:.
Muchas gracias por el capitulo
marimyri- VBB ORO
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Fecha de inscripción : 05/08/2008
Re: .:COMPROMISO fALSO:.
ESTA MUY INTERESANTE, GRACIAS
mats310863- VBB PLATINO
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Re: .:COMPROMISO fALSO:.
¡O Por Dios! que niños jajajaja Gracias por el Cap. Por fin jijijijiji Saludos y no tardes con mas Caps Atte: Iliana
myrithalis- VBB PLATINO
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