Heridas en el Corazón
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Re: Heridas en el Corazón
woow!!!!!! dulce me encanto el cap k bueno k viictor ya le confeso a myriiam k esta enamorado de ella solo espero k no tengan problemas con el naciimiiento de su bebe xfiis niiña no tardes con el siiguiiete cao k me muero x saber k es lo k va a pasar con miis niiños
Dianitha- VBB PLATINO
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Re: Heridas en el Corazón
Ke padre capitulo, muchas gracias. Ke bueno ke Vic ya hablo con Myri ojala todo salga bien con el bebe.
Te estaremos esperando con el final.
Te estaremos esperando con el final.
alma.fra- VBB DIAMANTE
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Re: Heridas en el Corazón
Dul, muchas gracias por el capítulo, esperamos hoy el gran final!!!!!!!
Marianita- STAFF
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Fecha de inscripción : 25/05/2008
Re: Heridas en el Corazón
FINAL
Victor se quedó totalmente en blanco mientras la observaba jadear hasta que finalizó la contracción.
Al terminar, lo miró con ojos ansiosos.
—¿Te encuentras bien?
«¡Ella me lo está preguntando a mí!»
Victor se sintió avergonzado mientras desterraba el miedo que lo paralizaba. Su cerebro se despejó y se puso de rodillas ante ella, tomándole las manos.
—¿Bien? Voy a ser padre. Estoy aterrado —acompañó sus palabras con una sonrisa.
—De hecho, yo también.
—No puede ser tan difícil. La gente lo hace todos los días.
—La gente, no —repuso ella, fingiendo indignación—. Las mujeres. ¿Quieres cambiar de sitio?
De hecho, si hubiera podido quitarle ese peso de encima, Victor no lo habría dudado, pero como no era una opción, tendrían que arreglarse con lo que tenían. Un vistazo alrededor de la cabaña le reveló que era muy poco.
—Supongo que no aguantarías hasta que te llevara al coche, ¿no? —ella negó con la cabeza—. Bueno. Tú eres enfermera.
—Enfermera, no comadrona. Jamás he ayudado a nacer a un bebé.
—No te preocupes, todo saldrá bien. No carezco de experiencia —esperaba que algunos de los datos que había encontrado en Internet acerca de los nacimientos anormales le fueran de utilidad.
—¿Has traído a un bebé al mundo?
—A un potrillo, pero el concepto básico es el mismo.
La risa de Myriam fue un poco tensa, pero pareció más relajada.
—Creo que debería caminar. Ayuda a que las cosas se muevan.
Se puso a caminar por la cabaña, deteniéndose para respirar cada vez que sentía una contracción.
Él empezaba a creer que no estaba tan mal cuando Myriam, más que respirar, gritó… y en su oído.
¡Madre de Dio!
—Cara, ¿qué viene después de la parte de caminar? —esperaba que fuera lo que fuera, no fuera muy doloroso.
—Puede que me saltara esa clase —controlando su pánico creciente, sonrió. Lo último que quería era traumatizarlo más.
Victor sacó los colchones de los camastros y los depositó en el suelo. Después de acomodarla sobre ellos, miró alrededor en busca de una cazuela. En las películas viejas, había visto que en todas el agua hervida era un factor.
—Deja que te cuente algunas cosas antes… puede que no me sienta con ganas de dar instrucciones cuando esté ocupada dando a luz.
Él escuchó y entendió aproximadamente la mitad, y sospechó que habría olvidado casi todo cuando llegara el momento crucial.
—De acuerdo, relájate y conserva energía —el consejo pareció fuera de lugar al ver que al acortarse el tiempo entre contracciones, descansar había dejado de ser una opción para Myriam—. No puede faltar mucho —la consoló mientras ella jadeaba, la cara perlada de sudor que le empapaba el cabello.
—Ya queda poco —dijo Myriam de golpe—. Tengo que empujar.
—¿Es lo que tienes que hacer?
—¡Sí! —le gritó furiosa.
Esa fase fue relativamente rápida. Apenas pareció pasar tiempo cuando Victor exclamó maravillado al ver asomarse la cabeza del bebé y, momentos más tarde, su hija cayó, cálida, mojada y llorando a pleno pulmón, en sus manos que esperaban.
—¿Está bien? —preguntó Myriam, tratando de incorporarse.
—Es absolutamente perfecta —musitó, todavía asombrado por esa cosita que sostenía. Besó a Myriam, le apartó el pelo de la frente húmeda y dijo con total sinceridad—: Has estado increíble… brillante —antes de apoyarle el bebé en el pecho.
La visión de su cara al contemplar por primera vez al bebé de los dos… la expresión asombrada, el amor maternal que ardía en sus ojos… permanecería con él para siempre.
El enfermero que entró sonrió al captar toda la escena y dijo:
—No queda mucho que yo pueda hacer.
El hombre explicó la situación en rápido italiano y cuando se marchó, Victor se lo tradujo.
—Al parecer Alberto llamó a emergencias. Hay un helicóptero esperando llevarte a ti y a esta pequeña al hospital.
Ella le tomó la mano.
—No me voy a ninguna parte sin ti.
Él le sonrió.
—Debes hacerlo, cara mia, pero te prometo que no estaremos separados mucho tiempo. Jamás estaremos separados.
Myriam acurrucó al bebé contra su pecho. No podía ver ningún fallo en ese plan, y estaba segura de que cualquier futuro en el que figurara Victor iba a ser mejor que bueno.
Victor se quedó totalmente en blanco mientras la observaba jadear hasta que finalizó la contracción.
Al terminar, lo miró con ojos ansiosos.
—¿Te encuentras bien?
«¡Ella me lo está preguntando a mí!»
Victor se sintió avergonzado mientras desterraba el miedo que lo paralizaba. Su cerebro se despejó y se puso de rodillas ante ella, tomándole las manos.
—¿Bien? Voy a ser padre. Estoy aterrado —acompañó sus palabras con una sonrisa.
—De hecho, yo también.
—No puede ser tan difícil. La gente lo hace todos los días.
—La gente, no —repuso ella, fingiendo indignación—. Las mujeres. ¿Quieres cambiar de sitio?
De hecho, si hubiera podido quitarle ese peso de encima, Victor no lo habría dudado, pero como no era una opción, tendrían que arreglarse con lo que tenían. Un vistazo alrededor de la cabaña le reveló que era muy poco.
—Supongo que no aguantarías hasta que te llevara al coche, ¿no? —ella negó con la cabeza—. Bueno. Tú eres enfermera.
—Enfermera, no comadrona. Jamás he ayudado a nacer a un bebé.
—No te preocupes, todo saldrá bien. No carezco de experiencia —esperaba que algunos de los datos que había encontrado en Internet acerca de los nacimientos anormales le fueran de utilidad.
—¿Has traído a un bebé al mundo?
—A un potrillo, pero el concepto básico es el mismo.
La risa de Myriam fue un poco tensa, pero pareció más relajada.
—Creo que debería caminar. Ayuda a que las cosas se muevan.
Se puso a caminar por la cabaña, deteniéndose para respirar cada vez que sentía una contracción.
Él empezaba a creer que no estaba tan mal cuando Myriam, más que respirar, gritó… y en su oído.
¡Madre de Dio!
—Cara, ¿qué viene después de la parte de caminar? —esperaba que fuera lo que fuera, no fuera muy doloroso.
—Puede que me saltara esa clase —controlando su pánico creciente, sonrió. Lo último que quería era traumatizarlo más.
Victor sacó los colchones de los camastros y los depositó en el suelo. Después de acomodarla sobre ellos, miró alrededor en busca de una cazuela. En las películas viejas, había visto que en todas el agua hervida era un factor.
—Deja que te cuente algunas cosas antes… puede que no me sienta con ganas de dar instrucciones cuando esté ocupada dando a luz.
Él escuchó y entendió aproximadamente la mitad, y sospechó que habría olvidado casi todo cuando llegara el momento crucial.
—De acuerdo, relájate y conserva energía —el consejo pareció fuera de lugar al ver que al acortarse el tiempo entre contracciones, descansar había dejado de ser una opción para Myriam—. No puede faltar mucho —la consoló mientras ella jadeaba, la cara perlada de sudor que le empapaba el cabello.
—Ya queda poco —dijo Myriam de golpe—. Tengo que empujar.
—¿Es lo que tienes que hacer?
—¡Sí! —le gritó furiosa.
Esa fase fue relativamente rápida. Apenas pareció pasar tiempo cuando Victor exclamó maravillado al ver asomarse la cabeza del bebé y, momentos más tarde, su hija cayó, cálida, mojada y llorando a pleno pulmón, en sus manos que esperaban.
—¿Está bien? —preguntó Myriam, tratando de incorporarse.
—Es absolutamente perfecta —musitó, todavía asombrado por esa cosita que sostenía. Besó a Myriam, le apartó el pelo de la frente húmeda y dijo con total sinceridad—: Has estado increíble… brillante —antes de apoyarle el bebé en el pecho.
La visión de su cara al contemplar por primera vez al bebé de los dos… la expresión asombrada, el amor maternal que ardía en sus ojos… permanecería con él para siempre.
El enfermero que entró sonrió al captar toda la escena y dijo:
—No queda mucho que yo pueda hacer.
El hombre explicó la situación en rápido italiano y cuando se marchó, Victor se lo tradujo.
—Al parecer Alberto llamó a emergencias. Hay un helicóptero esperando llevarte a ti y a esta pequeña al hospital.
Ella le tomó la mano.
—No me voy a ninguna parte sin ti.
Él le sonrió.
—Debes hacerlo, cara mia, pero te prometo que no estaremos separados mucho tiempo. Jamás estaremos separados.
Myriam acurrucó al bebé contra su pecho. No podía ver ningún fallo en ese plan, y estaba segura de que cualquier futuro en el que figurara Victor iba a ser mejor que bueno.
dulce_myrifan- VBB PLATINO
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Localización : Culiacán, Sinaloa
Fecha de inscripción : 23/05/2008
Re: Heridas en el Corazón
Epílogo
Victor se pasó la mano por el pelo.
—¡No me lo puedo creer!
El chofer miró a su jefe y le dedicó una mueca de disculpas.
—Al parecer un camión volcó en el cruce…
La frustración de Victor estalló.
—¿No se te ocurrió comprobarlo antes de salir? ¡Ya no hay vuelta atrás!
—Victor, no tiene sentido gritar. No es culpa suya. Lo siento, Eduardo, no le haga caso.
Con una leve sonrisa, el chófer inclinó la cabeza con cuidado, sin mirar en la dirección de su furioso jefe.
En cuanto se cerró el compartimento que los separaba, se volvió hacia su esposa con expresión indignada.
—¿Es que no estás preocupada? —demandó.
Ella le sonrió con serenidad.
—¿Por qué iba a estarlo? —se palmeó el estómago—. Me acompaña una comadrona perfectamente capaz. Papi fue bueno para ti, ¿verdad, cariño? —le preguntó a la pequeña.
Victoria tenía dieciocho meses. Exhibía el cabello de su madre, los ojos de su padre y una sonrisa que era exclusivamente suya. Su hermanastro era su esclavo y su padre bailaba al son que ella dictaba.
—Este bebé nacerá en un hospital, con médicos y sábanas limpias.
—Como sea igual que su padre, nacerá donde le apetezca —la ecografía había revelado sin lugar a dudas que se trataba de un varón.
—No puedo creer que esto se repita.
—No estamos en una montaña en la Toscana, Victor.
—No, ahora es en una autopista, vaya diferencia. Oh, cara, lo siento. Quería que esta vez fuera perfecto para ti, después de lo que tuviste que soportar. ¡Y sucede esto! —exclamó disgustado.
Myriam lo miró con ternura.
—Victor, la última vez fue perfecta para mí. Siempre he sabido que nada superaría aquello y me gustaría que dejaras de angustiarte. Aún estoy en las primeras fases. Da igual estar sentada aquí que en mi habitación del hospital.
Él pareció apaciguarse con el comentario sereno.
—Supongo que tienes razón. Pero, ¿cómo puedes decir que la última vez fue perfecta? Fue el par de horas más aterrador de mi vida. Tuve en mis manos tu vida y la de Vicky.
—No hay mejores manos en las que preferiría estar —le tomó una y se la llevó con cariño a la mejilla—. La cuestión es que me asusté, y mucho, pero también fue uno de los momentos más maravillosos de mi vida. Dijiste que me amabas y trajiste a nuestro bebé milagroso al mundo. ¿Cómo puede haber algo mejor que eso? Y siento que este bebé está a salvo —le bajó la mano hasta apoyarla sobre el vientre.
—¿Has sentido eso? —inquirió él.
Myriam rió.
—Cuesta no hacerlo.
—Creo que entonces nuestra familia estará completa… tres hijos es suficiente para cualquier hombre. No quiero ser codicioso —observó—. A pesar de lo sexy que se te ve embarazada, tengo ganas de volver a tenerte sólo para mí.
—El tráfico se mueve.
—¡Gracias al cielo!
—De hecho, Victor, creo que podría ser una buena idea pedirle a Eduardo que dé media vuelta.
Su rostro adquirió una expresión cómica.
—¿Otra falsa alarma?
Ella asintió.
—Lo siento.
—¿Sabes? —comentó con tono sombrío—, tengo la insidiosa impresión de que este bebé vendrá cuando menos lo esperemos. Intenta sumirnos en una falsa sensación de seguridad —musitó.
—Victor, la verdad es que a veces puedes ser muy bobo —comentó ella con indulgencia.
Antonio nació con un peso de tres kilos, seiscientos gramos, a las dos de la mañana del día siguiente, después de que decidieran que se trataba de otra falsa alarma. Cayó en las manos de su padre berreando como si fuera el fin del mundo.
Fin
Victor se pasó la mano por el pelo.
—¡No me lo puedo creer!
El chofer miró a su jefe y le dedicó una mueca de disculpas.
—Al parecer un camión volcó en el cruce…
La frustración de Victor estalló.
—¿No se te ocurrió comprobarlo antes de salir? ¡Ya no hay vuelta atrás!
—Victor, no tiene sentido gritar. No es culpa suya. Lo siento, Eduardo, no le haga caso.
Con una leve sonrisa, el chófer inclinó la cabeza con cuidado, sin mirar en la dirección de su furioso jefe.
En cuanto se cerró el compartimento que los separaba, se volvió hacia su esposa con expresión indignada.
—¿Es que no estás preocupada? —demandó.
Ella le sonrió con serenidad.
—¿Por qué iba a estarlo? —se palmeó el estómago—. Me acompaña una comadrona perfectamente capaz. Papi fue bueno para ti, ¿verdad, cariño? —le preguntó a la pequeña.
Victoria tenía dieciocho meses. Exhibía el cabello de su madre, los ojos de su padre y una sonrisa que era exclusivamente suya. Su hermanastro era su esclavo y su padre bailaba al son que ella dictaba.
—Este bebé nacerá en un hospital, con médicos y sábanas limpias.
—Como sea igual que su padre, nacerá donde le apetezca —la ecografía había revelado sin lugar a dudas que se trataba de un varón.
—No puedo creer que esto se repita.
—No estamos en una montaña en la Toscana, Victor.
—No, ahora es en una autopista, vaya diferencia. Oh, cara, lo siento. Quería que esta vez fuera perfecto para ti, después de lo que tuviste que soportar. ¡Y sucede esto! —exclamó disgustado.
Myriam lo miró con ternura.
—Victor, la última vez fue perfecta para mí. Siempre he sabido que nada superaría aquello y me gustaría que dejaras de angustiarte. Aún estoy en las primeras fases. Da igual estar sentada aquí que en mi habitación del hospital.
Él pareció apaciguarse con el comentario sereno.
—Supongo que tienes razón. Pero, ¿cómo puedes decir que la última vez fue perfecta? Fue el par de horas más aterrador de mi vida. Tuve en mis manos tu vida y la de Vicky.
—No hay mejores manos en las que preferiría estar —le tomó una y se la llevó con cariño a la mejilla—. La cuestión es que me asusté, y mucho, pero también fue uno de los momentos más maravillosos de mi vida. Dijiste que me amabas y trajiste a nuestro bebé milagroso al mundo. ¿Cómo puede haber algo mejor que eso? Y siento que este bebé está a salvo —le bajó la mano hasta apoyarla sobre el vientre.
—¿Has sentido eso? —inquirió él.
Myriam rió.
—Cuesta no hacerlo.
—Creo que entonces nuestra familia estará completa… tres hijos es suficiente para cualquier hombre. No quiero ser codicioso —observó—. A pesar de lo sexy que se te ve embarazada, tengo ganas de volver a tenerte sólo para mí.
—El tráfico se mueve.
—¡Gracias al cielo!
—De hecho, Victor, creo que podría ser una buena idea pedirle a Eduardo que dé media vuelta.
Su rostro adquirió una expresión cómica.
—¿Otra falsa alarma?
Ella asintió.
—Lo siento.
—¿Sabes? —comentó con tono sombrío—, tengo la insidiosa impresión de que este bebé vendrá cuando menos lo esperemos. Intenta sumirnos en una falsa sensación de seguridad —musitó.
—Victor, la verdad es que a veces puedes ser muy bobo —comentó ella con indulgencia.
Antonio nació con un peso de tres kilos, seiscientos gramos, a las dos de la mañana del día siguiente, después de que decidieran que se trataba de otra falsa alarma. Cayó en las manos de su padre berreando como si fuera el fin del mundo.
Fin
dulce_myrifan- VBB PLATINO
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Localización : Culiacán, Sinaloa
Fecha de inscripción : 23/05/2008
Re: Heridas en el Corazón
Muchas gracias por la nove Dulce....
charlotito- Nuevo Usuario
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Re: Heridas en el Corazón
Niña, estuvo hermosa la novela, muchísimas gracias por traernos el final, esperamos otra pronto ehh!!!!!!!
P.D. charlotito bienvenida al foro, esperamos leerte seguido por aquí!!!!!
P.D. charlotito bienvenida al foro, esperamos leerte seguido por aquí!!!!!
Marianita- STAFF
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Fecha de inscripción : 25/05/2008
Re: Heridas en el Corazón
que bonito final muchas gracias dulce y no nos dejes mucho tiempo sin una nueva nove prometo leerlas y poner mensajito eso si siempre y cuando me las pongas temprano jaajjaj
mira que las noches las paso haciendo otra cosa jaajjajajja
mira que las noches las paso haciendo otra cosa jaajjajajja
nayelive- VBB PLATINO
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Re: Heridas en el Corazón
graciias x compartiir la noveliita con nosotros niiña me encanto!!!!!!!!!! solo espero k pronto puedas traernos otra noveliita jajaja sabes k todas tus noveliitas me encantan
Dianitha- VBB PLATINO
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Re: Heridas en el Corazón
gracias dul por la novelaaaaa
girl190183- VBB BRONCE
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Re: Heridas en el Corazón
DULCINEAAAAAAAA
NIÑA MUCHAS GRACIAS X LA NOVE... Y TE ESPERAMOS CON OTRA MUY PRONTO
Y PROMETO PONER MENSAJITO DE ADIARIOOO
Eva_vbb- VBB DIAMANTE
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Re: Heridas en el Corazón
Muchas gracias por esta novela, estuvo padrisima y el final me encanto.
Ojala regreses pronto con otra.
Ojala regreses pronto con otra.
alma.fra- VBB DIAMANTE
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Re: Heridas en el Corazón
dulce eres grande muchas gracias por la novela...estuvo muy padre...esperemos y verte de nuevo aca con otra novelita....asi de interesante como estaaa
Re: Heridas en el Corazón
Gracias niña por el Cap. y ojala y vuelvas a postear otra novelita me encantan Gracias Atte: Iliana
myrithalis- VBB PLATINO
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Re: Heridas en el Corazón
GRACIAS POR LA NOVELA Y ESE FINAL ESTUVO MUY SIMPATICO, SALUDOS
mats310863- VBB PLATINO
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Re: Heridas en el Corazón
Muchisisimas gracias por la novela dulce...me encanto.
susy81- VBB CRISTAL
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Re: Heridas en el Corazón
gracias dulce muy buena novelita mil gracias
saludos
saludos
fresita- VBB PLATINO
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Edad : 43
Localización : colima, méxico
Fecha de inscripción : 31/07/2009
Re: Heridas en el Corazón
Muchas gracias por la novela me gusto mucho!!
aqui estare esperando la proxima
aqui estare esperando la proxima
marimyri- VBB ORO
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Fecha de inscripción : 05/08/2008
Re: Heridas en el Corazón
gracias por la novela
dany- VBB PLATINO
- Cantidad de envíos : 883
Fecha de inscripción : 23/05/2008
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