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EL PIRATA Y LA SIRENA... By MarySan

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Mensaje  MarySan Sáb Ene 05, 2013 3:30 pm

La piratería según wilkipedia es tan antigua como la navegación misma. ¿Saben que los piratas no sólo se iniciaron en la piratería por codicia? Pues no, algunos lo hicieron por hambre o por amor… Y otros simplemente por afición… A mí siempre me ha interesado la piratería… Mi pirata favorito fue Barba Negra… Uno de los piratas más impresionantes ya que su alta estatura con casi 1,95, ya de por si impresionaba y encima añadía su larga barba negra, bucles, trenzas, y tiras de colores. En el sombrero llevaba mechas lentas, que encendía, antes del abordaje, creando una nube de humo alrededor de su cara. Con todo este montaje, aparecer en medio del combate, con al menos 6 pistolas, rodeado de humo, impresionaba grandemente… Además, Barba Negra era el "Pirata culto” ya que no llegó a obtener éxito, por casualidad… No, él era un pirata que sabía leer y escribir. Nada habitual, en los piratas de la época. Su inteligencia lo llevó a montar toda una actuación en cada abordaje, lo que creaba auténtico pavor entre sus víctimas.
Y ¿qué me dicen de las sirenas? Son muy enigmáticas y parte de la vida y las leyendas de los mares y los piratas…
Las películas y las historias de piratas y de sirenas me encantan. Se imaginan una película con el querido Jack Sparrow y Ariel, la sirenita??? Jajajaja ¡Pues yo sí!
Y ya que me encantan las historias y las películas… Escribí una historia de piratas y sirenas muy viccobebé… Esta novela la venía pensando desde hace mucho tiempo, pero no había podido avanzarle… Quiero contribuir al foro con algunas novelillas que tengo comenzadas para ver si podemos hacer que reviva… Este foro me encanta y a los niños les hace falta... No lo dejemos morir ¿Cómo ven? Contribuyan con fotos, historias, reseñas, videos...
Yo prometo traer fotos y reseña del concierto de Myriam y estar al pendiente con las películas de Víctor y de todos los proyectos que emprendan porque ¡ya les toca! Y a nosotras también…

Bueno, pues sin más, aquí les dejo el primer capítulo…
Besos!!!

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Mensaje  MarySan Sáb Ene 05, 2013 3:32 pm

CAP. I
Tormenta

Aquellas nubes no le gustaban… No le gustaban nada… El cielo brumoso y el mar con esa aparente calma no parecían peligrosos, pero la primera gota en la frente hizo que el capitán de un solo salto llegara hasta la proa con su hermoso catalejo tallado en madera en la mano… El Corsario Negro parecía partir las expectantes olas mientras avanzaba como presumiendo su destreza en aquellos mares, pero él sabía que ese día no era igual que los demás... La lluvia comenzó a caer copiosa de pronto… Casi sin avisar… El viento llegó también repentino volándole el sombrero de cuero y tirándolo sobre cubierta…

- ¡Amarren las velas! – Gritó de pronto subiendo al mástil del vigía… - ¡Segundo! ¡Reúne a la tripulación! ¡Rápido!

- ¡Sí capitán! – Segundo obedeció a su capitán, al que todo el mundo conocía como el Casanova… Pero para él era más que eso… Era su capitán… Víctor García… El pirata más valiente y más osado de esos mares… Y sobre todo, el mejor de sus amigos… - Talan, talán, talán… - Tiró de la campana – ¡Rápido! ¡De prisa! ¡Izen las velas! – La tripulación comenzó a correr de un lado a otro amarrando y enrollando cuerdas y velas… Víctor bajó a toda prisa hasta el timón y comenzó a virar el impresionante barco que dio la vuelta airoso para tratar de librar la tormenta que ya se veía venir…

- ¡Vamos! ¡Vamos! – Decía Víctor para sí mismo… Debió haberle hecho caso a su intuición… Esa nunca le fallaba… Esa tormenta repentina ya la presentía… La había soñado… Cuando el barco dio vuelta por fin, gritó – ¡Vamos! ¡Izen velas! ¡Izen velas!

- ¡Vamos! ¡Corran! ¡No hay tiempo! ¡Negro! ¡Ayuda en proa! – Toda la gente desenrollaba y estiraba las cuerdas… Parecía que lo iban a lograr… Un poco más… Solo un poco más… Pero el mar parecía decidido a no dejar ir a su presa… La lluvia arreció y el mar pareció enfurecerse… Las olas chocaban contra el casco del magnifico barco tratando de impedir su paso…

- ¡Lo lograremos! ¡Claro que lo lograremos! – Gritó enfurecido Víctor tratando de infundir confianza y fuerza en su tripulación… Pero de pronto un escalofrío recorrió su cuerpo… El cielo comenzó a oscurecerse alarmantemente… Sintió que unas gotas de sudor le recorrían la espalda… Ese presentimiento de nuevo… Respiró profundo y trató de mantener la misma expresión decidida… Su gente dependía de él… No podía fallarles…

- ¡¿Seguimos izando velas capitán?! – Preguntó de pronto su inseparable segundo… Víctor dudó un poco pero respondió…

- Si… - Repentinamente unos muy fuertes rayos surcaron el cielo y la lluvia se convirtió en tormenta… En un instante ríos de agua corrían por la cubierta del barco… Y seguía oscureciendo… Parecía ya media noche…

- ¡Vamos! ¡Todos a estribor! – Gritó el capitán… Las olas ahora eran como gigantes enfurecidos que sin piedad levantaban al Corsario y lo azotaban contra el también violento océano… Los miembros de la tripulación se aferraban a cualquier cosa para no ser arrojados al mar en medio de gritos de alarma – ¡Aguanten! ¡Aguanten! – Decía Víctor sin soltar el timón… Pero ya no pudo seguir al mando porque una enorme ola cubrió completamente el barco y él fue azotado de manera brutal y lanzado contra la popa salvajemente… Los gritos de los tripulantes eran ya de terror… Pero de pronto, en medio de la tormenta y de las gigantescas olas que parecían querer tragarse todo lo que encontraban a su paso, decenas de seres luminosos comenzaron a asomarse por cubierta… Víctor entornó los ojos aferrado a una de las cuerdas amarradas de unos barriles de vino y vio como hermosas y sedosas cabelleras de preciosas mujeres se asomaban… Cantaban con voces dulcísimas y melodiosas y de manera compasiva estiraban sus hermosos y delgados brazos hacia los piratas que aferrados al barco se negaban a perecer… - ¡NOOOOOO! ¡No las toquen! ¡Son sirenas! – Les gritó, sabiendo perfectamente la razón por la que ellas estaban ahí… Pero la advertencia llegó demasiado tarde… Muchos marineros decidieron claudicar y se dejaron llevar por aquellos hermosos seres… Algunos más que se negaron a ir con ellas fueron arrastrados por la furia del mar… Segundo fue uno de ellos…

- ¡Capitán! ¡Capitán! ¡Nos hundimos! – Gritó su segundo de abordo tratando de agarrar una tabla que se había desprendido del barco…

- ¡Resiste Segundo! ¡Aguanta! – Entonces la cuerda de la que Víctor estaba deteniéndose se zafó junto con el barril que la sostenía al chocar el barco con unos arrecifes y clavarse en picada sin remedio alguno… Víctor se vio de pronto en medio del océano siendo lanzado de un lado a otro a merced de lo que el mar disponía… Sabía que no resistiría mucho… Entre sueños pudo ver como muchos de sus compinches flotaban ya muertos sobre aquellas salvajes olas… Y también vio como otras bellas sirenas los tomaban en brazos y se los llevaban con ellas… Se decía que existían algunas sirenas que tentaban a los marinos con sus caras hermosas y sus cuerpos esculturales y cuando estos se iban con ellas, los ahogaban cuando los arrastraban al fondo del océano, como había pasado hacía unos momentos con sus compañeros más débiles… Pero también sabía de otras que solo acechaban a los barcos en desgracia y una vez que veían a los hombres muertos también se los llevaban con ellas al fondo… A Víctor le pareció ver a varias de esas bellísimas sirenas rodeándolo… Seguro estaban esperando verlo ahogarse para poder llevárselo pensó… En esos instantes donde toda su infancia pasó por su mente en segundos y mientras trataba de salvar su vida, pensó que sería un buen final para él… Si una de esas sirenas se llevaba su cuerpo nunca se sabría lo que había pasado con él, con su barco y con su tripulación… A lo mejor se convertiría en una leyenda… “Víctor el Casanova”… Sonrió y se dejó llevar… El infierno lo esperaba de seguro… Pensó en su padre… En todo lo que sufrió enamorado de aquella mujer que le había dado la vida… ¡Maldita mujer! ¡Malditas todas las mujeres! Gracias a Dios o a Satanás que él nunca se había enamorado de ninguna… Y que había podido vengar a su padre en todas esas mujeres adineradas a quien él había tomado sin remordimientos… Y sin obligarlas… Porque todas habían ido solitas hasta su cama… Por su propia voluntad… Tampoco se podía decir que él las hubiera engañado porque nunca les había prometido nada... Y era inmune a ellas… Ninguna lágrima lo había doblegado… Ningún ruego o ninguna súplica lo había debilitado… Él solo buscaba su propia diversión y sabía que ellas disfrutaban con él, porque a pesar de todo siempre accedían cuando él las buscaba… Pero parecía que todo eso había llegado a su final… Había tenido una buena vida… Cerró los ojos y esperó la muerte…

Myriam iba detrás del grupo… Sabía cual era su misión y no se preocupó mucho… Le gustaba estar así como estaba… Siempre había tenido miedo a esos marinos… Por eso prefería llevárselos cuando ya estaban muertos, porque verlos morir tampoco le gustaba… Lo que en realidad le gustaba era la idea de ayudar a sus almas a pasar “del otro lado”… Ella siempre era la última del grupo y ese día no era la excepción… La tormenta se había llevado los cuerpos en muchas direcciones… Sus hermanas se habían llevado ya a la mayoría de los hombres… Myriam se asomó y creyó que esta vez no le tocaría llevarse a ninguno… Del barco no se veía rastro alguno, si no hubiera sido porque algunas cosas flotaban por ahí, nadie se habría imaginado que un barco había estado ahí hacía algunos minutos… Entre las cosas que flotaban Myriam vio una cosa alargada que llamó su atención… Cuando llegó a ella la tomó y sintió su suavidad, parecía un trozo del mástil del barco, pero al revisarlo se dio cuenta que no… Era del mismo material, pero definitivamente no era parte del barco… Le gustó tanto que se lo llevó para ponerlo entre todas esas cosas que tenía escondidas en su “lugar secreto”… De pronto, algo llamó su atención… Atorado en un gran madero del barco flotaba un cuerpo… Myriam se acercó sigilosamente y lo examinó… Ese marino era diferente a los otros que había visto porque no tenía la cara de muerte de todos los demás… Cuando estuvo junto a él creyó ver que se movía… Pero no podía ser porque ya llevaba muchas horas naufragando… Cuando lo tomó por el cuello sintió una repentina calidez en el brazo… ¡Estaba respirando!

Myriam sabía lo que tenia que hacer, dejarlo a su suerte y esperar a que el mar decidiera, si estaba en la naturaleza dejarlo vivir, así seria; sin embargo ella tendría que aguardar hasta que el último respiro llegara y luego tenía que llevárselo de todos modos. Ella acostumbraba a obedecer, a seguir las normas, a ser la sirena perfecta que cumple con todo los deberes de una sirena ejemplar… Porque además, Myriam amaba ser lo que era, tener ese perfecto deber de llevar a los marineros al otro mundo. Adoraba disfrutar del sabor del mar y de la libertad que le ofrecía el imponente océano.

Pero ahí estaba, sosteniendo a este naufrago entre sus brazos. El sentimiento que la movía, iba más allá de la razón… No sabía que extraña fuerza la hacía voltear y mirarlo… Tenía una cara bonita… Y una muy bonita boca… Pero no era esa la razón por la que no se lo llevaba al fondo, o sea, ella sabía que no debería estar llevándolo quien sabe a donde, como lo estaba haciendo, pero el simple olor de su cuerpo parecía guiarla… Por alguna extraña razón ella quería que ese marinero se salvara, era un impulso incontrolable. Trato de justificar ese acto pensando que ella no era la clase de sirenas que ayudaban a los náufragos a morir… Que su misión era llevarse a los muertos, no a los vivos… Mientras pensaba en qué hacer, nadaba a toda velocidad arrastrando al hombre consigo manteniendo su cabeza fuera del mar… Iba tan rápido que ni cuenta se dio que se acercaba a tierra… Estaba muy cerca y no podía parar… ¿Qué haría? ¡Ella no podía ahogarlo! ¡No podía! Y sería tan fácil hacerlo… Porque aquel hombre, indefenso en sus brazos ni siquiera se defendería… No lucharía por salvar su vida porque ya estaba desmayado… Casi sin darse cuenta llegó hasta la orilla de la playa… Una ola los arrastró por la arena… Myriam nunca antes había estado en tierra firme, así que temblando de temor y con una curiosa emoción empujó al hombre tan fuerte, que este rodó por la playa casi hasta donde el agua no lo alcanzaba y ella se arrastró tras él… Quería verlo por última vez antes de irse… Jalándolo del brazo lo puso boca arriba y se acercó para comprobar que siguiera respirando… Definitivamente tenía una cara muy bonita, pensó cuando sacudió sus mejillas de la arena que tenia pegada en todo el rostro… Acercó su propio rostro para percibir si respiraba y volvió a sentir aquella calidez que a ella misma le producía una extraña sensación de bienestar… Seguía vivo… De pronto una ola los alcanzó y tras ella otra… Las gotas de agua parecían acariciar aquel abdomen masculino que apenas era cubierto por su ropa rasgada y ella se quedo contemplándolo y en un impulso lo acarició, era muy suave… Su respiración se agitó… Jamás ningún otro hombre le había provocado eso y retiró la mano inmediatamente… Sintió un revoloteo en el estómago cuando Víctor entreabrió los ojos… Pestañeaba para tratar de aclarar su vista y ella en lugar de huir se quedó estática… Quería que él supiera de ella… Quería que la mirara como ella lo estaba mirando a él en ese instante… Pero al mismo tiempo la razón y el deber regresaron a ella ¿Qué diablos estaba haciendo? ¡Esto estaba prohibido! Nunca una sirena había salvado a un humano de ser devorado por el mar.

En ese momento Víctor abrió los ojos completamente… ¿Acaso estaba soñando? Sonrió… ¿Una sirena se lo había llevado como pensó?… Lo que sí era cierto era que había estado en brazos de una mujer… Porque él la había olido mucho rato… ¡Qué aroma! Y luego ella lo había acariciado y el se había vuelto loco de deseo por ella… Cerró de nuevo los ojos… Pero, estaba muerto ¿o no? Y ya no podía precisar si estaba en el infierno o en el cielo… Y entre que recuperaba el aliento y la cordura, volvió a abrir los ojos y pudo vislumbrar aquel cabello rojizo y sedoso hundiéndose en el agua… Por unos segundos sus miradas se cruzaron… Y él sintió como la mirada de esa mujer se clavaba en su mente… Sintió ese pinchazo en el pecho que tantas veces oyó a otros hombres decir que habían sentido por una mujer… ¡No! ¡Porque él estaba muerto! Otra ola que llegó hasta donde estaba lo hizo darse cuenta que en realidad no estaba muerto…Pero, ya no pudo más e Inmediatamente después de eso cerro de nuevo los ojos… Su cuerpo había cedido por completo al cansancio por sobrevivir ante aquella espantosa tormenta.

Mientras tanto, Myriam regresaba a toda velocidad hacia los suyos… ¿Qué había hecho? Los remordimientos la acosaban… Había cometido una falta muy grave… ¿Porqué no había cumplido con su deber? ¿Qué extraña fuerza la había llevado a salvar a ese hombre? Sonrió… Algo en su pecho se hinchó de gustó… Aquel extraño marinero que la había fascinado estaba bien… Y alomejor algún día podría volver a verlo por aquellos mares… Miró el extraño instrumento que había encontrado y lo apretó contra su pecho… Algo le decía que era de él… Ni cuenta se dio que Margot, la sirena que siempre le había causado problemas la miraba llegar desde lejos entrecerrando los ojos...

Continuara…
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Mensaje  mariateressina Sáb Ene 05, 2013 5:42 pm

Worale esta genial el capitulo graxias x postear novelita nueva se mira muy buena Myriam de sirenita y el Niño Victor de pirata oooohhh geial mancuerna...


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Mensaje  Eva Robles Sáb Ene 05, 2013 7:36 pm

Gracias por la nueva novela se lee muuuuuuuy interesa
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Mensaje  Fabii Sáb Ene 05, 2013 7:42 pm

Hay esa margot ya esta poniendome los pelos de punta! jajaja y todavia no hace nada! hahahaahah

gracias Mary!!
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Mensaje  Sofia_GMVM Dom Ene 06, 2013 12:08 pm

Me gusta!!! siguele

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Mensaje  MarySan Dom Ene 06, 2013 1:07 pm

CAP II
Casanova


- ¡Es increíble que las sirenas no se lo llevaran!

- Yo podría haber jurado que él fue el primero en fallecer - Decía otro de los pocos marineros que alcanzaron a subirse al único bote que había en el barco y que susurraban creyendo que el capitán Víctor García seguía inconsciente en aquella cama…

- Y dicen que vieron cuando una sirena se lo llevaba ¿qué habrá pasado? – Les afirmó un tercer marino muy seguro de lo que decía…

– ¡Se necesita mucho más para que una sirena me lleve! - Dijo Víctor abriendo los ojos de pronto en esa habitación atestada de enfermos en el hospital de la región – ¡¿Por qué no estas consiguiendo tripulación?! – Víctor podría estar casi agonizando pero siempre prefería estar en alta mar que perdiendo el tiempo en aquel hospital.

- Capitán con todo respeto pero… es que… para tener tripulación se necesita un barco - Víctor sonrió, de esa manera en la que solo él solía hacerlo… Era esa sonrisa la que le había puesto el apodo de “Casanova” porque cualquier mujer sucumbía ante ella

–Muy bien - Dijo mientras se incorporaba - Iré a conseguirte un barco… Tú encárgate de la tripulación - Los marineros estaban titubeando ante lo que decía su capitán, pensaban que se había deschavetado durante la tormenta… Y después de todo estaba bastante lastimado como para poder levantarse a conseguir un barco… En esas circunstancias, cualquier hombre caería en seguida – ¡Es una orden! - Replico Víctor

–Sí mi capitán – Víctor se quedó mirando a los hombres irse, se recostó y se sintió muy triste de pronto… Porque no solo había perdido a su barco… Había perdido más que una simple tripulación… Cuando alguien se embarca por tanto tiempo, esos hombres se vuelven cómplices, casi hermanos… Por lo menos eso había sido Segundo para él… Y ahora ni siquiera tenía un cuerpo para enterrar y para venerar porque aquellas malditas sirenas se lo habían llevado… No tenía ni tripulación, ni amigo, ni barco… Por suerte se encontraba en la Isla Armadera… Así la llamaban porque era catalogada como la mejor en la región en cuanto a barcos se refería. Ahí se armaban y se vendían los mejores barcos de aquellas regiones… Y Víctor conseguiría el mejor… La sonrisa le regreso al rostro… Ahí estaba, imponente y completamente fuerte, justo como los barcos que él solía navegar. Víctor tenía la habilidad de conseguir todo lo que se proponía, ya fuera oro, barcos o incluso mujeres….Y así, mas tardó en salir del hospital que en encontrar el mejor barco construido hasta entonces… Y más tardó en subir al barco, que en conseguir que este soltara amarras… Y así, en un solo parpadeo ya tenía al nuevo Corsario… Recargado en el mástil del nuevo terror de los mares, encendió un habano y pensó que algo le faltaba… Ya tenía oro, tenia bastante ron para festejar que seguía vivo… ¿Qué le faltaba entonces?… ¡Claro! Mujeres que le alegraran la tarde… Por lo menos tenía que conseguir una en ese día.

Bajó de la embarcación con su sombrero de ala ancha, una botella de ron en las manos y entró en la primera cantina buscando satisfacer sus ansias. Quería sentirse de nuevo en la jugada… No quería dejar que aquel desafortunado momento se apoderara de sus pensamientos… Y ahí estaba la mujer perfecta para él, aquella que se acomodaba a sus gustos… Era rubia y despampanante, así que decidido se acercó a ella con una sonrisa socarrona en los labios… pero no pudo dar el siguiente paso…. Se quedo frío ante la imagen que de repente vino a su mente, la de aquella mujer de mirada clara y profunda… La de aquel cabello rojo brillante que se perdió en el mar el día de la tormenta… Respiró hondo y sintiéndose de pronto muy débil se acercó a una mesa para poder detenerse y no caerse…

-¡Capitán! ¿Se siente bien? ¿Capitán? – Un muchacho de unos 12 años se acercó a él y le ofreció una silla… Enfurecido por su propia debilidad Víctor le dio un sorbo al ron que llevaba en las manos y…

- ¡No necesito sentarme! ¡No soy ningún debilucho! – El muchacho se echó hacia atrás asustado y Víctor le puso una mano en el hombro – Gracias muchacho – El chico sonrió con admiración…

- ¿Le traigo unas copas capitán? – Le dijo percibiendo que Víctor no dejaba de ver a la rubia…

- Buena idea muchacho – Le dijo dándole unas monedas y el chico sonriente se fue por las copas, regresando enseguida con ellas; las puso en la mesa y se retiró prudente… Víctor se acercó entonces a la mujer y – Y ¿tu? ¿Quieres tomarte un trago conmigo? – Le dijo sonriéndole de aquella manera que encantaba…

- Si quiero… - Le dijo ella insinuante… Entonces el Casanova no perdió tiempo… Sirvió un par de copas y le recorrió la silla a la mujer para que se sentara… Esos detalles “caballerescos” era otro de los rasgos que hacían a ese pirata fascinar a las mujeres… Fue bastante sencillo lograr que esa mujer de la vida alegre accediera a complacerlo… Y sin paga alguna… El nunca había pagado por estar con una mujer... Pero aquella vez había sido diferente… Acostarse con una mujer como esa siempre hacía a Víctor salir renovado y con ganas de hacer muchas cosas, sin embargo esa vez no sucedió así… La mujer yacía desnuda y completamente satisfecha sobre la cama mirándolo con adoración pero Víctor lo único que quería era salir rápido de ahí… Había saciado sus ganas pero se sentía vacío… No quería seguir en aquel lugar…

- Me voy – Dijo de pronto saltando de la cama importándole poco su desnudez y comenzó a buscar su ropa…

- ¿Ya? Pero… ¿No te quedarás a dormir? – Le dijo ella insinuante descubriéndose completamente e intentando tentarlo…

- No… - Casi acababa de vestirse…

- Pero… No te puedes ir… Quédate por favor – Su cara de súplica lo asqueó… Ni siquiera volteó a verla…

- No puedo… - Dijo parco… Y sin voltear atrás salió de la habitación con prisa… Mientras caminaba por la callejuela pensaba que el error había estado en la clase de mujer que se había buscado… Esa mujer era una prostituta… Lo que necesitaba para sacarse la imagen de aquella preciosa mujer del mar era una mujer fina… Y eso fue lo que hizo… Los siguientes días se la pasó de mujer en mujer… Pero ninguna le satisfacía… Primero buscó una fina… Luego una blanca como la leche, después una que oliera a flores, luego una con el cabello largo y sedoso… Esa noche salía francamente harto de aquella mujercita adinerada que no hacía otra cosa que llorar porque Víctor solo estuvo con ella el tiempo suficiente para quitarse las ganas… Ni un minuto más… Estaba harto… Y al mismo tiempo estaba ansioso ¿Que diablos iba a hacer para sacarse a esa mujer de la cabeza? Que por otro lado tampoco sabía quien diantres era… Ni siquiera se había dado el tiempo de pensar en ella… Porque varias veces le había pasado por la mente que era una sirena, pero inmediatamente había descartado la idea… Primero porque las sirenas no llegaban hasta tierra firme y segundo porque una sirena lo hubiera encontrado inconsciente y se lo habría llevado al fondo del mar…

Víctor caminaba por el fuerte de ese primer puerto donde atracaba con su nuevo barco… La gente lo miraba con curiosidad, al parecer la noticia del nuevo imponente barco y las historias acerca de que su tripulación había naufragado y perecido, así como de que el Casanova había logrado enamorar también a un grupo de sirenas y que por esa razón no había perecido circulaban ya en todas las islas de la región…

- ¡Míralo! Ahí va… Es el Casanova – Escuchó a un grupo de jovencitas parlotear mirándolo francamente encantadas…

- Sí… ¡Es tan guapo! ¿Supiste lo que dicen de él? Que no solo tiene mujeres en cada puerto, sino que ahora también tiene amores con sirenas… Que por eso pasa tanto tiempo en altamar…

- ¡Ay! Ojalá yo fuera una sirena… Como me gustaría que me volteara a ver a mí ¿Crees que si me tiro al mar piense que soy una sirena y me haga su mujer?

- Si lo hace yo me tiraré detrás de ti

- ¡Y yo te sigo!

Víctor sonrió… Eran muy jóvenes para él… Tendría que esperar a que crecieran y tuvieran esas formas que a él le gustaban… De repente, a unos metros, cruzando una callejuela algo llamó su atención… La silueta de una mujer contoneando su cadera, pero sobre todo su pelirroja melena moviéndose con el viento se dirigía de camino al mercado del puerto… Víctor no lo podía creer ¡Era ella! La mujer que lo había estado obsesionando desde aquel día… Tenia que serlo… Mientras caminaba hacia ella, reflexionaba por primera vez en porqué esa mujer estuvo ese día en esa playa lejana y porqué se fue… Como si fuera un sueño, recordó haberse sentido en sus brazos dentro del mar... Recordó su aroma… Pero seguramente era un sueño… Porque ninguna mujer podría haber estado en altamar con esa tormenta… Ya casi la alcanzaba y su corazón comenzó a latir con fuerza… Para él sería fácil enamorarla… Y tenia que ser así… Esa era la mejor manera de sacarse a una mujer de la cabeza, teniéndola, llevándosela a la cama… Cuando la alcanzó, sin reparos la tomó del brazo y ese fue el primer indicio de que esa no era la mujer que esperaba… Cuando la mujer volteó y posó su mirada en Víctor, este tuvo la certeza de que no era ella… Además de que esta tenía los brazos mucho más gruesos que la mujer que lo había encantado, al mirar su cara se percató de que sus ojos no eran aquellos que había esperado… Estos carecían del brillo intenso que lo embrujaron, no eran ni sensuales, ni ingenuos… Su cara estaba llena de pecas... Definitivamente no era ella…

- ¡Casanova! – Le dijo la mujer sonriéndole abiertamente, muy sorprendida al reconocerlo….

- Perdón señorita… Pensé que era otra persona… - Le dijo soltándola y dando un paso hacia atrás…

- ¡Ah! – Contestó con desilusión… Era evidente que habría estado encantada de involucrarse con él, lástima que no era la otra - ¿Está usted bien? Escuché que había naufragado…

- Mentiras todas… - Le dijo alejándose sin querer tener contacto con ella… Ya había hecho suficientes pruebas para darse cuenta que otras mujeres no le quitarían esa obsesión por la pelirroja… Sólo había dos soluciones para eso… Encontrarla y hacerla su mujer… O dejar que el tiempo se encargara… Y como no tenía pistas de quien podría ser esa mujer ni donde encontrarla, se embarcaría lo antes posible… El era un marino y su lugar estaba en altamar, no perdiendo el tiempo buscando pelirrojas escurridizas…

Myriam sentada en una roca, miraba embelezada el aparatejo que había encontrado el día del naufragio… No sabía porqué le recordaba tanto a aquel marino de cara hermosa… Durante todos los días que habían pasado desde el naufragio había estado acercándose a todos los barcos y hasta a la playa donde lo había dejado con la esperanza de volver a verlo… Pero inmediatamente se dio una cachetada ella misma ¿para qué quería verlo de nuevo? Pues para saber si había sobrevivido, se justificó a sí misma… Para saber si había valido la pena todo lo que se arriesgó al salvarlo… Era solo por eso ¿verdad Myriam? Porque las sirenas nada tenían que ver con los hombres… Solo quería verlo una vez más y cerciorarse… Solo eso…

Continuará…
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Mensaje  Eva Robles Dom Ene 06, 2013 8:36 pm

Gracias por el capitulo esta muy buena sigele por favor

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Mensaje  Dianitha Mar Ene 08, 2013 6:42 pm

MIL GRACIAS POR LA NOVELITA NIÑA ME ENCANTA ESTO DE LOS PIRATAS Y LAS SIRENAS XFA NO TARDES CON EL SIGUIENTE CAP EL PIRATA Y LA SIRENA... By MarySan 196 EL PIRATA Y LA SIRENA... By MarySan 196
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Mensaje  ryaneth Miér Ene 09, 2013 1:22 am

Maryyyy que padre que escribiste otra novela,me encanta esta muy buena espero el siguiente capitulo no tardes,te mando una abrazo......(Ha ya me acorde de mi contraseña Very Happy )
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Mensaje  MarySan Miér Ene 09, 2013 9:04 am

CAP III
La pesca

Por fin en altamar… Era una bendición volver a sentir la brisa salpicada de agua de mar en el rostro… Navegar era su vida… Víctor iba parado en la proa de su nuevo Corsario Negro que imponente y orgulloso surcaba los mares… Volteó a ver la bandera pirata que hondeaba en el mástil del barco… Dio otra fumada a su habano y expulsó el humo por la boca… Estaba satisfecho… Su nueva tripulación había ido con él feliz de la vida… Estaban entusiasmados por esa nueva aventura que iba a resultar tan venturosa como todas las demás… Suspiró hondo y sus pensamientos volvieron a esa mujer que lo había estado obsesionando desde aquel infortunado día de la tormenta… Hizo una mueca… Tenía que sacársela de la cabeza de una buena vez…

- ¡Capitán! ¡He terminado de lavar la cubierta! ¿Qué más debo hacer mi capitán? – Le dijo entusiasmado el muchacho cuadrándose y poniéndose una mano sobre la cabeza en señal de respeto… Víctor sonrió… Era el mismo que aquel día le había acercado la silla cuando había ido a comprar el barco y pasó por una cantina a buscar una mujer… Al salir del lugar, el muchacho había dicho que quería formar parte de la tripulación que buscaba para su barco… Al principio Víctor se negó, pero el chico había insistido y casi suplicado… Recordó que Víctor se había negado porque era apenas un chamaco…

-Ya te dije que no llevo niños en mi barco… - Le dijo dándose la vuelta y dando por concluida la charla…

- No soy un niño capitán… Ya soy un hombre… - Le dijo orgulloso… Poniéndosele enfrente para que no se fuera y e captara su propuesta

- ¿Y que sabes tu de barcos? ¿Sabe tu madre que estás buscando ser un pirata? – Le preguntó retándolo…

- Capitán… No sé nada de barcos… Nunca he estado en uno… Pero puedo aprender y quisiera hacerlo con el mejor… Y mi madre no dirá nada capitán, porque no sé quien es ella… No tengo familia, así que nadie se preocupará por mí… Además, yo le puedo ser de mucha utilidad… Porque… Porque… Soy muy trabajador y responsable… Puede confiar en mí para lo que usted ordene – Parecía más una súplica que una petición de trabajo… Se veía casi desesperado… Víctor sintió un nudo en el estómago… No era inmune al sufrimiento de los demás… Porque él mismo había tenido una historia difícil… ¿Así que el muchacho, igual que él, no tenía una madre que lo cuidara? ¡Claro! Seguramente era hijo de otra de esas malditas mujeres sin alma…

- ¡Maldito muchacho! – Le espetó el hombre gordo y viejo dueño de la cantina cuando salía del lugarsucho que tenía por negocio, al enclenque joven… - ¿No puedes hacer nada bien? ¿Por qué estás aquí molestando a los clientes en lugar de estar limpiando los retretes como te ordené? ¡No te voy a pagar hoy para que aprendas! – Y con fuerza le dio un empellón que hizo que el muchacho cayera en un rincón de la calle…

- Disculpe capitán – Le dijo volteando hacia él y luego volteó otra vez hacia el chico…

- ¡Quiero esos retretes limpios en 1 hora! ¡Y mas vale que obedezcas si no quieres que te de unos azotes! Los quiero brillantes ¿me oíste? – El muchacho asintió – ¡¿Me oíste?! ¡¿O te comiste la maldita lengua?!

- Si señor – Le respondió el chico – Digo, no señor… - El hombre se metió entonces a la cantina nuevamente con una sonrisa de burla en los labios… Entonces Víctor comprendió la desesperación de aquel infortunado muchacho y tomó una decisión… Se acercó a él y lo tomó del brazo levantándolo del piso…

- Tienes que estar listo mañana al alba para zarpar en el puerto… El trabajo de un marino es difícil… Y el de un pirata es aun más… Tendrás que empezar de abajo… Pero si te esfuerzas podrás ser un gran pirata - El muchacho se levantó tambaleándose

- ¡Si capitán! ¡Gracias mi capitán! – Le decía casi brincando del gusto…

- No agradezcas todavía, que no sabes en lo que te estás metiendo… Te espero con tus cosas mañana… - Aun recordaba como había llegado solo con unas cuantas pertenencias en una bolsa… Él mismo le había comprado algunas cosas más en el mercado, incluyendo el desayuno, que sospechaba era el único alimento que había probado en mucho tiempo, y le había asignado una cama en un pequeño camarote que había junto al suyo… El muchacho estaba extasiado… Y había comenzado con entusiasmo a trabajar… Parecía que nunca había tenido un lugar propio… Víctor lo miraba sonriente… El muchacho esperaba su siguiente orden…Le recordaba mucho a sí mismo a esa edad -. Ve con los muchachos para que aprendas a pescar… Cuando crezcas un poco nos ayudarás con las redes… Aquí nos alimentamos de pescado muchacho…

- Sí mi capitán… A mi me encanta el pescado mi capitán… Yo comeré lo que usted me diga mi capitán… - Le decía tratando de alegrarlo y alejándose al mismo tiempo al lugar donde los marineros preparaban la red… Aquel chico le agradaba mucho… Y estaba muy agradecido con él por haberlo sacado de aquella taberna…

- ¡Ya ya! ¡Ve de una vez! – El muchacho corrió hacia cubierta… Los tripulantes lo habían recibido muy bien y él parecía estarse adaptando muy rápido a la gente…

Como todas las veces que podía, Myriam se asomaba en superficie a ver si veía algún barco… Y como todos los días traía en las manos el aparato ese que tanto le gustaba… Estaba orgullosa de sí misma porque había descubierto para que servia… Si se lo ponía en un ojo, se acercaba o se alejaba de las cosas en un instante… Era seguramente la mejor cosa que los hombres hubieran inventado… Era un aparato impresionante… En ese momento estaba jugando a acercarse a una gaviota sin ser vista… Trataba de tomarla con su mano… Luego, nadó en círculo jugando y soñando con acostarse sobre las nubes que se veían muy suaves… Pero de pronto en una de sus alocadas vueltas vio un barco… Agudizó la mirada y vio que era negro pero muy chiquito… Estiró la mano y no logró agarrarlo, así que volteó el aparato para verlo desde el otro extremo pero con el otro lado ya no veía nada… Solo logró alejarse… Como autómata comenzó a nadar hacia aquella oscura embarcación… Le recordaba a la del hombre de cara bonita… Algo en su cabeza le decía que no lo hiciera, que no fuera a buscar lo que no se le había perdido pero no podía impedir que su aleta siguiera nadando hacia él… Respirando con dificultad volvió a ponerse el aparato en el ojo… Con él se acercó mucho más y pudo divisar mejor… Veía personas yendo y viniendo sobre el barco… El corazón comenzó a latir alocado al mismo tiempo que nadaba a toda prisa hacia él…Cuando ya estaba muy cerca volvió a ponerse el aparto en el ojo… Y entonces lo vio… Parado sobre la punta del barco aquel hombre sacaba humo por la boca mientras sostenía algo en los labios ¡Era él! El hombre de cara bonita que ella había salvado… Myriam recibió tal impacto al verlo que se hundió de la sorpresa cuando con el aparato lo focalizó… Cuando salió de nuevo a la superficie iba agradeciendo a Dios poder verlo otra vez… Sin precaución alguna se acercó al barco… Tenía que verlo de cerca con sus propios ojos, ya no con el aparato… Varias veces rodeó el barco tratando de obtener un mejor ángulo para verlo de cerca sin ser vista… Pero en la tercera vuelta, cuando se quedó estática agarrada de una saliente de la embarcación algo le cayó encima y la hundió… Ella trató de hundirse hacia un lugar más profundo pero no pudo porque algo se le enredó en el cabello… Como pudo se zafó y trató de escapar a toda prisa hacia un lado, pero chocó con otra cosa… Su aleta se enredó en ella y quedó aprisionada… De repente se dio cuenta que un montón de peces caían sobre ella… Y peor aun... ¡¡¡Se dio cuenta que era sacada del mar!!! Los latidos alocados de su corazón y la desesperación se apoderaron de ella… No podía ni moverse porque estaba rodeada de montones de peces que abrían y cerraban la boca tratando de respirar y evitar su muerte, mientras ella luchaba para zafarse… ¡Dios mío! ¿Qué iba a hacer? Voces de hombres la asustaron aun más y las lágrimas empezaron a rodar por sus mejillas con desesperación…

- ¡Agarramos a un pez grande! – Gritó un hombre de repente…

- ¡Parece un tiburón o una ballena! ¡Negro! ¡Está muy pesado! ¡Échanos una mano! – Gritaba otro

- ¡La cara que va a poner el capitán cuando lo sepa! Esta noche nos daremos un banquete… - Myriam estaba asustada ¿Se la iban a comer? No sabía que los hombres comieran sirenas… Bueno… Aunque comían pescados… Quizá tenía merecido que se la comieran… Era la única sirena lo suficientemente tonta como para dejar que la atraparan como a un tonto pez… Con el corazón en la boca sintió el golpe al caer sobre cubierta y quedar al desnudo frente a todos aquellos hombres que la miraron sin poder creerlo…

- ¡Dios mío! ¡Es una sirena! – Gritó el más grande… Myriam se abrazó a sí misma y cerró los ojos… No sabía lo que le esperaba… Estaba totalmente vulnerable al estar fuera del agua… Sabía que su momento de morir había llegado… Rezando pidió a Dios que no le doliera…

Continuará…
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Mensaje  Eva Robles Miér Ene 09, 2013 2:21 pm

Mil gracias por el cap espero que no le pase nada malo a Myriam y que no se,la quieran comer

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Mensaje  nayelive Miér Ene 09, 2013 4:45 pm

wooo ya me pique con esta nove siguel plis study study study study
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Mensaje  MarySan Jue Ene 10, 2013 9:07 am

CAP IV
Una sirena en cautiverio

Myriam seguía con los ojos fuertemente cerrados esperando lo peor… No quería abrirlos y enfrentarse con la mirada de todos aquellos marinos… Se preguntó si también el hombre de cara bonita iría a verla... No quería… Sobre todo ahora que la que estaba en situación vulnerable era ella… Ella lo único que había deseado era verlo una vez más… Y ahora le pasaba esto… Recordó entonces las palabras que siempre les dirigían las demás sirenas: Que para lo único que una sirena debería tener contacto con los hombres era para ayudarlos a cruzar la línea… Para nada más…

- ¿Qué hacemos con ella? ¿La regresamos al mar? – Dijo un marino de pronto y la esperanza de Myriam tuvo una pequeña luz…

- No sé… Quizá deberíamos preguntarle al capitán… - Dijo otro

- Yo digo que la regresemos… O que nos deshagamos de ella – Dijo uno temeroso – ¿Qué tal si vienen por ella? Las otras sirenas quiero decir ¿Qué tal si nos quieren llevar con ellas? Dicen que las sirenas se llevan a los marinos al fondo del mar y los ahogan…

- ¡No! – Dijo de pronto el que todos conocían como “El Negro”… - En Santa Lucía están ofreciendo una fortuna al marino que les lleve una sirena viva… - La miraba con admiración, a leguas se notaba que apreciaba su belleza… Y por lo visto también la consideraba un tesoro valioso… - Es una buena oportunidad para conseguir un buen dinero… ¡Vamos a entregarla!

- Tenemos que preguntarle al capitán – Dijo serio el muchacho recién llegado

- Yo digo que no le digamos… De todos modos el capitán no busca sirenas… Mejor la entregamos y le damos su parte… Él está ocupado planeando como obtener botines más grandes ¿para qué darle más trabajo? ¿qué dicen? ¿la escondemos en las barracas y en cuanto lleguemos a Santa Lucía la entregamos?

- ¿Y si nos metemos en un lío? ¿Qué tal si se nos muere y las otras sirenas la vienen a buscar? ¿o que tal si ya saben que la tenemos y nos atacan por la noche?

- ¡No hombre! ¿Qué no sabes nada de sirenas? Ella solo se acercan a los naufragios…

- ¿Y entonces qué hacía ésta tan cerca? – Eso mismo me pregunto yo, pensaba Myriam muy asustada…

- No lo sé… Pero es una suerte para nosotros – Dijo el hombre sobándose las manos entusiasmado - ¡Martín! busca el barril ese donde guardamos agua cuando vamos a viajes largos… La llenaremos de agua de mar… Tenemos que mantenerla mojada para tenerla viva… Como si fuera un pez…

- ¿Y que le vamos a dar de comer mientras llegamos? No sabemos que comen las sirenas…

- Le daremos lo que nosotros comemos… Pescado… Si no quiere pues ni modo… - Myriam seguía con los ojos cerrados pensando que eso era mucho peor de lo que había pensado… Pasó mucho tiempo hasta que sintió que se acercaban a ella… Cerró los ojos más fuerte y se enroscó en el piso sin dejar de abrazarse… No quería que la tocaran y afortunadamente no lo hicieron directamente porque la cubrieron con una manta, con un movimiento la empujaron al centro y la transportaron en la misma manta… Las lágrimas no dejaban de salir… Sentía mucho frío y mucho miedo… Unos minutos más tarde la arrojaron en algo que estaba lleno de agua… Fue tan sorpresiva la caída que al tratar de salir y de acomodarse en ese lugar tan pequeño, terminó toda arañada y con moretones… El lugar donde la habían metido era muy frío y oscuro… Y olía a rayos… Myriam estaba aterrorizada… Pensaba que se lo tenía merecido ¿cómo se le había ocurrido acercarse de esa manera a ese horrible barco? ¡Y sola!

En cubierta todos cuchicheaban sobre el botín que tenían en los galerones... Nadie le había dicho al capitán sobre “eso” que todos sabían… El muchacho que Víctor había recogido estaba en un rincón de la cubierta debatiéndose entre decirle a su capitán y seguir guardando el secreto… Pensó que no podía traicionar a su capitán… Pero si decía quedaría como “el soplón” del grupo… Se mordía las uñas mientras decidía como actuar…

- ¿Pasa algo? – La voz del capitán lo sorprendió… - Muchacho… Nunca te he preguntado ni tu nombre ¿Cómo es que te llamas? – El muchacho se puso de pié inmediatamente…

- José capitán…

- ¡José! No tienes cara de José… A mi me parece que eres como un ratón… De esos escurridizos y raros… Pero más grande… Más bien… Como un tejón… - Se quedó pensando un momento y… - Juan… Ese nombre no tiene mucha personalidad porque muchos lo llevan… Y aquí todos llevamos apodos… Así que te llamarás tejón ¿te gusta?

- Sí mi capitán… Como usted diga mi capitán – Le dijo cuadrándose…

- Ya, ya… No seas tan formal… Todas esas ceremonias no son necesarias ¿qué hacías ahí sentado tan pensativo?

- Es que… Bueno… Es que yo estaba pensando que… - El chico no se atrevía a hablar… Aun no sabía si decirle o no…

- ¿Qué pasa? – Le preguntó ya francamente intrigado…

- Es que necesito un consejo mi capitán ¿Usted me puede ayudar con eso? – A Víctor le hizo gracia y le pareció aun más raro que el muchacho le estuviera pidiendo un consejo ¿Qué pretendería?

- Pues si puedo dártelo, te lo daré ¿Qué pasa? – Le dijo llevándolo hacia un extremo del barco donde no eran vistos…

- Es que… Si usted tuviera que guardar un secreto, porque así lo decidieron sus compañeros… Pero ese secreto lo hiciera sentir que está traicionando a alguien a quien usted le debe casi la vida ¿qué haría? ¿le mentiría a esa persona? ¿o le diría la verdad? – El muchacho era transparente… Víctor lo comprendió en seguida…

- Si confías en esa persona… Si crees que puedes decirle la verdad sin traicionar al grupo se lo diría… - Lo miró un momento y le preguntó - ¿Qué pasa? ¿Tienes algo que decirme?

- Sí mi capitán… - Le dijo entonces el asustado muchacho…

- Dime ¿qué pasa? – Algo pasaba con su tripulación… Víctor se alarmó un poco… - ¿Acaso la tripulación está pensando en amotinarse? ¿Se quieren rebelar por algo?

- ¡No! ¡No mi capitán! No es eso… Es otra cosa…

- ¿Y qué es entonces? ¿Qué pasa?

- Es sobre algo que pasó hoy en la pesca… - Víctor sonrió… Seguro era algo sin importancia y el muchacho estaba haciendo una tormenta en un vaso de agua…

- ¿Qué pasó? – Le preguntó ya más tranquilo…

- Es que… En la mañana, durante la pesca… Cuando levantaron la red… pescaron más que solo peces… - Víctor frunció el ceño… No estaba entendiendo…

- No entiendo ¿qué encontraron?

- Es que… En la red… Cuando la bajaron y echaron los pescados en la cubierta… También venía una… Sirena… - Víctor creyó haber oído mal… Algo lo estremeció... No entendía… ¿Una sirena?

- ¿Cómo? ¿Qué estás diciendo?

- Sí mi capitán… Atrapamos una sirena… - Víctor pestañeó… Algo lo remontó al día del naufragio… Respiró con dificultad - Una muy bonita… Pobrecita… Cuando la pusieron en la manta y la echaron al barril con el agua me pareció que lloraba… Es una sirena pelirroja… - Siguió diciendo el chico… Víctor tembló… ¿Una sirena pelirroja?

- ¿Qué hicieron con ella? ¿Cómo que la echaron a un barril con agua? – El tejón asintió…

- Sí mi capitán… El negro dijo que debíamos atraparla y entregarla en la isla de Santa… Santa… - Juan se rascaba la cabeza tratando de recordar…

- ¿Santa Lucía?

- Sí esa… Dijo que ahí daban una recompensa por sirenas… Que la entregaríamos y nos repartiríamos el botín… Que no le dijéramos a usted… Que mejor la lleváramos y ya luego le diéramos su parte… Pero a mi me parece que usted debe saberlo mi capitán… A mi me da pena esa sirena… Está muy bonita… Y me parece que la lastimaron cuando la aventaron al barril ese…

- ¿Dónde está? ¿Dónde la pusieron? – Preguntó Víctor casi desesperado…

- Capitán… Sabrán que yo le dije… - Dijo nervioso el chico…

- Te prometo que no… Fingiré que yo lo descubrí… ¿Dónde está?

- En la galera grande… Donde me dijeron que se guardan los botines…

- ¡Ese lugar está helado y oscuro! – Dijo sin pensarlo… No se quitaba la imagen de aquella mujer que lo obsesionaba desde que escuchó la palabra “sirena” y “pelirroja”…

- Yo mismo les dije eso capitán… Pero el negro dijo que se podía escapar… Que la teníamos que poner en un lugar seguro y que ese era el lugar más seguro del barco… - Víctor coincidió con eso… La galera era el lugar más seguro del barco… Ahí se guardaban los botines que conseguían cuando arrasaban con otros barcos… O cuando traían joyas y materiales preciosos de otras islas… Con prisa fue a su camarote y sacó una bolsa que contenía algo…

- ¡Negro! ¡Las llaves de la galera! ¡En seguida! – El negro se acercó al Casanova y nervioso le preguntó…

- ¿Necesita algo capitán? – Le dijo mirando el saco que traía en las manos… - ¿Va a guardar eso?

- Sí… - Dijo seco…

- Yo lo puedo llevar si quiere… - Le dijo tratando de evitar que fuera

- NO… Voy a hacerlo yo…Dame las llaves… - El hombre no tuvo más remedio que sacar las llaves de la bolsa y entregárselas… Víctor entonces tomó una vela y unos fósforos antes de abrir y entró al lugar… Estaba silencioso… Temblando prendió la vela… Al principio no logró ver nada… Y luego el cabello pelirrojo contra la luz la delató… Estaba como desmayada… La mitad de su cuerpo estaba fuera de aquel barril… Tenía los brazos arañados y con algunos moretones caídos sobre el barril… El pelirrojo pelo revuelto… Víctor creyó que había llegado tarde y ella estaba muerta… Un escalofrío lo estremeció… Cuando dio unos pasos ella levantó la cabeza débilmente y él dio un suspiro de alivio… Sus miradas se encontraron… ¡Era ella! Víctor se quedó helado… Esa maravillosa mirada ahora era de tristeza y miedo… Tenía los ojos hinchados…

Continuará…
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Mensaje  Dianitha Jue Ene 10, 2013 11:52 am

woow que emocion porfin victor encontro a la mujer misteriosa que lo salvo ahora que va a pasar xfis no tardes con el siguiente c EL PIRATA Y LA SIRENA... By MarySan 196 EL PIRATA Y LA SIRENA... By MarySan 196 ap
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Mensaje  nayelive Jue Ene 10, 2013 1:17 pm

esto se esta poniendo muy interesante gracias por el capi study study study study
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Mensaje  ryaneth Jue Ene 10, 2013 7:26 pm

Que emoción por fin la encontro......cada vez mas interesante,gracias por el capitulo.. No tardes en poner el otro capitulo,saludos Mary Very Happy
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Mensaje  MarySan Vie Ene 11, 2013 9:34 am

CAP. V
El descubrimiento

Myriam sintió que soñaba cuando sus ojos se encontraron con la oscura mirada del hombre de cara bonita… Quizá ya estaba muriendo y por eso tenía esas alucinaciones… Una leve sonrisa se dibujó en sus labios y entonces lo vio acercarse y tratar de acomodarle los revueltos cabellos con una suave caricia… Y entonces se dio cuenta que no soñaba… Despabilándose de pronto y sacando fuerzas quien sabe de donde se incorporó y se hundió en el barril nuevamente alejándose de su mano… El marinero dio un paso atrás mientras seguía mirándola fijamente… Parecía querer grabarse su imagen en la mente…

- Entonces existes… - Afirmó él aun tratando de asimilar que la tenía en frente… Eso quería decir que no había sido un delirio durante el naufragio… - Eres una sirena, eres real – Le siguió diciendo tratando de mirar su aleta dentro del barril – Myriam se hundió aun más abrazándose a si misma evitando que la viera cuando se asomó… - Me salvaste la vida… - Ella no respondía – Y no entiendo porqué ¿Tu me lo puedes decir? – Le preguntó acercando su rostro al de ella… Myriam se echó hacia atrás y movió la cabeza a un lado temerosa… - Así que no hablas… - Se acercó aun más y Myriam cerró los ojos… - Solo quiero olerte… He estado soñando con tu olor día y noche… - Sintió aquel aliento en su cuello y el estómago le brincó sobresaltado... Su corazón comenzó a latir a todo lo que daba y su respiración se agitó… - ¿Acaso no entiendes nada de lo que digo? – Myriam entendía todo, pero no le respondió… No sabía si sentirse aliviada o alarmada de que aquél hombre la hubiera ido a ver… Entonces sin avisar Víctor metió la mano en el barril y tomó su brazo… Ella se sorprendió pero no lo retiró… Cuando Víctor vio los arañazos con rastros de sangre y partes de su hermosa piel morada protestó… - No puedo dejarte ahí… Ese barril va a seguir lastimándote… - Víctor se sentía muy raro… Se sentía estúpidamente atraído por ella… Y tenía una maldita necesidad de protegerla… Se dijo que debía ser prudente… No podía involucrarse con ella porque era una sirena, no una mujer… Pero sus moretones y sus brazos lastimados lo conmovieron… También tenía algunos arañazos en la cara… Era tan blanca que parecía que cualquier cosa que la tocara la iba a dejar marcada… Además, no podía dejar que la entregaran… Le debía la vida y él era un hombre agradecido con quienes lo ayudaban… - Voy a sacarte de ahí… - Salió de aquella galera y - ¡Negro! - El hombre llegó rojo del susto a donde estaba el capitán – No voy a preguntar de donde salió esa sirena ni quien la metió a ese barril… - El hombre agachó la cabeza… - ¿Qué piensan a hacer con ella?

- Entregarla en Santa Lucía mi capitán… Están ofreciendo una recompensa a quien lleve una viva… - Le explicó tratando de justificarse

- ¿Sabías que hay una maldición para aquellos que intenten atrapar una sirena y quieran quedarse con ella? Expusiste a mi barco y a toda la tripulación con esa estúpida idea…

- ¿Una maldición? No lo sabía capitán… - Le dijo creyendo a pié juntillas lo que su jefe le decía…

- Hay muchas cosas que evidentemente no sabes… Tenemos que regresarla al mar… No vamos a exponernos ¿desde cuando está aquí?

- Desde la mañana capitán… Si quiere yo puedo regresarla…

- Está lastimada… - Lo interrumpió… - No la podemos regresar así… Y no puede permanecer en ese barril… Dile a Martín que llene la tina de mi camarote con agua limpia… Ahí se podrá recuperar… Y dile al muchacho nuevo que venga…

- ¿Al nuevo? – Le preguntó intrigado…

- Sí… Él la va a cuidar… Las sirenas encantan a los hombres “Negro”… Y cuando los tienen encantados se los llevan al fondo del mar ¿no lo sabías? – Le dice serio

- Pensé que esas solo eran leyendas… - Víctor sonrió…

- Pues no lo son… Prefiero que ese muchachito la cuide… Él aun es un mocoso y no hay peligro… - Víctor volvió a la galera… Había dejado la vela encendida junto a aquel barril… La tenue luz hacía que su piel blanca y sus grandes ojos brillaran… La sirena permanecía hundida casi hasta la barbilla en el agua… Myriam lo miró regresar… Había escuchado cada palabra que había intercambiado con el otro hombre… No la iba a entregar y pensaba devolverla al mar… Myriam estaba feliz… Lo miraba con timidez y los ojos le brillaban encantados… Casi no se podía mover en esa cosa donde la habían metido y la aleta le dolía terriblemente… Estaba segura que se la había lastimado… Pero con esa mirada fija en la suya no podía ni moverse… El encanto se rompió cuando alguien se asomó a la galera y gritó…

- ¡Capitán! ¡La tina está lista! – Víctor se acercó a ella…

- Voy a sacarte de ese barril… - Le dijo acercándose y metiendo el brazo tratando de cargarla…

- ¡No! – Protestó ella echándose hacia atrás… - Víctor frunció el ceño y esbozó una sonrisa…

- Así que sí sabes hablar… - Le dijo sonriendo aun más… - Y querías que pensara que no… - Myriam agachó la mirada… - Te tengo que sacar de ese lugar… Estás lastimada… ¿O prefieres que lo haga otro marinero? ¿El negro que te metió ahí por ejemplo? – Myriam negó entonces con la cabeza… - Entonces te tengo que sacar yo… Escúchame… No soy un maldito malagradecido… Sé que me salvaste la vida y este es el momento de devolverte esa buena acción…

- ¡Capitán! ¿Me mandó llamar? – Entró apresurado el tejón…

- Sí… Vamos a llevarla a mi camarote… Ya prepararon la tina… Tú me vas a ayudar a cuidarla mientras se recupera y podemos devolverla…

- ¡¿Yo?! – Le preguntó asombrado

- Sí tu… Eres la persona en la que más confío en este barco para hacer este trabajo… - Le dijo serio… El muchacho abrió mucho los ojos y le dijo…

- ¡Sí mi capitán! ¡Lo que usted diga mi capitán! – Y acercándose a él y preguntándole en secreto - ¿Qué quiere que haga?

- La voy a llevar cargando a mi camarote… Ve por una manta… Quiero que la cubras cuando yo la saque de ese barril…

- ¡Sí mi capitán! – El muchacho corrió a traer la manta…

- ¿Tienes nombre? – La sirena se hundió de nuevo en el agua… Parecía haber perdido el habla de nuevo… - Ya no puedes engañarme, ya sé que hablas… Te prometo que sí te devolveré al mar… Pero mientras estés aquí no quiero llamarte sirena… ¿O las sirenas no tienen nombre?

- Myriam… - Le dijo casi en un susurro…

- Myriam… Me gusta… - Pensó que ese nombre le sentaba bien y le sonrió… Myriam enrojeció ante el gesto… ¿Porqué la afectaba tanto la sonrisa de ese hombre? Y Víctor sonrió aun más ¿Acaso se había dado cuenta de cómo temblaba? En ese momento el muchacho entró con la manta en las manos…

- Listo mi capitán… Tengo la manta… - Víctor se acercó de nuevo al barril

- Te voy a sacar… - Le dijo suavemente - No quiero lastimarte… Pasa los brazos alrededor de mi cuello y lo haré con cuidado… - Myriam asintió y Víctor se agachó… Cuando hizo lo que él le indicó, se dio cuenta que estaba más lastimada de lo que pensaba… La cara de dolor de la sirena Myriam al levantar el brazo lo hizo revisárselo… Estaba hinchado y tenía un aspecto raro… - Solo ponlo encima de mi hombro… - Entonces se agachó y la fue sacando poco a poco… Myriam gimió un poco cuando la movió… La aleta también estaba lastimada… Cuando la sacó del agua y la tuvo fuera alcanzó a ver que ocultaba algo en la otra mano pero como se lo pasó por el cuello no alcanzó a divisar bien que era… Entonces el pirata volteó hacia el muchacho y – Ponle la manta encima… - Este la miraba con cara de tonto… Myriam cubría su desnudez con el brazo que tenía lastimado pero no se podía ocultar que era bellísima… - Quita esa cara de tonto y cúbrela ¿no me escuchaste?

- ¡Ah! Sí capitán… - Y la cubrió con la manta… Entonces Víctor salió a cubierta con la sirena cautiva en brazos y se dirigió al camarote el cual era más bien cálido… Pensó que era una lástima que no fuera una mujer… La dejó dentro de la tina y ella siguió cubriéndose con la manta… Y ocultó lo que traía en la mano debajo.

- ¿Estás mejor ahí? – Ella asintió con la cabeza – Tengo que curarte el brazo… Tejón… Trae la bolsa con las curaciones… Pídele el alcohol a Martín el de la cocina…

- ¡Sí mi capitán! – Y salió hecho un rayo… - Víctor se sentó sobre un sillón y la miró…

- ¿Porqué me salvaste? – Myriam lo miró y solo levantó los hombros… - ¿No lo sabes? – Le preguntó intrigado y ella negó con la cabeza… - Pues… Gracias por salvarme la vida… - Myriam agachó la mirada… - Voy a cumplir mi promesa… Te vamos a curar y luego te vamos a dejar ir… - La miró intensamente, parecía querer grabar esa imagen en su memoria… - Eres muy bonita ¿sabías? – Myriam lo miró con el ceño fruncido… - ¿Qué pasa? ¿No te lo habían dicho? – Myriam negó con la cabeza… - Pues sí, eres muy bonita… Eres hermosa… - Myriam se volvió a poner roja y se enojó consigo misma ¿Qué le pasaba? ¿Porque reaccionaba así con las palabras de aquel marinero? – En eso, el muchacho volvió a entrar a toda prisa al camarote…

- Aquí están las cosas capitán… - Víctor sacó el alcohol y unas vendas… Se acercó a la tina y tomó el brazo lastimado… La limpiaba y la curaba con cuidado... A Myriam le ardía un poco pero le gustaba el contacto y la suavidad con la que la tocaba… Al final de la curación le vendó el brazo… - El muchacho la miraba con total adoración… Parecía encantado con la bella sirena…

- Ya quita la cara de menso y ayúdame a recoger todo… - El chico obedeció y en un santiamén ya estaba todo guardado… Mientras, Víctor le untaba un ungüento a Myriam en los raspones y en los moretones de los brazos y de la espalda… - Vas a estar bien… Veremos como amaneces mañana de lo demás… El agua apenas le cubría la parte no humana… ¿Tienes frío? – le preguntó tocando su fino hombro… Myriam negó con la cabeza pero él ya se dirigía a un baúl del que sacó una camisa y se la tendió… - Ten, es mejor que te pongas esto… Si así te mira este mocoso no quiero tener un tumulto de hombres asomándose por las rendijas… Myriam tomó la camisa pero no hizo el intento por ponérsela, así que Víctor la extendió y le ayudó a meter su brazo lastimado a una de las mangas… Luego le ofreció la otra manga y fue cuando vio lo que Myriam ocultaba en la mano… - ¡Mi catalejo! – Myriam reaccionó y trató de ocultarlo nuevamente… - Ese catalejo es mío… - Le dijo estirando la mano esperando a que se lo devolviera…

- ¡No! – Replicó ella poniéndoselo debajo de la aleta… ¡Ahora es mío! Yo lo encontré… - Víctor sonrió… Eran muchas más palabras de las que había dicho antes… Le encantó el sonido de su voz… Era suave y a la vez fuerte…

- Es mío… Y estoy dispuesto a dejártelo, pero… Así como así no será… ¿Qué estás dispuesta a darme a cambio? – Myriam lo miró intrigada… - Vamos… Piensa en algo… - Myriam frunció el ceño… - ¿Un beso? – Myriam abrió los ojos con expresión de sorpresa y Víctor la miró divertido… Era muy expresiva…

Continuará…
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Mensaje  Dianitha Vie Ene 11, 2013 12:06 pm

jaja me encanto el cap niña esto se pone cada vez mejor EL PIRATA Y LA SIRENA... By MarySan 388331 EL PIRATA Y LA SIRENA... By MarySan 388331
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Mensaje  nayelive Vie Ene 11, 2013 6:02 pm

muy bueno el capi de hoy gracias que tengas buen fin de semana
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Mensaje  ryaneth Vie Ene 11, 2013 7:30 pm

Me encanto y que bueno esta el capítulo pero esta corto no? jajajaja espero el sigueinte cap, te mando un abrazo,saludos....Bonito fin de semana. Very Happy Very Happy Very Happy Very Happy
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Mensaje  jai33sire Vie Ene 11, 2013 11:22 pm

gracias por una nueva novelita siguele por faaa

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Mensaje  Eva Robles Sáb Ene 12, 2013 9:19 am

Que emocion que ya encontro victor a Myriam y la VA ayudar y la VA dejar libre muchas gracias siguele por favor me encanta

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Mensaje  dany Miér Ene 16, 2013 2:48 pm

Gracias por los capitulos

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Mensaje  MarySan Miér Ene 16, 2013 3:39 pm

CAP: VI
El mundo del pirata

- ¡No! – Le dijo tendiéndole el catalejo… Víctor soltó una carcajada y

– Esta bien, está bien… Para que veas que no soy un pirata malvado te lo voy a regalar… Sin el beso… Ese me lo darás tu sola después… - Myriam puso cara de indignación y él volvió a reír con cara de seguridad… - Yo te aseguro que me darás ese beso - Myriam sentía cosquillitas en el estómago cada vez que lo veía sonreír y la miraba de ese modo… Víctor se acercó y la ayudó a ponerse la camisa… Su desnudez lo ponía muy nervioso, así que la abotonó lo más rápido que pudo… No podía quitarle la vista de encima… Y odiaba la idea de que alguien más viera esos pechos maravillosos. Se sentó en un banco frente a la tina y – Y dime ¿para que quieres los catalejos? ¿tú sabes usarlos? – Myriam sonrió y…

- Sí… - Dijo tímidamente… Y se puso el catalejo en un ojo mientras cerraba el otro con fuerza… - Me acerca a las cosas… Y a todo… - Víctor sonrió… le parecía que era como una niña presumiéndole su juguete nuevo

- Sí… Es cierto, te acerca a lo que quieres ver ¿y para que lo usas tú?

- Para ver las gaviotas… Las nubes… Los barcos…

- ¿Los barcos? ¿Vigilan los barcos? – Le preguntó intrigado… Ella negó con la cabeza… - ¿Entonces?

- A mi me gustan los barcos… A veces me acerco para verlos… No debería hacerlo… Las sirenas no debemos acercarnos a menos que…

- ¿A menos que haya un naufragio? – Terminó la frase… Ella asintió… - Pero, yo no me llevo a los náufragos vivos… Solo a los que ya… - Dijo rápidamente intentando justificarse…

- ¡Calma! No te estoy juzgando… Cada quien es lo que es… Yo soy un pirata… Ese es mi oficio… Algunas personas nos tienen miedo, otros nos odian… Pero yo soy lo que soy… No me importa lo que los demás piensen… A mi me gusta ser un pirata y navegar por los mares… - La miró tiernamente – ¿A ti te gusta ser sirena?

- Sí… - Dijo tímidamente

- ¿Sí? ¿Porqué? – Le preguntó curioso… Ella lo miró varios segundos… Parecía estar pensando que responder a esa pregunta tan rara…

- Porque… Me gusta el mar… Y solo… Me gusta… - En eso el chiquillo carraspeó… Parecía llevar ahí ya varios minutos y ninguno de los dos se había dado cuenta que ya había entrado… Víctor se alegró que no fuera esa una mujer, porque estaba seguro que lo llevaría a la perdición… Que se volvería loco por ella… Era tan hermosa… Se sorprendía de lo embelezado que había estado ahí sentado hablando tonterías… No sabía que era pero esa sirena le provocaba sentimientos desconocidos hasta el momento para él… Ternura, necesidad de protección… Se despabiló y se puso de pié…

- ¿Tienes hambre? No haz comido nada desde ayer… - Myriam asintió… - Voy a traer algo… Tendrás que comer lo que hay… Iré a ver que encuentro en la cocina… Tejón, quédate con ella… Que nadie entre ¿me oyes?

- Sí capitán… - Cuando Víctor salió del camarote el niño se quedó parado junto a la puerta mirándola solamente… Ella le sonrió… Y el niño sonrió a su vez…

- ¿Cómo te llamas? – Le preguntó Myriam al muchacho…

- Me llamo José, pero nosotros los piratas tenemos un apodo… Mi capitán me puso “tejón”… Así que de hoy en adelante soy el tejón… - Le dijo el chico con mucha seriedad y hasta orgullo…

- ¡Ah! Así que tu también eres un pirata… Es que no tienes aspecto de pirata…- Le dijo segura…

- Porque soy un aprendiz de pirata… Soy el nuevo… Apenas llevo 3 días en el barco… ¿Y tu? ¿Cómo te llamas?

- Myriam…

- Oye… Sirena Myriam… - Le preguntó con un poco de timidez - Y tú ¿te convertiste en sirena? O ¿ya naciste así? Con esa cola de pescado – Le dijo mirando su aleta…

- Yo nací sirena… - Le dijo divertida al niño…

- Ahhhhh… - Se quedó pensando un momento como preocupado y…- Oye y ¿nos vas a maldecir? ¿Por haberte pescado con la red?

- ¿Maldecirlos? No… Nosotras no maldecimos a nadie… Solo ayudamos a los hombres a ir al cielo…

- ¡Será al fondo del mar! Yo he oído que las sirenas encantan a los hombres y luego se los llevan al fondo y los ahogan… Que uno nunca debe atravesarse en el camino de una sirena… Pero… Tú no te vas a llevar a nadie ¿verdad?

- No… Yo no me llevo a los hombres… - Me llevo a los muertos, pensó… Pero no lo dijo… El niño sonrió pícaro y…

- A ti te gusta mi capitán ¿verdad? – Myriam abrió la boca indignada y asombrada… ¿Por qué ese niño decía semejante cosa?

- ¡Claro que no! A las sirenas no nos gustan los marineros… - Le dijo ofendida

- ¡Ahhh! Yo pensaba que sí… Lo miras como las demás… Así con cara de tonta cada vez que él te sonríe…

- ¡Yo no pongo cara de tonta! – Le reclamó indignada

- ¡Claro que sí! – Le replicó el muchacho…

- ¡Claro que no! – Le dijo ella…

- Sí… Es igual que con todas las demás mujeres… Todas ponen cara de tontas cuando lo ven…

- ¿Las demás? ¿Tu capitán tiene muchas mujeres? – Le preguntó con un sentimiento de desilusión y coraje que la desconcertaron…

- Pues yo no sé… Pero dicen que sí… Mujeres de todas… Bonitas y no tan bonitas… Ricas y pobres… Pero dicen que a ninguna quiere… Y yo digo que es verdad… Cuando a los hombres les gusta una mujer también la miran con cara de tontos… Y mi capitán no es ningún tonto… Pero tu sí le gustas… Te habla diferente… - Myriam enrojeció…

- Yo no le puedo gustar… Porque las sirenas y los hombres no se gustan… - Le contestó segura… En eso la puerta del camarote se abrió y el capitán entro con fruta y algo de comida en una charola…

- Traje un poco de todo… Espero que te guste algo… - Dejó la charola en una mesilla y se la acercó – Tejón vigila que coma… Y no dejes que nadie entre… Tengo que ir a cubierta con los demás…

- Sí capitán – Y en cuanto Víctor salió, el muchacho volteó a verla y – ¿Ves? Le gustas… Mi capitán no le lleva comida a nadie… Al contrario… Él es el jefe… Los demás le tienen que servir… - Myriam sonrió… Ya no quiso protestar… Y además le gustaba escuchar que le agradaba al marinero aquel… Myriam miró la comida con duda…

- Tienes que comer… Mi capitán dijo… - Le dijo serio…

- ¿Y tu haces todo lo que te dice tu capitán? – El muchacho asintió - ¿Y por qué? – Le preguntó ella tomando un pedazo de algo de la bandeja… Dudó un poco antes de metérselo a la boca… Primero lo olfateó…

- Es un pedazo de piña… Cómelo, está bueno… - Myriam se lo metió entonces a la boca con un poco de desconfianza – Sí… Yo hago todo lo que él me dice, porque él es mi capitán… Él me salvó de ese lugar donde estaba y me va a enseñar a ser un gran pirata como él… Nosotros los piratas somos muy unidos y muy fieles con nuestro capitán… - Myriam lo escuchaba atenta mientras disfrutaba gratamente del sabor de eso que le habían llevado… ¡Era delicioso!

- ¡Está riquísimo! ¿Cómo dices que se llama? – Le preguntó tomando otro pedazo y comiéndolo casi al tiempo… - ¡Mmmmmm! – Myriam estaba gustosa con el sabor…

- Piña… Se llama piña… Mira prueba esto… También te va a gustar… Esto es sandía y esto es plátano… - Myriam probaba de una y de otra cosa sin poder creer los sabores que descubría hasta que acabó con todo lo que había en el plato… El niño la miraba divertido por las caras de disfrute y de asombro que ponía cada que iba probando algo nuevo…

- ¡Ay! Creo que comí mucho José… - Le dijo la sirena al niño que la miraba sonriente desde el banco porque ella seguía con un montoncito de uvas en la mano y no dejaba de metérselas a la boca – Si hubiera sabido antes de esto, lo habría buscado antes que cualquier cosa en los naufragios… - Hablaba con la boca llena…

- Jajajajaja… - A partir de ese momento, el tejón y la sirena se volvieron muy buenos amigos… Platicaban, reían y hasta jugaban a las cartas… El muchacho había aprendido mucho de ese juego con los otros marineros y en el bar donde Víctor lo había hallado… Y él mismo se había encargado de instruir a Myriam en los tejes y manejas del juego… Las heridas de Myriam sanaban con los cuidados y el descanso… Víctor pasaba algunos momentos con ella por las mañanas o por las noches sobre todo cuando le llevaba la comida o cuando le revisaba el brazo y las heridas de la aleta y la curaba… Era muy tierno con ella cuando la revisaba… Habían pasado casi cuatro días desde que Víctor la había encontrado en aquella galera…

- El brazo ya está casi bien… - Le dijo revisando las heridas prácticamente sanadas… - No fue nada grave… Y la aleta está bien, no se ve ninguna marca ¿no?

- Sí… Ya… - le dijo moviéndola entre el agua

- Mañana te podrás ir a casa… U hoy si quieres… - Le dijo dudoso y suspirando

- ¡No! Mañana está bien… Así podré volver a comer piña… Antes de irme - Le dijo tímidamente…

- Jajajaja… Ya notamos que te gusta… Se nos ha acabado la reserva de piña… - Myriam enrojeció y se mordió el labio inferior… - No es cierto… - Le dijo acercándose a ella hablándole casi al oído como lo hacía siempre que quería sorprenderla… Y Myriam se volvió a poner inquieta como siempre que se le acercaba de ese modo… En realidad Víctor se había vuelto adicto a su olor… Por eso buscaba cualquier pretexto para acercarse a ella y olerla… Sonrió… Se había dado cuenta que esas heridas estaban curadas desde un día antes, pero no había querido decirlo porque sabía que eso significaba que ella se iría a su mundo… Que tal vez no se volverían a ver… La miró directamente a los ojos y ella quedó atrapada en su oscura mirada… - Voy a extrañarte…

- Sí… Yo también… - Le dijo sincera… - A ti y a José… Al tejón…

- Lo sé… No hace otra cosa que hablar de ti… Lo embrujaste…

- ¡Ah que no! Yo no lo embrujé… Las sirenas no embrujamos a nadie…

- Sí lo hacen… Lo embrujaste a él – y se volvió a acercar a ella… Ahora rostro con rostro… - Y me embrujaste a mí… - Myriam se quedó sin aliento y no supo que hacer… Sentía el aliento del capitán cerca de su boca… Lo descubrió mirándole los labios… Y luego acercándose a ella lentamente… Sabía lo que iba a hacer…

Continuará…
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