Vicco y la Viccobebe
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Mensaje  dulce_myrifan Mar Mayo 18, 2010 7:31 pm

Nueva novelita jejej ya que ando en reposo pss me eche hoy una novelitaaaa y me encanto y se las quiero compartir jeje que espero les gusteee... aqui va el primer capi.

Capítulo 1

Desde el punto de vista de cualquier observador imparcial, el de Myriam Garcia era el matrimonio perfecto. Algunos días, incluso, Myriam podía hacer como si lo fuera. Después de todo, tenía una bonita casa en primera línea de playa de Bondi, la más famosa y hermosa de Sydney. Tenía tres hijos encantadores, dos niños y una niña. Tenía un marido que cualquier mujer le envidiaría ... en la superficie. Victor no sólo era alto, moreno y dinámica atractivo, sino que también era suficientemente rico como para no tener ninguna clase de problemas económicos.
De todas formas, superficie era la palabra clave.
Su matrimonio iba perfectamente de puertas afuera. Por debajo, Myriam se estaba volviendo loca lentamente de frustración. Y, detrás de esa frustración estaba el miedo de que aquello fuera lo único que se pudiera esperar de Victor ... una casa, una familia y un hombre atractivo a su lado. Su marido vivía su propia vida, que Myriam sospechaba que estaba bastante apartada de la de ella, incluso cuando él estaba a su lado. Como en ese momento.

Esa noche le había hecho su cena favorita. Él la estaba disfrutando, pero sin compartir ese disfrute con ella. No se producía ninguna clase de contacto visual ni comentarios apreciativos.
Ninguno de los esfuerzos especiales que ella había hecho estaba teniendo el menor efecto. Lo que no era precisamente una buena recomendación para los consejos que había leído en una revista sobre como revitalizar un matrimonio.
Su cambio de imagen personal había fallado miserablemente. Si Victor había notado algún cambio en su apariencia, era evidente que, para él, era de lo más irrelevante. Lo cierto era que no había dado ninguna señal de verla como una mujer nueva y deseable. Myriam se preguntó si hubiera debido poner más cuidado con su arreglo.
Había estado tentada de cortarse el cabello dramáticamente, pero siempre lo había llevado largo y, al final, no pudo soportar pensar en deshacerse de su melena castaña. Así que había llegado a una especie de compromiso y se lo había dejado por los hombros al tiempo que se lo había rizado más aún.
La estilista la había maquillado de forma que sus ojos tuvieran un aspecto más misterioso, pero todos esos esfuerzos fueron un desperdicio con Victor, incluso su vestido nuevo, por el que tanto tiempo le había costado decidirse.
Para ella, esos pantalones negros de satén y la túnica de seda a rayas atigradas con el cinturón formado por una cadena dorada, le habían parecido un conjunto de lo más sexy, elegante y, a la vez, sensual. Pero no había despertado el menor interés en su marido. Tal vez si ella hubiera elegido otra cosa más atrevida, si fuera más atrevida con todo ... Pero eso no estaba en su naturaleza.
Su madre le había inculcado principios de dama desde el nacimiento. Una buena chica, sin importar que el padre de Myriam fuera australiano de cuarta generación, no metía su cuerpo en cualquier vestido inmodesto. Las ropas debían favorecer a las mujeres, no mostradas. Tal vez porque ella sólo tenía diecisiete años cuando murió su madre, Myriam no se sentía cómoda traicionando sus consejos, aunque a veces deseaba poder ser como las demás mujeres que no se avergonzaban en absoluto de lo que se ponían, o no se ponían.
Por otra parte, tal vez es que simplemente fuera imposible atraer de nuevo a Victor a su lado. Cualquier cambio que ella hiciera, él lo vería como puramente superficial, como un cambio en la decoración de la casa. Si lo que hacía le agradaba a ella, por él estaba bien. No afectaría para nada en lo que pensara, sintiera o hiciera.
Como sus insignificantes intentos de evocar un comportamiento romántico con el arreglo de la mesa esa noche. Victor había hecho un comentario sobre el centro de mesa a base de flores exóticas y los candelabros dorados, preguntándole si estaba experimentando para alguna fiesta con cena en el futuro. Había dicho que aquello era un cambio innovador para las rosas. No se le ocurrió que aquello pudiera ser para los dos. Myriam se había sentido demasiado desinflada para decírselo.
No hubo nada de romance en el servicio de la cena. Ellos siempre lo hacían en el comedor y con los cubiertos de plata y vajilla de lujo. Victor pensaba que esas cosas no eran para mostrarse, sino para usadas y no le importaba que algo se pudiera romper. Solía decir que nada es irreemplazable, pero Myriam no estaba de acuerdo completamente en eso.

Se dedicó a juguetear con la comida en el plato, se había quedado sin apetito. La falta de respuesta emocional de Victor la preocupaba mucho. No había sido tan evidente mientras habían tenido a sus hijos. Los dos los amaban mucho pero Victor, ¿realmente la amaba a ella? Myriam estaba empezando a dudarlo. Y lo que era peor, estaba empezando a preguntarse si alguna otra mujer no le estaría proporcionando a él lo que no buscaba en ella.

-¿Hay algo que requiera mi atención personal antes de que me vaya de viaje el domingo?
Esa pregunta de Victor la hizo desear gritarle que ella misma, pero cuando sus miradas se encontraron, la de él, de lo más impersonal, la hizo callarse. Estaba claro que él se refería a problemas con la casa, el coche o los niños.
Myriam se tragó sus angustias privadas y decidió preguntarle a su vez:
-Sólo vas a estar fuera unos días, no? ¿Una semana en Londres y otra en París?
-Sí, las reuniones están todas programadas. No creo que haya retrasos.
-Muy bien. Si necesito algo ya te llamaré.
Él asintió y le dedicó de nuevo su atención a lo que estaba comiendo mientras decía:
-En Londres me quedaré en Durley House. Está en Knightsbridge, muy cerca de Harrod's. Si quieres que te compre algo allí, te daré el número de teléfono antes de marcharme.
Luego Victor siguió cenando como si nada. Pero Myriam sabía muy bien que ese viaje de negocios a Europa no era como los anteriores. Estaba muy claro anteriormente y Victor le había dado ahora la primera evidencia tangible de ello.
-¿Por qué el cambio? -le preguntó ella procurando parecer despreocupada.
Victor la miró inexpresivamente, pero levantó una ceja como obligándola a explicarle la pregunta.
-En Londres siempre te has quedado en Le Meridien. ¿Por qué no esta vez? Pensaba que te gustaba ese sitio -dijo ella tratando de que no se le notara el estado de ánimo.
-La familiaridad tiene sus ventajas. Pero también se puede hacer aburrida. Me gustaría un cambio.
Familiaridad ... aburrida ... cambio ... ¿Es que se estaba volviendo neurótica aplicando esas palabras a lo que él pudiera sentir por ella? Muy sensible a la distancia que había entre ellos, a la falta de verdadera intimidad, Myriam vio como Victor dedicaba de nuevo su atención a la comida, lo observó mientras se la llevaba a la boca con el tenedor con un ritmo que negaba cualquier perturbación de su espíritu.

A veces Myriam encontraba heladora su auto suficiencia. Como en ese momento. Hacía que deseara llamar más su atención, le gustara a él o no.
-Nunca había oído hablar de Durley House. ¿Pertenece a alguna cadena de hoteles europea?
Él agitó la cabeza mientras seguía masticando.
-¿Qué es lo que te interesó de ese sitio? -insistió Myriam-.¿Lo conociste en un viaje de negocios?
-¿Y qué importa eso? Ahora he reservado una habitación allí -respondió él sonriendo sardónicamente- Para bien o para mal. Te dejaré los números de teléfono de contacto. Te prometo que no será ningún problema para ti.
Esa sorprendente utilización de las palabras que se usan en las bodas y el tono en que las pronunció hicieron que Myriam se amotinara.
-¿Te causa demasiados problemas responderme a unas preguntas perfectamente naturales, Victor?
La mirada de sorpresa de él la hizo ruborizarse.
Era de lo menos característico por parte de ella que se enfrentara a Victor de alguna manera. Él era seis años mayor, tenía treinta y cuatro años y ella veintiocho, además de ser mucho más maduro y sofisticado, un verdadero hombre de mundo. Era un especialista en electrónica que empezó a triunfar cuando tenía poco más de veinte años y ya llevaba las riendas de una multinacional antes de enamorar a Myriam y casarse con ella. Era un hombre de decisiones certeras, con una confianza total en sí mismo, capaz de salir adelante en cualquier cosa en que se metiera.

Durante los últimos seis años, Myriam se había contentado con hacer lo que él le dijera. Después de todo, no estaba nada mal que él le proporcionara todo lo que quería. Y Victor lo llevaba haciendo desde el primer día en que se conocieron. Hacerle preguntas simplemente no le había parecido adecuado. Hasta ese momento.
Ya llevaban juntos casi siete años y, ahora se daba cuenta de que la crisis de los siete años no era ninguna tontería. No quería darse por enterada, pero sentía que Victor estaba perdiendo, que había perdido más bien, interés en ella como mujer. Hacer el amor se había convertido en algo ocasional y monótono desde el nacimiento de su hija, la tercera y última de sus hijos, una niña muy deseada para completar la familia que tenían planeada. Era como si, una vez que Myriam hubiera servido a sus propósitos, ahora se viera relegada a ser la madre de sus hijos.
Esa desagradable sensación que llevaba meses haciendo lo que podía para evitar, la volvió a embargar. Miró a Victor, que parecía sorprendido, con un aire rebelde en la mirada, sin importarle lo que él pudiera pensar de su comportamiento. No quería vivir con él así el resto de su vida. Sólo tenía veintiocho años y le quedaban muchos años por delante. No era que ahora quisiera que él le diera más. Quería más de él.
Victor entornó los párpados pensativamente.
-¿Qué te está preocupando? -le preguntó adoptando un aire de paciencia mientras dejaba lo que quedaba de su comida a un lado y tomaba su copa de Vino. Luego se relajó en su silla y esperó a que ella se lo explicara mientras sonreía levemente, como para animarla.
Eso hizo que Myriam se sintiera como una niña rebelde. Él parecía estar dispuesto a concederle su atención el tiempo necesario como para resolver todos sus problemas. Y, aún así, lo cierto era que nunca había una verdadera comunicación de doble sentido. Él se centraba exclusivamente en ella, la sacaba sus pensamientos y los analizaba constructivamente, pero nunca revelaba los suyos propios.
Ella solía encontrar aquello inmensamente halagador, semejante concentración en sus necesidades y deseos. Eso demostraba una profundidad de sentimientos que la rodeaba de seguridad emocional. Pero se había llegado a dar cuenta de que esa era la clase de seguridad que se le da a un niño, del que no se espera que comprenda muy bien el mundo que le rodea. Ahora Myriam encontraba esa actitud inmensamente frustrante. Era como un blindaje, detrás del cual, Victor escondiera sus pensamientos íntimos, su vida interior, completamente oculta.
-¿Te das cuenta de que no hablamos de nada más que de lo que les pasa a los niños? -dijo ella tomando al toro por los cuernos- de lo que compro para la casa o el jardín, para mí, o ... Todo cosas domésticas. Pedazos triviales de vida hogareña ...
Él frunció el ceño momentáneamente, pero lo quitó en cuanto se le ocurrió una réplica tranquila.
-Yo no encuentro eso trivial. ¿Por qué tú sí? Recuerdo muy bien que siempre has dicho que tu máxima ambición en la vida era ser un ama de casa para tu familia.
Y era cierto. Lo seguía siendo. Y Myriam sospechaba que era por eso por lo que él se había casado con ella ... una mujer joven y fértil que estaba ansiosa por proporcionarle la familia que no había podido tener con su primera esposa.
-¿Es que, de repente, te resulta eso menos satisfactorio que lo que esperabas que fuera?
Victor le preguntó eso bastante secamente.
-Deja de preguntarme cosas a mí. Es de ti de quien yo quiero saber más. ¿Por qué no puedes responderme a mis preguntas en vez de ignorarlas?
Él hizo un gesto como de disculpa.
-Dime en qué y cómo te he ofendido. No me había dado cuenta de que no estaba satisfaciendo tu curiosidad ardiente.
Myriam estaba ardiendo, pero no de curiosidad, precisamente. Victor la estaba haciendo parecer ridículamente meticulosa y ella no veía nada ridículo en sus preocupaciones. Eran cosas importantes, críticas para saber qué era lo que estaba fallando en su relación. Cosa que a ella no se le ocurría. Respiró profundamente y habló decidida, decidida a que él no se tomara sus preguntas como algo irrelevante.
-Te estaba preguntando sobre Durley House.
-Así es.
Myriam apretó los dientes.
-¿Por qué vas allí ahora?
-Ya te lo he dicho. Será un cambio.
-¿Y por qué el cambio?
-Es un sitio pequeño en comparación, está lejos de ser un gran hotel, menos impersonal, más adecuado para hacer que la gente se sienta en casa.
-Suena muy íntimo.
-Bueno, eso espero -dijo él, dejando bien claro que su curiosidad se viera satisfecha con eso.

A Myriam no le gustaba la idea de que Victor estuviera en un sitio íntimo con su asistente personal, que lo iba a acompañar a ese viaje. Lucia Alvarez pudiera ser que fuera una mujer dedicada a su trabajo, pero esa esbelta rubia de treinta y tantos años no carecía de sexo y, aunque estaba casada o viviendo con un tipo, no tendría nada de raro que pudiera encontrar atractivo a Victor.
Él no sólo tenía el aura de poder que todas las mujeres encontraban fascinante, sino que era un hombre extremadamente atractivo que parecía tener mejor aspecto según se hacía mayor, era más impresionante, más distinguido, más de todo. Y todavía no tenía ni una cana en su cabello oscuro ni un gramo de grasa en su musculoso cuerpo.
Lucia llevaba con Victor seis meses. Había aparecido con una increíble lista de éxitos en su currículum y, sólo un tonto no la habría contratado. Por otra parte, ser la asistente personal de Victor Garcia era un trabajo que tenía que atraer a gente muy cualificada. Pero a Myriam le hubiera gustado que esa chica no fuera tan atractiva.
¿Era coincidencia que Myriam se hubiera dado cuenta cada vez más de la distancia que había entre Victor y ella desde hacía precisamente seis meses? ¿Estaba Lucia Alvarez proporcionando la causa y el efecto de ello? ¿Había sido cosa de ella el que se quedaran en ese hotel en Londres?
-¿Cómo es de pequeño? -insistió ella- ¿Es uno de esos hotelitos con unas cuantas habitaciones sólo?
Con un aire de querer dar por finalizado el tema de una vez por todas, Victor le contó como era el sitio.
-No tiene habitaciones como un hotel. Se especializa en suites y sólo tiene once. Proporcionan todas las comodidades para ser utilizadas como oficinas e, incluso, te organizan fiestas privadas. No está nada mal para hacer negocios.
y Lucia haría perfectamente el papel de anfitriona, pensó Myriam, celosa.
-Bueno, espero que sea un buen cambio para ti.
Si Lucia y tú ocupan dos suites, seguramente el personal se ocupará bien de ustedes.
Victor miró la copa que tenía en la mano, como examinando el vino. Myriam evitó un suspiro exasperado. No podía obligarlo a abrirse a ella. Sospechar que Lucia Alvarez lo estuviera animando a ser infiel era, probablemente, ridículo. Victor no haría nada que no quisiera hacer. Él era siempre el que elegía. Pero daba igual, Myriam sentía que había algo más en la elección de hotel de lo que Victor le estaba diciendo.
-Una suite -dijo él- Es un apartamento con dos habitaciones, con su propio salón, cocina, cuarto de baño ... Es como una casa lejos de casa. No hay ninguna necesidad de tener dos suites.
El estómago se le contrajo a Myriam como si le hubieran dado un puñetazo y soltó lo primero que le pasó por la cabeza, sin pensar.
-¿Vas a compartir esa casa con tu asistente personal?
-Es lo más conveniente.
-Muy conveniente -dijo ella mientras le hervía la sangre- ¿Se te ha ocurrido que yo podría decir algo en contra?
El la miró pensativamente.
-Y, ¿por qué lo ibas a hacer?
-No me gusta que vivas con otra mujer, Victor.
-Es un viaje de negocios, Myriam. Yo vivo aquí Contigo. Me voy de negocios y luego volveré a vivir aquí. Contigo. ¿Qué podrías decir en contra de que tenga a mano a Lucia cuando estoy haciendo negocios?
¡Oh, la medida condescendencia de ese pequeño discurso! Myriam se estremeció. Pudiera ser que él fuera inocente pero ¿qué podía estar pensando esa asistente personal suya? Y ¿había pensado Victor en la posibilidad de tener un poco de sexo de paso?
-¿Te ha sugerido ella ese hotel? -insistió ella.
-Sí, ha sido ella -respondió Victor sin ninguna duda que demostrara culpabilidad- Uno de sus anteriores jefes lo usaba y pensó que a mí me podría venir bien.
-Por no mencionar a ella misma -soltó ella sin pensar.
Victor la miró de forma completamente inexpresiva, de la misma manera que hacía que sus hijos se quedaran quietos con lo que estuvieran haciendo.
-Eso es una tontería, Myriam. Lucia estará trabajando muy duramente, tanto o más que yo, durante este viaje.
Myriam tomó su copa de vino y le dio un trago, tratando de calmarse.
No le gustaba nada que él dijera que hacía tonterías. Tal vez tuviera una mentalidad chapada a la antigua, pero no encontraba que fuera una tontería que su marido compartiera un apartamento con otra mujer, estuviera de negocios o no. No podía pedirle que no fuera, pero algo tenía que hacer.

-Me gustaría ir contigo en este viaje, Victor. No es demasiado tarde para arreglarlo, ¿no? Incluso podría ir en otro vuelo, si fuera así.
-¿Por qué ... ?
Entonces Victor sonrió y agitó la cabeza como si ella hubiera dicho el mayor de los absurdos.
-Si quieres ir a Europa, Myriam, yo te llevaré. Pero organizándolo de una manera adecuada, de forma que te resulte placentero y confortable, verás y harás todo lo que quieras. Hay que pensarlo y ...
-Quiero estar contigo en este viaje. Quiero estar contigo -insistió ella.
Victor suspiró impaciente y la miró intimidantemente mientras hablaba, midiendo sus palabras para estar seguro de que ella lo entendía.
-Voy a estar trabajando todo el día. El que me acompañes es algo de lo menos práctico. No voy a tener tiempo para entretenerte.
-No necesito que me entretengas, Victor. Eso puedo hacerla yo sola. Lo llevo haciendo ya desde hace bastante tiempo mientras tú trabajas. Lo puedo hacer también en Londres y París. Y, cuando tú termines de trabajar por el día, yo puedo hacer que de verdad ese apartamento sea una casa lejos de casa para ti.
- Ya estoy pagando por eso -dijo él dejando la copa sobre la mesa y levantándose-Es una idea ridícula, Myriam. Déjalo y sé una buena niña.
-¡No soy ninguna niña! -respondió ella mientras lo seguía.
Victor la miró por encima del hombro.
-Entonces, actúa responsablemente. Piensa un poco en tus hijos. Nunca antes los has dejado. Irte a Europa de repente, no los preparará para la ausencia de su madre. Si quieres extender tus alas, por lo menos hazlo con una preparación razonable y no por un impulso posesivo ciego.
Con eso él se apartó de ella y se dirigió a su despacho, donde se solía dedicar a jugar eternamente con sus ordenadores o a oír música.

Posesivo ...
¿Por qué lo había dicho él de esa manera?
¿Es que ella no tenía el derecho a ser posesiva? Era su marido.
La mano le temblaba cuando dejó la copa sobre la mesa. Se sentó de nuevo y entrelazó las manos en el regazo, luchando por contener la turbulencia emocional que sentía en su interior. El dolor, el miedo, la incertidumbre, la sensación de vacío.
Era una buena madre. Quería ser una buena esposa.
Una cosa no eliminaba a la otra, ¿verdad?
No podía dejar a los niños con una gente desconocida. Aunque sólo serían dos semanas. La podían echar de menos, pero eso no les haría ningún daño. Tal vez fuera una equivocación empeñarse en ese viaje, pero no lo podía evitar. De alguna manera sabía que su matrimonio dependía de él y que tenía que ir. Tenía que hacer que cambiaran las cosas entre Victor y ella y hacer que él la viera como una persona, una mujer, una esposa.
¡Tenía que ser más que la madre de sus hijos!
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Mensaje  aitanalorence Mar Mayo 18, 2010 8:56 pm

excelente comienzo...ya quiero que myri agarre el primer avion y lo alcance!!!! Razz
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Mensaje  myrithalis Mar Mayo 18, 2010 10:23 pm

Ooooooo que increible comienzo de novelita niña ya te extrañaba con una novela nueva que bueno que andas otra vez por aca Saludos Atte: Iliana
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Mensaje  jai33sire Mar Mayo 18, 2010 10:26 pm

gracias por la novelita, creo que ya la leí y la verdad esta buenisima siguele por fa pronto

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Mensaje  nayelive Mar Mayo 18, 2010 11:04 pm

gracias por el capi uyy se pone buena jaja
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Mensaje  Eva_vbb Mar Mayo 18, 2010 11:24 pm

GRACIASSSSS
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Mensaje  alma.fra Miér Mayo 19, 2010 12:31 am

Muchas gracias por la nueva novela, se lee muy padre.
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Mensaje  mariateressina Miér Mayo 19, 2010 9:46 am

worale se ve muy interesante esta novelita, graxias x el capitulo
.: La Otra :. 169912 .: La Otra :. 169912 .: La Otra :. 169912 .: La Otra :. 169912 .: La Otra :. 169912
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Mensaje  Dianitha Miér Mayo 19, 2010 10:32 am

WoooW!!! niiña graciias x la noveliita que bueno que ya estas de regreso en esto de las noveliitas .: La Otra :. 388331 .: La Otra :. 388331 saludos!!!! y akii estare esperando el siiguiiente cap
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Mensaje  Geno Miér Mayo 19, 2010 11:18 am

NIÑA DULCE, QUE GUSTO LEERTE, PERO KIERO MASSSSSSS ANDALESSSSSSSSSSSSS


BESITOS

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Mensaje  dulce_myrifan Miér Mayo 19, 2010 2:38 pm

Capítulo 2

Myriam se quedó quieta de repente mientras se cepillaba el cabello. El corazón se le aceleró. Victor estaba subiendo las escaleras con pasos lentos, pesados ... ¿cansados? Era casi medianoche. ¿ y si él estaba demasiado cansado? Podría ser vergonzoso, humillante.
Ese pensamiento hizo que su mente entrara en una actividad frenética. No tenía que seguir con aquello esa noche. Mañana sería mejor. Entonces podría ponerlo de un humor más acorde con lo que pretendía a la hora de la cena y ella se sentiría más cómoda al hacer su aproximación.
Miró la gran cama, que ya estaba preparada para ser ocupada. Tenía tiempo de meterse en ella. A menudo pensaba que era un error que la cama fuera tan ancha, ya que apenas se tocaban, aunque fuera por accidente. Victor no se daría cuenta de lo que ella se había puesto.
Cediendo a un pánico de último momento, se levantó y ya estaba a medio camino de la cama antes de darse cuenta de que seguía teniendo en la mano el cepillo.
Fue a dejarlo sobre la cómoda y entonces se vio en el espejo. Era la imagen de una mujer asustada, así que decidió poner una cara más desafiante. ¿De qué tenía miedo?

No había nada malo en que una esposa le mostrara a su marido que tenía intención de seducirlo esa noche, que lo deseaba. Incluso si él estaba demasiado cansado, la promesa se extendía a cuando él tuviera ganas. La evidente invitación que representaba ese camisón tenía que dejarle muy claro lo que ella quería. Si no podía llevar aquello con aplomo, es que el suyo era un caso sin esperanza.
Además, la respuesta de él le debería indicar si su matrimonio tenía problemas serios o no. Eso era algo que tenía que saber antes de que él se fuera de viaje con Lucia Alvarez. Esconder la cabeza en la arena, o en este caso en la almohada, no la iba a ayudar a resolver nada o a hacer que el problema desapareciera.
Lo de esconderse cobardemente entre las sábanas estaba fuera de lugar.
La verdad desnuda era lo que tenía que hacer. Bueno, no tan desnuda, pensó sonriendo irónicamente. El camisón le proporcionaba algo de dignidad si Victor no se daba por enterado o despreciaba sus propósitos.
Se volvió a pasar el cepillo por el cabello, tratando de actuar con naturalidad cuando se abrió la puerta y Victor entró en la habitación. La lámpara de la mesilla de noche estaba encendida y la suave luz no le indicó que hubiera nada fuera de la rutina normal.
Antes de que se diera cuenta de que ella no estaba en la cama y dormida, pareció como si no le gustara nada el mundo en que vivía y su aspecto era bastante cansado. Pero entonces se percató y fue como si se tensara.
La miró fijamente y algo casi violento le pasó por la cara. Luego retrocedió, cerró la puerta y, con el aire de un hombre que estuviera observando algo artístico, se apoyó en la puerta y le recorrió el cuerpo con la mirada.
Aquello no era halagador, no era excitante. La hacía sentirse como una chica de la calle que estuviera mostrando sus encantos.
Se dijo a sí misma que daba igual que el camisón fuera más tentadoramente sugestivo que revelador, la mirada penetrante de Victor la desnudó y la dejó sin habla cuando se dio cuenta de que, de alguna manera, había cometido un terrible error.

─Así que, por fin se te ha ocurrido que soy un hombre ─dijo─Me atrevería a decir que te resulta difícil sacarme de mi papel habitual de proveedor de dinero ... junto con un banco de esperma.
Myriam se quedó boquiabierta. Las palabras de él fueron como gotas de ácido en su cerebro.
─¡Yo no te tengo por eso!
─¿Es demasiado rudo y bajo para ti? Bueno, supongo que me habrás puesto mejor la etiqueta de padre de tus hijos. Al fin y al cabo, es lo mismo.
Myriam se quedó sin habla al ver lo que él pensaba de ella.
─Debes haber estado pensando ofrecerle el uso de tu cuerpo desde la cena ─continuó él mientras se acercaba ─lo siento, no me he dado cuenta del esfuerzo. Probablemente te haya costado mucho. Pero yo preferiría que no me soportaras ... por alguna concepción errónea de lo que pueda ser salvar nuestro matrimonio.

Myriam se sintió como si se quedara sin aire de repente. Había querido que él se abriera, que le contara la verdad acerca de lo que pasaba con su relación, pero esos sentimientos amargos que él parecía estar incubando ... aquello era una distorsión.
¿Habría él estado bebiendo? A veces se tomaba una o dos copas antes de acostarse. Aunque, si el alcohol había aflojado su control habitual, tal vez fuera así lo que él sentía de verdad.
Victor empezó a desnudarse con toda calma. No había ninguna evidencia de algún enfado reprimido, pero estaba claro que podría estallar en cualquier momento.

─Puedes relajarte, Myriam ─dijo él─ Nuestro matrimonio no está amenazado. Lo mismo que tú me necesitas a mí para que los mantenga a ti y a los niños, yo te necesito para tener conmigo a mi familia. Así que no tienes que hacer nada. Tu posición como mi esposa es inquebrantable.
Su amarga lógica la hizo protestar.
─Yo no tengo que soportarte. ¿Cómo puedes usar esa palabra ¿Qué puedo haber hecho para que se te haya ocurrido?
─¿Es demasiado fuerte para ti? ─respondió él mientras se quitaba la camisa─Bueno, tal vez sea que a mí me lo parece. Probablemente tú pienses que sea mejor dejarme hacer ...
Ella levantó entonces las manos y dijo: ─Victor, yo soy feliz ...
─¿Saciando mis necesidades masculinas contigo cuando lo necesite?
─Me refería a que hiciéramos el amor. Él se rió secamente.
─¿Cuándo has hecho tú el amor conmigo, Myriam? ¿Cuándo has tomado la iniciativa activamente, aparte de que esta noche te hayas puesto eso? Y eso es sólo una señal, ¿no? Realmente no has querido hacer nada por ti misma.

Myriam estaba de lo más confusa. Estaba bastante claro que Victor la veía como una nada adecuada compañera sexual, pero no entendía qué había hecho mal. Su madre siempre le había dicho que no estaba bien que fuera ella la que llevara la iniciativa. Eran los hombres los que la llevaban. Los hombres eran los que insistían y las mujeres tenían el derecho a decir sí o no. Ella, hasta entonces, había actuado siempre siguiendo esos dictados.
Pero seguramente Victor se daba cuenta de que ella respondía a sus besos y caricias y sentía el mayor placer cuando estaban en la cama. A veces las sensaciones eran tan tremendas que perdía el control de sí misma hasta no saber lo que le estaba pasando. ¿Es que Victor había interpretado sus gritos de entonces como si estuviera sufriendo?

─¿Qué te gustaría que hiciera? ─le preguntó ella. Él ya se estaba quitando los zapatos, sin mirarla. ─Olvídalo, Myriam ─dijo él cansadamente─. No se puede manufacturar el deseo. O existe o no. ¿Se refería a él o a ella?
Se equivocaba si pensaba que ella no lo deseaba.
Sin camisa y con el torso desnudo, era una visión irresistible. Era un hombre muy atractivo y un amante experto. Durante el último mes ella había permanecido despierta muchas noches, deseando que él se le acercara. ¿Serviría de algo que ahora fuera ella la que lo hiciera? ¿Si tomaba la iniciativa?
Victor se quitó entonces los pantalones y calzoncillos. Inmediatamente se hizo evidente que no sentía el menor deseo. Temiendo hacer más la tonta a sus ojos, Myriam no se atrevió a acercarse. Victor la miró orgullosamente cuando se levantó, espléndido en su desnudez, delante de ella.
Entonces Myriam se arrepintió de que sus inhibiciones no le permitieran hacer lo mismo, de que necesitara tener algo de ropa sobre el cuerpo para cubrir sus pecados, como habría dicho su madre. Pero, en lo más profundo de su corazón, ella sabía que no había ningún pecado en el hecho de que una pareja se amara. ¿Por qué no podía poner eso en práctica?
─Siento ... no ser lo que tú quieres ─dijo deprimida.
─No te pongas así. No es el fin del mundo. Sólo el fin de un disimulo.
─No ─dijo ella agitando vehementemente la cabeza─. En eso te equivocas, Victor.
─Trata de ser sincera, Myriam. No me deseas, pero no quieres que nadie más lo haga tampoco. Es por eso por lo que viene todo esto, ¿no? Piensas que tienes que darme esto o yo trataré de conseguirlo con Lucia.

Victor le estaba poniendo las cosas difíciles. Ella no quería que se fuera con esa mujer, pero no había pensado para nada en utilizar su cuerpo para evitarlo. Lo que había motivado sus actos de esa noche era su necesidad de estar con él.
─Deja que te diga una cosa, Myriam ─dijo él mirándola de arriba abajo─ Lo sexual no es vestirse con algo erótico como ese camisón. No es un lujurioso cuerpo femenino. Es un estado mental. Es algo que se tiene en las células cerebrales. Es un foco intenso en otra persona. Y tú no haces eso. Siempre estás enfocada en ti misma.
─No, eso no es cierto ─gritó Myriam, desesperada por darle la vuelta a aquello.
Victor agitó una mano.
─Incluso lo que te pones ... supuestamente para mi placer, está diseñado para enfocar la atención sobre ti.
─Quería que vieras que te deseo, Victor ─gimió ella.
─Seguro que sí. Y por eso te has pasado tanto tiempo aquí, preparándote ─dijo él mientras se dirigía al cuarto de baño─Myriam, ¿te pasa algo en las piernas para que no puedas venir a mí? ¿Te pasa algo en la boca para que no me puedas comunicar tu deseo ardiente de alguna manera?
─Esperé porque no quería interrumpirte ... Por si estabas haciendo algo importante.
─¿Algo más importante que el que mi esposa me esté deseando desesperadamente? ─dijo él amargamente─ Bueno, está claro que tenemos distintas prioridades. Si hubieras bajado con ese camisón, te hubieras sentado en mi regazo, me hubieras abrazado y me hubieras dicho que estabas cansada de esperar y que me querías en ese momento ....
Myriam deseó haber tenido el valor de hacerla.
Victor llegó a la puerta del cuarto de baño y se volvió de nuevo hacia ella sonriendo levemente.
─Pero los dos sabemos que no me deseas tanto. Es más fácil esperar y dejarme a mí que haga el trabajo, si es que tengo ganas. Entonces tú te limitarías a tumbarte y pensar en Durley House e Inglaterra.
La ira que se adivinaba en sus palabras hizo que ella dejara de pensar correctamente. Myriam agitó la cabeza e, incluso esa acción pareció irritarlo más, ya que los ojos le brillaron de ira, negándole cualquier tipo de defensa.
─Estoy seguro de que no te importará que me evite soportar más esta desagradable escena. Necesito una ducha caliente.
Nada más soltar esa ironía, abrió la puerta del cuarto de baño y entró con unas amargas palabras finales. ─Tu maldito camisón, tu maldito egoísmo y tus malditas pretensiones me dejan completamente frío.
Luego cerró dando un portazo.

Myriam no se sentía tan caliente. Durante algunos minutos, su cuerpo se vio recorrido por estremecimientos convulsos. La horrible revelación de cómo veía Victor su relación la había dejado paralizada y se quedó mirando la puerta del cuarto de baño como si fuera la del mismísimo infierno.
El instinto de supervivencia le dijo que tenía que pasar por esa puerta. De alguna manera se tenía que obligar a hacerla. Porque Victor estaba equivocado sobre ella y, si no se lo demostraba en ese mismo momento, nunca sería capaz de hacerla. Así que tenía que abrir la puerta y ... Su mente se negó a representar lo que podría venir luego, pero algo pasaría, algo que tenía que ser mejor que la nada en que Victor la había dejado.
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Mensaje  Dianitha Miér Mayo 19, 2010 4:56 pm

graciias x el cap niiña esta noveliita me gusta What a Face What a Face
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Mensaje  jai33sire Miér Mayo 19, 2010 4:57 pm

GRACIAS POR EL CAPITULO

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Mensaje  Eva_vbb Miér Mayo 19, 2010 9:50 pm

GRACIASSS
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Mensaje  alma.fra Miér Mayo 19, 2010 10:11 pm

Muchas gracias por el capitulo, pobre Myri.
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Mensaje  myrithalis Miér Mayo 19, 2010 10:12 pm

Gracias por el Cap Saludos Atte: Iliana
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Mensaje  nayelive Miér Mayo 19, 2010 11:33 pm

gracias por el capi
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Mensaje  Geno Jue Mayo 20, 2010 12:08 am

NIÑA DULCE

SIGUELE ANDALESSSSSSSS, COMO LA DEJAS AHIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIII

SALUDOS

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Mensaje  mariateressina Jue Mayo 20, 2010 11:43 am

graxias x el capitulo
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Mensaje  dulce_myrifan Jue Mayo 20, 2010 2:11 pm

Capítulo 3

Si lo pensaba, Myriam sabía que podía perder los nervios. Se dijo a sí misma que tenía que dar un paso cada vez, que no tenía que darle demasiadas vueltas a lo que estaba haciendo o a lo que él podría hacer. Ese era también su cuarto de baño y tenía todo el derecho a entrar. Cosa que hizo. Luego, gracias a Dios, los sonidos y visiones llenaron todo el espacio en su mente.
El agua chocaba contra las paredes de cristal de la ducha. Todo el cuarto de baño estaba lleno de cristales y la ducha era lo suficientemente grande para dos, pero ella no la había compartido nunca con Victor. Nunca habían coincidido. No, aquello era una excusa, una evasión ... Su timidez natural se había acentuado cuando tuvo a sus hijos. La verdad era que su aspecto de entonces no le parecía el más adecuado para el erotismo, con el vientre hinchado, los senos llenos de leche y los muslos surcados de venas azules.
Pero ahora estaba en bastante buena forma. No se le notaban nada los embarazos y todas las marcas le habían desaparecido. No había ninguna razón para no compartir su desnudez y todas para hacerlo si se obligaba, como en su luna de miel. Victor la había obligado entonces a sentirse natural en ese estado, antes de quedarse embarazada por primera vez. ¿Por qué no hacerla ahora otra vez? ¿Por qué no?

A Victor nunca le había importado estar desnudo.
Lo miró a través del cristal de la ducha, admirando lo perfecto que era todavía ... su marido. Estaba de espaldas al chorro de agua, con él dándole en la cabeza y los hombros. Tenía los ojos cerrados y parecía como si tuviera los dientes apretados. Los puños cerrados. Estaba claro que la ducha no le estaba quitando la tensión.
Una energía explosiva salía de su interior. Una energía terrible y turbulenta atrapada y, lenta y silenciosamente, siendo transformada en algo más manejable. A Victor se le daba muy bien controlarse. El que esa noche hubiera perdido el control era una buena muestra de lo insatisfecho que estaba con ella.
El miedo la atacó de nuevo. ¿Y si no tenía nada que darle que lo satisficiera? Él era especial. Todo el mundo lo sabía. Mientras que ella ... ¿qué había hecho para ser una buena pareja para él? Había sido él el que la había elegido como madre de sus hijos. Eso era. Recién salida de la universidad, ni siquiera había empezado a trabajar cuando Victor se hizo cargo de su vida y le había dado el propósito que ella había querido.
Pero ahora se sentía perdida sin esperanza. Se dijo a sí misma que no tenía que haber pasado de esa manera. Lo amaba y siempre lo había hecho. Y él se sentía engañado. Así que se había esperado más, había querido más de ella, aparte de sus hijos. Esa noche, habiendo dejado a un lado la hipocresía, por doloroso y chocante que fuera, tenía la oportunidad de hacer algo. Tenía que intentarlo, a pesar de que sólo Dios sabía lo que podría salir de aquello.
Victor echó atrás la cabeza y respiró profundamente. Luego se volvió y abrió los ojos ... y la vio allí, mirándolo. Se detuvo y se puso tenso, como enfadado por esa invasión de su intimidad.
Myriam se sintió como un conejo atrapado. Se quedó helada, y lo habría hecho igual aunque tuviera preparada una reacción, lo que no era así. Había ido allí con él porque el vacío que había sentido antes era insoportable. No lo había hecho porque fuera una mirona.
Victor abrió la puerta de la ducha, presentándose de repente como una realidad cálida e inmediata que la miraba lleno de ira.

─¿Me deseas, Myriam?
Su voz era dura, tersa, salvaje, reflejaba perfectamente la expresión de su rostro. La agarró por la muñeca y la metió en la ducha, sin esperar una respuesta. Ella había ido por él y era como si todo su cuerpo le dijera que fuera por él hasta el fondo.
La agarró por la otra muñeca y tiró de ella bajo la ducha.
─¿Quieres huir ahora a la seguridad? ─dijo luego soltándola y haciendo un gesto exagerado con las manos.
El corazón le dio un salto. No había nada de receptividad en Victor. Estaba de lo más dispuesto a mantenerla aparte. Y aún así, ¿qué era esa seguridad? No había a donde huir aunque pudiera hacer funcionar las rodillas, que no paraban de temblarle. Si ella quería una vida con Victor, tenía que quedarse allí y mantenerse firme, sin importar lo asustada que estuviera y la amenaza de caerse al suelo allí mismo.
─No ─logró decir por fin─Me voy a quedar aquí hasta que me escuches.
Tal vez aquello fuera pura cabezonería tonta, pero no le importaba, estaba más allá de que le importara. De alguna manera, había pasado el punto de no retorno.
─Es peligroso tentar al diablo que has despertado ─le advirtió él.
─Te deseo, de verdad. Estás muy equivocado, Victor ─gritó ella apartándose el cabello empapado de la cara para que él pudiera darse cuenta de que lo decía de verdad.
Pero lo que vio en su mirada fue incredulidad.
─Bueno, veamos lo desesperadamente que lo sientes.
Victor levantó entonces las manos y le rompió el camisón hasta la cintura. Luego la recorrió con la mirada.
─Esto debería ayudarte a mostrarme lo seriamente que dices eso de que me deseas.

Myriam se había quedado helada por ese inesperado acto de violencia, pero también se vio nerviosamente animada por él. Victor no se estaba apartando de ella, le estaba dando la oportunidad de que demostrara sus palabras. Y estaba muy claro que no iba a convencerlo solamente con palabras.
Ella no bajó la mirada. Sabía que la tela mojada se pegaba a su cuerpo como una segunda piel. Tenía un nudo en el estómago y le temblaban las piernas, pero luchó contra el pánico con todas las fuerzas que pudo reunir. Tomó la tela con sus manos y desgarró lo que quedaba.
Aquello sorprendió a Victor. Incluso pareció como si se quedara sin respiración y abrió mucho los ojos mientras ella sentía un destello de triunfo. ¡Lo había hecho! Lo había sorprendido. Pero una sorpresa momentánea no era suficiente. Tenía que darle la vuelta a la imagen fría y egoísta que él tenía de ella en su mente.
En la punta de los dedos notó como una sensación de poder, una confianza nueva en lo que estaba a punto de hacer. Mantuvo alta la barbilla. Mientras no mirara hacia abajo podía hacer como si su cuerpo perteneciera a otra, a una mujer orgullosa y decidida que le gustara mostrarse. Entonces le resultó fácil quitarse los tirantes de sobre los hombros y hacer que sus senos se mostraran en una orgullosa desnudez cuando se deshizo de lo que quedaba del camisón.
Él miró hacia abajo y pareció quedarse fascinado por el trozo de tela que tenía a los pies. Entonces Myriam lo apartó con el pie y aquello fue como desprenderse de una vez por todas del camisón.
Era extraño cómo su mente parecía haber entrado de repente en un estado como de carga extrema, funcionando por encima del caos de sensaciones y sentimientos que, normalmente, la confundían y atormentaban, colocándola en un estado de abulia total. Tenía los nervios de punta y el corazón latiéndole a toda velocidad, resonándole los latidos por todo el cuerpo. Pero su mente estaba por encima, clara como el cristal, lista para analizar y medir las reacciones de Victor y encontrar una respuesta positiva. ¿Era de sorpresa su expresión? ¿O de intensa necesidad?
Lo único que sabía realmente era que toda su consciencia estaba llena de una sensación de crisis absoluta. Su vida estaba dependiendo de lo que sucediera ahora. Las acciones triviales no eran tales. Llevaban encima un significado enorme, montones y montones de significados que superaban su comprensión activa en esos momentos y entraban de lleno en las profundidades del instinto ... instintos profundos y primitivos.
Como librarse del camisón, liberarse de sus connotaciones de rechazo, porque era eso de lo que trataba esa ruptura, de los sentimientos de rechazo.
Todo eso ya no existía; el camisón, abandonado por los dos. La sorpresa del rostro de Victor también había desaparecido. Su expresión se había endurecido y no mostraba nada mientras recorría su desnudez con la mirada y rudamente retaba su propósito.

─Así que has desenvuelto el regalo. ¿Se supone que ahora tengo que jugar con él? .
Sus ojos le dijeron que nada había cambiado si pretendía que fuera él el que tomara la iniciativa. Que no había manera de que él la fuera a besar o acariciar esa noche si ella caía de nuevo en un estado de pasividad y lo aceptaba como si fuera su deber. Sus ojos decían que era ella la que tenía que moverse, y que sería mejor que lo hiciera bien.
Myriam no supo si fue producto de la inspiración o de la desesperación, pero tomó el jabón y le dijo:
─Tus músculos parecen tan tensos ... ─susurró mientras se llenaba las manos de espuma─Podría frotarte el cuello y los hombros.
Luego se puso al trabajo mientras continuaba: ─Será mejor que te relajes.
Pero Victor no parecía estar muy seguro. La miró fijamente con unos ojos llenos de preguntas. El pecho se le contrajo cuando los senos de ella le rozaron. Pero fue solamente una reacción inicial e instintiva ante un contacto en que no confiaba. Después de eso se quedó completamente quieto, con una quietud que indicaba que estaba esperando a ver hasta donde estaba dispuesta a llegar ella, cuánto tiempo podría mantener ese papel.
¿Era una manipulación por un interés propio? ¿O un deseo genuino, una forma auténtica de dar?
¿Era cierto o falso?
Myriam se dijo que tenía que concentrarse en él, completamente en él, y eso le hizo sencillo olvidarse de sí misma, de las inhibiciones que tan frecuentemente la hacían cortarse en sus impulsos. Las evitó con una determinación ciega de canalizar todas sus energías en darle a Victor la clase de placer que él le daba cuando hacían el amor. Porque en eso no estaba equivocado. Él era el que siempre había generado ese placer, no ella. Hasta entonces Myriam no había apreciado ese fallo abismal por su parte.
Le dio masaje en los hombros apretando suavemente y luego le pasó las manos por el pecho, suave y deslizante, acariciándole sensualmente los pezones con las palmas de las manos, jugando con ellos como él solía hacerla con los suyos, sin saber si con ello le estaba produciendo sensaciones similares a las que él le producía a ella, pero esperando que así fuera, deseando que él se sintiera excitado, preguntándose si se excitaría si le pasara la lengua por ellos.
Se inclinó para comprobarlo.

─¡No!
Esa palabra explotó en los labios de él y la agarró para separarla.
─No tienes que obligarte a hacer esto, Myriam. ¡No es necesario! ¿Es qué no lo ves? ¡Ya es demasiado tarde!
─Pero lo puedo hacer. Quiero hacerlo ─insistió ella, rogándole que le diera la oportunidad de mostrarle que le apetecía agradarlo.
─¿Por qué? ¿Porque no quieres afrontar la verdad sobre ti misma? ¿Porque tienes tanto miedo de lo que puede significar para tu futuro? ─dijo él, irritado─. ¡Maldita sea! Ya te he dicho que eso lo tienes seguro.
─¡Yo no quiero tu seguridad ─explotó Myriam─. Quiero saber qué es necesario que haga para satisfacerte.
─¿Qué? ¿Para que puedas construir alguna pequeña y segura ecuación en tu mente? Algo como que si me das esto tres veces por semana ...
─No, no, no. Lo que me importa es lo que sientes.
─¿Y tú te sentirás mejor si crees que yo me veo satisfecho?
Victor la agarró por los brazos y la agitó mientras continuaba.
─Es eso, ¿no?
─Sí ─gritó ella ya sin razonar─ Sí, te quiero satisfecho.
─¡Muy bien! Entonces podemos bajar en el programa de seducción y conseguir el éxito más rápidamente si es sólo a mí a quien quieres satisfacer ─dijo Victor haciéndola ponerle un brazo sobre los hombros y llevándole la otra mano a su propio vientre─No se necesita mucho para excitar a un hombre. Sólo una caricia habilidosa. Unos pocos besos. Enséñame lo ansiosa que estás, Myriam. Empieza a besarme.
Aquello era una orden y, sorprendida por la ferocidad de esas palabras, Myriam se sujetó más firmemente a su cuello, haciéndolo bajar la cabeza para apretar la boca contra la de él, pero el hecho de que él le estuviera mostrando a la vez a su mano como hacer para encender su virilidad la hizo perder toda la concentración en el beso.
─La verdad es que este beso no ha sido nada excitante ─siseó Victor.
Entonces ella atacó más vigorosamente, invadiendo la boca de él con su lengua. Entonces, de alguna manera primitiva, el movimiento de las manos de ambos, unidas en sus partes más íntimas, a la vez que el latir de sus corazones, impusieron un ritmo en el beso que Myriam encontró tremendamente erótico. Y dándose cuenta de que Victor estaba cada vez más excitado, eso impulsó a su boca a moverse de una forma más salvaje en busca de sensaciones.
Entonces, cuando estaban llegando a un nivel nuevo de sensaciones, el contacto se rompió. Myriam gritó sorprendida cuando Victor apartó la boca y la hizo apoyarse contra la pared de la ducha, levantándole los pies del suelo.
─¿Qué? ¿Por qué?
─Pon las piernas alrededor de mi cintura. Vamos, Myriam. Muévete.
Sorprendida, obedeció. Él le puso un brazo bajo el trasero y ella se agarró a sus hombros para sujetarse mejor. Él se introdujo en ella, tan rápida y profundamente que todos sus nervios y músculos se tensaron ante la invasión. Se quedó sin aire en los pulmones y clavó las uñas en los hombros de Victor.
─Tú lo has querido ─dijo él como excusándose por su rudeza.
Fue una sensación increíble, el cuerpo de él provocó un cálido y convulsivo temblor en su interior. ─Sí ─logró decir ella hasta que la curiosidad la hizo añadir─¿Esto te parece mejor?

La risa de él pareció un poco seca mientras procedía a demostrárselo. La energía de Victor era sorprendente. Myriam pensó que necesitaba liberarse de muchas cosas y debía ser por eso por lo que se había producido ese encuentro.
La incredulidad no la abandonó. ¡Estar allí haciendo el amor, contra la pared, con el agua corriendo sobre ellos! ¡Le parecía tan salvaje y maravilloso! La cama era mucho más cómoda, pero ...
De repente Myriam comprendió completamente la razón por la que la costumbre puede resultar aburrida. Sinceramente, aquello era un cambio de lo más refrescante.
Cerró los ojos, dejándose llevar por las sensaciones que la embargaban, libre de todo ritual, abandonándose al sentimiento incivilizado de la piel rozándose contra la piel encendiendo explosiones de sensaciones que, una tras otra, la recorrieron.
Sintió a Victor moviéndose más rápidamente todavía, sus manos apretándole el trasero convulsivamente, mientras todo su cuerpo se tensaba al aproximarse al clímax. Sí, pensó ella cuando le llegó el momento del relax, quería que él sintiera que ella lo deseaba, que le daba la bienvenida. Entonces él llegó entre feroces espasmos, como si no pudiera esperar más.
Luego ambos descansaron apoyados contra la pared, recuperando la respiración, esperando a que sus cuerpos pudieran moverse de nuevo.

─Bueno, esto es el principio ─dijo él por fin sonriendo diabólicamente.
─¿El principio? ─repitió ella tontamente, sin comprender que no fuera un final.
─Ha sucedido muy deprisa, Myriam. Normalmente es el principio. ¿Estás lista para seguir? ¿O ya has tenido bastante?
─¿Seguir a dónde? ¿A qué?
─Oh, creo que todavía tienes mucho que aprender. Pero no quiero presionarte demasiado en tu misión impuesta de darme satisfacción como buena esposa. Si no quieres seguir, lo comprenderé muy bien.
Ese momento de sexualidad no había borrado la ira, el cinismo y la amargura. Ni siquiera se habían diluido. Se notaba en todo el cuerpo de él, en su voz y su mirada.
Estaba claro que él quería hacer de aquello una prueba de resistencia. Quería demostrarle lo poco sincera e incapaz de cumplir su promesa que era. Quería que ella lo afrontara, retrocediera y demostrara que él tenía razón.
El corazón se le rebeló ante la idea de aceptar una derrota en ese terreno. Su mente le juró que podía superar cualquier cosa que Victor le echara en cara. Realmente el cuerpo ya se le tensaba lleno de anticipación y sentía la sangre correr rápidamente por las venas.
Desde lo más profundo de su ser surgió una respuesta vieja como el tiempo. Se rió y le dijo:
─¡No seré yo la que diga que no quiere seguir!
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Mensaje  nayelive Jue Mayo 20, 2010 3:11 pm

gracias por el capi
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Mensaje  Dianitha Jue Mayo 20, 2010 6:27 pm

graciias x el cap niiña saludos .: La Otra :. 196 .: La Otra :. 196 .: La Otra :. 196
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Mensaje  Eva_vbb Jue Mayo 20, 2010 8:17 pm

GRACIASSSS PEROOOOOOOOOOOOO
lol! lol! lol! lol! lol! lol! lol! lol! lol! lol! lol! lol! lol!
POR QUE LA DEJAS AHI What a Face What a Face What a Face PON OTRO X FISSSS Wink Wink Wink QUE SEA UN
2X1 2X1 2X1 2X1 2X1 2X1 2X1 2X1 2X1 2X1 2X1 2X1 2X1 2X1 2X1 2X1 2X1 2X1
.: La Otra :. 149909 .: La Otra :. 149909 .: La Otra :. 149909 .: La Otra :. 149909 .: La Otra :. 149909 .: La Otra :. 149909 .: La Otra :. 149909 .: La Otra :. 149909 .: La Otra :. 149909 .: La Otra :. 149909
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Mensaje  jai33sire Jue Mayo 20, 2010 9:50 pm

gracias por el capitulo

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Mensaje  alma.fra Jue Mayo 20, 2010 10:10 pm

Siiiiii 2 x 1 2 x 1 2 x 1 2 x 1 2 x 1 2 x 1 2 x 1 2 x 1 2 x 1 2 x 1 2 x 1 2 x 1 2 x 1 2 x 1 2 x 1 2 x 1 2 x 1 2 x 1 2 x 1 2 x 1 2 x 1 2 x 1

Myri ya esta poniendo de su parte, ahora ke Vic coopere un poco.
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